Título: Las Pruebas
Título original: The Scorch
Trials
Autor: James Dashner
Editado en España por: Nocturna
Ediciones
Sinopsis:
El Laberinto era sólo el principio.
Resolver el laberinto se suponía
que era el final. No más pruebas, no más huidas. Thomas creía que salir
significaba que todos recobrarían sus vidas, pero ninguno sabía a qué clase de
vida estaban volviendo. Árida y carbonizada, gran parte de la tierra es un
territorio inservible. El sol abrasa, los gobiernos han caído y una misteriosa
enfermedad se ha ido apoderando poco a poco de la gente. Sus causas son
desconocidas; su resultado, la locura.
En un lugar infestado de miseria
ruina, y donde la gente ha enloquecido y deambula en busca de víctimas, Thomas
conoce a una chica, Brenda, que asegura haber contraído la enfermedad y está a
punto de sucumbir a sus efectos. Entretanto, Teresa ha desaparecido, la
organización CRUEL les ha dejado un mensaje, un misterioso chico ha llegado y
alguien ha tatuado unas palabras en los cuellos de los clarianos. La de Minho
dice «el líder»; la de Thomas, «el que debe ser asesinado».
Crítica
personal (puede haber spoilers):
Thomas y el resto de clarianos han sufrido mucho dentro del laberinto, en
especial en esos últimos días en los que conocieron el verdadero miedo y vieron
morir algunos de sus compañeros mientras luchaban por escapar. Por fin pueden
respirar aliviados, rescatados de CRUEL por un grupo desconocido que les ofrece
amparo, comida y tranquilidad; sin embargo ese remanso de paz se trunca para
arrastrarles a un nuevo infierno. CRUEL no les otorga más de un día de tregua
antes de volver a abofetear sus vidas con cruentas realidades, sumiéndoles en
la confusión y el caos.
Tiempo atrás las erupciones solares desencadenaron de algún modo, además de daños severos en el ecosistema del planeta y la muerte de buena parte de la humanidad, la
propagación de una extraña enfermedad a nivel mundial: el Destello. A medida
que este virus consume a su víctima, esta va perdiendo todo su raciocinio e
incluso su propia humanidad, hasta degenerar en algo que podría compararse a un
zombie vivo sumido en la completa demencia (y quienes han llegado a la última fase de la enfermedad se les conoce como "raros"). CRUEL les hace saber que todos
ellos están infectados por el Destello, además de que deben llegar a un lugar concreto
en un determinado tiempo si quieren ser curados; y antes de alcanzar su destino
deberán cruzar la Quemadura, una de las zonas donde el Destello azotó con más
fuerza.
Tanto si quieren como si no, los clarianos deberán ceder ante CRUEL,
quienes esperan algo de ellos, así como de sus propias acciones y decisiones,
por ese lugar inhóspito.
Sin embargo, Thomas sentirá desazón por varios sucesos previos a la
Quemadura. Por un lado, Teresa a desaparecido y en su lugar hay un chico
llamado Aris que dice pertenecer al Grupo B; y por otro todos los clarianos
amanecen con los cuellos tatuados con palabras, y no es plato de buen gusto
para él que el suyo le sentencie a morir.
Las Pruebas es una continuación
donde los peligros y, en especial, la incertidumbre son una constante que
deberán tragar sus protagonistas. Los miembros de CRUEL son categóricos ante
los clarianos en su propósito con ellos, que aún tienen que serles de provecho
para su meta. Y las elecciones son nulas, pues negarse equivale a sentenciarse
a uno mismo.
Aquí se nos muestra con mayor nitidez el principal motivo que convierte
el mundo de Thomas en una distopía, en este caso una enfermedad repentina y
contagiosa que ha mermado a la humanidad; pero aún quedará
bastante por esclarecer sobre el Destello, la situación real del mundo y la
propia CRUEL.
Se vuelve más evidente que Thomas y sus compañeros son cobayas para quienes
crearon el laberinto, y que ahora los arrojan a su suerte a la Quemadura
(nombre por el que se conoce a la zona entre los trópicos, donde fue más
evidente el daño que aún padece la humanidad), debiendo superar diferentes
adversidades para llegar a ese destino que para todos ellos supone su salvación.
Verán, y sufrirán, los estragos de las erupciones solares tanto en el clima
como en la sociedad; una tierra sin ley ni clemencia tanto en lo primero como
en lo segundo.
Y CRUEL no se andará con remilgos a la hora de dificultar más las cosas,
todo para sacar de ellos esas ansiadas variables que esperan en el
comportamiento de esos muchachos que utilizan sin importarles si mueren en el
proceso (embadurnando sus objetivos con esa supuesta nobleza de hacerlo por el
bien mundial); y a medida que avanza este segundo libro, se va palpando poco a
poco el complejo plan de CRUEL, aunque no por ello gane necesariamente
comprensión y lógica tanto para Thomas, los clarianos o incluso el propio
lector. Precisamente esto da a la reflexión ética sobre si de verdad podrían
justificarse sus medios por hacerlo, como predican, en pos de la salvación de
la mermada humanidad. ¿Puede la desesperación de un mundo agonizante dar carta
blanca a jugar con las vidas de otros, aunque sea para una posibilidad de
futuro?
Los misterios no dejarán de desfilar en este título desde el comienzo.
Thomas se inquietará por el paradero de Teresa, sobre todo cuando la telepatía
entre ambos se vuelve inútil, cuestionándose a su vez del tipo de relación que hubo entre ellos antes de borrarles la memoria y lo fuerte que esta hubiera sido entonces; por ese chico que les envía CRUEL como “reemplazo”
de ella, que pertenece a un Grupo B mientras que los clarianos descubren que pertenecieron
sin saberlo al A; por lo que implica ese experimento al que siguen siendo
empujados; por todo lo que todavía está cubierto por velos de misterios en su
memoria, consciente de que él y Teresa han sido piezas claves en CRUEL y en la
concepción del laberinto que han dejado atrás.
Sin la menor duda, esa misión obligada de los clarianos es una sucesión
de pruebas (y abrasadoras, en todos los sentidos, como reza su título en
inglés), por el lugar que deben atravesar tan inclemente en su clima; por la
mayoría de personas que se encuentran, los cuales son macabros reflejos de
humanidad menguante tan dañinos como las llamas de una pira; por el guión de
CRUEL del que son ajenos los grupos A y B, capaz de avivar los fuegos que
tenemos en nuestro interior, sobre todo los más perniciosos y desesperados.
Una vez más, la tercera persona es la que narra los sesenta y cinco
capítulos de Las Pruebas, pero
centrándose en Thomas, desde su percepción y sus propios sus sentimientos, como
si en realidad fuera él mismo quien expone lo que se nos muestra en este
segundo volumen.
El estilo de James Dashner sigue siendo uno de los mayores puntos fuertes
de esta saga, por su fluidez dinámica y su forma de arrastrar al lector a lo
que comparte en sus líneas. También ha sabido desarrollar bien lo que es el
argumento de esta trilogía y ese escenario post apocalíptico, aunque hay
pinceladas que no terminaron de convencerme del todo. A pesar de haber
concebido buenos personajes, hay matices del trasfondo/desarrollo en algunos
casos que no lograron ganarme.
Thomas no varía en base con respecto el anterior libro, pero claramente
marcado tras las crudas experiencias que vivió para salir del laberinto (en
especial la muerte de Chuck, algo que siempre tendrá presente), aunque seguirá
exudando fortaleza en lo que a voluntad de avanzar y sobrevivir se supone, de
importarle los demás (estrechando más todavía sus lazos de amistad con Newt y
Minho). En él se aprecia mucho tanto la duda ante lo imprevisible que resultan
los acontecimientos a los que son arrastrados, así como el peso moral a medida que él
va destapando inconscientemente los retazos opacados de su memoria para
entender todo lo que olvidó. Lo que más me sigue gustando de este protagonista,
que aquí empecé a verle un poco más como tal, es que se reafirma con su afán de
superar todo lo que le eche ese mundo impío y esa organización que les utiliza,
incluso con ese tatuaje que le sentencia a muerte; y sin duda él puede marcar
las diferencias en las variables que espera sacar CRUEL de sus planes.
Newt es un personaje que me agradó pero que me dio una de cal y otra de
arena. Aunque demuestra su peso en el argumento, sobre todo como tercer vértice
de esa tríada de amistad con Thomas y Minho, muchos momentos sentí
que era más un parapeto que sostiene el mayor peso que se vuelca en los otros
dos.
Minho mantiene esa personalidad inamovible y azarosa con la cual se dio a
conocer en el anterior libro, aunque aquí demuestra dar incluso más rienda suelta
a sus defectos y virtudes, haciendo que en muchos momentos demuestre
temperamento y agresividad apasionados, pero sin caer en el insensato descuido
por la suerte de contar con Thomas y Newt a su lado para recordarle esa bonita
virtud llamada “autocontrol mínimo”. Además demuestra ser un amigo leal hasta
el final y, aunque sea impuesto por el tatuaje que le asignan, un buen líder
que guía a los clarianos por la Quemadura, aunque el respaldo de sus amigos más
cercanos (sobre todo Newt) será determinante para fraguar su buen juicio en ese
rol impuesto por CRUEL.
Aquí Fritanga se hace sonar un poco más, sobre todo en comparación con el
resto de clarianos, cuya participación se queda muy limitada a meras menciones,
en especial cuando alguno de ellos cae en ese angosto periplo.
En lo que se refiere a Aris, el reemplazo de Teresa, fue motivo de mi
suspicacia. Compartirá con Thomas más similitudes de las que pudiera imaginar
en un primer momento; despertando sentimientos contradictorios en el
protagonista principal, quien se bamboleará entre el rechazo y cierta empatía
hacia él. Lo que sí puede decirse de Aris es que llega a sorprender, por lo que
recomiendo tenerle en cuenta… que por algo será el hecho de que se lo endosen a
los clarianos.
Teresa fue para mí otro motivo de agrado y disconformidad parejos. Sus
acciones durante este segundo libro me gustaron a nivel argumental, y como
personaje tiene sus puntos fuertes, llegando a impactar en varios momentos de la
trama; pero en contra hay algo que no terminó de convencerme tanto como me
hubiera gustado, quizás porque esperaba más de ella (aunque no me falló demasiado el asunto de su pasado con Thomas).
Entre personajes nuevos tenemos una primera verdadera figura antagónica,
por así decirlo, que no tarda en recibir por parte de Thomas el mote despectivo
de Hombre Rata, muy acorde a su físico y, sobre todo, su personalidad derrochante
de insensibilidad repugnante carente de ética y moral apelando a los propósitos
de CRUEL; de algún modo, cuenta con sutiles matices que me recuerdan vagamente a
Kimpatsu Sakamochi, de la distopía Battle Royale de Koushun Takami.
Habrá algunas novedades más en el elenco, aunque destacaría a Brenda, la
chica que se menta en la sinopsis. En lo que se refiere a personalidad me
agradó más que Teresa, así como su participación dentro del libro; muy atrevida
pero que eso no resta que pueda ser sensible en algunos aspectos. Además, Brenda llega a sorprender tanto a Thomas como al lector a lo largo de Las Pruebas.
En general, una novela que mantiene la incertidumbre en constante vilo por
todo lo nuevo que se nos presenta en Las
Pruebas, sin dar a penas cuartelillo a la adversidad que afrontan sus
personajes, donde la muerte continúa sesgando sobre esos muchachos que tanto
han sufrido. Giros argumentales, revelaciones impactantes y acontecimientos sobrecogedores
que se salen de toda previsión hacen que sea una continuación que no
decepciona; pero esto no resta que, desde mi perspectiva, pierda parte del brío
que me llegó a transmitir El Corredor del
Laberinto y que la evolución de la trama no despunte tanto como cupe
esperar.
El final deja expectación de cara a su resolución en La Cura Mortal, pero en cierto sentido me resultó un poco más de lo
mismo con respecto al anterior (en especial por su epílogo). Y el resultado, a
nivel personal, es un libro que agrada aunque no esté libre de unos cuantos
“peros”, animando con fuerza a leer su desenlace pero que eso no resta que
tuviera ciertas reservas al cerrar sus páginas.
La portada sigue la línea del anterior, mostrando parte de ese mundo, un
mundo real para los clarianos, y no uno artificial como aquel laberinto que fue
su angosto hogar; pero no por ello menos… cruel.
Conclusión: Una continuación nada desdeñable, que agrada pero que
se mantiene demasiado dentro de la tensión vista en el anterior libro si
salvamos las agradables novedades (que no son pocas) de la trama. Toda una
prueba de fuego, en muchos sentidos, para Thomas y sus compañeros en un mundo
distópico digno del género. Teresa defiende que CRUEL es buena; ¿qué opinarás
al respecto una vez que llegues hasta aquí?
Mi valoración global: 3,5/5
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