martes, 30 de agosto de 2016

Crítica personal: Cuatro

Título: Cuatro. Una Historia de la Saga Divergente
Título original: Four. A Divergent Collection
Autora: Veronica Roth
Editado en España por: RBA
 
Sinopsis:
 
Dos años antes de que Beatrice Prior tomara su decisión, el hijo del líder de Abnegación, de solo dieciséis años, hizo lo mismo. El traslado de Tobias a la facción osada es su oportunidad de empezar de nuevo. Allí no lo llamarán por el nombre que le pusieron sus padres. Allí no permitirá que el miedo lo convierta en un niño asustadizo.
Tras rebautizarse como Cuatro, en la iniciación descubre que tendrá éxito en Osadía. Sin embargo, la iniciación no es más que el principio: Cuatro debe reclamar su puesto en la jerarquía osada, y sus decisiones afectarán a los futuros iniciados y revelarán secretos que suponen una amenaza tanto para él como para el futuro de todo el sistema de facciones.
Dos años después, Cuatro está dispuesto a entrar en acción, pero el rumbo que tomará todavía no está claro. Es posible que la primera iniciada en saltar a la red lo cambie. Es posible que con ella se despeje el camino a un mundo mejor. Es posible que con ella vuelva a ser Tobias.
 
Crítica personal (puede haber spoilers):
Incluye detalles de la trilogía, sobre todo de Divergente e Insurgente; la lectura de este libro complementario supondrá spoiler a los mismos.
 
Quien crea que todo estaba dicho al final de Leal, estará bastante equivocado.
Desde un punto de vista objetivo, Cuatro no es un libro realmente indispensable de leer en la saga, aunque recomendable y acertado de hacer en buen grado.
Este manuscrito complementario, en parte, hace las veces de precuela, situando al lector en la elección de Tobias y todo lo que vive él en Osadía antes de las primeras páginas de Divergente. Al mismo tiempo nos refleja sucesos y detalles de la trama del primer libro que, lógicamente, Tris no podía tener constancia en ese momento.
Además, está el pequeño añadido de algunos fragmentos de Divergente ya narrados por la indiscutible protagonista de la saga pero con la perspectiva de Tobias. Esto último quizás para muchos no sea un gran contenido, pero no deja de ser algo curioso que tampoco se le tiene que hacer el feo.
 
La propia autora en la introducción nos aclara que Tobias iba a ser, en un comienzo, el protagonista narrador de Divergente; aunque esto no avanzó mucho antes de que tomara un cambio de dirección a través de Tris. Parece que necesitó culminar su obra más reconocida para enfocar adecuadamente lo que tuvo al principio en mente y concebir este añadido que enriquece la trilogía.
 
En cierto aspecto, este libro flojea un poco por parecerme tan similar a Divergente. La iniciación de Tobias, así como su proceso de adaptación, me recordaron mucho al paso de Tris; aunque es el protagonista del presente quien menos se abre a su nueva facción, en parte por ser tan reservado y receloso, y por otro lado porque tiene demasiados secretos que ocultar (como su verdadero nombre y la realidad velada sobre su padre y la conducta de este en el núcleo familiar).
Durante los acontecimientos narrados en sus cinco relatos, se palpa la evolución de Tobias, desde el que vemos justo antes de renegar de Abnegación y de su padre hasta el que conoce Tris después de su primer salto.
 
Quien haya disfrutado del primer libro, sobre todo de ese primer escenario que es la sede osada, sentirá gratitud de poder dar un último paseo por lugares tan emblemáticos de la misma como su Pozo, la Espira o el estudio de tatuajes de Tori. Cuatro dilata más el conocimiento sobre esta facción, pero sobre todo la forma en que la gente llevan sus vidas, complementando e incluso esclareciendo esta parte de la sociedad del mundo distópico concebido por la autora.
 
Uno de los puntos más fuertes que ofrece la visión de Tobias de este escenario es la forma que descubre la confabulación y la falacia en las facciones que se cuecen, sobre todo el control que Jeanine sobre Max y la forma en que se explica el ascenso de Eric y su rol de topo por y para Erudición dentro de Osadía, además del posterior plan de traición y eliminación de Abnegación. Aunque esto se va viendo de todos modos a través de Tris mediante lo que ata entre lo que descubre y lo que le informan, Tobias nos muestra la maceración de todo este complot de forma gradual, continua y directa. Y así mismo, el lector se adentra al conflicto interno que supone este descubrimiento para el protagonista, sin saber exactamente que hacer ni cuando, considerando que cualquier acción que hiciera supondría una traición tanto a su facción actual como a los inocentes de la que renunció tiempo atrás.
También se esclarece el como descubre Tobias el hecho de que su madre no estuvviera muerta como su padre hizo creer a él y a prácticamente todo el mundo, además de como pudo encontrarla cuando la consideró necesaria al principio de Insurgente. Además entre sus páginas nos muestra algo más de cómo Amar llegó a ser, dentro del poco tiempo en que tuvieron trato, alguien digno de la simpatía y el agradecimiento del joven llegado de Abnegación; sin obviar el como este personaje supuestamente muerto resurgido en Leal consigue que todo el mundo le llame Cuatro sin que nadie (salvo Eric y unos pocos más) tengan presente en la memoria el estigma que supone para Tobias ser un Eaton.
 
Tampoco tiene desperdicio las reflexiones de Tobias, incluso las que tienen que ver con el comportamiento, su sociedad y las relaciones dentro de cada facción; y en muchos aspectos nos recuerda que todavía es un adolescente. Se verá con las diferencias de vivir la vida entre Abnegación y Osadía; de limar aunque sea un poco su propio ostracismo y lo enseñado en la cultura de su facción natal tan comedida para moverse como esos osados que son más sociables y confiados dentro de su núcleo. También, aunque sin mucho éxito hasta la aparición de Tris, se cuestionará el tema de las relaciones amorosas o la atracción hacia el sexo opuesto, algo que ya de por sí es pudoroso en Abnegación.
 
La primera persona siempre ha sido la voz cantante, y lógicamente es el protagonista de estos relatos quien los narra. Ya en Leal se ganó buena parte de mi simpatía en esta faceta que compartía más o menos a la par que con Tris, y siguió así durante las casi doscientas cincuenta páginas de Cuatro.                                                   
 
El estilo de Roth sigue siendo tan ameno, dinámico y reflexivo como en el comienzo de la saga, con una gran exposición de la trama, el escenario y los personajes, incluso en esta vista retrospectiva después de llegar al final de toda historia. Lo más agradable de este caso, con Tobias como único narrador, es que fue capaz de crear para él un timbre de voz propio sin que quedara tan parecido al de Tris. Se palpa en cada línea de que la autora, durante el proceso de escritura, intentó poner todo lo que fue capaz en esta despedida de la saga Divergente.
 
El personaje de Cuatro/Tobias fue uno que a lo largo de la saga fue ganándose mi simpatía de manera paulatina, a medida que se acercaba el desenlace; desde el potencial con expectativas que le intuí en Divergente hasta la evolución y resolución que muestra en Leal. Y Cuatro fue la oportunidad de conocerle mejor y fraguar mayor empatía hacia él, aunque diría que su peso es demasiado angular y centrado en él, quedando el resto del elenco como meros respaldos al peso que supone Tobias. Conocemos mejor y de modo más visceral ese pasado tortuoso de mentiras y de dolor tanto corporal como emocional del que siempre había ansiado escapar; por lo que Osadía se convierte en una vía de escape incierta, desesperada e incluso peligrosa para él. Se hará fuerte, y se hará a sí mismo, pero no por ello dejará atrás su lado más vulnerable que refugia en lo más hondo de su alma con muros de acero y alambre de espinos para que nadie vea lo más íntimo y lamentable de su persona. El camino en su nueva facción será complicado para él, pero de un modo u otro sacará tanto diligencia como lealtad a sí mismo para hacer suyo el estatus de verdadero osado; sin doblegarse ante nadie, y mucho menos ante los que le desean mal y humillación, aunque no por ello se integre tan de lleno como podía esperarse en un osado típico. Aunque en ciertos aspectos rompe con esa pavorosa fobia hacia su padre, este sentimiento es imposible de extirpar durante esta etapa de su vida, por más que lo enfrente en su pasaje del miedo. Y conociéndole ya algo mejor, queda claro que Tobias/Cuatro es alguien con moral y ética, además de un enemigo consumado de la falacia; virtudes que demuestra llevarlas más allá del tinglado y los tejemanejes de las facciones y la corrupción que pueden alardear entre las sombras sus líderes.
 
Como ya expliqué, Tobias es el que acapara (casi de manera avariciosa) el protagonismo del libro (quitando algunas escenas en las que aparece Tris, en las que ella lo comparte un poco). Pero dentro de lo que cabe, conocemos bien a los habitantes de Osadía que en mayor o menos medida dejan impronta en él.
Quizás los que más destacan son Zeke y Sauna, quienes logran entrar en el corazón del protagonista más que el resto, pero sin ganarse que este desnude tanto su alma como lo logra Tris. Aún así, este dúo hará con su despreocupada y franca amistad hacer más llevadera la integración y la vida en sí a Tobias dentro de la facción que vio nacer a ambos. Además, también se ve en ellos sus propios asuntos, sobre todo los intereses de ella a nivel sentimental.
El trato cómplice de Tori con Tobias se asemeja mucho al que ella muestra con Tris, pero lógicamente con sus matices a pesar de que la tatuadora por excelencia de Osadía guarde secretos bastante arriesgados con uno y con otra. Y Amar, dentro del juego que ofrece, agrada de leerlo y conocerlo, sobre todo su rol de instructor con Tobias, demostrando que en cierto aspecto deja en este último una pequeña muesca de influencia e ideales. También hay que tener presente la escueta pero relevante interpretación del personaje de Evelyn.
Entre los personajes con más sombras destacaría a Marcus Eaton, que da una imagen al mundo que oculta esa otra que contrasta de padre y marido déspota, agresivo e insensible: a Max, que es algo similar al anterior, con sus ideales a los suyos de exaltar y reforzar el espíritu osado pero que a la hora de la verdad es un perrito faldero de Erudición como descubre Tobias; Jeanine demostrando las primeras fases de su ambición y su actitud calculadora; así como Eric, quien en buen grado se sume y asciende en su nueva facción más por segundas y pérfidas intensiones de lealtad a la que en verdad defiende.
 
La portada mantiene la base del diseño de las que forman la trilogía, ofreciendo la imagen de una noria rotando constantemente, y a una gran velocidad por las llamas y las chispas de fricción que se ven. El significado principal esta claro, quien recuerde la escena en ese mismo tipo de atracción de feria que comparte él con Tris en una escena importante de Divergente. Pero desde mi punto de vista, a parte del evidente, la noria posee diversos significados intrínsecos respecto a la saga y al propio protagonista de este pequeño manuscrito que más de uno podría intuir con un solo vistazo a la cubierta y conociendo de antemano todo lo vivido en los tres libros principales.
 
Cada relato está bien encuadrado y relacionado, tanto entre sí como con la trama principal. Definitivamente, es un libro que leer para enriquecer lo que se ha vivido con la lectura de la trilogía. Y con franqueza, el resultado de este libro cuyas páginas se reparten antes del primero y otras en medio de este y del segundo, resulta notable y por encima de lo que pueda dar pie las expectativas y los recelos que puedan despertar en más de un lector.
 
Conclusión: Relatos que nos acerca más a Tobias Eaton, sobre todo su pasado que repercute también en el presente y futuro a partir de Divergente. Un libro complementario que demuestra que sí había cosas dejadas en el tintero por compartir.
 
Mi valoración global: 4/5
 

viernes, 26 de agosto de 2016

Crítica personal: Aristotle and Dante Discover the Secrets of the Universe

Título: Aristotle and Dante Discover the Secrets of the Universe
Título en español: Aristóteles y Dante Descubren los Secretos del Universo
Autor: Benjamin Alire Sáenz
Editado en inglés por: Simon & Schuster
Editado en España por: Sin publicación

Sinopsis:

Dante can swim. Ari can’t. Dante is articulate and self-assured. Ari has a hard time with words and suffers from self-doubt. Dante gets lost in poetry and art. Ari gets lost in thoughts of his older brother who is in prison. Dante is fair skinned. Ari’s features are much darker. It seems that a boy like Dante, with is open and unique perspective of life, would be the last person to break down the walls that Ari has built around himself.
But against all odds, when Ari and Dante meet, they develop a special bond that will teach them the most important truths of their lives, and help define the people they want to be. But there are big hurdles in their way, and only by believing in each other−and the power of their friendship−can Ari and Dante emerge stronger on the other side.

Crítica personal (puede haber spoilers):

De nuevo una lectura en inglés, siendo esta la primera que escogí más por gusto propio que por circunstancias que me espolearan a ello. Hubo un tiempo en que vi muchos booktubers mostrando este título en concreto entre sus lecturas; y como me encontré con alabanzas hacía el mismo sin excepciones, a parte de que la temática y la sinopsis me resultaron atractivas, me animé a adquirirlo en inglés (no está editado en España, pero curiosamente en México sí por Planeta). Debo decir que las estupendas opiniones que me encontré entonces no fueron infundadas.

La novela nos ubica a finales de los ochenta en El Paso. Aristotle (Ari) Mendoza es un mexicano-norteamericano de quince años con un serio problema de ostracismo, y a veces de temperamento; bastante antisocial, algo propenso al enfado (tanto si los exterioriza como si no) y poco dispuesto a evidenciar sus emociones e inquietudes más profundas, incluso con su familia; con una cruzada en sus sentimientos y pensamientos que lo convierten en un chico algo complejo y solitario. La relación y la comunicación con su padre son escasas, lineales y lejanas, sobre todo porque este carga sus propios fantasmas inconfesables tras participar en la guerra de Vietnam. Además, su hermano mayor está en prisión y en casa viven como si él nunca hubiera existido.
A comienzos de verano, Ari va a la piscina para aprender a nadar. Será entonces cuando conozca a Dante Quintana, otro mexicano-norteamericano de su misma edad cuya mera presencia refleja ser diametralmente opuesto a él; y sin mediar palabra se ofrece a enseñarle a nadar. Algo tan simple como lo curioso que resulta que ambos tengan nombres singulares será el primer paso a que emerjan los potenciales brotes de una gran y particular amistad.
¿Qué puede salir entre dos chicos tan distintos? La peculiar percepción del mundo y de la vida en sí que ofrece Dante marcará un antes y un después en Ari; aunque este derroche complejidad en su forma de sentir y vivir.
En su amistad compartirán buenos momentos, pero también toda la complejidad y la desorientación propia de la edad de ambos; sin embargo, se tendrán el uno al otro en una confidencia recíproca. Juntos se cuestionarán muchos enigmas de la vida, de las personas, sobre sí mismos y lo que creen y quieren, e incluso de los secretos que esconde el universo.

Aristotle and Dante Discover the Secrets of the Universe es una historia que ofrece, dentro de la cotidianidad, un cúmulo de experiencias, vivencias y reflexiones capaz de atrapar al lector prácticamente desde sus primeras líneas, así como unos personajes tan reales y vivos que despiertan grandes cantidades de empatía.
Vemos a Ari y Dante, dos chavales que están en ese punto de transición en que han dejado la niñez pero que a ojos de los adultos, sobre todo los de sus padres, todavía se ven lejos de ser considerados hombres; pero ese periplo se vuelve más llevadero, en especial para Ari, desde que se encuentran el uno al otro, aunque esto no quite que tengas sus propias gestas personales (siendo estas a veces complicadas de compartir incluso con quien se ha estrechado tal vínculo). Por más obstáculos que sientan que encuentren en sus vidas y en sí mismos, su amistad se va tornando más intensa, convirtiéndose en un cabo al que agarrarse, llegando a entenderse sin a penas mediar palabras o si pasan por alguna racha en la que el contacto entre ellos pierde intensidad.

Lo abrumador que pueden ser los cambios físicos de la pubertad; la curiosidad, el descubrimiento, e incluso el rechazo a todo lo referente al sexo, incluyendo las típicas conversaciones entre hombres espoleadas por la testosterona; el ser fiel a lo que te guste o a uno mismo aunque eso signifique salirse de lo que se condiciona la sociedad; la encrucijada entre confiar o recelar, exponerse o no a los demás y a todo lo que pueda afligirte; la búsqueda de la verdad y de conocer tu núcleo familiar sin velos de enigmas; sentir que tienes algo que ocultar incluso con quieres te importan por miedo a que eso les herirá o dañe la imagen de ti de manera severa e irreparable; o algo tan simple como vivir esa etapa llamada adolescencia, serán ejemplos de lo que nos ofrece la novela, vendiéndonos este tipo de temas con un atractivo poco habitual.

También está presente la homosexual, no en vano fue galardonado (entre otros premios) con el Stonewall Book Award. Sin embargo, esto fue tratado y mostrado de un modo inesperado a lo que imaginé a priori pero que, igualmente, me agradó e incluso sorprendió; sobre todo teniendo en cuenta que en esa época aún era un tema bastante complicado en la sociedad.

La amistad entre sus principales protagonistas es algo que me encantó desentrañar; tan cotidiana pero a su vez tan propia de ellos dos. Con sus buenos momentos, pero también complicados en los que a veces alguno de ellos (en particular Ari) tiende a evadirse un periodo de tiempo. Uno se puede dejar llevar por todo lo que exuda la relación entre estos personajes, sobre todo su espontánea efervescencia.
Algo curioso y bastante recurrente son las puyas amistosas que se lanzan, siendo una de las más comunes el demostrar quien es el más mexicano, a pesar de ser estadounidenses; y Dante no dará su brazo a torcer aunque cuente con el handicap de tener ascendencia norteamericana. Quizás este ejemplo sea una minucia para algunos, pero que desde mi perspectiva refleja la importancia que podemos darle a nuestras raíces o a algo intrínseco nuestro; que aun viviendo en los Estados Unidos, eso no está reñido con  el orgullo de sendos protagonistas por su herencia cultural.

Y precisamente por esto último, es inevitable que el elemento latino está muy presente en la novela debido a su elenco principal; sobre todo en lo que se refiere al idioma. Es bastante frecuente, sobre todo en la madre de Ari, el uso del español en los diálogos en forma de palabras sueltas, expresiones y alguna frase corta que otra.

La historia está narrada por el propio Ari, el cual sin duda proporciona un resultado sumamente visceral. Está dividida en seis partes: The Different Rules of Summer, Sparrows Falling from the Sky, The End of Summer, Letters on a Page, Remember the Rain y All the Secrets of the Universe. He de decir que la exposición de esta novela ha sido una de las que más me han atrapado como lector, y creo que agradará a cualquiera que conecte tanto con el argumento como con el propio Ari. Sus capítulos suelen ser bastante escuetos, algunos incluso mucho menos de una página, y el dinamismo se palpa con constancia.

El estilo de Benjamin Alire Sáenz es simplemente estupendo, imprevisible, adictivo y fluido; incluso en esta lectura mía en inglés. Dos muchachos son poca cosa comparada con el universo entero, pero él ha logrado meter un pequeño pero rico cosmos en un simple libro de manera exitosa. Hace que su protagonista/narrador detalle lo que vive y, sobre todo, lo que siente; logrando una de las prosas más sentidas y realistas que haya tenido el placer de adentrarme, y cada línea supura sencillez que atesora profanidad e intensidad. Otro aspecto atractivo de la escritura del autor es que es bastante claro y con escasos remilgos, incluso con algún tema que más de uno tocaría con algo de delicadeza, pero sin caer tampoco en aguas demasiado turbias a la hora de tratarlos.
Sin duda, Alire creó con esta novela una maraña que uno desearía enredarse más y más hasta llegar al ocaso de un delicado, intenso y vívido argumento claramente tejido con mimo y pasión.

Ari me gustó mucho como personaje; sobre todo porque es de esos pocos casos que, de que fuera alguien real y lo tuviera cerca, sentiría sincera empatía hacia él pero que al mismo tiempo desearía darle una buena colleja por más de un pensamiento, sentimiento o acto que muestra a lo largo de la novela. Quizás un poco de cada circunstancia suya haya influido en su forma de ser. Le frustra que su hermano (que acabó entre rejas siendo él todavía muy pequeño) sea algo así como un doloroso tabú en su casa, sin saber siquiera que habría hecho para estar en prisión; y de igual manera le pesa lo poco que parece conocer a su propio padre, a quien la guerra dejó una dolorosa impronta. Las relaciones sociales no son precisamente su fuerte; y aunque Dante demuestra haber encontrado una pequeña rendija que le permita llegar a lo profundo de él, Ari resulta un bastión emocional nada fácil de explorar a fondo. Es recurrente a la ambivalente facilidad de sentir amor y enojo hacia la gente que le importa según sus circunstancias y estados anímicos; y del mismo modo se bambolea entre el querer y no querer en algunos momentos. A lo largo del libro, a raíz de que Dante deje su huella en él con su amistad, Ari mutará poco a poco en muchos aspectos, a medida que secretos, revelaciones, reflexiones y vivencias diversas se sucedan en torno a su persona.
Dante es un chico único, a mi parecer. Sus maneras, encantos y carisma hacen que se meta a casi cualquiera en el bolsillo. Suele ser visto como un joven interesante por ser bueno en natación y en el dibujo, sumándole su gusto por la poesía. Pero lo que más defina a Dante es su propia y genuina manera de ver el mundo, así como su propia filosofía de vida, tan desinhibida y fresca, sin miedos a que el resto de la gente no comparta o entienda su forma de ser; en pocas palabras, un pez que nada contra corriente sin lamentarse de ello. Con ciertas rarezas pero que le alaban como alguien que no se deja arrastrar gratuitamente por la marea social, con una personalidad genuina y propia. En muchos aspectos es alguien valiente y diligente (sobre todo a la hora de lanzarse hacia su amistad en las duras y las maduras, incluso si Ari pone barreras en algún momento de obcecación por parte de su ostracismo), pero en otros demuestra mucha sensibilidad, cierta fragilidad y una relación bastante afectiva con sus padres. Él será el que conmueva a Ari (y al lector de paso) con sus sentimientos, su personalidad y todo lo que el experimenta y comparta a lo largo de la novela; porque dejará claro que él mismo, bajo ese halo de seguridad y resolución, también siente y padece.
Básicamente, ellos dos son los ejes centrarles de la trama, a parte de sus respectivos padres, tan reales como cualquier matrimonio bien avenido con hijos.
De los Mendoza destacaría el peso que acarrea el cabeza de familia tras su paso por una cruenta guerra, un terreno vedado de sí mismo que ni tan siquiera su esposa logra explorar tan libremente. Pero este personaje y su relación con Ari reflejará evolución y revelaciones que marcarán un antes y un después. Por su parte, la señora Mendoza es un encanto de mujer, esposa y madre; de personalidad constante, con una relación muy unida a su hijo aunque este tenga un carácter complejo. De todos modos, la madre de Ari tendrá también sus cruzadas personales.
Los Quintana demuestran ser muy afectivos con Dante, pero no por ello son unos padres descuidados, ni mucho menos (siendo ella más estricta que él en muchos momentos). Casi como su propio vástago, entrarán en la vida de Ari y entre el matrimonio y el benjamín de los Mendoza cuajará una buena relación con el tiempo, así como un acercamiento, a pesar de las reticencias del Ari que conocemos al comienzo de la novela.
El elenco activo dentro de la novela es bastante escueto. Destacaría a Gina Navarro y a Susie Byrd, compañeras de clase de Ari con cierto trato hacia él a pesar de que le resulte cargante relacionarse con ellas (sobre todo por lo insistente que puede ser Gina); a pesar de todo, podría decirse que son los más parecido a amigas para él si dejamos a un lado a Dante. La participación de estas muchachas es más bien contada y harán su primer acto de presencia por el ecuador de la novela, pero aportan bien a la trama dentro del papel que se les asigna.
Muchos son los personajes que son más por mención y/o participación indirecta. Las gemelas hermanas mayores de Ari son un ejemplo, y, en particular, el propio Bernardo Mendoza, un nombre lleno de enigmas tanto para el protagonista/narrador como para el lector que espolean el interés. Este último caso es uno de los mayores focos de atención de la trama, aunque son otros los que incluso en el último tramo logran captar la curiosidad.

La trama, simplemente estupenda, fresca, sencilla, profunda y atractiva. Sobre todo, es que es una historia en absoluto previsible y no se puede dar nada por sentado; ofreciendo giros inesperados, enigmas que plantear y revelaciones impactantes. Vemos los altibajos de Ari, su evolución y a veces algún momento de involución que corregir; vemos encerrarse en sí mismo pero también emocionarse como todo adolescente; su rabia y sus motivaciones se retuercen a medida que el tiempo pasa y se busca a sí mismo.
El final es sumamente revelador, sobre todo para el propio Ari, quien en las últimas páginas necesita incluso un empujoncito de quienes le quieren para comprenderse a sí mismo. Comprender que a veces las respuestas son más cercanas y simples de lo que creemos. Que a veces son esas pequeñas cosas que no nos damos mucha cuenta o no le dedicamos atención las que importan.
Aristotle and Dante Discover the Secrets of the Universe se convirtió para mí en uno de esos libros que se hacen de querer cuando se leen y que te dejan una sonrisa difícil de borrar cuando lo terminas.

En lo que respecta al nivel de inglés, para quienes sean reticentes a salirse de nuestra lengua madre, diré que me resultó la más fluida y cómoda hasta la fecha. Es realmente fácil de leer, dejando a un lado consultas al diccionario o buscar el significado de algunas expresiones (este libro se ha ganado la anécdota personal de haberme enseñado cómo se dice en inglés ese universal gesto vulgar con el dedo corazón); sin embargo, la comprensión que derrochan sus líneas hace que sea fácil de seguirlas de una única ojeada, incluso si hay más de una palabra que desconozcas.
Idóneo tanto para los que dominen bien el inglés como los que están intentando de pulirlo; con el que cualquiera puede reforzar sus conocimientos a la par que disfrutan de una estupenda historia. Ese es sin duda otro encanto de Aristotle and Dante si optas por hacerlo en la versión original: aún teniendo que leer, traducir y comprender al mismo tiempo, sin duda es capaz de mantener la misma motivación lectora que si lo hicieras en castellano.

Conclusión: La historia de un muchacho que cree que conociendo los secretos del universo sería capaz de entenderlo todo, tanto la vida como su propia familia o a sí mismo. La historia de una amistad que cautiva desde ese comienzo espontáneo y limpio en un día de verano en la piscina. La historia que enseña a que muchas veces las respuestas que buscamos está en nosotros mismos.


Mi valoración global: 5/5

martes, 16 de agosto de 2016

Crítica personal: Entra en mi vida

Título: Entra en mi vida
Autora: Clara Sánchez
Editado en España por: Destino

Sinopsis:
En los años ochenta, cuando Verónica tiene diez años, descubre en la vieja cartera de su padre la fotografía de una niña que jamás ha visto antes, una foto acerca de la cual su intuición le dice que mejor no preguntar. Tras ese episodio, ha vivido siempre con la percepción de que la tristeza, las discusiones y los silencios en casa escondían algo de lo que nadie quería hablar. Años después, la enfermedad de la madre enfrenta a una Verónica adolescente cara a cara con un pasado del que lo desconoce casi todo, un pasado robado que la acerca más y más a esa niña de la fotografía. Por su parte, Laura siempre ha sentido que algo no encajaba en su familia. Ha crecido insegura, bajo la sombra de una abuela absorbente y una madre que apenas le ha hecho caso. Un día, Verónica entra en la zapatería en la que trabaja Laura y, con una sola mirada de esa chica resolutiva y tenaz, Laura comprenderá que hay momentos decisivos que suponen un antes y un después en la propia vida, aunque a veces resulte difícil reconocerlos. Desentrañar la enrevesada madeja de mentiras y manipulaciones que ha conformado sus vidas les descubre que el precio de pelear por la verdad exige un amor sin fisuras y un coraje extraordinario, porque el camino es aventurado y de no retorno y, tras una espiral de emociones al límite, se acabará revelando también como muy peligroso.

Crítica personal (puede haber spoilers):

Los acontecimientos, las vidas y prácticamente todo, pueden variar por azar del destino; pero si en medio está la mano del hombre, mayores estragos se pueden desencadenar. Y el mismo destino puede destapar verdades que se nos han velado, haciendo que la búsqueda de la felicidad sea un camino difícil que andar con paso firme y coraje que sacar de cualquier parte para lograrlo.
Eso es lo que aprenderán, entre tantas cosas, dos jóvenes con sendas separadas pero más paralelas de lo que hubiesen podido imaginar.
Verónica, aún en su infancia, encuentra una foto de una niña en una vieja cartera de sus padres. Desde ese instante, movida por la curiosidad, empezará a concienciarse a esa edad tan temprana de realidades desconocidas, a la par que su inocencia se irá desprendiendo poco a poco de su piel antes de lo habitual, entendiendo lo que no fue capaz de vislumbrar en la actitud de su madre, descubriendo esa pena de ella que nunca se había fijado y que no hacía plena de verdad la felicidad global de su familia. Y su propia vida mutará más aún al llegar a la adolescencia, momento en que afrontará decisiones y acontecimientos que la desbordarán, haciendo acopio de voluntad y tripas corazón en el camino enrevesado de continuar una búsqueda que se impondrá ella por esa persona tan importante que la trajo al mundo.
Por su parte, Laura siempre ha sentido que su vida no cuadraba, además de estar muy apegada, o más bien sumisa, e incluso castrando sus sueños y libertades, por una abuela controladora y una madre con demasiada manga ancha. Siempre ha vivido para contentar y entregarse a esas dos mujeres que componen su familia, tratando de encontrar pequeñas perlas de felicidad dentro de esa vida propia que tiene tan relegada a la trastienda por ellas. Hasta que un encuentro a los comienzos de su reciente edad adulta marcará un antes y un después que la abrumará, haciéndola plantear muchas cosas.
Tanto la una como la otra, destejerán una red de mentiras y maquinaciones que azoraron con vileza sus vidas, de las cuales son víctimas sin saberlo. Sus pasados no pueden cambiarse, y aunque sus presentes cada vez más conexos las desborde, de ellas dependerá el día de mañana.

Este libro ha sido bastante de mi agrado, y más siendo uno que ha llegado a mi poder de forma fortuita. Una historia con bastante crudeza y no tan de rosa, pero que me ha parecido bastante real e sentida, en la cual se desvela y aborda un tema escabroso del que han sufrido incontables personas, incluso en la actualidad.
Entramos en la vida (y nunca mejor dicho) de Verónica y Laura, dos jóvenes con un vínculo entre ellas del que en un principio no son conscientes.
Verónica desde muy temprana edad empieza a ser consciente de cosas que va apreciando en la actitud de su madre, en la fragilidad emocional e incluso mental que padece ésta y el motivo de ello. Irá destapando un pasado anterior a su propio nacimiento; y cuando la vida empiece a darle golpes realmente tortuosos, ya cerca de la edad adulta, se tendrá que poner en acción para afrontar algo que le vendrá muy grande. Mientras Laura, por su parte y ajena a Verónica, andará por un camino recto y controlado por otras personas incluso cuando deje atrás la infancia, sin alternativas, y si las ahí ya se encargarán esas personas de que no se aleje de lo que quieren para ella... y de ella.
Hasta que las piezas empiecen a encajar llegado a un encuentro que marca un antes y un después para las dos y para quienes las rodean. Entonces, ya nada volverá a ser como antes.

El libro está narrado en primera persona por sus dos protagonistas, lo que hace más visceral la trama; no es de color de rosa pero que puede ofrecernos un oasis de dulzura y leves risas gratificantes en ese enorme y tórrido desierto de dureza.
Se estructura en tres partes. Perdida en algún lugar nos prepara el terreno, conociendo a las dos protagonistas principales y las vidas de éstas en su infancia. Un bosque de sombras y flores, en plena adolescencia de ambas, es la parte que me ha resultado más cruda de esta historia, donde se desarrolla más el eje principal y las piezas empiezan a encajar poco a poco. Por último está Entra en mi vida, que da también título a la obra en sí, donde nos mueve por el desenlace que sucede con dinamismo, sorprendiéndome hasta prácticamente la última página.
Se alterna la narración y la perspectiva entre Verónica y Laura de una manera bastante equilibrada; aunque la voz más cantante suele tenerla más la primera, sobre todo al comienzo, contando con capítulos más largos, intensos y profundos en contra de los de la otra, más bien escuetos en comparación; aunque el peso de la pasiva Laura se equipará, e incluso llegará a superar, al de Verónica al alcanzar un punto cenital y candente de la novela.

La escritura de Clara Sánchez ha conseguido meterme con bastante acierto en la piel de sus dos protagonistas, en sus emociones a flor de piel, sus dudas y temores, transportando al lector dentro de la historia como si fuera un testigo presencial que pudiera incluso leer los pensamientos de Verónica y Laura. Su estilo no se hace pesado, sobre todo teniendo en cuenta la intensidad y la temática de la obra. No veo ninguna objeción a la capacidad de expresar la trama por parte de la autora, aunque me ha parecido atisbar alguna pequeña incoherencia que otra, o detalles insignificantes que no me cuadran del todo pero que no enturbian en absoluto el conjunto global.

Sobre sus personajes, principalmente se centra en sus protagonistas, muy diferentes entre sí.
Verónica mascará secretos y verdades poco a poco desde la niñez, movida por una curiosidad que en algunos momentos llega a lamentar. Las experiencias desde el encuentro de aquella foto, sobre todo en la adolescencia, la fortalecen y la hacen madurar a zancadas grandes, volviéndose con los años más arrojada e independiente, en particular por lo que lucha, además de responsable y, por extraño que suene, insensatamente responsable a su vez. Sin embargo, a pesar de curtirse, en ella esconde una fragilidad que muy pocas veces se puede permitir, asumiendo de igual modo que, de momento, le es imposible tener la vida despreocupada propia de su edad.
Laura es más como el agua del río que se deja llevar sin chistar por donde le diga esa corriente que son su madre y su abuela. Resignada y dispuesta a contentarlas aún teniendo que tragarse su soledad y tristeza, mutilando en muchos aspectos sus deseos, sus sueños o su felicidad. Un personaje que a la hora de la verdad demostrará una evolución digna de toda una protagonista.
Por el lado de Verónica está su familia. Betty, la madre, es una mujer que pasó un episodio muy tortuoso años antes del nacimiento de su “primogénita” y que más o menos logró superar, hasta que fantasmas del pasado la hacen dudar y trata de buscar aquello que consideró perdido, aún peligrando su propia integridad o la plena armonía de su hogar. Daniel, el padre, es taxista, un hombre que pudo haber aspirado a más pero que para él su vida y felicidad son su esposa y sus hijos, a quienes ama con locura; sin embargo, le atormenta y se encierra el cauce que hace perderse a sí misma su esposa. Ángel, el hermano menor de Verónica, le ha tocado un papel muy secundario; parece vivir ajeno y “a su bola”, pero hay momentos que llega a sorprender. También están los abuelos maternos de Verónica, que por desavenencias de Betty con ellos mantienen una relación escueta y delicada.
Por parte de Laura, principalmente nos muestra a su madre, Greta, una mujer “Viva la Virgen con un gran narcisismo ególatra y un mayor síndrome de Peter Pan ( desde el comienzo deja ver que, como madre e incluso como persona, deja bastante que desear); además de la abuela Lily, una anciana que no se ganó mi simpatía pero que sí me quito el sombrero al cumplir muy bien su papel, dando una de cal y otra de arena, justificando sus decisiones en que quiere lo mejor para Laura pero que, a fin de cuentas, sólo ve sus propios intereses. Dos mujeres que son un claro ejemplo del refrán “que Dios me salve de las aguas mansas, que de las bravas me libraré yo”.
Otros familiares de Laura aparecen o se nombran escuetamente; más que nada vemos a Carol, su prima, y ojito derecho de la abuela de ambas.
Una pieza a tener en cuenta es Ana, amiga de muchos años de Betty... y de alguien más que no nombraré para evitar spoilers. Una mujer atractiva, de mundo e independiente, que parece nacida para vivir la vida sin lamentaciones. Un personaje que se fue ganando mi rechazo con creces a medida que avanzaba la historia. Sólo diré que esta es otra “agua mansa”, muy mansa.
También hay otros personajes, conocidos por el lado de Verónica, que influyen y marcan en ella en mayor o menor medida, como Mateo, o a la que ella y su madre apodan La Vampiresa.

El desenlace, así como la historia en conjunto, me emocionó y gustó bastante. Clara Sánchez ha conseguido acariciar mi alma con esta novela hasta la última página. Viendo de principio a fin un círculo que empieza y que acaba cerrándose. Sin embargo hay algo que no sabría explicar que, aún habiéndome encantado, impide que alcance la nota máxima por el canto de un duro.

La portada, otro elemento que me gustó del libro, llena de expectación. La pregunta que aún retengo la duda de si la que nos muestra es Verónica o Laura (a mí me parece que la primera, pero no sé yo).

Conclusión: Una historia que nos enseña lo que puede cambiar la vida de las personas por la malicia y el egoísmo humano, y que precisamente el propio destino puede llegar a revelarse para intentar poner las cosas y a cada uno en su sitio, por complicado y duro que sea este proceso, en pos de poder retomar las riendas de la vida en busca de la tan escurridiza felicidad.

Mi valoración global: 4,5/5 


martes, 9 de agosto de 2016

Destino: Lázaro (parte 2)

Nadie sabía aún el porqué, pero la Tierra sufrió una terrible crisis en la que tanto la humanidad como el propio planeta estaban destinados a perecer. Los humanos, impotentes en aquella época, no pudieron hacer lo más mínimo por evitarlo, por lo que huyeron en grandes naves al espacio, pero sin alejarse demasiado de su planeta natal, con la esperanza de volver a él. La cuestión era: ¿Cómo evitar aquellos extraños fenómenos que lo arruinaban? ¿Cómo devolverle su estado original? Ahora era un planeta árido, el agua estaba casi extinguida y corrompida, y tampoco parecía haber vida de ningún tipo, ni vegetal ni animal; pero los humanos que consiguieron escapar no perdían ni su fe ni su amor por su patria universal.
Cada dos meses, científicos, militares y políticos de entre los supervivientes a la catástrofe se reunían para debatir como salvar y recuperar la Tierra; aunque estaba claro que en tres décadas no habían logrado grandes avances. Salvo dos personas de talento equiparable pero con ángulos de visión diametralmente contrarios. Ese día había reunión.
-¡Orden en la sala! -exclamó el presidente de la asamblea de la Tierra para apagar el murmullo de los presentes-. El tema de esta reunión serán los dos únicos proyectos que, después de tantos años, han mostrado los logros y los avances más viables. Profesora Natasha Everlast, comandante Stephen McNeill, expongan, por favor.
McNeill era un hombre de rostro recto, rasgos muy marcados y mirada glacial, con una impecable barba muy corta y cuadriculada, libre de canas pese a rebasar los cuarenta; era considerado todo un verdadero genio científico que usaba su talento con fines militares, con grandes conocimientos de ingeniería y todo un estratega. Dejó que hablase primero la profesora Everlast, pero sólo por pura caballerosidad protocolaria y casi obligatoria. Ella se colocó adecuadamente sus lentes con elegancia y de forma muy intelectual mientras carraspeaba para aclarar la voz que alzaría para ser escuchada con claridad.
-En lo que se refiere a la reconstrucción de la Tierra, ya hemos desarrollado investigaciones de cómo restablecer paulatinamente el equilibro en la naturaleza del planeta. En estos tiempos no sería posible que esté como hace treinta años, pero si todo sale según mis investigaciones, en cien años se vería bastante similar a como fue antes del Apocalipsis.
-Es grato escuchar eso, Natasha -dijo el vicepresidente desde la mesa que ocupaba delante de los asistentes, un hombre de mediana edad amigo indiscutible de la prodigiosa científica-, ¿y sabes ya cómo evitar los extraños ataques a la Tierra?
Aquellas fueron palabras propicias. La onda expansiva de algo enorme moviéndose a gran velocidad no demasiado lejos de su ubicación sacudió la nave colonia de forma considerable por unos breves pero nada agradables segundos. Todos supieron de antemano, antes de asirse como mejor pudieron para no darse de bruces a causa de la sacudida, de qué se trataba. Era lo que colisionaba de forma irregular contra la Tierra, lo que provocó el declive de la vida y la civilización sobre su faz. Era imposible, a pesar de la alta tecnología que alcanzó la sociedad de esa época, captar imagen alguna de lo que era y calcular su origen.
La profesora Everlast se volvió a colocar las gafas antes de atusarse un poco el moño.
-Está claro que enfrentarse a lo desconocido es algo imposible, por eso durante estos años he dedicado gran parte de mi esfuerzo en conocer la verdad.
-¿Y algún día nos dirás qué o quiénes están molestándonos, o prolongarás adrede tu trabajo para no perder tu entretenimiento, Natasha? -interrumpió de forma poco educada el comandante McNeill, estaba claro que él no sentía respeto por los esfuerzos de sus colegas a la causa. Kate miró con rabia a ese hombre tan despreciable, apretando tan fuerte los puños hasta casi herirse con las uñas, sintiendo ganas de responderle e incluso vapulearle... pero la mano de su mentora en su hombro la contuvo-.Ya casi treinta años que estamos en el espacio, y si vamos a recuperar la Tierra, adelante. Pero para perder el tiempo mejor colonizar un nuevo planeta; porque tecnología para encontrar otro lugar donde asentar a la humanidad tenemos.
«Yo si que te mandaba a otro planeta, a la otra punta del universo... y sin tecnología ni nada, de una patadita en el culo por cortesía de una servidora», rumió Kate en sus adentros, esforzándose aún más por no exteriorizar algo que sin duda era compartido por un buen número de los asistentes a la asamblea.
La sabia científica soportó con temple y una sonrisa llena de cortesía a las palabras de la lengua viperina de su colega, algo que hizo acentuar la admiración de su pupila hacía ella. Después desvió la mirada de nuevo a los miembros de la asamblea, acercando sus dedos con precisas tientas al teclado que tenía delante. En el centro de la sala se proyectaron imágenes holográficas de pasmoso realismo de distintos dispositivos sobre los que Everlast empezó una explicación detallada, con voz serena pero sin resultar soporífera. La primera imagen fue aquel aparato que usó Kate momentos previos.
-Esto es Scheherezade, el cual permite alcanzar con control humano el estado de sueño, así como registrarlos en formato de videos con audio y estudiar lo que sueña la gente.
-¿Y de que sirve semejante tontería? -McNeill espetó esa pregunta con nulos modales, llevándose la mano a la frente. La profesora ignoró al militar, dirigiendo de nuevo sus palabras al resto de congregados.
-Usando Scheherezade con cierto individuo en concreto podemos ver en sus sueños lo que ocurrió hace años en la Tierra, y poco a poco estamos descubriendo la causa y origen de la catástrofe. Puede parecer anticientífico e irracional -prosiguió sin ser ajena a la naciente aprensión escéptica en las caras de todos, salvo en la de Kate-, pero el usuario de Scheherezade tiene una extraña cualidad: puede ver en sus sueños muchas cosas, especialmente lo que ocurre ahora, lo que ocurrió en el pasado y, posiblemente, puede ver lo que ocurrirá en el futuro en algún momento. En quince años que llevamos estudiando sus sueños, ha podido aportarnos gran información exacta de lo sucedido.
Una carcajada llena de mofa maliciosa se propagó resonando en la sala magna, los asistentes miraron con vergüenza ajena ante la carente educación que podía llegar a manifestar McNeill cuando se dejaba manejar por lo ególatra  que parecía capaz de ser.
-¿Ahora resulta que empiezas a creer en cosas tales como la adivinación y las premoniciones? Realmente usted está ya senil, Everlast.
-Puedo asegurarte, mi querido Stephen, que mi salud mental está tan lúcida como cuando gané el Nobel a los veintidós años -repuso Natasha manteniendo intacta su compostura y su voz serena, como si estuviese escuchando el berrinche irrelevante de un niño de guardería. Para satisfacción de muchos, ella logró que McNeill silenciase su díscola boca... al menos por un rato-, y espero que cuando llegues a mi edad tengas la misma suerte.
»Antes de estudiar los sueños relacionados con el Apocalipsis, experimentamos con otros individuos utilizando a Scheherezade para dar fe de la viabilidad de las facultades del sujeto. Puedo asegurar que, aún saliéndose de las leyes de la ciencia y la lógica, posee las capacidades que he mencionado antes; pero éstas son más intensas cuando sus sueños están relacionados con lo sucedido hace treinta años, pues el sujeto tiene una fuerte conexión con dichos acontecimientos.
-¿Y de quién se trata? -preguntó McNeill en voz aún más alta, para que se le oyese sobre los efervescentes y tímidos murmullos de los asistentes ante las explicaciones de Everlast-. Tenemos derecho a saber que clase de demente tienes como conejillo de indias.
-¡Soy yo! -espetó Kate levantándose con vigor y mostrando un rostro desafiante, provocando con ello el mayor asombro general en la sala. La propia ayudante de Everlast era quién, según la teoría de ésta, veía el pasado relacionado con el Apocalipsis-. Sí, yo soy quien duerme en Scheherezade y registra los sueños, y son verdad. Me da igual que me crean o no, a mi sólo me importa volver a la Tierra, que todos volvamos, y si para lograrlo tengo que ser tachada de loca el resto de mi vida y más allá de ésta por lo que la humanidad grave en las páginas de la historia, pues que así sea.
Crecieron los comentarios por lo bajini entre los asistentes, el presidente de la asamblea era incapaz de cesar ese bullicio por más que golpease su martillo sobre la mesa con imperio hasta casi romperlo, intentando a su vez en vano alzar su voz por encima de las de los demás. Mientras, el comandante McNeill oteó con odio a Kate, dejando caer toda la fuerza de su peso sobre el respaldo de su asiento; ella no iba a ser menos y le escrutó con idéntico y maximizado sentimiento. Sendos pares de ojos enfrentados los hacía parecer dos bestias que fuesen a atacarse mutuamente en cualquier momento. Por fortuna, una barrera entre ambos se interpuso: la doctora Everlast cortó de cuajo el contacto visual entre ambos al inclinar un poco el cuerpo.
La anciana científica miró a la mesa de la asamblea e hizo gestos con sus manos pidiendo a los congregados que bajasen la voz.
Sorprendentemente, todos callaron.
-No quería dar información clasificada sobre el sujeto de mi investigación, pero sí, la señorita Katherine Burton es quien recoge los datos, “mi conejillo de indias”, en términos de Stephen. Esta joven, que para mí es como la hija que nunca tuve, desde niña ha mostrado una extraña peculiaridad relacionada con sus sueños, especialmente todo lo vinculado con el Apocalipsis.
-¡Por el amor de Dios! -exclamó con impertinencia y regresando a la carga el comandante McNeill. Nadie parecía sorprenderse de semejante actitud, especialmente por el hecho de usar esa expresión con blasfemo y cínico descaro, siendo más que sabido que era un acérrimo ateo-. Profesora, me parece ofensivo que una de las científicas de mayor renombre de la historia, de cuya mente han nacido numerosos inventos y descubrimientos que han mejorado la vida de la sociedad, nos venga con cuentos de esos. Menudo mal chiste.
-No creo que sea un “cuento” lo que digo. La madre de la señorita Burton... -detuvo por un segundo sus argumentos para observar el semblante de su ayudante; el tema de su progenitora era uno de tantos que procuraba tratar con papel de seda, especialmente en su presencia. Decidió proseguir al ver la tranquilidad despreocupada que le transmitió Kate con respecto a la mención de esa persona- me enseñó hace mucho tiempo que la ciencia y el conocimiento no son nada si no se usa el corazón y la emoción de los humanos. Su madre tenía una extraña facultad, un don si algunos prefieren catalogarlo así, imposible de hallarle explicación. Era muy intuitiva, sabía siempre si algo iba a pasar o no; veía lo que ocurría en ese mismo momento en otros lugares del mundo, así como algunos hechos acontecidos en el pasado o en el futuro. Quizás se deba a eso las cualidades de la señorita Burton, pero también debe vincularla el hecho de que ella y el Apocalipsis son, por así decirlo, hermanos gemelos.
-¿Perdón? -preguntó con sorna ese científico militar respondón, muchos de los presentes tampoco parecían entender las últimas palabras de Everlast. En cambio, Kate se mostró con expresión ensimismada, perdida en sus recuerdos y en su fuero interno pero a su vez consciente de lo que ocurría en la asamblea.
-En el mismo momento del Apocalipsis, cuando todo el planeta tembló por primera vez, Katherine Burton empezó a vivir y su madre... falleció.
-Pura casualidad, demasiada diría yo, pero eso no significa nada.
-¿Seguro? -preguntó tajante pero serena Everlast-. Puede que sea casualidad, pero quizás estaba prefijado que todo coincidiese. La propia madre de esta mujer sabía de antemano que moriría de manera irremediable en el instante del alumbramiento, y que ese hecho marcaría la diferencia en las décadas venideras. Aún recuerdo sus últimas palabras entre contracciones, poco antes de que saliese su bebé del útero -fue entonces evidente para todos los presentes que la científica desbordaba toda su humanidad, pues un pequeño nudo pareció apretar su garganta mientras su memoria, famosa de ser eidética, compartía dicha vivencia-: “Cuida de mi hija, Natty, pues de ella dependerá toda la humanidad y el propio planeta, por increíble que esto pueda sonarte. Ella revelará la verdad, y tú estás destinada a ayudarla”.
»Desde ese día cuidé y aleccioné a Katherine -prosiguió mientras lograba con éxito no demostrar el menor signo delatador de que estuvo conteniendo las lágrimas, manteniéndose firme pero flexible como el bambú-, pero esta reunión no es para hablar de mi vida personal, sino para solucionar el problema que llevamos soportando durante tres décadas.
Un silencio total inundó la sala, esas revelaciones cambiarían no sólo la imagen de la prestigiosa profesora Everlast, para bien sobre algunos y para unos pocos para mal, sino que cambiaría también el destino de la humanidad; su lucha por frenar la amenaza invisible y dar el primer movimiento para recuperar la Tierra.
El comandante McNeill abandonó la reunión sin decir nada, aunque su rostro delataba aberración y antipatía por los métodos y teorías de su veterana en la ciencia. Gran parte de los presentes a la reunión y de los miembros de la asamblea dieron el visto bueno al Proyecto Scheherezade, así como al que lo sucedería y que aún estaba en fases de desarrollo: el Proyecto Lázaro.

lunes, 1 de agosto de 2016

Crítica personal: Donde los Árboles Cantan

Título: Donde los árboles cantan
Autora: Laura Gallego
Editado en España por: SM

Sinopsis:
Viana, la única hija del duque de Rocagrís, está prometida al joven Robian de Castelmar desde que ambos eran niños.
Los dos se aman y se casarán en primavera. Sin embargo, durante los festejos del solsticio de invierno, un arisco montaraz advierte al rey de Nortia y sus caballeros de la amenaza de los bárbaros de las estepas... y tanto Robian como el duque se ven obligados a marchar a la guerra.
En tales circunstancias, una doncella como Viana no puede hacer otra cosa que esperar su regreso... y, tal vez, prestar atención a las leyendas que se cuentan sobre el Gran Bosque... el lugar donde los árboles cantan.

Crítica personal (puede haber spoilers):

Donde los árboles cantan es una de las más reconocidas obras de Laura Gallego, el cual he tenido desde el comienzo altas expectativas; por la trayectoria de la autora, el reconocimiento de este título con el Premio Nacional de Literatura Infantil/Juvenil 2012 y el agrado que me dejó El Libro de los Portales. He de decir que no me ha decepcionado y que espero sumergirme un poco más en la literatura de Gallero.

Se nos presenta una historia de corte épico, con los matices justos de fantasía, en un escenario como el próspero y armonioso reino de Nortia. Viana siente que no puede ser más afortunada y dichosa; no por la belleza, la gracia y la simpatía dignas de una doncella de alta cuna como ella, sino porque sus futuras nupcias con Robian, con el que expresa sentimientos mutuos de amor desde la infancia, están muy cerca de ser una realidad que llevaba años ansiando y soñando.
Sin embargo, la fiesta del solsticio de invierno, que sería en un principio un día glorioso, se torna en el preludio del inicio de la trágica amenaza de los bárbaros de las estepas que supone tanto para Viana como para todos los habitantes de Nortia.
Todo empezará a cambiar a partir de que todos los lores y caballeros del rey Radis se preparen para la inminente guerra, confiados de vencer una vez más a estos enemigos como ya hicieron los nortianos en el pasado.
Y a partir de entonces, Viana será una más de los que sufrirán grandes cambios en su vida, cambios que nunca habría concebido alguna vez con anterioridad, cambios que desgarran el telar hilado con cada uno de sus sueños, un cambio que abofeteará su inocencia e ingenuidad ignorante de quien ha vivido en la seguridad y comodidad vestida de seda y oro. Y ella misma deberá cambiar como nunca hubiera imaginado, tratando de asir las riendas de esa vida que siempre había sido guiada por las manos de otras personas.
Un largo y sinuoso camino le depara a Viana antes de que empiece a tener más fe que nunca en las viejas leyendas que había escuchado en las grandes celebraciones, en particular las que cuentan de un lugar del Gran Bosque donde los árboles cantan...

Es bastante obvio lo que ocurrirá después de que Lobo, el montaraz que irrumpe en la fiesta del solsticio, prevenga a la corte del inminente ataque bárbaro. El exceso de confianza por las victorias del pasado pasará factura para que se masque una tragedia que enriquezca la trama. Y Donde los árboles cantan puede llegar a ser cruento y realista en su ambientación de corte medievo.
Ante el desenlace de la guerra, habrá quienes continúen en su lucha hasta la muerte guiados por el honor, otros agacharán el cuello por su vidas, otros nos les queda otra opción que acatar sin verdaderas opciones. Y en este último caso se encontrará Viana, pues como toda mujer de la nobleza siempre se guía por la mano de su padre o los consejos de su nodriza, sin verdadera autonomía; y no está del todo dispuesta a dejarse llevar por esas nuevas corrientes que la arrastrarán con autoridad. Aunque no sepa cómo, ella encontrará el modo de ser mayor dueña de su futuro y de sus acciones por primera vez en su vida, a pesar de que el camino no sea fácil.
Pero por más que Viana o cualquiera de los habitantes de Nortia deseen y se esfuercen, algo que se sale de lo mundano será el muro inexpugnable que hará imposible cualquier intento del bando perdedor... Hasta que la protagonista de esta historia se deje llevar por creencias insólitas salidas de bocas de juglares.

La edición de Donde los árboles cantan es agradable a la vista, sobre todo en el tratamiento interior. Sus escasos pero aprovechados catorce capítulos y su epílogo se dividen en dos partes.
La primera, bajo el título de su protagonista, nos expone tanto la vida de ésta como ese escenario que es el reino de Nortia, así todo lo que los afecta tras la repentina guerra contra los bárbaros avistándose a paso lento pero firme en el horizonte del futuro. Y a través de Viana se conocerá, dentro de su participación y conocimiento, de lo que ocurre después mientras la vemos sondando la incertidumbre y las limitaciones que la cortejan en esa nueva vida; y ella deberá superar la adversidad por un camino de renuncias, privaciones y aprendizaje constantes.
La segunda recibe el nombre de Uri, en la que además de presentarse el personaje en cuestión, Viana sigue siendo el verdadero eje observador participativo en medio de los acontecimientos que ruedan sin receso. Esta vez, su voluntad y su fe más allá de lo simple mundano y en las leyendas mueven a la hija del duque de Rocagris en pos de sus objetivos, siendo todavía bastante personales pero con una visión más amplia y menos cegada de sí misma, por los que luchará con todo su tesón aún sin saber donde la llevarán sus propias decisiones. Será imposible para ella desechar esa última esperanza que intuye encontrar donde los árboles cantan.

El estilo de Laura Gallego sigue pareciéndome muy agradable, propicia a la hora de exponer tanto la ambientación como las acciones, reflexiones y sentimientos de sus personajes. En este caso ha concebido una historia intensa a la par que sencilla, resultándome condensada pero sin perder magnetismo hacia la trama; percibiendo que está enfocada tanto para un público tanto juvenil como a esa franja de edad difusa entre la niñez y la adolescencia. Una vez más, ha logrado que pueda ver en mi mente con gran nitidez lo que se acontece en he leído en el libro.

Viana es una heroína un tanto peculiar. Toda una doncella de alta cuna que por cruentos azares acabará decidida en ser ella misma quien dicte sus actos, tanto si las consecuencias son de ventura o de fatalidad. En gran parte por las circunstancias, y poco a poco también por sí misma, mutarán en muchos aspectos, tanto en lo físico como en sus emociones, prioridades o su visión de la vida. Sin embargo, su creciente carácter indómito y un tanto irreflexivo, además de la sensibilidad y pasión tan común en jóvenes de su casta, son su espada de doble filo, llegando a no aprender del todo de sus propios errores por un corazón demasiado fiel a sí misma.
Otro personaje relevante y que ha sabido agradarme fue Uri, un joven misterioso que rebosa inocencia y arrojo, de aspecto inusual, con un pasado incierto pero crucial en la historia. Muchos enigmas le circundan, en especial sobre él mismo, pero eso no impide los vínculos que él vaya estrechando y el efecto positivo que infunde sobre quien enrede su destino con el suyo.
En general, el resto de personajes tienen un peso menor pero que aun así solapan con pericia a los verdaderos protagonistas; me he llegado a encontrar incluso con algunos que parecían prometer un peso en la historia bastante mayor del que al final se evidenció. Como ejemplos más relevantes tenemos a Belicia, la mejor amiga de Viana y también de la nobleza; Robian, el prometido de la protagonista que no me agradó demasiado; o Dorea, la nodriza de la hija del duque de Rocagrís que está muy unida a su protegida. También está Oki, un juglar que habrá que tenerle en cuenta desde su primera aparición.
Sin embargo, sobre estos últimos destacaría a uno conocido como Lobo, quien previene de la amenaza bárbara sin hacer entender a la más que optimista corte de la verdadera amenaza que los habitantes del norte suponen. Este hombre maduro de modales más que hoscos, pero siendo un superviviente nato, resultará muy fundamental en la vida y futuro de Viana tras la invasión bárbara. Tampoco hay que perder de vista la oreja que perdió y “la forma en que la perdió”.
Por supuesto, la parte antagonista está bien presente, destacando quien se encuentra por encima de todos ellos: Harak; aun resultando éste último alguien plano, casi estereotipado y con una participación un tanto más que justa, resulta también un fuerte punto de enigmas que van surgiendo en torno a su figura.

Su desenlace, así como gran parte del recorrido por este pedazo de historia de Nortia, es un tanto esperado, resultándome no previsible pero sí que se intuye bastante. Eso sí, Gallego logró sorprenderme y dar pequeños giros a las últimas páginas del último capítulo; con un final que, aun siendo más o menos se espera y desee por parte del lector en general, el canal que especulé no era exactamente lo que traté de adelantarme en mis reflexiones, y me dejó bastante satisfecho.
En las últimas páginas del epílogo me he topado con sentimientos encontrados, pues éste es bastante sencillo pero que logró conmoverme al llegar a las líneas que cierran del todo esta historia.

Sobre su portada, o mejor dicho portadas, obras de Cris Ortega, son un verdadero agrado para la vista que realza más el buen trabajo de la autora entre sus cubiertas.
Por un lado está la portada original (de la edición publicada en tapa blanda), en la que vemos a Viana como toda una doncella de la nobleza adentrándose en el verdor del bosque con mirada un tanto incierta; mientras que la edición limitada (en tapa dura; edición que posee) nos muestra a una Viana más decidida, distinta más allá de lo físico y menos cohibida en la profundidad del bosque que la rodea. Destacar que el aspecto plácido del Gran Bosque en sus lindes contrastando con el un tanto más salvaje y menos seguro de sus profundidades.
Tanto una como otra, son verdaderas obras de arte que no es menos que un buen reclamo más que bien escogido para atraer al lector potencial.

Conclusión: Sencilla pero intensa, entretenida y mágica. Una aventura épica donde nos demuestra que las leyendas se forjan sólo cuando uno mismo decide actuar para ser parte de una de ellas, así como adentrarse en ellas buscando la veracidad que siempre se especula haber detrás. Sin duda, Laura Gallego sabe lo que hace cuando empuña su pluma dentro del género fantástico.


Mi valoración global: 4/5