martes, 20 de diciembre de 2016

Crítica personal: A Christmas Carol (Cuento de Navidad)

Título: A Christmas Carol
Título en español: Cuento de Navidad
Autor: Charles Dickens
Editado en inglés por: Varias editoriales
Editado en España por: Varias editoriales

Sinopsis:

Ebenezer Scrooge is a mean old man with no place in his heart for others, not even his clerk’s feeble son, Tiny Tim. One freezing cold Christmas Eve, Scrooge is visited by the ghost of and old friend and embarks on an eerie nightmare journey. By visiting his past, present and future, can Scrooge learn to love Christmas and those around him?

Crítica personal (puede haber spoilers):

Esta es, a todas luces, la primera obra de Dickens en la que pensamos la mayoría cuando se menta a este destacable autor. E igual de probable es que será extraño el caso en que alguien no sepa de que va esta historia, aunque sea por las diferentes adaptaciones que en algún momento (sobre todo en Navidad) son emitidas en televisión.
Finalmente he tenido una oportunidad ineludible para conocer este clásico literario, aunque en inglés; por lo que esta crítica, como todas de este estilo, se enfocará especialmente desde mi perspectiva de haber leído la obra en su estado más puro y original.

La trama de A Christmas Carol gira en torno al personaje de Ebenezer Scrooge, un anciano falto de bondad, empatía y caridad hacia el prójimo que ha dedicado su vida casi por entero a trabajar y amasar dinero (no se especifica con exactitud su negocio, pero se da a entender que es un prestamista usurero). Todo acontece en el día de Nochebuena, siendo ese día exacto el séptimo aniversario de la muerte de Jacob Marley; quien fuera socio y buen amigo de Scrooge, con una aptitud similar a la del protagonista principal de esta historia.
Ni tan siquiera en esa víspera el anciano es capaz de apelar a una miaja de humanidad y compasión; ni con su sobrino, a quien rechaza fríamente su amable y sincera invitación de almorzar en su casa al día siguiente; ni con unos hombres que acuden a él implorando ayuda económica para los necesitados, a quienes no muestra la menor compasión por sus penurias al considerarles mejor muertos para poner freno a la sobrepoblación que está sufriendo la sociedad; ni con su explotado empleado, Bob Scratchit, a quien de mala gana le concede libre el día de Navidad. Pero esa noche recibirá en su casa una advertencia de ultratumba, que más bien podría considerarse un ultimátum, directamente de la mano del difunto Marley.
Quien fuera su socio acarrea una condena muy pesada en la otra vida por su falta de bondad y su afán de ganar dinero, y el propio Scrooge correrá un destino igual, e incluso peor, si no cambia su forma de ser. Por ello, tres espíritus irán a visitarle para darle una última oportunidad en su vida.
¿Querrá Scrooge enmendar su corazón pétreo y glacial? ¿Serán esos fantasmas capaces de quitarle la venda que lo ha apartado de lo mejor del ser humano? ¿Llegará a ser tocado por la magia de la Navidad?

Cuento de Navidad narra un breve pero intenso periplo en pos de una redención que ganar, a través de un repaso al ayer, una concienciación del ahora y un anticipo agrio de un mañana no tan lejano. Un alma congelada por demasiados años que necesitará los rayos del sol si quiere evitar un castigo tan aciago como eterno, debiendo abrir los ojos ante lo mucho que se ha dejado perder de sí mismo y de su bondad innata a lo largo de su vida.
Esta obra trata de aleccionar en muchos aspectos, con el fin de no desmerecer ni dejar caer en el olvido las virtudes positivas potenciales con las que nacemos. Que tras la decadencia de lo más difícil de esa época, sobre todo para las clases más desfavorecida y los niños, siempre queda un espacio para el amor, la bondad e incluso la esperanza, que estos sentimientos no pueden desaparecer del todo, aunque sea avivándolos en ese día tan especial del año. Igualmente, el autor inculca en sus líneas que no se puede vivir ignorando los infiernos que otros puedan padecer; así como lo poco bien repartida que puede estar la vida, viendo a Scrooge con mucho dinero pero sólo y sin amor, en contraste con personas como su empleado, que aún con necesidades dependientes del dinero que carecen (sobre todo en lo que respecta a la precaria salud de Tiny Tim) goza en su hogar de una fortuna a nivel emocional. 

La historia se divide en cinco partes: Marley’s Ghost, The First of the Three Spirits, The Second of the Three Spirits, The Last of the Spirits y The End of It. La exposición utilizada es la tercera persona, en la cual he podido distinguir más al propio autor que una mera voz narradora neutra y anónima; y al mismo tiempo logra atraer con sumo éxito a las palabras escritas cada emoción que rezume sus personajes, en especial Scrooge.
Y es precisamente ese ímpetu de Dickens en su forma de narrar uno de los puntos que me parecieron más fuertes de su estilo; pues muestra él mismo cuanto vive y hasta donde se implica con lo que salió de su pluma. Capaz de mostrar la vida no tan fácil para muchos de esa época, pero sin que caiga en una bruma de decadencia luctuosa, creando una obra que siempre refleja aunque sea un mínimo atisbo de luz en medio de un escenario gris.

Ebenezer Scrooge es un personaje que en el cual se aprecia una clara curvatura en su evolución como personaje, sobre todo teniendo en cuenta su pasado; y esto es seguramente otro de los mayores y más atractivos puntos fuertes de ese clásico literario. Un corazón con un invierno eterno que entierra durante largos años todo lo bueno que hay en él, sin que muestre el menor arrepentimiento de esa forma de ser tan degradada; y tiene que ser la revelación de su castigo reservado para la otra vida lo que le haga recapacitar. Claramente empezará movido por el miedo ante un calvario eterno, pero a medida que los tres espíritus le muestran el antes, el ahora y el después de sus Navidades, irá entendiendo lo que quieren decirle y el miedo dejará de ser el único sentimiento que ahonde en él. Pasará por la nostalgia de las pocas pero intensas cosas buenas de su infancia y su juventud, antes de que se volcara demasiado en su trabajo y en las ganancias; después se verá a sí mismo de una manera distinta y menos subjetiva gracias a los tres espíritus, lo que decidirá en gran parte el destino y las elecciones del propio Scrooge.
Marley no tiene más importancia en la trama que al comienzo como mero mensajero y prueba “viviente” de que todos sin excepción pasamos por caja una vez exhalamos nuestro último aliento. En Jacob aprecié un poco de que, a pesar de haber sido insensible en vida, sí que llegó a fraguar sincera amistad con su socio, lo que le lleva su conciencia a salvar el alma de aquel hombre, y que quizás dicha ayuda le sirva para sobrellevar un poco el peso que debe arrastrar por siempre.
Los tres fantasmas que le visitarán, a cual más singular, supondrán una influencia enorme en Ebenezer, aunque al final la decisión dependerá del propio anciano. El de las Navidades Pasadas será quien evoque la nostalgia, un punto que conectará a Scrooge con lo bueno que tenía y que fue perdiendo con los años. El de las Navidades Presentes le abrirá los ojos de lo que muchos piensan de él, de cómo la gente derrocha felicidad en Navidad incluso si sus circunstancias no sean ideales, y sobre todo, en cierto aspecto será una bofetada de moralidad para el protagonista cuando sea metafóricamente escupido por sus propias palabras insensibles; además, ya mostradas las Navidades que dejó atrás, le ayudara a ablandar la rudeza de su corazón cuando Scrooge desgrane el panorama en la familia de su empleado por el que nunca se había interesado. El de las Navidades Futuras (o las que aún no han ocurrido) será perturbador, mostrándole la mísera y nula impronta que Ebenezer dejaría sobre la tierra, acentuándose el miedo y la culpa en lo más hondo del anciano.
El lector, acompañado de Scrooge guiado por cada fantasma, conocerá cada personaje más o menos cercano en la vida actual del anciano. Su sobrino Fred, su único pariente de sangre con vida, le aprecia y le brinda su compasión por más que le pisotee con su insensibilidad. Bob Scratchit es su trabajado explotado y mal pagado, pero que aun así nunca pierde la amabilidad y la serenidad en su trabajo, siendo un cabeza de familia luchador por los suyos y que alberga compasión por su jefe a pesar de todo. Tiny Tim es uno de los hijos de Bob y quizás el personaje más enternecedor de la historia, un niño cuyo precario estado salud le brinda un futuro incierto. También el pasado ofrecerá personas que fueron importantes para Ebenezer; como Fan, su hermana pequeña y madre de Fred, por la cual sintió un intenso cariño y una adoración recíprocos; su antiguo jefe, Mr. Fezziwig, quién tanto él como su señora, a pesar de ser un empleado, le brindaron el afecto similar al de un padre hacia un hijo, mucho más de lo que el suyo propio llegó a expresarle; o Belle, su antiguo amor que no fue capaz de cuidar por obcecarse en el trabajo y el dinero.

La trama avanza con buen ritmo, en buena parte esclarecedor pero que en ciertos puntos relevantes he sentido ciertas lagunas en donde habría sido apropiado que se esclareciera un poco más, en particular la parte del pasado de Scrooge. Un final que quizás se vea venir de lejos, incluso sin la sugestión de las adaptaciones cinematográficas que inevitablemente hemos llegado a visualizar alguna vez en nuestra vida. Pero de otra manera no podría acabar A Christmas Carol, indudablemente.

En lo que respecta la lectura de esta obra en su idioma original, debo reconocer que a pesar de su sencilla extensión llegó a ser un tanto tedioso, con un amplio vocabulario al cual no estaba acostumbrado y que me obligó a tirar del diccionario con más frecuencia que otras lecturas mías en inglés hasta la fecha. Además, me encontré alguna que otra estructura gramatical a la que no estaba demasiado familiarizado, algo que claramente delata la antigüedad de la obra. En general, un libro apto para cualquier asiduo a la lectura en inglés, incluso para los que no estén demasiado curtidos; sólo que las consultas serán, en muchos casos, más frecuentes de lo que a uno le gustaría.

Conclusión: Redención, arrepentimiento y segundas oportunidades; amor y bondad por lo menos una vez al año; voluntad de liberarse uno mismo de las cadenas que nos arrastran y condena; no olvidar el pasado, viviendo el presente y soñando con un futuro mejor. Una historia que espolea la fe que podemos tener en el ser humano, incluso en quienes se consideran casos perdidos si conservan una chispa de voluntad para dejar de serlo para que en una navidad reveladora pueda tener el espíritu de esas fechas perenne en su corazón.
Y parafraseando a Tiny Tim… ¡Que Dios nos bendiga a todos!


Mi valoración global: 4/5


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