Título: La Confabulación de
Eros
Autor: Daniel Fernández
Editado en España por:
Stonewall
Sinopsis:
En el año 3077, la sociedad ha
alcanzado el cénit de su desarrollo y vive su era más apacible y avanzada. La
pobreza, las guerras y la homofobia quedaron enterradas en el pasado. Incluso
el amor es algo tan sencillo, rápido y eficaz como conectarse a la aplicación
Eros.
Joel vive bajo la sombra de un
vergonzoso secreto que le impide ser completamente feliz. Cuando, por avatares
del destino, encuentra un blog escrito en el siglo XXI, se verá involucrado en
una peligrosa aventura de la que dependerá el futuro de la humanidad.
En La confabulación de Eros el amor y el pop son los protagonistas de
una historia en la que confluyen presente y futuro.
Crítica
personal (puede haber spoilers):
En un futuro no tan lejano la humanidad sufrirá un duro golpe al estallar
un conflicto a nivel mundial sin precedentes. A pesar de acabar al borde de su
propia extinción, logrará salir adelante hasta alcanzar un estado utópico de prosperidad
a finales del siglo XXXI. Las guerras, la delincuencia, el hambre o la pobreza
no existen; así como la discriminación de todo tipo, siendo la homosexualidad
algo totalmente normal, tolerada e incluso más común que en el presente.
Incluso el amor es un juego de niños con la aplicación Eros que todo
adulto utiliza. Con simplemente pulsar con el dedo te saldrá una lista de todos
tus “amores verdaderos” (es muy común que se monitorice más de uno) que vivan
cerca del solicitante; y Eros te garantiza una relación mínima de dos años,
pudiendo encontrar fácilmente un nuevo amor verdadero tras una ruptura.
Sin embargo, existe un vasto tramo de historia desconocido para esa
sociedad futura: la práctica totalidad de lo previo a esa Gran Guerra; aunque se
crearon organismos que por diversos medios indagan en la búsqueda de esas páginas
arrancadas del pasado.
Joel trabaja en uno de dichos organismos. Su atractivo y su posición
económica, entre otras virtudes que posee, convierten a este joven homosexual en el
partido ideal para quienes buscan pareja mediante Eros (de hecho, ésta es la
única vía para dicho propósito). Sin embargo, él va camino de convertirse en un
eterno soltero, cosa que preocupa en su círculo pues iniciar una relación está
al alcance de un clic y que lo más normal es estar emparejado sin que las
épocas de alocada soltería sean demasiado largas. Además, él acarrea un secreto
vergonzoso sobre su espalda. Y por otro lado, y a diferencia del resto de la
sociedad, siente una aversión hacia el Eros.
Un día en su trabajo se topan con un hallazgo en la red. Al principio
prometedor, pero las expectativas de su jefe se esfuman cuando resulta ser un
blog que gira en torno a vida y, sobre todo, los fracasos sentimentales de un
joven gay madrileño de principios del siglo XXI, firmados con el nickname de
Proudstar. Sin embargo, Joel conservará los archivos para sí y los leerá con
casi adicta avidez, aprendiendo de la vida del milenio pasado, empatizando con
Proudstar, así como los fracasos amorosos de éste y su pasión por eso que
denomina “pop”; sorprendiéndose e incluso comprendiendo ese mundo en el que el
amor del bueno no está tan al alcance de la mano.
El blog de Proudstar, el secreto de Joel, el hastío de éste hacia Eros,
así como la poderosa empresa Utopía, son piezas que poco a poco encajarán para
tener un peso crucial en una trama que afectará a sus vidas (y las del género
humano) mucho más de lo que podrían haberse imaginado. Y esta novela hará, como
diría cierta canción, que los milenios sean un decimal y una cifra de tiempo
sin más; porque mil años mal contados que separan a Joel y a Proudstar, así
como los mundos en los que se mueven, se pueden tornar irrisorios, en especial
si el amor juega sus cartas de por medio, con el pop como hilo de fondo.
Esta lectura ha sido para mí un agradable rebujito que mezcla distopía (de
una manera singular que no he visto en la literatura contemporánea), ciencia
ficción, intriga, toques de humor fresco, ácido y mordaz, y por supuesto amor
(centrándose quizás más en el colectivo LGTB) siguiendo una receta sencilla
pero tan intensa como profunda si uno conecta con la historia.
Se nos presenta un futuro idílico, aunque no fácil de forjar tras una
terrible crisis sobre la humanidad. Puede que hasta resulte demasiado perfecto,
si hasta se consigue con un solo pulsar de botón algo tan intangible como
preciado para la mayoría hoy en día que es el amor.
Una de las mayores reflexiones que me ha despertado es si de verdad la
idea de un mundo cien por cien perfecto y cuadrado lo convierte en el verdadero
sueño dorado de la humanidad. Y de igual modo, la de que el amor sea algo tan
fácil y accesible, convirtiéndose en algo más bien material, comercial y casi
tangible. ¿Cuánta gente no se habrá identificado con Proudstar? ¿Quién no ha
deseado poder tener el amor con un simple chasquear de dedos (o un pulsar como
en este caso)? Creo que la mayoría firmaría por ello, aunque suponga la pérdida
de todo eso que lo hace tan especial. Y también resulta contradictorio y
difícil de asimilar una aplicación que; por un lado, te garantice una relación
con el amor de tu vida mínima de dos años como si fuera un electrodoméstico; y
por otro que uno tenga varios amores verdaderos a elegir el que más te guste
dentro de tu zona, que con solo elegir y que esa persona te acepte ya baste
para que se forje al instante una relación incluso a nivel emocional. Una idea
que a más de uno podría inconcebir, asustar e incluso repugnar, pero tan
habitual (o más bien condicionado) para la sociedad de Joel que la existencia
del amor “a la vieja usanza” sea de primeras desconocido para luego ser
impensable e increíble; pues este sentimiento solo existe con Eros en ese
siglo, que las relaciones de sociales (más exactamente, el cortejo) sólo les
sirven para ese fin que es el deseo carnal sin cabida al interés de enamorarse
o gustarte, evidenciando lo limitado e incluso castrado que puede llegar a ser
el corazón humano en este caso.
Otro elemento fundamental que se enfatiza en la novela, especialmente
cuanto más avanza la trama, es la cultura pop; con especial hincapié en su
música y la filosofía que ésta puede llegar a transmitir, siempre con la voz y
la visión de Proudstar como gurú de esta corriente. Curiosamente, en este
aspecto el autor fija su visión sobre pop internacional sin mención a iconos
nacionales tanto del pop en sí como del colectivo al que está más enfocada la
obra (me hubiera gustado que se hubiera acordado un poco de los “Fan Fatales”,
he de reconocer).
La Confabulación de Eros derrocha
una intensidad difícil de creer que sus poco más de doscientas páginas sean
capaces de contener, y de igual modo que dicho ímpetu case bien con la
sencillez y frescura que también derrocha. Siendo objetivo y juicioso, no es
una novela que destaque en aspectos que la cotejen con obras de renombre; pero
si uno logra conectar con la historia de Joel y Proudstar, con esa sencillez y
frescura que son sus cimientos, se convertirá en un título que te encandilará y
enamorará para ocupar un rincón de honor en tus repisas. Un buen libro tiene el
objetivo primario de entretener al lector; en mi caso lo consiguió con pericia
soberbia.
Tras el prólogo de Paz Quintero, la historia da comienzo directamente en
su primer capítulo hasta culminar en el número treinta y uno y su posterior epílogo;
cada uno de estos son bastante cortos aunque no por ello menos intensos,
mezclándose en armonía la narración propiamente dicha con las diferentes
entradas que componen el blog de Proudstar (con el agradable detalle de la
diferencia tipográfica bien marcada entre la una y la otra).
Al mismo tiempo, ésta es una novela a dos voces que se reparten la
exposición en una armoniosa y perfecta equidad. Por un lado la tercera persona,
que detalla los acontecimientos y el dinamismo de la trama propiamente dicha,
así como las emociones y los pensamientos de sus personajes (principalmente Joel)
como una sombra que se adentra en lo más profundo de sus almas. Y por otro lado
la primera persona del propio Proudstar en su blog, donde desnuda su vida como
un diario (aunque no demasiado privado si lo cuelga en Internet); y es en cada
entrada del blog donde más que ningún otro se palpa las emociones y los
pensamientos de este personaje, sobre todo en el terreno amoroso donde va más
de derrota en derrota por un motivo u otro.
Sobre el trazo de la pluma de Daniel Fernández, sinceramente me cautivó
en esta ópera prima suya. Sencillo y directo, a la par que intenso y fresco;
llegando personalmente a atisbar algo especial entre sus líneas, que con mucha
frecuencia lograba robarme una sonrisa e incluso una risa propiamente dicha con
ese toque ácido que impregna a sus personajes. Sin duda ha logrado crear una
primera novela que es diáfana y heterogénea dentro de su sencillez, además de
fresca, con una prosa que pisa con autoestima contagiosa en un recorrido
dinámico; además de inflar de carisma en estado puro en la personalidad del
elenco que ha concebido.
Tanto Joel como Proudstar me agradaron, porque a pesar de todo y sin
importar sus bien distanciadas épocas, son jóvenes concebidos para que
resultaran reales y fáciles de captar la empatía de más de un lector (incluso si
no comparten su orientación sexual). Son personajes que por X o por Y mantienen
una relación no muy cordial con el amor, y esto es un punto de partida que afianza
la empatía del primero por el segundo, barriendo por completo hasta las
barreras del tiempo. Y poco a poco ambos se vuelven complementarios en la
historia, como las dos caras de una moneda.
Por un lado Joel refleja frustraciones, que a pesar de todo lo bueno que
le destaca como un diamante perfecto siente que no encaja del todo en la selva
urbana del siglo XXXI por la que ronda, en especial por no compartir con los
demás esa necesidad de utilizar Eros; y encontrar ese blog milenario abrirá los
ojos, le ayudará a encontrarse a sí mismo para librarse de fantasmas y
estigmas, desarrollando una evolución notable.
Por su parte Proudstar es un personaje que, aunque sufra y se lleve más
de un desengaño en el terreno sentimental, siempre camina por la vida con fuerza
y se levanta por más tiritas que pegue en su corazón; un personaje con bastante
chispa, sobre todo a la hora de desnudar sus emociones más tristes sin que el
receptor de sus palabras necesite prozac para leerle, y no es difícil
encariñarse de hasta sus momentos más patosos. En el tramo final una parte de
él llega a sorprender, aunque de una forma un poco rechinante e inexplicable,
aunque eso no oscurece el fulgor que lo convierte en un personaje que agrade de
principio a fin.
No son muchos los personajes que circundan a los que tienen la mayor voz
cantante, principalmente la exuberante Lorena (compañera de trabajo de Joel con
la mantiene una buena amistad) y la arrolladora Andrea (mejor amiga de Joel y
lesbiana), ambas muy importantes para el chico en común y que se preocupan
sinceramente por él; y aunque ambas tienen en común haber encontrado la
felicidad con Eros, sus vidas experimentarán un antes y un después cuando son
salpicadas por los acontecimientos narrados en la novela.
Son otros los que gozan de relevancia en esta novela, aunque profundizar
sobre ellos en esta reseña supondría arruinar la oportunidad de disfrutar tanto
de ellos como de la historia en sí; principalmente porque toman cartas en el
asunto ya pasado el ecuador. Lo que sí destacaría, y sin hacer una mención
descarada, es la presencia de una figura bastante singular, la cual se
convierte en una de las excentricidades del geiser creativo del autor, pero que
acaba resultando un aporte que hace despuntar el toque hilarante, picante y efervescente;
además de que su presencia de por sí vuelve innecesario el típico comentario de
“todo parecido con la realidad es pura casualidad”.
Me es imposible cometer el desatino de omitir mi opinión sobre la portada
(uno de esos puntos que avivaron mi primera curiosidad para darle una
oportunidad a esta obra), tan sencilla pero atractiva a su vez, un buen trabajo
por parte de Jorge Vivas. Un fondo de códigos binarios tan intrínsecos en la
tecnología, así como la mano en primer plano pulsando un botón que sería el uso
de Eros, son claras referencias del futuro de Joel; mientras que en medio muestra
un joven de aspecto contemporáneo cuyo rostro no se revela (seguramente
evocando a Proudstar) junto al popular Edificio Carrión de Madrid (aunque con
la palabra Utopía sustituyendo el nombre de la famosa marca de bebidas del
emblemático neón que la corona; palabra con doble sentido entre la utopía que
alcanzaría la humanidad en el siglo XXI y el nombre de la poderosa empresa de
ese futuro lejano e hipotético). Absolutamente una portada con magnetismo y que
engloba la idea de la historia que protege sus solapas, así como la
convergencia del hoy y el mañana de la novela.
La historia comienza realmente bien, con un planteamiento y desarrollo
muy prometedores. A medida que se alcanza su ecuador se vuelve un tanto más
“fantasiosa” y estrambótica, incluso para su género y la sencillez que derrocha
su base; pero no por ello no menguó en mi caso la curiosidad y el agrado que me
atrapó en sus primeras páginas. La novela mantiene la hilaridad amena que se retuerce
en sincronía con toda la intriga que ofrece, incluyendo lo que el autor da a
potenciales hilos de reflexión, en buena parte por las entradas del blog de
Proudstar; y estas últimas en gran parte llegan a ser tan extrañas (y hasta
diría que reveladoras) para la mentalidad de los habitantes del futuro, pero
tan cotidianas y comprendidas para cualquiera que camine ahora por este mundo.
Su final me agradó en gran medida. Aunque resulte en buena parte
disparatado, surrealista (incluso para sus elementos de ciencia ficción) y
paradójico, precisamente esto acentúa el encanto de la novela. Cierto que hay
puntos que un poco se meten casi con calzador y a empujones, pero el resultado
que ofrece me dejó satisfecho y sin duda tenía que ser así para que dejara en
mí un buen sabor de boca a la altura de mis expectativas.
Existe una escueta precuela lanzada a posterior (únicamente en formato
digital y de manera gratuita en la web de la editorial), titulada La Confabulación de Eros: Los Archivos
Perdidos. Un par de capítulos que complementan esta novela que espero
echarles el ojo pronto.
Conclusión: Sencilla e intensa, fresca y divertida, con una mezcla
de elementos que se solapan bien entre sí. Una historia que, a fin de cuentas,
gira en torno al amor y su importancia sin importas las épocas; que aunque no
sea un camino fácil el de los sentimientos, facilitar ese camino a un extremo
radical no está exento de consecuencias negativas.
Si te dejas cautivar por el ritmo pop que mueve a Proudstar capaz de
germinar en nuestros descendientes del siglo XXXI, esta será una de esas
lecturas que te dejarán un grato recuerdo cada vez que venga a tu memoria.
Mi
valoración global: 4,5/5