miércoles, 16 de noviembre de 2016

Crítica personal: Will Grayson, Will Grayson

Título: Will Grayson, Will Grayson
Título original: Will Grayson, Will Grayson
Autores: John Green y David Levithan
Editado en España por: Nube de Tinta

Sinopsis:

Will Grayson tiene dos reglas en la vida: guardar silencio y no implicarse en nada. Sin embargo, su mejor amigo, Tiny Cooper, está decidido en buscarle novia y montar su musical autobiográdico: Tiny Dancer.
Muy cerca de él hay otro Will Grayson: un chico melancólico que no tiene nada bueno a lo que agarrarse. Lo único que hace que su vida merezca la pena es su relación online con Isaac, al que nunca ha visto en persona.
Una fría noche de invierno, los dos Will Grayson se cruzarán en una esquina cualquiera de Chicago. Por suerte para ambos, Tiny está decidido a empujarlos hacia la felicidad, el amor y, por supuesto, el musical más fabuloso jamás representado en un instituto.
Divertidísima, conmovedora y profundamente perspicaz, la novela de John Green y David Levithan reflexiona sobre la amistad y la identidad con todo el humor y la emoción propios de dos maestros del género.

Crítica personal (puede haber spoilers):

Una nueva incursión a la agradable literatura de John Green, aunque en esta ocasión me ha permitido conocer a otro autor con el que lleva a medias la batuta de esta historia y que demuestra ser igual de encomiable.

Dos chicos con el mismo nombre y el mismo apellido, que aun sin vivir en la misma ciudad y ser diferentes entre sí, comparten el tener cada uno a su manera una personalidad complicada. Uno trata de implicarse lo menos posible en prácticamente todo, aunque no es fácil para él estando en medio su mejor amigo gay, Tiny; mientras que el otro tira más a la decadente soledad que sólo Isaac, un chico con el que mantiene una relación por chat, es capaz de mitigar.
Pero el encuentro de sendos tocayos en un lugar peculiar para tal casualidad será el comienzo de pequeños peros notorios cambios en sus vidas y en sus propias personalidades. Y en medio de ambos estará Tiny para tratar de darles un rayo de luz y una brisa de renovación para que encuentren la felicidad y el amor, aunque para ello deba arrastrarles a la vorágine que supone tanto él mismo como Tiny Dancer, el musical autobiográfico que tras mucho batallar conseguirá llevarlo a escena en su instituto.

Will Grayson, Will Grayson muestra la vida de varios jóvenes de instituto, con las ilusiones y tribulaciones propias de cada uno en esa edad tan convulsionada y a veces tan desinhibida. En esta historia aprenderán mucho los unos de los otros, sobre todo el que la felicidad no es tan imposible aunque no por ello libre de ser complicada de hallar. Un reflejo de la adolescencia con sus gestos de rebeldía (como ese tópico del carnet falso tan fácil de conseguir), el luchar por algo que se crea importante (como Tiny con su musical memorable), el tener un cabo al que agarrarse para no sumirse en la más insondable apatía (como el vínculo con Isaac de uno de los Will, aunque sea por una pantalla de ordenador), o la carcoma que supone lanzarse o no por algo que en el fondo se quiere aunque uno trate de negarlo (como impresionar a alguien especial aunque esto tenga la potencial posibilidad de suponer un bochornoso batacazo). Y todo lo que acontece en la novela da cabida a reflexiones de sus personajes que nunca se habían parado a plantear antes, lo que determinará muchas cosas que en general supondrán cambios y evoluciones en ellos mismos.
Tiny Dancer se convierte en un punto del argumento que va ganando una relevancia y una presencia que a priori no cupe esperar, si es que el propio Tiny deja constante su diligencia a la hora de no sólo llevarlo a cabo, sino de hacerlo perfecto. Incluso algo tan abstracto como una simple representación teatral puede ser objeto de la evolución más propia de un personaje, con metas de grandilocuencia y emotividad para los futuros espectadores que absorben al principal responsable de dicho espectáculo.

Quizás una de las singularidades más notorias de la novela sea su exposición. La primera persona es la voz narradora, intercalando la de un Will Grayson con la del otro, siendo los impares para el hetero (escrito por Green) y los pares para el gay (a cargo de Levithan); y ambos personajes solapan con pericia lo que acontece en sus vidas, separadas pero indirectamente conectadas, a lo largo de la veintena de capítulos que conforman la obra.
Y al ser cada autor responsable de un personaje/narrador, se puede apreciar claramente sendos estilos narrativos, lo cual remarca más la personalidad de uno y otro Will.
Por parte de Green, poco puedo decir ya de su estilo tras haber reseñado varias de sus obras, salvo que resulta indudable cada detalle que lo define como autor, incluso incapaz de evitar la colación en algún momento de sus páginas esa especie de manía suya a la hora de que algún personaje enumere los factores de alguna situación suya.
En lo que se refiere a Levithan, me gustó los escasos, por no decir nulos, tapujos que brinda a su Will a la hora de expresarse, incluso en pensamientos relacionados con el sexo. Además, me chocó de este autor que escribiera sin el uso de mayúsculas al comienzo de cada frase o en nombres propios; salvando algunas puntuales excepciones como el nombre de la ciudad de Chicago o cuando la voz se alza. Otra singularidad suya es la forma de exponer los diálogos, haciéndolo como si fuera el guión de una obra teatral; con el nombre seguido de dos puntos antes de la línea en cuestión.
Sin duda, dos estilos narrativos tan distintos como conexos, igual que lo son sendos protagonistas que dan nombre a la obra. Tanto Green como Levithan derrochan en estas páginas la capacidad de hacer visceral lo que sienten, tanto bueno como no tan bueno, a cada personaje que dotan de vida y realismo.

Por parte de Will (el heterosexual), me pareció un joven con un concepto demasiado excesivo de su propio margen de seguridad para su vida. Considera que la vía más lógica para una mejor calidad de vida es no implicarse en nada ni en nadie, y sobre todo no abrir la boca; esas son sus dos máximas que intenta llevar a rajatabla como si fueran preceptos de una gran religión a la que entrega toda su fe. Sin embargo, sus propias normas no son fáciles de seguir teniendo tan cerca un amigo como Tiny como una enorme y porfiada sombra. El tipo de persona que nunca se tira a la piscina, ni siquiera si una chica muestra interés por él; pero los acontecimientos de la novela, lo que vive con conocidos y gente por conocer, lo arrastrarán poco a poco a una perspectiva de nuevas posibilidades que le enseñarán que no es malo lanzarse a la piscina, incluso si cabe la posibilidad que esta no tenga agua. La evolución de este personaje me agradó y sorprendió, y sin duda aprenderá mucho de los demás, de sus sentimientos y de sí mismo.
Will (el gay) es otro complicado, quizás un poco más que su tocayo, al cual se refiere como o.w.g (otro Will Grayson)… Un joven muy encerrado en si mismo, pero de una manera distinta al anterior, porque la huella de la tristeza en él es notoria en su mente y en su pecho; con una situación familiar dolorosamente desestructurada tras el abandono de su padre, manteniendo desde entonces un muro de espinos en su relación con su madre. Pero en su personalidad hay la suficiente materia prima para la esperanza en lo que se refiere a nivel emocional y anímico. Un personaje que llega a demostrar feedback en esta historia, capaz de hacer algo positivo por quienes de alguna forma tratan de darle un motivo de color a la vida que consideraba más bien gris y deprimente.
A veces Tiny puede parecer el protagonista indiscutible (y a veces un tanto cargante) de esta novela por lo mucho que canta (tanto literal como figurado), por su voluminosa y dinámica figura, y por su estridente presencia. Puede parecer un homosexual algo estereotipado (aunque no del todo por su físico y su odio al Over the Rainbow), pero dentro de su singularidad puede sorprender incluso a su amigo de tantos años. Un joven que quiere y vive el amor, siempre dispuesto a encontrarlo en todo chico que se preste aunque ello le haya dado fama de tener una interminable lista de efímeros noviazgos. Sin embargo, me agradó y sorprendió también que tras la sencillez y la algarabía despreocupada que reluce en él haya algo más profundo, demostrando que aun sin tener la “neuras” de los dos Will, este grandullón también sangra si se corta. Quizás él, aunque no sea el estereotipo de belleza, su encanto, su ternura, su carisma y su afán de que cada persona encuentre la felicidad sean suficientes para que Tiny sea capaz de robar corazones, ya sea en un sentido u otro.
Hay bastantes personajes que cumplen su función con maestría dentro de sus limitaciones secundarias, como los padres de un Will y la madre del otro, así como las amistades de ambos. Puedo decir que los personajes de Maura e Isaac supondrán impactantes en cierto momento de la novela, más concretamente en el primer tramo de capítulos. Sin embargo, Jane es el caso más relevante de los secundarios, con una participación bastante amplia y un peso más acentuado; ella será una pieza clave para uno de los que sí entretejen los hilos más importantes de la trama, y que de hecho la propia Jane es una hebra muy importante para el personaje en cuestión.

La historia en general es entretenida y fresca, además de lo suficiente adictiva y amena a la hora de avanzar en ella página a página sin a penas resuello. Derrochando humor, tanto ese tan característico de John Green como ese otro singular de David Levithan, aunque no por ello esté falto de momentos y situaciones menos agradables que brinden interés y profundidad al argumento. Su final no es menos que frenético e imprevisible, junto a la virtud de acariciar la emotividad tanto de sus personajes como la del propio lector. Puede que a más de uno el desenlace despierte sentimientos encontrados, del tipo esperarse otra cosa pero a su vez con la certeza de que esta estupenda novela no podía acabar de otra manera.

Conclusión: El casual encuentro de dos adolescentes con el mismo nombre es la excusa para una historia en la que cada pieza de esta composición a dos brochas disponga de posibilidades, incluyendo de algo tan codiciado como la felicidad y el amor, demostrando que puede ser encontrada incluso en el más singular de los musicales realizados en un instituto.

Mi valoración global: 5/5          


No hay comentarios:

Publicar un comentario