jueves, 24 de diciembre de 2015

Crítica personal: La Confabulación de Eros

Título: La Confabulación de Eros
Autor: Daniel Fernández
Editado en España por: Stonewall

Sinopsis:

En el año 3077, la sociedad ha alcanzado el cénit de su desarrollo y vive su era más apacible y avanzada. La pobreza, las guerras y la homofobia quedaron enterradas en el pasado. Incluso el amor es algo tan sencillo, rápido y eficaz como conectarse a la aplicación Eros.
Joel vive bajo la sombra de un vergonzoso secreto que le impide ser completamente feliz. Cuando, por avatares del destino, encuentra un blog escrito en el siglo XXI, se verá involucrado en una peligrosa aventura de la que dependerá el futuro de la humanidad.
En La confabulación de Eros el amor y el pop son los protagonistas de una historia en la que confluyen presente y futuro.

Crítica personal (puede haber spoilers):

En un futuro no tan lejano la humanidad sufrirá un duro golpe al estallar un conflicto a nivel mundial sin precedentes. A pesar de acabar al borde de su propia extinción, logrará salir adelante hasta alcanzar un estado utópico de prosperidad a finales del siglo XXXI. Las guerras, la delincuencia, el hambre o la pobreza no existen; así como la discriminación de todo tipo, siendo la homosexualidad algo totalmente normal, tolerada e incluso más común que en el presente.
Incluso el amor es un juego de niños con la aplicación Eros que todo adulto utiliza. Con simplemente pulsar con el dedo te saldrá una lista de todos tus “amores verdaderos” (es muy común que se monitorice más de uno) que vivan cerca del solicitante; y Eros te garantiza una relación mínima de dos años, pudiendo encontrar fácilmente un nuevo amor verdadero tras una ruptura.
Sin embargo, existe un vasto tramo de historia desconocido para esa sociedad futura: la práctica totalidad de lo previo a esa Gran Guerra; aunque se crearon organismos que por diversos medios indagan en la búsqueda de esas páginas arrancadas del pasado.

Joel trabaja en uno de dichos organismos. Su atractivo y su posición económica, entre otras virtudes que posee,  convierten a este joven homosexual en el partido ideal para quienes buscan pareja mediante Eros (de hecho, ésta es la única vía para dicho propósito). Sin embargo, él va camino de convertirse en un eterno soltero, cosa que preocupa en su círculo pues iniciar una relación está al alcance de un clic y que lo más normal es estar emparejado sin que las épocas de alocada soltería sean demasiado largas. Además, él acarrea un secreto vergonzoso sobre su espalda. Y por otro lado, y a diferencia del resto de la sociedad, siente una aversión hacia el Eros.
Un día en su trabajo se topan con un hallazgo en la red. Al principio prometedor, pero las expectativas de su jefe se esfuman cuando resulta ser un blog que gira en torno a vida y, sobre todo, los fracasos sentimentales de un joven gay madrileño de principios del siglo XXI, firmados con el nickname de Proudstar. Sin embargo, Joel conservará los archivos para sí y los leerá con casi adicta avidez, aprendiendo de la vida del milenio pasado, empatizando con Proudstar, así como los fracasos amorosos de éste y su pasión por eso que denomina “pop”; sorprendiéndose e incluso comprendiendo ese mundo en el que el amor del bueno no está tan al alcance de la mano.

El blog de Proudstar, el secreto de Joel, el hastío de éste hacia Eros, así como la poderosa empresa Utopía, son piezas que poco a poco encajarán para tener un peso crucial en una trama que afectará a sus vidas (y las del género humano) mucho más de lo que podrían haberse imaginado. Y esta novela hará, como diría cierta canción, que los milenios sean un decimal y una cifra de tiempo sin más; porque mil años mal contados que separan a Joel y a Proudstar, así como los mundos en los que se mueven, se pueden tornar irrisorios, en especial si el amor juega sus cartas de por medio, con el pop como hilo de fondo.

Esta lectura ha sido para mí un agradable rebujito que mezcla distopía (de una manera singular que no he visto en la literatura contemporánea), ciencia ficción, intriga, toques de humor fresco, ácido y mordaz, y por supuesto amor (centrándose quizás más en el colectivo LGTB) siguiendo una receta sencilla pero tan intensa como profunda si uno conecta con la historia.
Se nos presenta un futuro idílico, aunque no fácil de forjar tras una terrible crisis sobre la humanidad. Puede que hasta resulte demasiado perfecto, si hasta se consigue con un solo pulsar de botón algo tan intangible como preciado para la mayoría hoy en día que es el amor.
Una de las mayores reflexiones que me ha despertado es si de verdad la idea de un mundo cien por cien perfecto y cuadrado lo convierte en el verdadero sueño dorado de la humanidad. Y de igual modo, la de que el amor sea algo tan fácil y accesible, convirtiéndose en algo más bien material, comercial y casi tangible. ¿Cuánta gente no se habrá identificado con Proudstar? ¿Quién no ha deseado poder tener el amor con un simple chasquear de dedos (o un pulsar como en este caso)? Creo que la mayoría firmaría por ello, aunque suponga la pérdida de todo eso que lo hace tan especial. Y también resulta contradictorio y difícil de asimilar una aplicación que; por un lado, te garantice una relación con el amor de tu vida mínima de dos años como si fuera un electrodoméstico; y por otro que uno tenga varios amores verdaderos a elegir el que más te guste dentro de tu zona, que con solo elegir y que esa persona te acepte ya baste para que se forje al instante una relación incluso a nivel emocional. Una idea que a más de uno podría inconcebir, asustar e incluso repugnar, pero tan habitual (o más bien condicionado) para la sociedad de Joel que la existencia del amor “a la vieja usanza” sea de primeras desconocido para luego ser impensable e increíble; pues este sentimiento solo existe con Eros en ese siglo, que las relaciones de sociales (más exactamente, el cortejo) sólo les sirven para ese fin que es el deseo carnal sin cabida al interés de enamorarse o gustarte, evidenciando lo limitado e incluso castrado que puede llegar a ser el corazón humano en este caso.
Otro elemento fundamental que se enfatiza en la novela, especialmente cuanto más avanza la trama, es la cultura pop; con especial hincapié en su música y la filosofía que ésta puede llegar a transmitir, siempre con la voz y la visión de Proudstar como gurú de esta corriente. Curiosamente, en este aspecto el autor fija su visión sobre pop internacional sin mención a iconos nacionales tanto del pop en sí como del colectivo al que está más enfocada la obra (me hubiera gustado que se hubiera acordado un poco de los “Fan Fatales”, he de reconocer).

La Confabulación de Eros derrocha una intensidad difícil de creer que sus poco más de doscientas páginas sean capaces de contener, y de igual modo que dicho ímpetu case bien con la sencillez y frescura que también derrocha. Siendo objetivo y juicioso, no es una novela que destaque en aspectos que la cotejen con obras de renombre; pero si uno logra conectar con la historia de Joel y Proudstar, con esa sencillez y frescura que son sus cimientos, se convertirá en un título que te encandilará y enamorará para ocupar un rincón de honor en tus repisas. Un buen libro tiene el objetivo primario de entretener al lector; en mi caso lo consiguió con pericia soberbia.
Tras el prólogo de Paz Quintero, la historia da comienzo directamente en su primer capítulo hasta culminar en el número treinta y uno y su posterior epílogo; cada uno de estos son bastante cortos aunque no por ello menos intensos, mezclándose en armonía la narración propiamente dicha con las diferentes entradas que componen el blog de Proudstar (con el agradable detalle de la diferencia tipográfica bien marcada entre la una y la otra).
Al mismo tiempo, ésta es una novela a dos voces que se reparten la exposición en una armoniosa y perfecta equidad. Por un lado la tercera persona, que detalla los acontecimientos y el dinamismo de la trama propiamente dicha, así como las emociones y los pensamientos de sus personajes (principalmente Joel) como una sombra que se adentra en lo más profundo de sus almas. Y por otro lado la primera persona del propio Proudstar en su blog, donde desnuda su vida como un diario (aunque no demasiado privado si lo cuelga en Internet); y es en cada entrada del blog donde más que ningún otro se palpa las emociones y los pensamientos de este personaje, sobre todo en el terreno amoroso donde va más de derrota en derrota por un motivo u otro.

Sobre el trazo de la pluma de Daniel Fernández, sinceramente me cautivó en esta ópera prima suya. Sencillo y directo, a la par que intenso y fresco; llegando personalmente a atisbar algo especial entre sus líneas, que con mucha frecuencia lograba robarme una sonrisa e incluso una risa propiamente dicha con ese toque ácido que impregna a sus personajes. Sin duda ha logrado crear una primera novela que es diáfana y heterogénea dentro de su sencillez, además de fresca, con una prosa que pisa con autoestima contagiosa en un recorrido dinámico; además de inflar de carisma en estado puro en la personalidad del elenco que ha concebido.

Tanto Joel como Proudstar me agradaron, porque a pesar de todo y sin importar sus bien distanciadas épocas, son jóvenes concebidos para que resultaran reales y fáciles de captar la empatía de más de un lector (incluso si no comparten su orientación sexual). Son personajes que por X o por Y mantienen una relación no muy cordial con el amor, y esto es un punto de partida que afianza la empatía del primero por el segundo, barriendo por completo hasta las barreras del tiempo. Y poco a poco ambos se vuelven complementarios en la historia, como las dos caras de una moneda.
Por un lado Joel refleja frustraciones, que a pesar de todo lo bueno que le destaca como un diamante perfecto siente que no encaja del todo en la selva urbana del siglo XXXI por la que ronda, en especial por no compartir con los demás esa necesidad de utilizar Eros; y encontrar ese blog milenario abrirá los ojos, le ayudará a encontrarse a sí mismo para librarse de fantasmas y estigmas, desarrollando una evolución notable.
Por su parte Proudstar es un personaje que, aunque sufra y se lleve más de un desengaño en el terreno sentimental, siempre camina por la vida con fuerza y se levanta por más tiritas que pegue en su corazón; un personaje con bastante chispa, sobre todo a la hora de desnudar sus emociones más tristes sin que el receptor de sus palabras necesite prozac para leerle, y no es difícil encariñarse de hasta sus momentos más patosos. En el tramo final una parte de él llega a sorprender, aunque de una forma un poco rechinante e inexplicable, aunque eso no oscurece el fulgor que lo convierte en un personaje que agrade de principio a fin.
No son muchos los personajes que circundan a los que tienen la mayor voz cantante, principalmente la exuberante Lorena (compañera de trabajo de Joel con la mantiene una buena amistad) y la arrolladora Andrea (mejor amiga de Joel y lesbiana), ambas muy importantes para el chico en común y que se preocupan sinceramente por él; y aunque ambas tienen en común haber encontrado la felicidad con Eros, sus vidas experimentarán un antes y un después cuando son salpicadas por los acontecimientos narrados en la novela.
Son otros los que gozan de relevancia en esta novela, aunque profundizar sobre ellos en esta reseña supondría arruinar la oportunidad de disfrutar tanto de ellos como de la historia en sí; principalmente porque toman cartas en el asunto ya pasado el ecuador. Lo que sí destacaría, y sin hacer una mención descarada, es la presencia de una figura bastante singular, la cual se convierte en una de las excentricidades del geiser creativo del autor, pero que acaba resultando un aporte que hace despuntar el toque hilarante, picante y efervescente; además de que su presencia de por sí vuelve innecesario el típico comentario de “todo parecido con la realidad es pura casualidad”.

Me es imposible cometer el desatino de omitir mi opinión sobre la portada (uno de esos puntos que avivaron mi primera curiosidad para darle una oportunidad a esta obra), tan sencilla pero atractiva a su vez, un buen trabajo por parte de Jorge Vivas. Un fondo de códigos binarios tan intrínsecos en la tecnología, así como la mano en primer plano pulsando un botón que sería el uso de Eros, son claras referencias del futuro de Joel; mientras que en medio muestra un joven de aspecto contemporáneo cuyo rostro no se revela (seguramente evocando a Proudstar) junto al popular Edificio Carrión de Madrid (aunque con la palabra Utopía sustituyendo el nombre de la famosa marca de bebidas del emblemático neón que la corona; palabra con doble sentido entre la utopía que alcanzaría la humanidad en el siglo XXI y el nombre de la poderosa empresa de ese futuro lejano e hipotético). Absolutamente una portada con magnetismo y que engloba la idea de la historia que protege sus solapas, así como la convergencia del hoy y el mañana de la novela.

La historia comienza realmente bien, con un planteamiento y desarrollo muy prometedores. A medida que se alcanza su ecuador se vuelve un tanto más “fantasiosa” y estrambótica, incluso para su género y la sencillez que derrocha su base; pero no por ello no menguó en mi caso la curiosidad y el agrado que me atrapó en sus primeras páginas. La novela mantiene la hilaridad amena que se retuerce en sincronía con toda la intriga que ofrece, incluyendo lo que el autor da a potenciales hilos de reflexión, en buena parte por las entradas del blog de Proudstar; y estas últimas en gran parte llegan a ser tan extrañas (y hasta diría que reveladoras) para la mentalidad de los habitantes del futuro, pero tan cotidianas y comprendidas para cualquiera que camine ahora por este mundo.
Su final me agradó en gran medida. Aunque resulte en buena parte disparatado, surrealista (incluso para sus elementos de ciencia ficción) y paradójico, precisamente esto acentúa el encanto de la novela. Cierto que hay puntos que un poco se meten casi con calzador y a empujones, pero el resultado que ofrece me dejó satisfecho y sin duda tenía que ser así para que dejara en mí un buen sabor de boca a la altura de mis expectativas.

Existe una escueta precuela lanzada a posterior (únicamente en formato digital y de manera gratuita en la web de la editorial), titulada La Confabulación de Eros: Los Archivos Perdidos. Un par de capítulos que complementan esta novela que espero echarles el ojo pronto.

Conclusión: Sencilla e intensa, fresca y divertida, con una mezcla de elementos que se solapan bien entre sí. Una historia que, a fin de cuentas, gira en torno al amor y su importancia sin importas las épocas; que aunque no sea un camino fácil el de los sentimientos, facilitar ese camino a un extremo radical no está exento de consecuencias negativas.
Si te dejas cautivar por el ritmo pop que mueve a Proudstar capaz de germinar en nuestros descendientes del siglo XXXI, esta será una de esas lecturas que te dejarán un grato recuerdo cada vez que venga a tu memoria.

Mi valoración global: 4,5/5



miércoles, 23 de diciembre de 2015

Merry Booky Christmas!

El tiempo siempre me parece caprichoso y ambiguo, capaz de hacer un año largo y a su vez fugaz, y este 2015 no es una excepción.

Uno no evita hacer balance, de las ganas que tuve de volver a la blogesfera pero parece que con las ganas no bastaban para llevar el ritmo que quería. La verdad, la vida a veces necesita tiempo extra, pues con frecuencia se me antojan escasas las veinticuatro horas que tiene un único día; y me da la nariz que en el 2016 andaré por la misma línea o quizás con el cinturón del tiempo algo más apretado.
Eso sí, seguiré estando por aquí aunque sea con cuenta gotas (quienes me conozcan un poco sabrán que no soy partidario de las despedidas a la francesa).
Gracias a quienes se pasen por este rincón de Blogger, a quienes echan un vistazo al contenido que comparto (espero en 2016 dedicarle algo más de merecido tiempo a mis relatos, tanto rescatar los que en su momento subí a La Repisa como los nuevos que vaya escribiendo), a quienes han dejado alguna palabra o hayan manifestado su agrado tanto aquí como en las redes sociales vinculadas a mi actividad de bloguero y escritor.

Y son más, os deseo una Navidad maravillosa, con una entrada y salida de año desbordante de alegría y buenos propósitos. Y por supuesto, que Santa y los Reyes Magos se guarden el carbón para traeros montones de libros que os hagan soñar, emocionar, reír y, sobre todo, crecer día a día como personas.

¡Feliz Booky Navidad!



miércoles, 2 de diciembre de 2015

Crítica personal: Una Vacante Imprevista

Título: Una Vacante Imprevista
Título original: The Casual Vacancy
Autora: J. K. Rowling
Editado en España por: Salamandra

Sinopsis:

Pagford, un pequeño pueblo donde los secretos cuentan.

Con su plaza adoquinada y su antiquísima abadía, Pagford parece un típico pueblecito inglés, un lugar idílico en el que la vida transcurre con plácida tranquilidad.
Sin embargo, sus habitantes están inmersos en una realidad diferente. Tras la conmoción causada por la súbita muerte de Barry Fairbrother, se desencadena una auténtica batalla en srdina por ocupar la vacante dejada por Barry en el consejo parroquial, donde se dirime el destino de una urbanización de dudosa legalidad.
Y cuando la tensión hace aflorar una serie de conflictos laterales que involucran a todo el pueblo −hijos contra padres, pobres contra ricos, mujeres contra maridos, alumnos contra maestros−, la pasión, la hipocresía y, especialmente, los secretos que suelen anidar en una comunidad pequeña desempeñarán un papel decisivo en el futuro de Pagford.

Crítica personal (puede haber spoilers):

Quienes me conozcan, sabrán que J. K. Rowling y su reconocida saga de Harry Potter son una de las mayores influencias para mí, tanto como lector como autor. Uno despierta expectación (y no puedo negarlo, cierto recelo a lo desconocido) cuando se embarcó en un género tan diferente al que llevaba escribiendo durante tantos años. Afortunadamente, a pesar del calibre de seiscientas intensas páginas que acarrea esta novela, Jo sigue metiéndome en el bolsillo.

Pero antes de adentrarme en esta opinión personal, diré de antemano que me he planteado no aportar muchos detalles de la trama o sus personajes. El motivo es que Una Vacante Imprevista es una historia muy completa y diáfana, ya de por sí por el meollo político en el que gran parte del elenco tiene cabida crucial; pero también porque los acontecimientos y las historias propias de todos sus personajes tienen su peso, algunas de ellas en verdad independientes a la vacante libre en el consejo parroquial y el tema de discordia entre los dos más bien claros bandos del mismo, pero que al final todo acaba enlazado en mayor o menor medida.

Pagford es un pueblo inglés que resulta corriente, monótono y encantador para los ajenos a este (por lo menos, en su superficie); aunque no hay que olvidar que no es oro todo lo que brilla.
De la manera menos esperada y triste, muere Barry Fairbrother la noche en la que se disponía a celebrar con su esposa Mary su aniversario de bodas. Este hombre destacaba, en criterio de un buen número de vecinos, por su carisma, además de por su entrega a diversas actividades de la comunidad (por ejemplo, entrenando al equipo femenino de remo del instituto); y lo más importante es que pertenecía al consejo parroquial de Pagford, cuyos miembros deciden en sus asambleas los asuntos políticos del pueblo. La defunción de Barry deja libre un puesto, el cual resulta ambiciosa para cualquiera con aspiraciones políticas y de cierto poder en esa comunidad; pero importante para los que ya están dentro del consejo, porque encontramos dos claros bandos con ideales que chocan con los de otros, y la falta del fallecido equilibra momentáneamente la balanza de poder en las decisiones, y cada uno de esos bandos necesitan inclinarla a su favor, con la urgencia de un asunto en el que se encuentran en delicado debate.
Décadas atrás la vecina ciudad de Yarvil empezó a extender urbanizaciones hasta los mismos límites de Pagford, y finalmente logró adquirir ciertos terrenos que permitieron ampliarlas hasta invadir tierras que los habitantes del pueblo consideraban suyas. En el momento actual de la novela, los terrenos de Pagford urbanizados por Yarvil lo ocupa la zona residencial que recibió el nombre de los Prados, la cual poco a poco se convirtió en el asentamiento de familias de clase baja, desestructuradas, conflictivas y de baja estofa, con un alto índice de desempleo en sus hogares y nido de vándalos y drogodependientes, donde los trapicheos y negocios de sustancias estupefacientes son sobrado conocidos por todo Pagford. Para mayor delicadeza del asunto, Yarvil se desentendió de los Prados para derogar las responsabilidades sobre los Prados (sobre todo los temas de los gastos que supone), recayendo durante mucho tiempo sobre el consejo parroquial.
La opinión de los Prados es el tema de mayor división para sus representantes políticos (y lo mismo podría decirse de un cierto número de sus habitantes). Por un lado, encabezado por Howard Mollison, se las ven y se las desean que Pagford se desentienda legalmente de los Prados y volver a lanzar esa pelota a la jurisdicción de Yarvil; pero el lado opositor, donde Barry Fairbrother era el estandarte, discrepaba ante dicha separación. Y quien llegue a ocupar la vacante del fallecido tiene mucho peso a la hora del triunfo de los pro-prados o los anti-prados; cada uno de estos con sus motivos para defender sus respectivas causas.
Pero esta guerra política salpicará a otras personas, afectándolas o beneficiándolas, dependiendo e influyendo del destino legal de los Prados pendiente de un hilo. Cada individuo que se narra en esta novela, con un elenco diverso de edades, posiciones y relaciones entre ellos, tendrá mucho que ver y que decir incluso sin decir palabra directa; y de cada uno de ellos (movidos por sus aspiraciones, sus egos, sus frustraciones y sus deseos personales) puede ser un arma de doble filo tanto para los demás (ya sean amigos, enemigos e incluso familiares) como para sí mismos… Y está claro que los secretos que se airean pueden ser las armas más letales, en especial en una comunidad tan reducida donde casi todos se conocen al menos de vista o de oídas.

La trama de Una Vacante Imprevista tiene un eje principal que, como salta a la vista, es el tema político que produce tal discordia como si la diosa griega Eris hiciera rodar su manzana dorada en medio de ese pueblo inglés. Sin embargo, un generoso número de tramas la circundan, unas con mayor o menor relación con la principal, otras que a priori viven ajenas a la vacante de Barry y el asunto de los Prados, con un generoso número de personajes cuyos intereses y acciones pueden aportar su granito de arena al desenlace del argumento; por lo tanto el lector no debe infravalorar siquiera las preocupaciones tan banales de los adolescentes que rondan por Pagford, porque todo (absolutamente todo) puede marcar un poco la diferencia.
La novela (dividida en siete partes y narrada siempre en tercera persona) me ha resultado un ejemplo realista de muchas facetas que puede desplegar el ser humano, así como la diversidad de personalidades, psiques y objetivos que alimentamos y modelamos desde que empezamos a tener uso de razón. Entre otros aspectos, podemos ser mezquinos y egoístas, ignorar los infiernos que otros puedan padecer y por tanto menguar la empatía innata que forma parte del caldo de cultivo de nuestra concepción; tan ególatras pueden pecar de ser las personas que se vuelve fácil el hacer sufrir a otros de directamente y a veces sin ser conscientes de ello, ya sea de manera física como verbal y psicológica. Pero lo peor que podemos sacar no es una danza solitaria, pues lo mejor de nosotros comparte la pista de baile en la seguimos el ritmo de la música de la vida, y es precisamente de cada individuo quien depende como afrontar sus propios problemas, aunque no sea fácil evitar ser herido tanto uno mismo como quienes nos rodean.
También atisbé en esta historia algo que siempre me han comentado y que parece aplicable sin importar la nacionalidad: cuanto menor sea una comunidad (como en el caso de un pueblo), mayor conocimiento se puede tener las vidas de los vecinos y uno mismo está siempre expuesto, y que precisamente el impacto mayor que puede tener con respecto a comunidades más grande el que se aireen trapos sucios y todo tipo de secretos, en particular los inconfesables, turbios y bochornosos. Además, en más de una ocasión se deja constante la mentalidad recelosa, cerrada y a veces despectiva en ocasiones los oriundos más radicales (aquí referidos como la vieja guardia de Pagford) con respecto a los que no les respalda una línea generacional pura y casi milenaria en la región, hasta el punto de considerarlos invasores e indignos de pertenecer a ella incluso por más años que compartan el día a día o que sus hijos hayan nacido y crecido allí; y para Howard Mollison (entre otros), la gente de los Prados es considerada, además de chusma parásita, extraños invasores que no serán verdaderos “pagfordianos” en el jamás de los jamases.

J. K. Rowling despertó mi expectación antes siquiera de tener esta novela en mano, y quedé satisfecho al ver que no ha perdido el atractivo que me cautivó en el pasado. Su prosa llega adecuadamente al lector, como siempre, aunque con un lenguaje algo más curtido que en sus libros anteriores al ir más enfocado a un público de mayor edad en este caso; su ambientación y la forma de transmitir los pensamientos y las emociones de cada personaje aún se aferran al adjetivo de sublime. Lo que destacaría de esta lectura, en lo que a la narrativa de la autora respecta, es lo mucho que llegó a sorprenderme cuando relata ciertos temas; mucha gente no se esperaría el modo en que Rowling toca el sexo sin demasiados tapujos, y aunque se trata de un asunto presente en la vida real puede que lo más normal sea que nos llevemos un pequeño shock si hemos leído antes su ópera prima. En términos generales, esta gran autora mantiene lo mejor que siempre la ha caracterizado y le suma nuevos registrados para este giro de ciento ochenta grados en su trayectoria.
Por supuesto, la prosa de Jo sigue siendo realmente intensa, y en Una Vacante Imprevista llega a alcanzar un grado de densidad que a veces uno deba esforzarse al ritmo de su exposición en este caso; considerando en algunos momentos tomar esta lectura con cierta y especial calma para llegar a disfrutarla de verdad. No cabían dudas de esto dado al calibre y a la profundidad tanto en la trama como en su generoso número de personajes (dedo señalar, que entre principales con peso y relevancia en la historia rozan muy de cerca la veintena, toda una hazaña por parte de Rowling que logra con éxito y sin caer en el intento); un proyecto realmente ambicioso que es más que probable que sólo sepan disfrutarlo lectores curtidos y mentes pacientes. Sé que esto puede ser un punto bastante negativo para muchos a la hora de brindarle una oportunidad a esta obra, yo mismo he llegado a tomármela con más calma de lo habitual en mí (en particular a la hora de ponerme en situación de lo que ocurre en Pagford, el tema de los Prados y los desencadenantes de la muerte de Barry Fairbrother; así como empatizar con las diversas historias circundando los asuntos principales de la novela, familiarizándome con cada personaje y ubicando las distintas relaciones que hay entre unos y otros). Pero a pesar de todo, uno puede llegar a despertar agrado una vez familiarizado con la base de la obra, y más si se es un lector que disfruta con tantas historias más o menos separas pero a su vez tan conectadas. En verdad, Rowling hizo un delicado y complejo trabajo con Pagford, pero a su vez perfecto y real, al ser capaz de concebirla y exponerla con un realismo creíble dentro de su naturaleza ficticia. Así pues, a pesar de su envergadura física y argumental, puede ser una delicia para los que quieran una historia completa y polifacética y tengan lo que hace falta para encarar la longitud de la novela (que afortunadamente, el estilo de la autora minimiza toda posible pesadez).

Diría que no hay un verdadero protagonista en esta novela, a la excepción quizás (pero de manera más bien simbólica y como un foco de referencia para los acontecimientos narrados) del propio Barry; cuya muerte despertará diferentes sentimientos y reacciones entre sus familiares, amigos y vecinos, desde la profunda pena de dicha pérdida y recuerdos memorables de su personalidad hasta la hipócrita falsedad y satisfacción de triunfo de quienes lo consideraban un enemigo político más porfiado que un forúnculo en el trasero. Algunos personajes, a raíz de Fairtbrother (quien se convierte en un punto de referencia en la novela, como si fuera el kilómetro cero de esa red de historias y acontecimientos), así como el legado del mismo, se moverán en contra o en pos de lo que creía y luchaba el fallecido.
Personas mezquinas, pedantes, ególatras, ambiciosas, cobardes, hipócritas, inmaduras incluso siendo adultos o que prefieren coger los atajos y los trapicheos fáciles para caminar por la vida; aunque habrá quienes traten de mantener y expresar lo mejor de ellos mismos, a pesar de que las circunstancias que les circundan no facilitan dicha tarea. Corazones con sus frustraciones, miedos, tristezas, traumas, sueños, deseos y aspiraciones; y la personalidad y las decisiones de cada uno influirá en como avanzan en esta particular tragicomedia con Pagford como escenario. Habrá quienes (en especial desde la juventud de la adolescencia) traten de encontrarse a sí mismos o adaptarse a los cambios inesperados, o que tras muchas experiencias en sus vidas que tiran más bien a desafortunadas traten de enderezarlas o encontrar lo que creen necesitar. Entre cada personaje, en su heterogeneidad de edades, personalidades y estatus sociales, se irán pasando la batuta del protagonismo según el grado que la autora les ha adjudicado, enlazando sus acciones sobre otros para afectar en unos acontecimientos y otros.
Quizás un punto muy común en todo el elenco sea el egoísmo, porque a veces los objetivos, las preocupaciones y la impotencia individuales absorben al ser humano; además del despecho, pues a veces esta emoción saca el peor y más malicioso lado de la gente hasta llevar la venganzas indirectas y más bien traperas y desleales, tales como el aireo de trapos sucios desde la salvaguarda de las anónimas sombras para subjetivamente devolver el equilibrio a sus propias existencias (aunque las armas que puedan usar en este sentido pueden resultar muy de doble y peligroso filo).
En general, me ha agrado esta compañía de actores que entre todos acaparan más o menos por igual los focos. Los he adorado, los he odiado, me han despertado asco, rabia, vergüenza ajena, compasión, empatía e incluso admiración en lo que respecta a sus personalidades y decisiones… Y sobre todo, me resultaron muy vivos y humanos. Todos cumplen sus respectivos papeles con palpable pericia e hicieron que valiera aún más la pena pasear entre ellos por los rincones de Pagford.

La densa e intensa trama, en general, atrae a medida que se conoce y se comprende mejor al elenco. Y cuando ya la situación se encuentre establecida, la expectación va caldeándose poco a poco tras cada página pasada, tanto por el destino de los Prados como la ocupación de la vacante libre en el consejo parroquial; pero en particular las historias personales de cada protagonista que llegan incluso a soterrar el enredo político, ofreciendo muchos retazos de secretos e intrigas que prometen ir mostrando más de su tela hasta ser revelados.
A medida que la lectura se aproxima más a su último tramo y a su desenlace, el crescendo del ritmo argumental acaba llegando a ser infrenable y frenético como una bola de nieve rodando desde la cumbre más alta hasta que se vuelve más dinámica y colosal. Entonces, llegando a su final, esa bien crecida bola de nieve estalla con toda su virulencia, abordando al lector con la tragedia y las resoluciones en la vida de la mayoría de sus personajes.
A fin de cuentas, uno llega a un punto y final difícil de preveer. La mayoría de implicados en esta función acaban, para bien o para mal y en mayor o menor medida, recogiendo lo que siembra y ajustando alguna que otra cuenta con el karma; otros se encontrarán a sí mismos y (en especial algunos casos) empezarán a dar los pasos de un antes y un después, pues algunas de las situaciones tan complicadas llegados al final de Una Vacante Imprevista serán renovadoras e incluso esperanzadoras. Pero en definitiva, habrá quienes nos darán a entender que la visión de cada persona puede ser verdadera, aunque el criterio de la misma sea distinto entre unos ojos u otros; y que las acciones y aptitudes de una misma persona pueden ser ambivalentes y, aún así, no desmerecer las positivas de las negativas. Puede que algunos parezcan santos y otros demonios, a veces dependiendo de lo que hagan, de sus circunstancias e incluso la lente por la que son observados, pero a fin de cuentas humanos que cargan con virtudes y taras en la superficie del alma.

Conclusión: Lo que en el epicentro es una trama política, no es más que el dilatado y reverberante surtido de vidas que, en mayor o menor grado, danzan en torno a esta. Un pueblo con sus altibajos y sus polémicas soterrado en las relaciones y las personalidades de sus habitantes, ofreciendo al lector un diverso entramado de personas cuyas experiencias y complejidades, así como los secretos que se llegan a lanzar como letales granadas de mano que a veces no hacen miramientos con la propia familia, darán pie a la reflexión. Desde mi punto de vista, J. K. Rowling supera con nota esta prueba de fuego que le quita la etiqueta de ser simplemente la autora de Harry Potter.

Mi valoración global: 4,5/5



viernes, 27 de noviembre de 2015

Crítica personal: Divergente

Título: Divergente
Título original: Divergent
Autora: Veronica Roth
Editado en España por: RBA

Sinopsis:

En el Chicago distópico de Beatrice Prior, la sociedad está dividida en cinco facciones, cada una de ellas dedicada a cultivar una virtud concreta: Verdad (los sinceros), Abnegación (los altruistas), Osadía (los valientes), Cordialidad (los pacíficos) y Erudición (los inteligentes). En una ceremonia anual, todos los chicos de dieciséis años deben decidir a qué facción dedicarán el resto de sus vidas. Beatrice tiene que elegir entre quedarse con su familia o ser quien realmente es, no puede tener ambas cosas. Así que toma una decisión que sorprenderá a todo el mundo, incluida ella. Durante el competitivo proceso de iniciación posterior, Beatrice decide pasar a llamarse Tris e intenta averiguar quiénes son sus verdaderos amigos, y dónde encaja en su vida enamorarse de un chico que unas veces resulta fascinante y otras la exaspera. Sin embargo, Tris también tiene un secreto, algo que no ha contado a nadie para no poner su vida en peligro. Cuando descubre un conflicto que amenaza con desbaratar la, en apariencia, perfecta sociedad en la que vive, también averigua que su secreto podría ser la clave para salvar a los que ama o... para acabar muerta.

Crítica personal (puede haber spoilers):

Últimamente me están tirando las distopías dentro de mis lecturas juveniles/young-adult; algunas con buen sabor de boca (como la afanada trilogía de Suzanne Collins), otras en cambio acariciaron mi decepción (como el primero de la trilogía de El Bosque de Manos y Dientes), y esta ya bien conocida Divergente fue, afortunadamente, del primer caso.

El escenario de este mundo post apocalíptico es donde en nuestro mundo actual sería Chicaco, una ciudad cuya sociedad se constituye como todo el mundo que disponen, con sus límites que no se consideran franqueables para preservar esa pequeña nación en la que viven. Y para instaurar el equilibro para no recaer en la autodestrucción de la guerra, mucho tiempo atrás se optó por dividirse en facciones, y los miembros de cada una de ellas debían ceñirse y condicionarse a un patrón de conducta y personalidad determinado. Esa es la forma que creyeron en el pasado la más correcta para evitar el colapso de la humanidad, y así parece ser en una precaria y tensa estabilidad.
Beatrice Prior y su hermano Caleb, nacidos y criados en los entregados y altruistas miembros de Abnegación, han alcanzado la edad en la que junto a otros más de entre todas las facciones deberán mostrar su propio destino en esa sociedad. Una prueba determinará la facción que más se ciñe a su personalidad, pudiendo seguir en la que se han criado y educado, o por el contrario tratar de encajar en otra distinta que se convertirá no sólo en su nuevo hogar, sino también en su nueva familia… Porque para esa sociedad la facción tiene la máxima de estar indiscutiblemente por encima de la sangre. Sin embargo, si se cambia de facción los jóvenes deberán pasar una larga y nada fácil prueba que determinará si son aptos para ese cambio; y en caso de no superarla se convierten en Abandonados, personas sin facción que se arrastran por los trabajos más miserables y denigrantes y que sólo recibirán desprecio o lástima por parte de quienes sí pertenecen a alguna.
Beatrice no puede domar su preocupación ante la prueba de aptitud, porque sabe que su altruismo y predisposición no son tan innatos como debería ser en una abnegada, sino que se empuja a sí misma aunque a veces no con todo el éxito esperado en los cánones de la facción; pero el cambio, el no saber si encajaría en una nueva o, sobre todo, la idea de alejarse de su familia, son sus mayores temores ante lo que pueda ocurrir. Sin embargo, el resultado de su prueba de aptitud será algo tan inesperado y sorprendente como peligroso, lo que llevará a tomar decisiones que ni ella misma siente una convicción plena pero que aún así se moverá siempre por los dictados de su corazón. Será también consciente que ganar implica muchas veces una pérdida.
Dejará atrás su nombre para ser llamada simplemente Tris, dando sus primeros pasos para un encuentro tanto personal como con el mundo que se abre ante ella. Un camino angosto fruto de su elección; un chico enigmático que a partes iguales despierta su interés y la pone de los nervios; personas que conocer a la vez que trata de descubrir quien es ella misma; una tensión política de la cual se fermenta vientos peligrosos; secretos difíciles de mantener y recelos que a veces se vuelven irrefrenables, incluso con gente que llega a ganarse un hueco de tu corazón; una competencia que puede llegar a ser cruel y trapera que deberá saber torear si no quiere acabar con un destino penoso. Y todo con la palabra Divergente en mitad de esa vorágine.

Divergente me resultó una distopía realmente interesante y peculiar que me incentivó diversas reflexiones. ¿Puede existir equilibrio en una sociedad en la que se divide en diversos grupos y, a su vez, que en cada uno de estos se conviertan en seres de personalidades y conductas prácticamente idénticas pero con matices que a penas se salgan de los limitados márgenes que ellos mismos se esquematizan? ¿Cabe en la cabeza de alguien de nuestra sociedad actual que podamos ser, en cierto sentido, seres planos y limitados en lo que conducta se refiere y, quizás también, de emociones? Cierto es que cada uno tenemos unas cualidades más enfocadas y realzadas de un modo u otro respecto a otras, pero ser una persona que siempre sea valiente, sincero, sereno o brillante en su máximo exponente (y que al mismo tiempo no muestre encajar lo más mínimo en cualquiera de las otras aptitudes, para mayor complejidad de esta ecuación) como se ve en esta obra se me antoja extraño, e incluso diría que tan triste como ambivalente. No es tan fácil comprender cómo el ser humano de ese Chicago post apocalíptico haya llegado a condicionarse a nivel de personalidad hasta dicho punto, cuando precisamente nos caracterizamos por ser versátiles en estos menesteres; como si de verdad eso erradicara cualquier germen de conflictos con este remedio que se supone en su teoría la mejor opción de equilibrio social. Además, este condicionamiento forzado llevado a lo largo de décadas de instrucción sin alternativas (hasta casi grabarlo en el propio ADN para que lo herede las generaciones futuras) me hace pensar lo que podríamos llegar a perder en este aspecto nuestra propia humanidad personal; y dicha deshumanización alcanza sus cotas más altas si se lee entre las líneas de los Abandonados, tocando el tema de la marginación social si los individuos no alcanzas unas expectativas tan exigentes y limitadas como es la sociedad en la que vive Tris.
Sin embargo, y a pesar de este panorama, se entrevé que puede haber quienes extienden sus mentes más allá de esos limitados esquemas, lo que da esperanza a lo que nos hace tan genuinos; aunque esa virtud sea vista como un maldecido estigma. Por todo esto no se me antoja demasiado descabellado, si aceptamos la realidad de que las personas nos perdernos mucho, e incluso desprendernos de lo mejor que tenemos (esperemos que nunca al extremo del mundo Divergente).
Otro foco de reflexión que atisbé fue el deje de fanatismo en esa sociedad, dando la máxima de que la facción está por encima de la familia (y diría que esta sólo quedaría paralela si uno no cambia a otra), lo que aumenta el concepto de imposición incluso si uno se es afín a la facción. En definitiva, el mundo en el que  vive Tris además condiciona e incluso castra los valores individuales y las capacidades emocionales, porque a criterio propio considero fundamental el libre albedrío de las personas a la hora de considerar que es para nosotros más o menos importante y querido.

Este inicio de la saga posee un buen equilibrio a nivel argumental. En sus treinta y nuevo capítulos (sin prólogo ni epílogo) adentra al lector en un mundo quemado pero resurgiendo como puede y muy paulatinamente de las cenizas dejadas por el fuego de un colosal y remoto conflicto; con muchos misterios e intrigas en el aire que sus ciudadanos respiran, un camino no demasiado fácil para su protagonista (quien para no romper la tónica de otras distopías, es un personaje femenino que lleva la voz narradora de la historia, con sus sentimientos y su percepción como foco guía de la trama), donde nos muestra la crudeza pero sin que esté exenta de momentos más amenos y frescos que suavizan la tensión. Y el factor romántico tampoco podía faltar para tocar todos los palos de rigor para contentar a la mayoría que sienta interés por esta lectura.
El estilo de Roth me agradó, con un trazo atractivo y fresco en su narración. Consigue transportar al lector en su exposición carente de tedio, con una apropiada ambientación desde los ojos de su protagonista. Siendo esta una de mis primeras lecturas de esta autora, ella ha sabido espolearme a sondarla e incluso interesarme en su visión a la hora de concebir este escenario con su tensión tanto política como social. La prosa de Roth se ha ganado por mi parte los adjetivos de magnética y adictiva, y eso es sin duda un gran punto a favor para un autor.

Tris es una heroína que ha sabido ganarme como lector. Una joven muy real, con sus dudas y preocupaciones ante los cambios y las decisiones difíciles que se le presentan. Emocional en su fuero interno pero con un arrojo en potencia que crece a medida que se curte ella misma. Fácilmente infravalorada por su complexión menuda incluso para su edad (creo que empieza a ser un poco sobreexplotado el utilizar protagonistas del aspecto de Tris, aunque una imagen opuesta quizás fuera menos atractiva para el rol que desempeña), pero puede llegar a sorprender a medida que avanza su evolución y su forma de encarar la trama. Definitivamente, aprueba con buena nota al final de Divergente y que despierta mis expectativas para el siguiente libro.
Sobre Cuatro, es todo un personaje que ya para empezar despierta interés por su peculiar nombre (y uno no evitar las ansias de saber porqué todos le llaman así y si su verdadero nombre es otro). Incluso para su edad, da la imagen de alguien fuerte, con un gran grado de autoridad dentro de su posición en su facción, incluso de ser frío y estricto; pero esto no resta el interés de Tris por él tan similar a la que siente una polilla por una llama. Un foco de misterios a desentrañar capa a capa que acabó agradándome, sin decepcionarme y viendo en Cuatro un personaje que en la trama se equilibra con Tris. Además, este mozo tiene casi desde el comienzo todas las papeletas de mover una caterva de fans que le entregarán sus suspiros y sus fantasías como otros tantos casos.
Caleb me dio una de cal y otra de arena. En los primeros capítulos me pareció prometedor, con una personalidad que choca pero sin rechinar con la de su hermana, para no tardar en sorprender tanto al lector como a Tris de forma abrumadora. Sin embargo, no he visto que se le diera mucho juego en este libro, quizás el justo y necesario dentro de la estructura del argumento, y siempre queda la esperanza de que se exprima en los posteriores todo lo que puede ofrecer.
Los padres de la protagonista, dentro de su ubicación como secundarios, aportan su peso justo pero crucial en Divergente; y Natalie (la madre) es un personaje que me llegó a impactar a medida que iba mostrando todas las cartas que disponía en esta partida.
El número de secundarios es bastante amplio, aportando cada uno de ellos su peso en los momentos que les corresponde actuar, con especial mención a Eric, Christina, Will, Uriah o Albert, sin obviar a Peter, un joven ponzoñoso y ambicioso que se ganó mi desagrado y seguramente de la mayoría (pero de este último nunca le quitaré el mérito de que fue creado a la perfección dentro del papel que le toca desempeñar). Sin duda, tantos secundarios carismáticos fueron creados como cruciales contrafuertes para sostener y alzar el peso que cae más sobre Tris e incluso Cuatro.
Tampoco puedo omitir a Jeanine, un personaje que va apareciendo cuando más transcurre la novela, gran parte del tiempo cubierta con difusos y oscuros velos sobre su persona y sus metas; pero que sin duda arrollará a nivel interpretativo una vez que el lector la tenga de frente.

La trama de principio a fin agrada, como dije cruenta pero que aporta situaciones que la vuelven llevadera, con tenue luz que brinda mayor seguridad al caminar por esa senda oscura y espinosa que transita su protagonista. Aunque resulta bastante introductorio, como es lógico, para familiarizar al lector con ese mundo; pero en general la explicación de la autora a través de Tris no resulta tediosa en absoluto, exponiéndose sobre la marcha a medida que la joven afronta lo que marcará un antes y un después en su vida. La tensión tanto en la sociedad como en los personajes se germina con armonía, así como los misterios e intrigas (sobre todo lo que gira en torno la palabra “Divergente”, que desde el comienzo se coteja como un tabú muy desconocido para la basta mayoría) que van desprendiéndose de las capas que les brindan opacidad a medida que inflan la potencial expectación del lector página a página; todo a la par que Tris da sus primeros pasos de crecimiento y encuentro personal, así como evoluciona sus relaciones con quienes la rodean. Encajar de verdad en esa sociedad singular no es fácil, y más a la hora de ser un verdadero miembro del grupo donde te corresponda vivir (o que te debas amoldar a más no poder para no ser un paria); cada uno de sus personajes deberá afrontarlo, y de ellos dependerá su propio futuro y lo lejos que pueden llegar en ese mundo o caer en el intento.
Su final no tiene desperdicio, lejos de resultar demasiado estrambótico como pudiera uno esperar pero sí como un interludio prometedor para el siguiente paso de la trilogía. Para sus protagonistas, en especial Tris, el destino les dará una de cal y otra de arena, con azotes acerados y candentes, pero precisamente serán ellos mismos los que deberán encarar el resultado final de la novela, lo que influirá en las rutas a elegir en el futuro (senderos con extensiones e incluso destinos difusos) que les llevarán hacia Insurgente.

La portada resulta atractiva, de la cual destacaría matices que se me antojó un híbrido de las portadas de las sagas Los Juegos del Hambre (con la presencia de un símbolo con significado dentro de la trama, el cual el lector no tardará mucho en comprender su origen y razón de este primer libro) y Cazadores de Sombras (por la presencia de la vista panorámica de una ciudad al pie de la cubierta extendiéndose de portada a contraportada).

Conclusión: Posiblemente una distopía que merece la pena adentrarse, en la que uno vivirá con Tris una andanza que te curte que a su vez es una vía de encuentro personal para ella. Una sociedad estructurada, con individuos sumidos y condicionados a las mismas en pos de un equilibrio real según quienes la instauraron, que da cabida a diversas reflexiones mientras el misterio de los Divergentes va esclareciéndose poco a poco.


Mi valoración global: 4,5/5


miércoles, 25 de noviembre de 2015

Crítica personal: Niyura - La Corona de los Elfos



Título: Niyura. La Corona de los Elfos
Título original: Niyura. Das erbe der elfenkrone
Autora: Jenny-Mai Nuyen
Editado en España por: Santillana Ediciones Generales S.L.

Sinopsis:

Cuando los caminos de los elfos se separaron, Elrysjar, la corona de piedra de su soberano, también se dividió entre quienes partieron hacia el Reino de los Bosques y los que marcharon a las Tierras de Aluvión. De la corona se dice que vuelve a su portador invencible, un poder que, de recaer en un humano, pondría en grave peligro el destino de los elfos.

Crítica personal (puede haber spoilers):

La sociedad élfica tomó caminos separados tiempo atrás; unos asentándose en los Bosques Oscuros, el resto en los pantanos de las Tierras de Aluvión de Korr. Y la soberanía de esta raza también se dividió junto la corona que regía la perdida unidad, y las dos coronas resultantes ceñidas a la frente de quienes lideraran estos nuevos pueblos. Pero un día, un humano logró de manera inexplicable acabar con la vida del rey de los elfos de los pantanos y poseer su corona: Elrysjar. Ahora este hombre los gobierna por un derecho que atajar a pesar de no ser legítimo, porque la magia de ese objeto es superior a la voluntad más fuerte de entre los que pertenecen a dicho pueblo, y mientras esté en su frente no puede ser herido por ningún ser sobre ese mundo. Ha logrado dominar a los elfos de los pantanos, y será poco probable que sus aspiraciones se queden en esto.
Paralelamente en Kaldera, ciudad sin ley y propensa a ser hogar de proscritos, su ya de por sí habitual caos empieza a alcanzar cotas sin precedentes ante un inminente enfrentamiento. Los conflictos entre Vio Torron (quien domina todo lo que ocurre en la ciudad) y los niños de la calle (que finalmente han manifestado su hastío ante el mangoneo al que son sometidos por los hombres de Torron) están a punto de llegar a su punto álgido. Scapa y Arane, dos jóvenes muy unidos desde que se conocieron, son los cabecillas de la sublevación de los niños y quienes germinaron en estos el arrojo de no dejarse pisotear más; y todo fruto del afán de poder y libertad de esta parejita, sobre todo de Arane. Y aunque llegara a buen puerto la empresa de los niños de tomar la Zorrera, la inexpugnable morada de Torron, ¿eso garantizará la seguridad, la libertad y el poder que ansiaban?
Y finalmente está Nill, mestiza de humano y elfa de los bosques que vive en el pueblo de los Hykados (los cuales, incluyendo su madre adoptiva, la desprecian por sus orígenes). La vida de esta joven cambiará radicalmente el día en que se produce el fortuito hallazgo de un extraño punzón de piedra en el interior de un árbol. Será entonces cuando los dirigentes de su pueblo le encomendarán una misión sin objeción alguna al ser la responsable de encontrar dicho objeto. Sin embargo, tras cruzarse con un grupo de jóvenes elfos de los bosques al poco de comenzar su periplo, las decisiones y acciones de Nill no serán exactamente tal y como le indicarían los Hykados.
Todos estos sucesos (con una profecía de por medio) se arrastrarán a una relación tan inesperada como predestinada, de la cual dependerá en gran medida de quienes los protagoniza, y el resultado puede marcar un antes y un después tanto para ellos mismos de manera individual como al mundo en el que viven. Sus sueños, sus deseos, sus obsesiones, así como sus propias acciones fruto de las circunstancias en la que andarán, tendrán la última palabra.

Niyura es una historia con un patrón muy tradicional dentro de su género. Un mundo de humanos y elfos, donde la ambición de los primeros suelen traer vientos de desventura y calamidades. No hace falta sondear demasiadas páginas para ser consciente de la perniciosa crudeza que preña el escenario en el que sus protagonistas se mueven, y afrontarlo curtirá y pondrá a prueba tanto sus voluntades como sus acciones. Y precisamente el deseo de poder de los hombres es lo que más desencadena la crudeza de esta novela; y esto me hizo reflexionar de lo mucho que podemos llegar a perdernos a nosotros mismos si aspirásemos a más y más sin control, del inconformismo que puede manifestar el ser humano por más que logre alcanzar en la vida, y que cuanto más quiera uno abarcar o poseer (sobre todo más allá de nuestros propios límites guiados por delirios de grandeza desorbitada) al final se vuelve más fácil que se todo se desborde de esos afanosos abrazos.
Pero por más cruento que pueda ser este escenario, también tiene cabida la dulzura, la ternura y la frescura efervescente que equilibra en buena medida la tensión de la novela. Igualmente vemos el factor romántico, el cual me pareció potencialmente bueno pero que llega a ser tan caótica como la vida en Kaldera; en general me he encontrado sentimientos bastante unidireccionales que difícilmente (e incluso de manera imposible) sean capaces de lograr su deseada correspondencia.

La novela, tras el prólogo en el que se acontece la toma de la corona de los elfos de los pantanos por parte de un humano, está dividida en cuatro libros (Una Leyenda, La Niña de Espinas, La Criatura Blanca y Niyura); culminando con un escueto epílogo. Su exposición en tercera persona aporta objetividad a la trama, pero no por ello resta el sentimiento visceral que podría ofrecer la propia voz de sus protagonistas. No encontramos en este caso capítulos estructurados en verdadera numeración, sino más bien la sucesión de los mismos, siendo sus respectivos títulos los que determinan cuando termina uno y comienza el siguiente.
El estilo de Jenny-Mai Nuyen me agradó, aunque no llegué a conectar tanto a pesar de las excelentes exposición y creatividad que saca a lucir en Niyura. Lo que más destacaría de su prosa es lo certera que resulta su ambientación y la manera en la que sumerge al lector en la trama y el escenario. Y por supuesto, la autora consigue que sus personajes exuden realismo, en especial en sus emociones y la manera que afrontan sus conflictos internos; pero aunque creó un elenco excelente y variado, tampoco llegué a cuajar tanto como en otros casos en novelas similares. También destacaría la impecable concepción de el mundo y la sociedad que son el escenario en el que se mueven sus protagonistas, adaptando a su gusto pero respetando en buen grado a su vez la visión que se suele tener de los elfos (creo que la mayoría no encajarían en su mente la idea de una raza de estos viviendo en los pantanos en lugar del típico bosque repleto de vergel y fauna).

Scapa es uno de esos personajes que me despiertan compasión. Un joven que no ha tenido una vida fácil, que en algunos momentos puede caer en el idealismo un tanto iluso pero puro hasta que la maliciosa y cruda realidad le abofetee; y por más entereza que quiera demostrar no deja de ser realmente frágil cuando su mundo se desmorona o siente que ha perdido algo importante. Ariane es desde que se conocen su mayor pasión y su debilidad, un sentimiento que cae de lleno en una obsesión potencialmente autodestructiva. De hecho, esa chica tan especial para él es lo que más le limita, una devoción obsesiva que podría llegar a sacar lo más negativo de él; sin embargo, llegó a ganar mucho en el momento más importante de la historia con una evolución fugaz y épica.
Ariane es muy distinta de Scapa, aunque no resta que en general ambos se compenetren hasta ser casi complementarios el uno del otro por entero. Una joven que podría compararse a una bonita flor que frota entre el fango y el estierco, pero con demasiadas espinas que pueden llegar a dañar no sólo a quienes la rodea sino a sí misma. Ella me pareció un personaje muy realista, porque al igual que a muchos posee muchas aspiraciones y elevadas metas, y la ambición del ser humano es tu mayor debilidad; incluso si logra alcanzar lo que ansía, el triunfo se evapora demasiado rápido para fijar sus vista en cotas aún más altas, lo que puede llevarla a un círculo vicioso de frustración si no alcanza el verdadero escalafón en la vida, lo cual a su vez puede restarle la visión de otras cosas que son, a fin de cuentas, mucho más importantes; y a la hora de la verdad también acabó robándome un poco de compasión hacia ella. En general, está entre aquellos que más me han gustado leer en esta novela por el bien explotado rol que interpreta.
 Sobre Nill diría que es un personaje que evoluciona más que ningún otro en esta historia. Claramente acomplejada y mermada por el desprecio de los humanos con los que convive por su mestizaje, con su autoestima por los suelos volviéndola vulnerable y demasiado inocente; esto no resta sus virtudes como no caer en la malicia ni el odio tras tantas dejaciones, con un gran amor y conexión por la naturaleza herencia de la sangre materna y que se despertará más cuando conozca a los que son de dicha raza. Pero de adversidades y traiciones ella crece y madura de manera sorprendente, cuando uno pensaría que terminaría de derrumbarse por completo tras leer la Nill al comienzo de la novela. En más de un sentido se vuelve el reverso de la moneda en la que por el otro lado encontramos a Arane; porque esta mestiza logra salvar lo mejor de sí misma para seguir caminando aunque la senda se vuelva peligrosa. Me habría gustado que la autora le hubiese dado mayor partido si cabe, pero a fina de cuentas me agradó mucho como personaje.
Los elfos que conocerá Nill forman un grupo variopinto y heterogéneo que, en general, se armonizan entre sí a pesar de que en algunos casos sus caracteres son propensos a chocar entre sí. Kaveh me dio una de cal y otra de arena, porque es noble (en todos los sentidos) y gallardo, y con muchas virtudes que se convierte en el prototipo de chico ideal que toda madre desea para sus hijas (y este joven elfo se ve que sufrirá el karma de este grupo ante lo arduo, e incluso causa perdida, que puede llegar a ser ganarse el corazón deseado); y también muestra su perseverancia incluso ante causas que parecen más que perdidas, aunque a veces ese tesón podría despertar vergüenza ajena al lector. Erijel es posiblemente el que más me agradó de estos elfos de los bosques, por su personalidad seria y responsable aunque muestra más bondad y calidez de lo que se puede aparentar su carácter prudente y un tanto apático; también llegó a sorprenderme e incluso emocionarme en el momento más crucial de este personaje. Sobre los gemelos Arjas y Maseru, prácticamente me recordaron a otros gemelos en particular que aparecen en la saga Harry Potter; por lo que ellos serán de los que aporten mayor frescura y momentos amenos en medio de la tensión que puede exponerse en el libro. Con ellos también está Bruno, aunque mejor dejo que lo conozcáis vosotros mismos si pasa esta obra por vuestras manos.
Hago mención especial a Fesco, amigo de Scapa, porque es un personaje a tener un poco en cuenta durante esta lectura. De igual modo, destaco a la anciana Celdwyn entre los secundarios, un personaje que sabe más de lo que puede aparentar de por sí en su primera aparición.

La trama en general es atractiva; muy cruenta pero no por ello carente de frescura, como ya he mencionado, manteniendo en vilo al lector en muchos momentos, sobre todo por la profecía que en buena parte gira el tema de la corona de los elfos. Llegó a sorprenderme de verdad tras desentrañar la parte de La Criatura Blanca, llegando a desarmar mis propias conjeturas. Y sobre su último tramo en la parte de Niyura y el correspondiente desenlace, diré que sigue sorprendiendo, además de resultar emocionante e incluso épico, dejando un sabor agridulce y con ciertas incertidumbres que ni siquiera el epílogo esclarece; por un lado, esas últimas páginas le dan un aceptable broche final, aunque sin esclarecer ni atar de verdad lo que pasa tras los sucesos de su desenlace, pero esto no quita que cierre bien el argumento de forma gloriosa.

Conclusión: Cruenta, emotiva, intensa y épica son algunos adjetivos que buenamente se merecería tanto esta novela como la cualidad narrativa de su autora. Un estupendo libro de literatura fantástica que, como mínimo, cumple excelentemente su cometido de entretener; aunque en mi caso no llegué a conectar con la obra tanto como me hubiera gustado, estoy convencido de que para muchos Niyura se ganará con honores un puesto en sus estanterías.

Mi valoración global: 3,5/5


lunes, 16 de noviembre de 2015

Crítica personal: Ex Libris


Título: Ex libris
Autora: Sandra Andrés Belenguer
Editado en España por: Everest

Sinopsis:
¿Cuántas veces has sufrido viendo cómo el protagonista de la novela que leías estaba en peligro o siendo víctima de una traición y no has podido hacer nada para evitarlo? ¿Has contado las ocasiones en que te hubiera gustado ir en su ayuda o simplemente ser un personaje más?
... Lara, no todas las historias están escritas... Deberás comprobarlo por tus propios medios...

Los libros son como una máscara, hasta que no abres su cubierta, nunca puedes descubrir su interior.

Crítica personal (puede haber spoilers):

Sandra Andrés Belenguer me llevó a la palma con la primera parte de La Hija de los Sueños, y no dudé en probar esta obra cuando la encontré de manera casual, pues había escuchado y leído fabulosas críticas. Sin embargo, sentimientos un tanto ambivalentes resonaron en mi fuero interno tras finalizar esta lectura, siendo ésta una de las reseñas más complicadas que he tenido que hacer.

Ex libris nos presenta a Lara, una adolescente apasionada de la literatura que, por circunstancias de la vida, se ve obligada a mudarse a París desde España con sus padres, quienes empiezan a trabajar en el bistró que regenta un tío suyo que emigró al país vecino tiempo atrás.
Pero ella no es feliz en París, por más tiempo que pase desde su llegada, viendo un infierno como reverso de la belleza que le transmite esa emblemática ciudad. En su instituto es considerada un bicho raro, objetivo de constantes mofas y crueles malicias de sus compañeros; algo que hace que se vuelque aún más en su amor por los libros, sus únicos y más fieles amigos a los que no renunciaría jamás.
Y todo cambiará el día en que conocerá un extraño establecimiento perdido entre las calles de la ciudad, el cual marcará un antes y un después en su vida: La Librería Blanchard.

La protagonista principal es una chica como cualquier otra, aunque con una admirable devoción por la literatura, un  mundo en el que encuentra dicha y refugio, en especial por sus lapidadas relaciones sociales al no conectar con sus compañeros del Lycée St. Louis, quienes no comparten con ella su afición al nivel que profesa. Una soledad y una tristeza que soporta como mejor puede tratando de ser en lo posible desapercibida en su vida estudiantil, algo que no surte tanto efecto como desearía, contando con el consuelo que le brindan sus amigos de papel y tinta. Y aunque no tiene una mala relación con sus padres, estos, en especial él, no aprueban que su única hija se recluya en los libros a ese extremo.
Cuando conoce a Monsieur Blanchard en la librería cuyo apellido da nombre, a base de curiosidad ávida y tozuda persistencia por sondar ese establecimiento que no se le antoja muy corriente, se sumirá más que nunca en su mayor pasión a un nivel que se sale de todo entendimiento. Y será entonces cuando comience la mayor aventura de su vida.

La historia desde su comienzo, y a medida que pasan las páginas hasta rebasar el umbral de las cien primeras, resulta prometedora, original y absorbente. Sin embargo, a medida que se avanza más allá, Ex libris fue dándome poco a poco una de cal y otra (a veces dos) de arena. Son bastantes aspectos los que me encantan del conjunto de este libro, pero hay otros tantos que no me llegaron a conectar tanto como cuando leí La Hija de los Sueños I.
El planteamiento que se refleja en esta obra, como dije, rezuma originalidad y frescura, con una historia que prometía muchísimo, pero que a medida que avanzaba no sentía un especial crescendo de fuerza y magnetismo en la trama, pareciéndome incluso un poco lineal. Sin embargo, es un libro lleno de intrigas y magia, encontrándome tanto sorpresas inesperadas como ciertas puntadas que se veían un poco venir; a la par que brota una tierna historia romántica que florece más y más a pesar de la incertidumbre y la realidad que sólo conoce Lara.

El libro está compuesto por páginas blancas, negras y grises, siendo estas últimas las que abarcan casi la totalidad de la obra; cada color tiene un contexto bien marcado que le brinda más originalidad y vistosidad. Se relata predominante en primera persona, desde la perspectiva de la propia Lara, viendo con sus ojos lo que la rodea, sintiendo con su corazón las alegrías y las penas; aunque hay partes que recurre a la tercera persona para exponer escenas donde ella no está presente y que son cruciales para el conocimiento del lector. Tanto un caso como el otro, comparten un detalle rico y conciso, sin resultar excesivo. Aunque abundan los párrafos cortos, es una lectura intensa pero nada pesada, siendo recomendable leerlo con calma para mayor disfrute.

El estilo narrativo de Sandra me sigue agradando en gran medida, uno de los puntos más fuertes que sigue siendo motivo de quitarse el sombrero. Un lenguaje muy rico y versado, una ambientación que logra arrastrarnos al libro en sí, a sus acontecimientos y a las emociones de su elenco, capaz de llegar al lector en ese aspecto. Resulta agradable la dulzura que destila cada palabra de la pluma de la autora, aunque en casos muy puntuales se me antojó un poco dulce, apasionado y lánguido de más para mi gusto personal como lector.
Además, deja muy patente la pasión literaria de la protagonista, que entreveo que se equipara a la suya propia, con grandes menciones y referencias a obras y autores como Alejandro Dumas o Víctor Hugo. Desde luego, Sandra lanza entre las páginas de Ex libris unos cuantos cebos para el lector ávido.

Lara es la protagonista principal, algo muy notorio sobre todo al comienzo; pero a medida que sondé la historia hasta el final, me pareció que no cargaba dicho rol de manera constante. Sí que cumple su papel con pericia, siendo además realmente activa en la trama, pero en muchos momentos de las páginas grises he visto en ella más bien un personaje más que a una verdadera protagonista central, bastante igualada con el resto del elenco, y a veces como una mera narradora de los sucesos de los que forma parte. No es que esto sea malo, en absoluto, pero lo que hace perder un poco de ella es que su evolución no alcanzó del todo mis expectativas. He de recalcar que lo que más me gustó de Lara es que llegué a comprenderla, identificándome yo mismo en unos cuantos de sus matices, por la que he sentido empatía, lástima e impotencia en muchos momentos; y en general bastante simpatía, sobre todo en las páginas blancas. También ha llegado a emocionarme con sus reflexiones tan íntimas, sus alegrías y penas, arrastrándome a su corazón. Sin olvidarme de una admiración enorme por su pasión y conocimiento eidético en literatura. He visto perfectamente en Lara a la amiga ideal que todo aficionado a la lectura (ya sea consumado como ella o no tanto pero que igualmente disfrute de ello) le encantaría tener.
Sobre el resto de personajes, poco podría decir de ellos. Los más relevantes no son muchos, sin ahondarse demasiado en ellos por lo que muestra la perspectiva en primera persona de Lara o las puntuales narraciones en tercera persona.
El más destacable de estos es Julien, sin duda alguna. Un chico que la mayoría de las féminas lo considerarían ideal y de enseño, aunque con sus pesares y fantasmas en esta historia que laceran su alma; un joven fuerte pero con un punto de fragilidad que a veces ha salido brevemente a la luz como una estrella fugaz. Él conecta con la personalidad y los gustos de Lara con perfecta simbiosis, quizás demasiado perfecto pero que podría pasar en la vida real. Desde su primera aparición se puede intuir un poco de antemano cómo irá la cosa entre él y la protagonista principal.
Monsieur Blanchard, aunque no da un aporte directo, sí que posee su peso relevante dentro del papel que le corresponde. Un consumado entregado a la lectura y erudito de los libros. Será él quien abra a Lara un nuevo camino que descubrir en lo que les apasiona a ambos.
Un pequeño punto a favor es precisamente la parte antagónica. No puedo decir gran cosa al respecto para no caer en spoilers, pero sí que sus intenciones e identidad son difusas, que se irán aclarando a medida que se llega al final. Aquí está claro que no es oro todo lo que reluce, y que todo se aclara cuando las páginas van siendo más escasas las que retienen el pulgar de la mano derecha... Sin embargo, aunque ha sido sorprendente y original este aspecto, lo cierto es que me dejaron más bien frío tras descorrer los últimos telones de misterio.
Hay unos cuantos personajes más, pero ciertamente no los comentaré. En primer lugar, al igual que en las anteriores líneas, para evitar spoilers innecesarios, y segundo porque en verdad muchos parecen concebidos para ejercer más que nada un papel que los relega más bien a complementar la historia global o el trasfondo de Lara, y en muchos casos siendo personajes más bien planos e incluso estereotipados.

Sobre su desenlace, la verdad no me terminó de convencer. La historia empezó prometedora, pero a medida que fue desarrollándose su lectura fui perdiendo parte de mi convencimiento sobre la misma, y su final no logró mejorarlo en mi opinión muy a mi pesar; y no es un mal final, pero no he podido conectar como me habría gustado, y quizás me había esperado otra cosa (creo que sueno un poco a eso de las rupturas con el cliché de “no es por ti, es por mi”). Lo que no quiere decir que otros lectores compartan mi criterio, pues será posible que haya quienes conecten mejor con la novela.
Ex libris termina con bastante ambigüedad, pudiendo ser un libro auto conclusivo o con la posibilidad de una continuación; creo que aún queda tiempo para corroborarlo al cien por cien.

La portada, sumada al diseño de cubierta y maquetación, son toda una obra de arte bien trabajada y que brinda unas vestimentas de verdadero lujo a la historia que atesora en su interior. Un perfecto lienzo que utiliza las tres tonalidades de las páginas que componen el libro (que por cierto, laboriosos y agradables encabezados de inicio de capítulos). Incluso en el tacto de la cubierta resulta apreciable el esmero que la editorial ha volcado en este manuscrito.
Lo único, para los lectores avispados, he encontrado un incoherente pero no demasiado importante (creo yo) anacronismo entre la imagen de contraportada y algo que comenta Lara en las páginas grises (y hasta aquí puedo leer).

Conclusión: Una historia, con fantasía, intrigas y amor, bastante original y entretenida pero que quizás se podría haber aprovechado un poco más si cabe. Aún así, la pluma exquisita y delicada de la autora es un regalo para el lector, metiéndonos literalmente en su obra. Si te apasionan los libros, no te costará despertar, por lo menos, estima y cariño hacia Ex libris.


Mi valoración global: 3,5/5