miércoles, 30 de agosto de 2017

Crítica Personal: El Destello

Título: El Destello
Título original: The Kill Order
Autor: James Dashner
Editado en España por: Nocturna Ediciones

Sinopsis:

Así se desmoronó la vida de Mark

Primero fueron las erupciones solares, que mataron a millones de personas, entre ellas a su familia.
Segundo, las inundaciones, escasez de alimentos y un calor insoportable.
Tercero, los supervivientes resolvieron salvarse… a toda costa.
Cuarto, ahora un virus ha empezado a propagarse. Nadie sabe sus orígenes ni el remedio, sólo que produce la locura y cosas peores. Ya le han puesto un nombre. Lo llaman
El Destello.

Crítica personal (puede haber spoilers):

Al tratarse de una precuela, puede que sea inevitable la mención de sucesos considerados como sabidos. Si lees esta reseña sin haberte adentrado previamente en la trilogía, hazlo bajo tu propia responsabilidad.

Primero vemos el instante en el que Thomas es llevado al elevador que lo enviará al Claro del Laberinto, y Teresa está allí para despedirse hasta que llegue su turno para seguir los pasos de su amigo, aunque no vayan a acordarse del vínculo que los unía.
Después de este prólogo tenemos un salto hacia atrás de trece años, situándonos en los acontecimientos que giran en torno a Mark, que a través de este el lector irá descubriendo el caos que asola el mundo. Él debe afrontar que la sociedad se ha ido al traste y que su familia debe estar indudablemente muerta ante los daños causados por las erupciones solares, quedándole sólo la opción de sobrevivir en un primer momento de una forma más limitada, primitiva y sin los avances técnicos de su sociedad en un mundo climática y geográficamente lastimado; al lado de Trina, una amiga por la que siente algo especial. Ambos tratan de subsistir con otros supervivientes con los que se cruzan en mitad de esa catástrofe, y con estos empiezan a forjar una cordial relación, unidos por la necesidad, creando vínculos para barrer la soledad y la miseria de ese nuevo mundo adverso.
A pesar del panorama poco alentador que se les presenta, las contrariedades del complicado camino ante ellos y la pérdida de su familia, Mark empieza a ver posibilidades de seguir adelante, debatiéndose a su vez si lanzarse a confesar sus sentimientos a Trina. Sin embargo, algo ocurrirá que les hará consciente de que todavía no tienen nada seguro en sus vidas. Las erupciones solares fueron terribles y devastadoras, pero lejos de la crueldad premeditada del ser humano. De algún modo y con intervención del hombre, la extraña enfermedad que tiempo después recibirá el nombre de “el Destello” germinará gradual e inexorablemente como preludio al mundo que se muestra a lo largo de la trilogía.
A partir de entonces la lucha por sobrevivir se vuelve más virulenta e incierta, con la zozobra constante de entrar en contacto directo con la enfermedad, de ser contagiados por quienes puedan estar afectados… o enfrentarse al miedo de si, en realidad, ya esté dentro de sus cuerpos sin saberlo hasta que sus aberrantes efectos empiecen a ser evidentes. Mark temerá por su propia vida y por su integridad mental, e intentará escapar de las garras del Destello y de los responsables del mismo junto a Trina; ¿pero será capaz de protegerse a sí mismo y a la chica que ama?

El Destello es una precuela que en mi caso superó en agrado a La Cura Mortal, encontrando entre estas páginas una manera aceptable por parte del autor de equilibrar alguna que otra cojera argumental de la trilogía, atando así algún cabo que otro que en lo personal parecía un tanto suelto y solucionar así unas pocas lagunas e incongruencias.
Ya con el conocimiento de los tres libros principales, así como lo mostrado sobre la situación del mundo y el por qué los clarianos serían llevados por una prueba mortal tras otra, aquí se ahonda en los desencadenantes, haciendo que todo encaje algo mejor. A través de su protagonista principal y quienes le rodean, el lector se sumerge en el caos y la incertidumbre que dejan las erupciones solares, junto a un mundo en miseria y destrozado en tantos aspectos; verá lo que uno podría verse obligado a afrontar o a realizar en semejante crisis poniendo a prueba la propia moral; y descubrirá que de la necesidad puede aflorar la concordia y la amistad para encontrar posibilidades de futuro hasta que las peores intenciones del ser humano pongan palos en las ruedas.

Como buena distopía, nos demuestra que a fin de cuentas, incluso por encima de una catástrofe natural como las erupciones solares, lo más dañino para el ser humano es el propio ser humano; porque la diferencia crucial es que nosotros somos conscientes y responsables (o más bien irresponsables) de nuestros actos. Poco importan los motivos que empuje a las personas a determinadas acciones, a fin de cuentas, esa propia y subjetiva verdad absoluta da estrechez a la perspectiva sobre las consecuencias negativas para los ajenos, y a su vez demostrando la falta de valor y moral para admitir errores y pecados que reposan sobre sus hombros.

Algo que sigue siendo una de las principales características de la saga es el estilo de James Dashner lleno de magnetismo y dinamismo. Poco importa si al final de esta lectura te deja una buena impronta o no, porque eso no mina la capacidad de su prosa de enganchar al lector, de hacer que las páginas transcurran más rápido de lo que pueda esperarse.

No negaré que sentí cierta inquietud al comienzo de esta lectura a raíz de sus personajes. Después de tres libros, uno se acostumbra a Thomas y compañía, pero para mi alivio no les eché tan en falta como me aventuré al principio.
Mark es un joven con una moral bastante intacta, teniendo en cuenta las adversidades del mundo. Sin embargo, los acontecimientos de las erupciones solares y los que surgen en esta novela tras los primeros brotes del Destello, se verá en la tesitura de hacer tripas corazón por su propia seguridad y la de aquellas personas que gozan de importancia para él, empezando por Trina; y esta última se convierte en su motor para seguir adelante en el desarrollo de la trama. Aunque demuestra diligencia y resolución en la adversidad, no deja de ser un muchacho que por las circunstancias ha tenido que madurar un poco más rápido de lo habitual, y el miedo llega a susurrarle en más de una ocasión a lo largo de esta novela. Pero a fin de cuentas su evolución en esta historia sacará el valor suficiente para hacer lo que tenga que hacer, incluso si el Destello esté minando su mundo mermado y a sus personas cercanas poco a poco. Un protagonista que no defrauda y que a mi parecer lleva mejor este rol con respecto a Thomas.
Trina es quien se convierte en el motivo de mayor peso para que Mark no tire la toalla en las crisis que van desfilando ante ellos. Una chica normal, pero bonita, inteligente y culta que mantiene la aptitud de esa amistad de infancia hasta que empieza a demostrar interés por Mark que aunque sincero en parte puede antojarse como coqueteo.
Otro personaje importante y con el que conecté bien es Alec, un soldado veterano que se convierte en una señal guía ante la adversidad para Mark, Trina y aquellos que se encuentran con él en los primeros momentos del caos global de las erupciones solares. En apariencia un arquetipo y un cliché de lo que se espera de un hombre de su edad y su oficio, pero que no es difícil ver su lado sumamente humano junto a sus buenas intenciones medio camufladas con quienes formen parte de su círculo, así como su predisposición en ayudar, proteger y aconsejar a estos. Algo que se ve en la trama es la forma en que se estrecha su vínculo con Mark, tomando un rol de amigo con matices paternales importante en el desarrollo del protagonista principal en esta trama, volviéndose en un fuerte referente para él de cara a los sinsabores que les tocará encarar.
Otros personajes desfilan por El Destello, como Lana, una veterana enfermera del ejército compañera de Alec que parece cumplir el papel de contrapeso de este en ese grupo donde la mayoría son jóvenes, inexpertos y vulnerables para la nueva crueldad del mundo. Sin embargo, uno a tener en cuenta es una niña llamada Dee Dee que simplemente diré que es más de lo que aparenta y que llegará ser demoledora para el lector a nivel argumental.

En términos generales, es una trama difícil de adelantarse, y más a la hora de desgranar la relación que pueda llegar a demostrar esta precuela con lo que circunda a lo crucial de la trama y los personajes de la misma en la trilogía. Pero cuando se alcanza el último tramo, sobre todo lo que respecta las páginas que prosiguen tras el epílogo (recuerdos inhibidos de Teresa recuperados por CRUEL en cierto momento de la trilogía), las piezas empiezan a ensamblarse por sí mismas para turbada sorpresa del lector, el cual muy probablemente se sienta gratamente desarmado una vez alcanzadas las últimas líneas.

Conclusión: Una precuela que esclarece la mayor parte de los retazos más difusos de la trilogía. Un final intenso y vertiginoso que impacta sin importar que ya sepas la realidad mostrada a lo largo de esos tres libros cronológicamente posteriores. Aunque Mark no tenga nada que ver con Thomas, ambos son relevantes para el conjunto de la saga y compartirán un inesperado vínculo que sólo se puede descubrir en El Destello. Posiblemente, en El Código de Cruel, su otro libro precuela, se encuentren más respuestas para lo que significa El Corredor del Laberinto.


Mi valoración global: 4/5