viernes, 29 de enero de 2016

Crítica personal: Rojo Feroz

Título: Rojo Feroz
Título original: Sisters Red
Autora: Jackson Pearce
Editado en España por: RBA

Sinopsis:

Scarlett y Rosie no son como las demás chicas de su edad, son dos hermanas unidas por un terrible secreto. Cuando cae la noche, se visten su capa roja, se arman con hachas y cuchillos y salen a cazar fenris, monstruosos hombres lobo que se alimentan de chicas adolescentes. Ahora las hermanas y los fenris andan detrás de algo de vital importancia y sólo el primero en encontrarlo saldrá vencedor de una batalla que comenzó hace muchos, muchos años...

Crítica personal (puede haber spoilers):

Esta historia da una vuelta de hoja y un lavado de cara al clásico cuento de Caperucita Roja que siempre nos han vendido.
Scarlett y Rosie March son dos hermanas que viven en un pequeño condado del estado norteamericano de Georgia que, en su infancia, sufrieron la pérdida de su abuela. Pero Oma March no murió de una forma “cotidiana”, sino protegiendo a sus nietas de un fenris, una raza de hombres lobos que anteriormente fueron humanos normales hasta mutilarse el alma propia en el proceso.
Ambas, ya en plena adolescencia en el momento presente de la novela, viven marcadas por la realidad de esa experiencia (sobre todo a la mayor de ambas, en todos los sentidos), entregadas a la exterminación de todos los fenris que les sean posibles. Por ello, cada noche se enfundan sus capas con capucha al puro estilo de la niña del popular cuento, Scarlett con su hacha y Rosie con sus cuchillos, siendo ellas mismas sus propios cebos, pues las principales presas con las jovencitas.
Sin embargo, algo que se sale de lo habitual altera el comportamiento de las distintas manadas de fenris. Las hermanas March serán conscientes de ello y deberán prepararse para adelantarse a las maquinaciones de sus acérrimos enemigos.
Así mismo, recién se produce el regreso de Silas; amigo de infancia de las dos y “socio” de Scarlett en la caza de fenris, ya que él pertenece a una familia de leñadores con un amplio conocimiento sobre esas terribles criaturas y que siempre las han enfrentado en cuanto se les ponía por delante.
Los tres deberán indagar en lo que buscan sus enemigos, haciendo necesario incluso que se vuelquen más que nunca en la cacería además de investigar las intenciones de los fenris. Sin embargo, y de forma paralela, algo cambiará entre ellos con el regreso de Silas, y nada volverá a ser exactamente lo que fuera en el pasado.

Rojo Feroz es una novela juvenil que simplemente entretiene, con mayor acierto si el lector entra en sintonía con sus líneas, a la par que ofrece una nueva perspectiva del cuento de Caperucita Roja. Nos muestra unos hombres lobos en apariencia que en realidad muestran sus diferencias a lo anteriormente visto, siendo más cotejables con el lobo feroz de la literatura infantil; quizás esto es una pincelada sutil de marca propia por parte de la autora para no hacer la trama tan recurrente ni tan descaradamente parecida a otras del estilo en las cuales aparecen verdaderos licántropos.
Sin embargo, bajo esta lucha de dos caperucitas armadas contra desalmado lobos, puede ofrecer algunos puntos de interés que leer en el trasfondo del argumento superficial. Scarlett y Rosie perdieron buena parte de su inocencia, algo que (aún sin ser tan grotesco y fantasioso como son los fenris) desgraciadamente llega a experimentar muchos niños, y que de un modo u otro crecen con mayor o menor influencia de la experiencia. También llegué a desentrañar de manera tenue algo tan humano; como es el debate entre el rechazo de la realidad acogiéndose a la felicidad de la ignorancia, o por el contrario la aceptación en todo momento de esa realidad por más dolor o miedo que pueda conllevar. Y por otro lado, en mitad de esa lucha a la carrera en la que se verán envueltas por sus últimas indagaciones, Scarlett y Rosie se conocerán un poco mejor a ellas mismas como individuos y no sólo como hermanas con el lazo que les une tanto esa relación como su destino de cazadoras de fenris; además de indagar o reafirmar lo que desean en sus vidas, sin dejar de ser chicas jóvenes por más que acarreen el cometido que da motivo a la novela.
Claro está, como toda novela de este corte, no podía faltar el factor romántico de por medio. Lo curioso es que este aspecto, al menos para mí, es con la prontitud con la que empieza a darse las primeras puntadas al mismo, cuando en la mayoría de los casos. Y para ser francos, este aspecto agrada (quizás porque me resultó un tanto menos típico, cliché o sobre explotado) en buena parte, pero ambivalentemente no terminó de cuajarme demasiado.

Salvando prólogo y epílogo, la historia está narrada en primera persona de una manera singular; habiendo dos hermanas cada una con su propia voz, su propio corazón y su propia visión que contrasta lo que les acontece, lo justo era llevar todos los aspectos del protagonismo de forma salomónica incluso en la narración. Por eso, de manera intercalada, sus treinta y cuatro capítulos se reparten en equidad los impares para Scarlett y los pares para Rosie.

El estilo de Jackson Pearce me pareció agradable y simpático; aunque goza de bastante dulzura, incluso con lo crudo y grotesco que pueden ser los fenris y sus acciones. No es fácil crear empatía con una historia con un grado de sencillez en tantos aspectos que derrocha su prosa (si la comparamos con las de otros autores); pero esta autora, desde mi criterio, lo consigue en buena medida. Ella va bastante directa al grano, con detalle pero sin exceso del mismo para no mitigar la fluidez y la efervescencia de lo que nos quiere contar. Logra crear un argumento dinámico que no cae en tedio, manteniendo equilibrada la marcha de la lectura; lo que vuelve muy ligera su obra.
La originalidad de sus elementos claves son interesantes, como por ejemplo la forma de concebir a los fenris: su manera de ser, las manadas en las que se distribuyen, su jerarquía, etc. Sin embargo, Pearce parece limitar todo lo que respecta a estos lobos feroces (incluso con lo que se esclarece a lo largo del libro) a un cerco no tan amplio como algunos podríamos esperar. No quiero decir que se quede corto el desarrollo de estas criaturas y todo lo vinculado a las mismas, pues cumple estupendamente su función; pero por mi parte no habría estado de más socavar este tema con una sutil profundidad mayor.

Scarlett (o Lett) es un personaje curtido a palos después de la desagradable muerte de su abuela, lo que sin duda la encauzó a convertirse en una cazadora realmente letal y efectiva. La inocencia de su infancia fue extirpada de un zarpazo que, de paso y en sentido literal, la dejó tuerta y con cicatrices demasiado difíciles de disimular. Desde su primer fenrir abatido tratando de defender a su Rosie justo después de que su abuela fuera asesinada, ha ido alimentando una necesidad de cazar hasta el último de esos desalmados seres, comprensible por la crueldad que tuvo el destino con ella; sin embargo, con el paso de los años, se torna en algo intrínseco y fundamental en su vida, aunque en el presente de la historia ha llegado a inflarse a algo que va más allá de la ciega y dependiente obsesión, que a su vez remarca su frustración, así como el deprimente sentimiento de aceptación de que ella nunca podría tener una vida normal, tanto por ser consciente de la realidad de los fenris como por considerar que sus secuelas físicas la apartan de mundo cotidiano. La sola idea no ser capaz un día de enfrentarse a sus enemigos roza el temor capaz de destruir su propia vida, porque ella considera que eso es lo único que puede hacer y que sin ello sería menos que nada. Entre sus virtudes está la de ser una hermana devota, pero pecando de sobreprotección con Rosie; con la que puede llegar a tener algún pequeño encontronazo a raíz de su entrega desmedida por la cacería. Todo lo que se muestra y destapa de Scarlett afectarán en su desarrollo dentro de la historia, convirtiéndose en un personaje un tanto interesante.
Rosie no tardó en convertirse en la que más me llamó de las dos hermanas. Tiene grandes aptitudes de exterminadora de fenris, a la altura de Scarlett pero sin rozar su colosal grado de entrega. Se la verá a partes iguales, en cierta contradicción, su frustración ante el exceso de protección de su hermana (que llega a resultarle una insultante falta de confianza ante sus capacidades como cazadora) y su sentimiento secreto de anhelo de poder hacer cosas más cotidianas y propias de una adolescente. Casi desde el primer capítulo que ella narra se aprecia que algo ha cambiado repentinamente, y que seguirá cambiando quisiera o no, con Silas y su regreso. Rosie dará mucho juego por sus debates consigo misma en sus adentros, porque todo lo que desee ella en su vida parecerá mutarse. Una joven que se encuentra dividida en sus adentros, sin poder confesar siquiera a su hermana, la persona con la que se siente tan unida como un alma gemela que la complementa como si fueran las dos cara de una indivisible moneda, que por un lado siempre querrá estar a su lado en su lucha pero que no por ello su corazón haya enterrado (como hizo Scarlett) el deseo de tantear tantas cosas que podría vivir y disfrutar como lo haría cualquier de las chicas de su misma edad que protegen de los fenris (lo que incluye conocer por primera vez el amor).
Silas cumple el rol de buen amigo para las March, e incluso con su regreso a las vidas de ambas se convierte en un excelente nexo de mediación en las discrepancias que surgen entre las hermanas. Criado para conocer a los fenris y exterminarlos, una misión de la que jamás se ocultaría, lo que no impide que luche por tener una existencia lo más cotidiana posible, y que a su vez intenta hacer ver esa filosofía a sus dos amigas de infancia (aunque sabe que en el caso de Lett tira más bien a una causa imposible). Un joven de veintiún años de buen ver con simpatía y carisma que acapara los ojos de cualquier chica, aunque es mucho más allá de lo evidente lo que de pronto llame mayor atención por parte de Rosie; y del mismo modo, nada más reencontrarse con ella, sentirá que no puede verla con los ojos de siempre, que ya no se le antoja en ella la imagen de esa pequeña que siempre había tenido en su mente. Capítulo a capítulo su peso en el argumento despuntará más hacia arriba, aunque su mayor juego, a mi parecer, será el de empujar en mayor o menor medida el desarrollo de Scarlett y Rosie
En realidad, no se encuentran en esta novela más personajes con relevancia que interactúen. Los pocos casos con trascendencia serían Oma March, más en los recuerdos y menciones de sus nietas; Pa Reynolds y James, padre y tío respectivamente de Silas, también tienen su relevancia en la trama, incluso diría que ésta toca el adjetivo de esclarecedora.
Sinceramente, un poco más de dilatación y algo menos de condensación en el aspecto de personajes no habría estado tampoco del todo mal.

La trama mantiene dinamismo constante, aunque puede resultar un tanto monótona por ese intento de micro universo que forman sus tres únicos personajes principales al que poco más que los fenris parecen dejar que pisen. La expectación de la búsqueda que acabará embarcado al elenco se mantiene candente, junto con el desarrollo de los mismos (en particular, entre Rosie y Silas).
Su final me agradó, pero no terminó de convencerme en particular (salvo que no es tan exageradamente previsible, aunque uno puede intuir que no será un desenlace tan fuera de serie). En buena parte me esperaba un poco más del desenlace, pero al mismo tiempo gusta porque quizás estemos acostumbrándonos demasiado a cierres impactantes y, sobre todo, visceral y épicos; y creo que algo más comedido y menos exageradamente colosal puede ser un final igual de estupendo.

Sin olvidar mi mención habitual sobre la cubierta, está claro que es sencilla pero atractiva, sin olvidar los detalles sutiles pero necesarios (como el rostro parcialmente tapado que evoca a Scarlett, clara referencia al parche que oculta su ojo perdido). La cabeza de lobo depredador bajo las dos de quienes son aquí las que cumplen el dicho de “el cazador cazado”; que a medida que avanza la lectura uno deja de ver esa parte de la portada como exclusivamente el icono de los fenris. Dos hermanas entre rojo y negro, tan diferentes e iguales; dos personas pero tan compenetradas que se las ve en realidad juntas tanto si posicionas la imagen del derecho como del revés.

Conclusión: Una historia entretenida, ligera, fresca y ágil que moderniza uno de los cuentos más conocidos. Quizás uno espere mucho (o incluso demasiado) de esta historia de lobos depravados sin alma y muchachas que los cazan, pero si uno sabe exprimirla bien, Rojo Feroz te dejará un sabor de boca que mínimo te podrá resultar satisfactorio.

Mi valoración global: 3,5/5                                                    


martes, 26 de enero de 2016

Crítica personal: Gauditronix

Título: Gauditronix
Autor: Jordi Sierra i Fabra
Editado en España por: Edebé

Sinopsis:

La vida de Hiro se ve invadida noche tras noche por unas terribles pesadillas en las que cruza ocho niveles de una arquitectura asombrosa y donde se enfrenta a numerosos peligros. Pero no se trata de una simple pesadilla: los edificios existen, fueron construidos por Gaudí, y las amenazas que lo envuelven también son reales, tan reales que quizás Hiro no sea capaz de superarlas.

Crítica personal (puede haber spoilers):

Esta historia nos presenta a Hiro Nagako, un chico japonés de diecisiete años que tres años atrás se instaló con sus padres en Londres por el trabajo del cabeza de familia. En esa nueva vida no puede quejarse, pues tiene todo lo que cualquier adolescente quisiera para ser feliz; sin importarle lo más mínimo lo sutiles que llegan a resultar sus rasgos nipones, a pesar de que sus padres sí sean por entero de dicha etnia. Un verdadero apasionado del aikido que goza del rango de quinto Dan, el alumno favorito de su sensei, Junichiro Sakaguchi. Tiene un amigo del alma, Matthew, con el que comparte tanto las aulas como la experiencia de ser aikidoka. Y lo más importante para él: su amor por Penny ha sido finalmente correspondido. Pero toda esa felicidad y estabilidad cuentan con la mácula en forma de pesadillas que le atormentan en sus sueños desde los últimos tres meses.
Noche tras noche es víctima de los ocho niveles que forman esa prisión onírica en la que a Hiro se le antoja todo como un videojuego, o incluso una aventura de rol; pero demasiado intenso, real e insufrible. Un entorno asombroso, laberintos increíbles, gran presencia de curvas en los elementos físicos, colosales torres... y peligros en forma de dragones y salamandras. Y lo más inquietante: la presencia de un ente al que él mismo llama El Hombre Sin Rostro.
Hiro deberá encontrar la forma de liberarse de esas pesadillas, así como el origen y el significado de las mismas. Pero desconoce al comienzo de la historia lo cruciales que son en realidad para él o lo que puede esclarecer sobre sí mismo, así como la obra de un famoso arquitecto español: Gaudí.

Las pesadillas que acosan constante al protagonista harán que éste indague en el motivo de las mismas, desembocando en un periplo en él se descubrirá a sí mismo, mucho más de lo que a priori él o sus seres queridos pudieran aguardar; y para ello el joven nipón deberá buscar hasta en el último rincón del mapa de su existencia, del presente a sus propios orígenes, desgranando y analizando cada partícula de su alma. Y de igual modo deberá sacar a la luz su desconocida relación de por medio con la obra de Antonio Gaudí en sus pesadillas, con un significado mucho más allá de toda lógica.

Gauditronix está dividido en tres partes (más el epílogo), con la peculiaridad de que cada una se desarrolla en escenarios diferentes: “Londres (Los sueños)”, donde se introduce a Hiro, su vida en su nuevo hogar, la gente que le es cercana, y, sobre todo, las pesadillas que van desquebrajando los pilares físicos, mentales y emocionales que sostienen su ser; hasta que encuentre de manera casual la respuesta que le permitirá tirar del hilo que le guíe a la raíz de su problema. “Barcelona (Gaudí)”, mucho más breve y corta que las otras dos, será la que goce mucho protagonismo la obra de arquitecto mundialmente conocido, enfrentándose Hiro físicamente a las pesadillas con las que El Hombre Sin Rostro le hostiga con mayor frecuencia; una visita a la capital catalana que le brinda una revelación que cambiará drásticamente su vida. “Tokyo (El juego)”, es la más intensa si cabe, donde las brumas se apartan para revelar el quid de las cuestiones de esta historia; además es aquí donde se esclarece el motivo del título de esta obra.
Sus capítulos son sumamente cortos (cinco páginas de media, algunos ni siquiera rozan la carilla de atrás de una segunda). Así pues, esta resulta una lectura fresca y dinámica que no toma demasiado tiempo en dar buena cuenta de sus páginas (y más si se es un lector voraz).

Jordi Sierra i Fabra me ha metido en el bolsillo con su forma de narrar esta historia, además de que el estilo usado me resultó bastante singular. Él logra regalarle riqueza a todos sus capítulos mucho más amplios de lo que aparentan su escueto calibre, preñándoles de gran detalle y originalidad a sus escenarios, acontecimientos, sentimientos y acciones; en particular a la hora de la inmersión en las inquietudes de Hiro y quienes le rodean. Sin duda, su prosa goza de gran atractivo; ha sabido hilar fino cada puntada de esta novela juvenil, manteniendo la expectación con la maestría suficiente para esclarecer tanto a su protagonista como al lector en el punto más álgido en el momento justo.
Otro aspecto fuerte es su dedicación a la hora de puntualizar y detallar elementos que se convierten en recurrentes de peso a lo largo de esta lectura; y la presencia de las mismas se vislumbra en cada recoveco del libro. Por un lado la arquitectura de Gaudí, consiguiendo Sierra i Fabra transportar al lector directamente a cada rincón de Barcelona donde se haya plantado cada fruto de la creatividad del arquitecto. Y por otro, términos y filosofía del aikido, el arte marcial tan crucial para Hiro, dejando constar su presencia de cabo a rabo, y su importancia promete acentuarse llegado el momento cuando el lector empieza a familiarizarse con el aikido al comienzo de la trama; y esa dedicación de adentrarnos sin tedio al aikido (al menos, a lo más básico e importante) es algo que gradecer por parte de quienes no hayan oído siquiera hablar de el mismo.

Hiro me resultó bastante cotidiano, sobre todo al comienzo: un chico equilibrado de cuerpo y mente entrenados sabiamente en su día a día. El lector puede palpar cuán sufrido es él por las pesadillas que le acosan, pero a medida que avanza la trama crece a todos los niveles. En general, un muchacho como un lago sereno que esconde maravillas en sus profundidades.
Matthew es el típico buen amigo del alma, afable, leal y con ganas de cachondeo que cualquier adolescente querría tener a su lado a esa edad, además de volverse simpático en sus no demasiadas apariciones. Sin duda en sus medidas apariciones aporta el punto ameno en medio de la tensión que siente el propio Hiro.
Penny es la chica que más de uno le gustaría para sí; la novia amorosa y fiel que te apoya en todo momento incluso en la distancia, y que a su vez es capaz de hacer más llevaderas las crisis de su pareja y darle un motivo esperanzador para seguir luchando. Si Hiro fuera Ulises, Penny (y nunca mejor dicho) sería su perfecta Penélope.
Aquí me he topado con un personaje que cae más o menos en el cliché del sensei, incluso en una tierra como Inglaterra tan lejos de las conocidas como del Sol Naciente. Junichiro Sakaguchi rebosa sabiduría, quizás de manera algo exagerada; es imposible que leyéndole no venga a la cabeza al señor Miyagi de las películas de Karate Kid. Y aún estar sacado de un cliché estándar dentro del oficio y rol que representa, Sakaguchi cumple bien su misión en el periplo de Hiro.
Jyuro y Michiko Nagako resultan unos padres simpáticos. Comprensivos y bastante tradicionales dentro la cultura y la mentalidad familiar de Japón, aunque no por ello estén libres de la influencia occidental por mostrar respeto, libertad y confianza por su hijo sin que ello reste que sean protectores y atentos con él.
El Hombre Sin Rostro es un personaje onírico, el maestro de ceremonias de las pesadillas del protagonista. ¿Pero es tan irreal como se muestra en su subconsciente? Una figura misteriosa a todos los niveles que congojará a Hiro, siendo un desconocido fantasma personal que enfrentar como a todos los niveles que se le encaran cada noche al cerrar los ojos.
Habrá otros personajes que tendrán un peso notable, aunque no aparecen hasta la tercera parte, y con estos se empiezan a encontrar y a encajar las últimas piezas de este rompecabezas.

El desarrollo de la historia mantiene en vilo el interés del lector, sufriendo con el protagonista sus frustraciones a cuenta de sus pesadillas. Al comienzo todo el asunto es demasiado extraño e ilógico a más no poder, pero capa a capa se va avistando la razón de todo el meollo que arrastra a Hiro; y será entonces cuando la trama y el desarrollo den un cambio imprevisible, tanto que casi parece transformar el género del libro a otro muy distinto en tan solo un instante. Paso a paso, la vida de quien es el eje de la trama dará un gran giro en el que caminará por las sendas de la incertidumbre que salir de ellas dependerá exclusivamente de él, aunque promete ser una proeza titánica para Hiro.
Nada queda de verdad claro al cien por cien hasta su mismísimo epílogo, “Unos años después”. Un final que personalmente me agradó en muy, muy alto grado, y que ata bien atados los acontecimientos decisivos e inciertos del último capítulo.

Uno de los puntos más flojos de esta novela, aunque no sea realmente importante en lo intrínseco pero sí en lo comercial, es la portada. Simplemente no transmite, ni casa con lo que representa su protagonista ni lo que vive en Gauditronix. Parece que a la hora de diseñarla sólo tomaron en cuenta “protagonista japonés” y “practicante de artes marciales”, y por eso les fue lo mismo reflejar en la cubierta un practicante de kendo al ser (junto al judo y el karate) el arte marcial más característico de Japón. En definitiva, aspecto que no parecieron esmerarse lo más mínimo.
¿Y por qué Gauditronix? Está claro que en parte por Gaudí, pero este nombre en concreto cobra muchísimo sentido cuando se abra lo que se esconde tras el telón del fondo de esta trama.

En conclusión: Un libro bastante entretenido y que dejará un buen sabor de boca. Tan amena y efervescente que en algún momento puede dar la sensación de que se queda un poco corto; aunque tal como se concibió resulta ideal. Definitivamente, cualquiera afín a este estilo literario debería darle una oportunidad para vez la relación entre las pesadillas de Hiro y la obra de Gaudí, porque sé que no se arrepentirá lo más mínimo. Jordi Sierra i Fabra no te defraudará con su Gauditronix.


Mi valoración global: 4,5/5 


martes, 12 de enero de 2016

Crítica personal: Sinsajo

Título: Sinsajo
Título original: Mockingjay
Autora: Suzanne Collins
Editado en España por: RBA

Sinopsis:

Katniss Everdeen, la chica en llamas, ha sobrevivido de nuevo a Los Juegos. Gale ha escapado. Su familia está a salvo. El Capitolio ha capturado a Peeta. El Distrito 13 existe de verdad. Hay rebeldes. Hay nuevos líderes. Están en plena revolución. El plan de rescate para sacar a Katniss de la arena del cruel e inquietante Vasallaje de los Veinticinco no fue casual, como tampoco lo fue que llevara tiempo formando parte de la revolución sin saberlo. El Distrito 13 ha surgido de entre las sombras y quiere acabar con el Capitolio. Al parecer, todos han tenido que ver en el meticuloso plan… todos menos Katniss.
El éxito de la rebelión depende de lo dispuesta que ella esté a ser una marioneta, a aceptar la responsabilidad de incontables vidas y a cambiar el curso del futuro de Panem. Para hacerlo deje dejar a un lado sus sentimientos de rabia y desconfianza. Debe convertirse en el Sinsajo… a cualquier precio.

Crítica personal (puede haber spoilers):
Al tratarse de una continuación, será inevitable mentar sucesos del anterior para mayor comprensión y coherencia de esta crítica personal. Si continúas leyéndola, será bajo tu propia responsabilidad.

Aún viéndolo con sus propios ojos, para Katniss no es fácil aceptar que el Distrito 12 haya dejado de existir y que la gran mayoría de sus habitantes sucumbieran en el bombardeo del Capitolio. Ese sabor amargo no puede desaparecer sin más aunque tenga la fortuna de que su madre, Prim y Gale sigan vivos, porque ella es la responsable, indirecta pero certera, de esa masacre.
Tampoco le es llevadera la idea de que no pudieran rescatar también a Peeta de la arena del Vasallaje de los Veinticinco y quedando éste a merced del Capitolio; sin saber que ha sido de él o lo que pueda estar soportando. De igual modo, el hecho de que el Distrito 13 siga existiendo en la clandestinidad y preparándose durante años para contraatacar a la tiranía del presidente Snow será toda una revelación. Y para terminar, el que ella sea tan importante para los rebeldes del 13.
Sin quererlo y sin a penas percatarse, Katniss se ha convertido poco a poco en un icono para el pueblo de Panem que simboliza la revolución para la sociedad y la chispa de sublevación de las masas oprimidas contra el déspota y cruel Capitolio. Alma Coin, presidenta del Distrito 13 y líder de los rebeldes, insta a Katniss que sea el Sinsajo que represente la cara de la rebelión ante el pueblo de Panem en la inminente guerra; porque saben que sin ella su éxito se vuelve mucho menos probable para espolear a la ciudadanía llana a unirse a la lucha y, sobre todo, derrumbar los pilares que sostienen las cadenas de la tiranía.
Finalmente Katniss aceptará, pero no sin condiciones, en buena parte personales. Se creará sobre ella un personaje para idolatrar al pueblo para ser su fuente de valor y esperanza; de igual modo se convertirá en un soldado que por la causa y por el rol de Sinsajo a exponer al mundo deberá estar también en el riesgo del fuego cruzado. Sin embargo, lo que más le preocupa es Peeta, analizando sus propios sentimientos hacia este a la par que se adentra en una nueva relación con Gale entre la guerra y sentimientos confesados antes del Vasallaje de los Veinticinco; descubriendo que quizás su propio corazón puede convertirse en un campo de batalla mucho más delicado. Y por supuesto, mientras la sotierra las cada vez más nítidas trompetas que anuncian la verdadera guerra contra el régimen de Snow, puede que sea inevitable hacerse ciertas preguntas: “¿En quién se puede confiar de verdad? ¿A quiénes conoce en realidad? ¿Qué verdad hay en las profundidades de sus sentimientos? ¿Quién es ella en realidad, si la imagen que quiere y debe mostrar, o por el contrario…?.

Sinsajo culmina la trilogía, tras la expectación que despertó el desenlace de En Llamas, que seguramente a pocos haya dejado indiferente.
Quien crea que este libro será un triplete de los Juegos del Hambre dado el doblete en el anterior (aunque con el nombre añadido del Vasallaje para que no resultara del todo lo mismo), mejor que no se haga ilusiones con el dicho de que, en ese aspecto, no haya dos sin tres. Esta vez los “juegos” serán algo más reales y crueles si cabe, y casi diría que “razonable” para un baño de sangre: la guerra en toda regla. Los tributos siempre se han enfrentado, en verdad, a una batalla aunque campal y anárquica pero no libre de alianzas temporales y traiciones fermentándose; ahora los contendientes son dos claros bandos que sí están dispuestos al conflicto sin la menor coacción opresiva, pero no por ello menos brutal. Y esta guerra promete ser llevada mediante todos los medios posibles, incluyendo la propaganda a través de las ondas, con tal de hundir y destrozar al bando contrario y alcanzar sus objetivos.
Como acabo de exponer, una parte bastante importante, e incluso curiosa, es el tema de la guerra a través de las ondas con las denominadas propos. Las acciones de Katniss más allá de la relativa salvaguarda del Distrito 13 serán recogidas en casi todo momento, tanto para mostrar la realidad al pueblo de Panem pinchando las emisiones del Capitolio como para promover la imagen del Sinsajo, y por ende la de la rebelión. Quizás este aspecto es uno de los que da más juego dentro de esta guerra que llega a convertirse en una travesía por una oscura y espesa jungla sin brújula alguna, porque lo único que Katniss deja claro es que nada está de verdad claro en su mundo en ese punto en el que han llegado.
Este cierre de la trilogía me ha enfocado algo que es tan cierto como recurrente: A veces no todo es tan blanco puro o tan negro azabache, sino que el gris puede ser lo más común en una variedad de intensidades más amplia de lo que puede uno considerar. Cierto que hay mucha oscuridad en la personalidad de Snow y en sus métodos de dominar a la población, pero dentro de su crueldad muestra ir más de frente de lo que puede apreciarse; y del mismo modo, aunque el blanco que supone la meta de la rebelión y Alma Coin, a medida que se sonda la novela las nobles y justas intenciones no lucirán tan inmaculadamente níveas como se quieren vender.

Sinsajo se divide en tres partes (Las cenizas, El asalto y Asesinos), más un escueto epílogo que en conjunto cierra con todo el acierto posible esta historia y ese mundo de tiranía cruel en extremo; en general, no se sale la más mínima puntada del patrón que siguieron a pies juntillas los libros predecesores. Lógicamente, Katniss sigue cumpliendo el rol de narradora que comparte con el principal de heroína; y quizás en este aspecto sufra el doble filo de la voz en primera persona, pues hay muchos acontecimientos (a parte de los que ella no presencia pero sí llega a saber de ellos) que podrían haberse esclarecido.

El estilo de Suzanne Collins continúa siendo de mi agrado, tanto por su exposición como la forma en que absorbe al lector en los sentimientos de Katniss. Sin embargo en esta buena historia en su base, concibiendo en este tercero un cierre nada desechable, no ha logrado contentarme tanto como en los anteriores. Casi diría que ha concebido una recta final aún más enrevesada que más bien acaricia el adjetivo de caótica; pero no por ello quita que sea bastante demoledora narrativamente hablando, golpeando con mayor virulencia aún en las emociones del lector.

Katniss sigue sin tenerlo fácil en este desenlace, más bien se complica más todavía. El escenario en el que andará será un verdadero laberinto tanto emocional como mental, porque el hilo de la confianza se vuelve en ella más fino y frágil; y ella es capaz de contagiar ese sentimiento al lector. Se verá muy inmersa en el conflicto que se desencadena en la novela, tan acerado y candente o más que los juegos que logró escapar con vida. Su rol en este terreno es peculiar, ya que deambulará entre la actividad de combatir como un soldado siempre que tiene la oportunidad y la pasividad de ser una especie de mascota de la rebelión y sus videos. Creo que será en Sinsajo donde más se curte y pruebe la sensibilidad de Katniss, a pesar de lo mucho que ha sido castigado su corazón, que ya de por sí llegará a sobrecogerse ante.
Gale no alcanzó, ni siquiera en este desenlace, las cotas mínimas de expectativas que deposité en él en el primer libro; incluso en algunos aspectos decepciona. No es un mal personaje, ni tampoco digo que sea nulo ofreciendo juego a la trama; sin embargo, personalmente me esperaba más de él. Lo que sí ofrece, a mi parecer, lo que puede germinar en una persona cuando carga años de resentimiento que desembocan en una obsesión de justicia, convirtiéndose esto en una obsesión capaz de nublar la visión de otras cosas importantes e incluso dañar lo mejor de uno mismo; y esto hace que me parezca por debajo de Katniss pues ella ha pasado por calamidades, pérdidas y sufrimientos iguales e incluso mayores pero que ella sí muestra más potencial de perseverancia.
Peeta, el tercero en discordia en este triángulo singular, puede que sea el personaje más sufrido y castigado de este desenlace, puede que incluso más que Katniss por los corredores tortuosos y anegados que le toca sondar por los empujones del destino y la crueldad del mundo post apocalíptico que vive. Será un personaje más crucial que nunca, sobre todo para Katniss, más allá todavía de lo que en superficie muestra. Algo que llega a influir mucho de él en este desenlace es lo más aún diametralmente opuesto que es de Gale; mientras que este último ha caminado de la mano del rencor y la destrucción en esta guerra, Peeta no se ha entregado tan vehementemente a esa manera de enfrentarse a la adversidad, pues siempre en lo más hondo es el chico que puede creer en un mañana mejor, y que siempre, a pesar de todo, es ese hijo del panadero que a hurtadillas le dio pan a alguien que lo necesitaba en contradicción a su madre. En resumidas cuentas, Katniss es la maquinaria de la historia, pero para mí Peeta es una pieza de menor tamaño en comparación a ella pero que se convierte en el engranaje central que hace que ella funcione hasta el final.
La mayoría del resto de personajes son caras conocidas de las anteriores entregas. Haymitch, Finnick, así como otros tributos del Vasallaje que sobrevivieron, mantienen más o menos su grado de influencia tanto en la heroína como en la trama en sí. Por supuesto está Prim, que dentro de su papel sumamente secundario muestra un buen grado de resolución y evolución. Habrá otros personajes que en este libro se esclarecen en mayor o menor medida (dentro de lo que tenga claro conocimiento Katniss) lo que es de ellos antes, durante y después de Sinsajo.
Una parte muy importante, pegados a los talones de Katniss en buena parte de este recorrido, son Cressida, Messalia, Castor y Pollux. Serán quienes aseguren tenerla a tiro de cámara para captar sus acciones, su arrojo y sus decisiones en todo lo que ella participe en esta guerra. Un grupo muy heterogéneo y compenetrado que se amolda bastante bien al Sinsajo y cumple estupendamente su cometido profesional. Parece inevitable que el roce surja entre ellos y Katniss, lo cual nos permite a partes iguales conocerlos un poco mejor y ahondar algo más en la propia protagonista.
Destacaría por otro lado a Alma Coin, la dirigente tanto del Distrito 13 como de la rebelión. Una mujer que escuda su frialdad y su meticulosidad en el objetivo de destruir el yugo del Capitolio sobre los oprimidos Distritos; y toda empatía que ella saca a relucir queda condicionada y estudiada, porque ese el poder que posee como guía de las piezas de su bando de esta guerra. Aunque está claramente en el bando de los buenos esta obra, así como sus metas son por el bienestar de la nación oprimida, se palpa en sus primeras escenas que es de las que no se conformarían con cualquier cargo en la futura sociedad que desean forjar, y que para ello no le importa dar una de cal y otra de arena. Si Snow es la inquietud que aviva la ira y el miedo en los dominados, Coin es la quietud gélida que uno puede llegar a recelar si se ve más allá de sus palabras y actos objetivamente nobles.

La trama sigue su redil de expectante incertidumbre dentro del caos que supone la confrontación, mostrando lo que mueve tanto a unos como a otros. La destrucción y la crueldad de la guerra en todos sus aspectos están muy presentes; donde vemos a La Parca sesgando con la misma avaricia que ha mostrado en cada libro de esta trilogía, pero fue en Sinsajo donde pude sentir más punzante el filo de su guadaña cada vez que se cobraba su presa. El tema de las muertes de personajes (desde cruciales hasta secundarios que lleguen a caer en gracia a parte de los lectores) es algo que estamos acostumbrados en este género, o que al menos uno debería estarlo, sobre todo tras las más significativas que se han cobrado en los libros previos de esta trilogía (muchos aún deben escocerse por la de Cinna); sin embargo, creo que no es fácil aguardar y soportar esto incluso en un desenlace, y en éste la autora logra golpear donde duele, quedando el anterior caso de Cinna en casi una minucia (quien avisa no es traidor).
Un final que desarma al lector, con partes (y pérdidas) que no se esperan o que sí se esperan aunque podamos negarnos a aceptarlas como probables hasta que la autora abofetea con la crueldad de su creatividad. Incluso he llegado a sentirme que todo lo que ha andado y sufrido Katniss pierde de un momento a otro todo sentido. En general sorprende hasta casi las últimas páginas el como queda esta partida con todas las cartas sobre la mesa, aunque en mi caso me dio más o menos la misma cantidad de pros y de contras; agradándome en buena medida pero aún así no llega a lo que cabía esperarme en el momento culminante de esta historia. Además, otro aspecto que me pareció un tanto mal aprovechado en este tercer libro fue el romántico y ese triángulo Katniss-Gale-Peeta que ya desde el comienzo de la trilogía se vendía como un elemento poderoso y prometedor de cara al futuro; pero en alto grado sentí que queda eclipsado (y casi aplastado) por el resto de factores de la trama.
Tampoco destila mucho el muy escueto epílogo, que deja un buen tramo de cabos a disposición de la imaginación y las hipótesis del lector; aunque lo más crucial queda más o menos atado de una manera muy profunda y reflexiva. Un punto y final que cumple bien su cometido, pero recalco que en mi caso no llega a encajar conmigo como lector tanto como esperé.

Y no podía faltar el sinsajo en la portada, con sus alas más extendidas en majestuosidad, un símbolo más claro de esperanza y libertad, con expectativas de traer esa equidad libre de tiranía.

Conclusión: Los juegos se han acabado para entrar en algo puramente adulto pero tan cruel como los vividos por todos los tributos de la historia de ese mundo. La incertidumbre y la muerte rondan demasiado cerca en cada página, y definitivamente nada está claro ni decidido, pudiendo pasar de todo (ya sea para gusto o fiasco del lector). Aún así, si has empezado con Los Juegos del Hambre, vale la pena terminar para saber como acaba esta evidente tragedia.


Mi valoración global: 3,5/5