Título: Cazadores de Sombras:
Los Orígenes 1 – Ángel Mecánico
Título original: The Infernal Devices 1 – Clockwork Angel
Autora: Cassandra Clare
Editado en España por: Destino
Sinopsis:
Tessa Gray está dispuesta a
encontrar a su hermano. Para ello, se dirige a Londres, donde será raptada por
una organización secreta llamada el Club Pandemonium, y rescatada por los
Cazadores de Sombras. Pronto, Tessa verá su corazón dividido entre Jem, cuya
frágil belleza oculta un oscuro secreto, y Will, cuya hiriente ironía y cambios
de humor constantes la mantienen a distancia, mientras los tres intentan
salvar... el mundo.
La magia es peligrosa, pero el amor lo es todavía más.
Crítica
personal (puede haber spoilers):
El universo de Cazadores de Sombras
se amplía y profundiza más allá de Clary, Jace y compañía; aunque en este caso suceda
en el pasado. Con estos orígenes, la autora presenta una trama independiente a
la iniciada con Ciudad de Hueso, en
un lugar y época diferentes; pero el nexo entre The Mortal Instruments y The
Infernal Devices es mucho más estrecho de lo que ya de por sí podría
imaginarse de antemano, que se irá apretando más dicho lazo a medida que avanza
esta trilogía.
Aquí nos trasladamos a Londres, en plena época Victoriana. Theresa
(Tessa) Gray es una joven estadounidense que, tras la muerte de su tía, cruza
el océano para estar junto a su hermano mayor y único familiar vivo Nate, quién
partió a la capital británica en busca de trabajo y un porvenir. Sin embargo, las
Hermanas Oscuras del Club Pandemonium la reciben en el puerto en lugar de Nate,
alegando que le era imposible a él. Ella confía en ellas ante las evidencias
que prueban de conocer bien a su hermano, sin saber lo que le espera.
En las semanas posteriores, retenida contra su voluntad, malviviendo,
maltratada y sometida por ambas mujeres, la harán pasar por un extraño
adiestramiento en el cual desarrolla un don que la abrumará y que no alcanza a
comprender. Para dicha de Tessa, no tardará demasiado en ser rescatada de
manera fortuita por los cazadores de sombras del Instituto de Londres, guiados de
manera casual a raíz de una investigación que los lleva a donde la joven se
encontraba retenida.
Aún así, Tessa sabrá que no es de verdad libre, porque aquel conocido
como el Magister tiene un férreo y misterioso interés en ella. Por otra parte, asimilará
la verdad oculta a los mundanos sobre la existencia de demonios, Subterráneos y
nefilim, conviviendo provisionalmente con estos últimos en el Instituto de
Londres, dirigido por Charlotte Branwell y su esposo Henry. Ella, a la par, se
enfrentará a grandes cuestiones. ¿Qué ha sido de Nate? ¿Qué quiere el Magister
de ella? ¿Qué es ese extraño poder que despertó en el Pandemonium? ¿Y las
criaturas mecánicas que figuraban ser personas que halló en su cautiverio? Y
sobre todo... ¿Quién es ella en realidad?
Lo que menos se podía esperar Tessa, bajo el amparo de los nefilim que la
acogen, son los sentimientos que irán brotando en ella a raíz de dos jóvenes
muy diferentes pero con un vínculo muy fuerte entre ellos: el díscolo William
(Will) Herondime y el amable James (Jem) Carstairs.
Pero más allá de todo lo que afecte a la joven estadounidense, se entrevé
los engranajes de una oscura trama que deberán tener en cuenta los cazadores de
sombras de esa época.
Incluso para los ya familiarizados con la saga protagonizada por Clary y
demás en The Monrtal Instruments,
aquí descubriremos y aprenderemos mucho sobre este universo que crece y se
complementa entre sí. Un planteamiento nuevo, con otros personajes, con algo
más de un siglo de diferencia en relación a lo que se conoció de los libros
publicados anteriores a éste... No niego que cuando empecé a leerlo en su
momento, la lengua viperina del recelo me susurraba al oído, con la
predisposición de comparar los personajes presentados aquí con los ya
conocidos, que serían los mismos perros con distintos collares, o que las tramas
serían similares... Craso error por mi parte.
Cassandra Clare cubre con este Ángel
Mecánico las expectativas que siempre he tenido respecto a su estilo
narrativo. Tan rico en detalles como me tiene acostumbrado, pero sin recargarlo
en exceso, con una expresión dinámica, amena y fluida, otorgando a sus personajes
un enorme realismo y carisma, así como a ese escenario que es el Londres del
siglo XIX, donde nos mete con mucho acierto. Ha creado desde cero, aunque
estrechamente unido con los otros libros de Cazadores
de Sombras, una trama que mantiene el misterio en su mayor parte hasta el
final, sin que resulten bruscas en lo más mínimo dichas revelaciones, dejando
otras tantas incógnitas para más adelante al ser el comienzo de una muy
prometedora trilogía.
Una peculiaridad de este libro, y que se repite en los posteriores, es la
de incluir una pequeña cita entre el título de cada capítulo y la primera línea
del mismo. Normalmente escuetas líneas son extractos de ciertas obras, con una
habitual relación tanto con el título como con el capítulo en sí. Y la verdad,
es un aspecto original y que me agradó bastante
Sobre el elenco, como ya comenté, empecé con la idea subliminal de ver
quien es la versión Victoriana de los que conocí del Instituto de Nueva York,
pero está claro que me equivoqué.
Tessa es una apasionada de la literatura, con un gran sentido de la
franqueza. Tendrá que asimilar demasiadas cosas en poco tiempo, mientras rumie
su inquietud por Nate y su dudosa naturaleza mundana por el enigmático poder
que recién despertó; mientras sus relaciones con los miembros del Instituto se van
estrechando, destacando sentimientos que hasta entonces le eran sólo conocidos
por las historias que ha leído a lo largo de su vida. Pero lo que no será del
todo consciente es la magnitud de su verdadera importancia en esta historia.
Will se entrevé que es muy parecido a Jace... y la verdad es que no se
distancian mucho en personalidad, aunque este joven y atractivo galés puede ser
un chico malote y díscolo de una manera diferente, pero igual de contundente.
Un aspecto interesante es su relación recíproca con Jem, muy estrecha, más que
hermanos, compenetrados pese a sus caracteres contrarios, más allá incluso del
lazo que nos une de por vida como parabatais.
Jem creo que puede ser tan agradable como tedioso para el lector. Un
joven medio asiático de aspecto delicado, con cabello y ojos plateados, el
perfecto caballero, la quintaesencia de la amabilidad, un virtuoso del violín
igual de elegantemente letal en el combate. Puede resultar demasiado perfecto,
que en algunos aspectos no tenga el gancho y el brillo de su parabatai; sin embargo, hay algo en él
que no sea tan estereotipado o lineal como puede parecer a primera vista.
Jessamine Lovelace da la impresión de ser un calco en rubia de Isabelle,
y aunque ambas comparten aspectos como el sentido del ego (mucho más acentuado
en Jessie) o de la moda, a fin de cuentas son tan diferentes como el color de
sus cabellos. Una joven con ambiciones, independiente y más bien ególatra que,
metafóricamente, no se casa con nadie a la hora de la verdad, pase lo que pase.
Sin embargo, también llegó a trasmitirme cierta empatía, e incluso lástima, en
ciertos momentos.
Charlotte y Henry son una pareja que me ha caído muy en gracia.
Ella muestra una fuerza mucho mayor a lo que aparenta, pero aún así
sensible y protectora, teniendo en cuenta el peso de dirigir un Instituto;
sobre todo con el machismo propio de la época incluso entre los nefilim
fustigándola en lo referente a su cargo en Londres, al cual se enfrenta para
demostrar que una mujer, incluso con esa emotividad que parece una fama que la
precede a ojos de la Enclave, puede llevar perfectamente las riendas tanto de
uno de los Institutos más importantes como de los inusuales incidentes en los
que tanto ella como quienes las rodean se verán arrastrados.
Por su parte, él parece tener siempre la mente en otra parte, sobre todo en
su fascinación inquieta de inventar, y precisamente esos despistes lo hacen un
buen punto de humor aunque eso exaspere a su mujer, la cual parece sentirse más
vulnerable ante la aparente ausencia del respaldo de su pareja, porque ni los
problemas del Instituto o las inquietudes de Charlotte parecen perturbar esa
especie de déficit de atención que sufre a causa de su apasionante y absorbente
obsesión. Sin embargo, Henry puede llegar a sorprender, sobre todo avanzando la
trilogía.
Uno de mis personajes favoritos de este libro y la trilogía en general es
Sophie, una de las criadas del Instituto, la cual está bastante presente en la
trama, muy servicial y devota de Charlotte, a la que procesa su lealtad y gratitud
sinceras. Aunque es un personaje sin verdadero peso, bastante secundario, me
gustó mucho en general, en especial su trasfondo.
Son otros tantos más los personajes que danzan en torno a la historia (a
destacar cierta cara conocida de The
Mortal Instruments que a muchos fans agradará), aunque los omitiré para evitar
posibles spoilers gratuitos. Sobre la parte antagonista, el Magister, sólo diré
que no tiene desperdicio y que está bastante a la altura de Valentine
Morgenstern por la manera de hacer los tejemanejes propios de un villano
literario.
En este primer volumen de Los
Orígenes, así como en los posteriores, vemos muchas referencias, unas muy
claras y otras algo más discretas, del nexo entre esta trilogía y la trama de The Mortal Instruments. Un claro ejemplo
es que tanto en personajes principales, secundarios y cazadores de sombras que
aparecen o se nombran de forma sutil, vemos apellidos de nefilim que aparecen
en los que suceden más de un siglo después, despertando con este primer libro
la inquietud especulativa del lector por saber a lo largo o al final del camino
el grado de relación sanguínea entre los de unos y los de otros. Sin duda,
aunque son lecturas independientes, pudiéndose leer una trama como otra de
manera independiente, o incluso alternándolos, desde luego que resulta mucho
más enriquecedor adentrarse en todos ellos.
Aquí Cassandra Clare demuestra el mismo talento que derrochó en sus
libros anteriores, con una trama y un final impactante y sorprendente, con inesperado
giros en la historia capaces de tener al lector con ávida atención; dejando además
sus buenos cabos sueltos, así como misterios prometedores e incertidumbres
tanto en el argumento en sí como en las relaciones entre los personajes (en
especial el perfecto y complejo triángulo amoroso que es evidente desde el
comienzo, el cual será una pieza importante en esta historia) que se irán
desentrañando a lo largo de la trilogía que comienza con este Ángel Mecánico.
Y qué decir de la portada. Realmente, todas las de la saga son auténticos
regalos para la vista, y esta primera de Los
Orígenes cumple sus expectativas sin quedar relegada a las de The Mortal Instruments, siguiendo un
patrón con similitudes a los ya vistos con anterioridad.
Conclusión: El comienzo de una trilogía prometedora, independiente
pero conexa a la trama con la que se empezó el universo de Cazadores de Sombras. Una trama igual de intensa, personajes igual
de magnéticos y un planteamiento que las enriquece recíprocamente. En
definitiva, un experimento que fue arriesgado el cual considero un nuevo y
rotundo éxito para su autora.
Porque antes de los Instrumentos Mortales... estuvieron los Artefactos
Infernales.
Mi valoración global: 5/5