Título: Will Grayson, Will Grayson
Título original: Will Grayson, Will Grayson
Autores: John
Green y David Levithan
Editado en España por: Nube de
Tinta
Sinopsis:
Will Grayson tiene dos reglas en la
vida: guardar silencio y no implicarse en nada. Sin embargo, su mejor amigo,
Tiny Cooper, está decidido en buscarle novia y montar su musical
autobiográdico: Tiny Dancer.
Muy cerca de él hay otro Will
Grayson: un chico melancólico que no tiene nada bueno a lo que agarrarse. Lo
único que hace que su vida merezca la pena es su relación online con Isaac, al que nunca ha visto en
persona.
Una fría noche de invierno, los dos
Will Grayson se cruzarán en una esquina cualquiera de Chicago. Por suerte para
ambos, Tiny está decidido a empujarlos hacia la felicidad, el amor y, por
supuesto, el musical más fabuloso jamás representado en un instituto.
Divertidísima, conmovedora y
profundamente perspicaz, la novela de John Green y David Levithan reflexiona
sobre la amistad y la identidad con todo el humor y la emoción propios de dos
maestros del género.
Crítica
personal (puede haber spoilers):
Una nueva incursión a la agradable literatura de John Green, aunque en
esta ocasión me ha permitido conocer a otro autor con el que lleva a medias la batuta
de esta historia y que demuestra ser igual de encomiable.
Dos chicos con el mismo nombre y el mismo apellido, que aun sin vivir en
la misma ciudad y ser diferentes entre sí, comparten el tener cada uno a su
manera una personalidad complicada. Uno trata de implicarse lo menos posible en
prácticamente todo, aunque no es fácil para él estando en medio su mejor amigo
gay, Tiny; mientras que el otro tira más a la decadente soledad que sólo Isaac,
un chico con el que mantiene una relación por chat, es capaz de mitigar.
Pero el encuentro de sendos tocayos en un lugar peculiar para tal
casualidad será el comienzo de pequeños peros notorios cambios en sus vidas y
en sus propias personalidades. Y en medio de ambos estará Tiny para tratar de
darles un rayo de luz y una brisa de renovación para que encuentren la
felicidad y el amor, aunque para ello deba arrastrarles a la vorágine que
supone tanto él mismo como Tiny Dancer,
el musical autobiográfico que tras mucho batallar conseguirá llevarlo a escena
en su instituto.
Will Grayson, Will Grayson muestra
la vida de varios jóvenes de instituto, con las ilusiones y tribulaciones
propias de cada uno en esa edad tan convulsionada y a veces tan desinhibida. En
esta historia aprenderán mucho los unos de los otros, sobre todo el que la
felicidad no es tan imposible aunque no por ello libre de ser complicada de
hallar. Un reflejo de la adolescencia con sus gestos de rebeldía (como ese tópico
del carnet falso tan fácil de conseguir), el luchar por algo que se crea
importante (como Tiny con su musical memorable), el tener un cabo al que
agarrarse para no sumirse en la más insondable apatía (como el vínculo con Isaac de uno de los Will, aunque sea por una pantalla de ordenador), o la carcoma
que supone lanzarse o no por algo que en el fondo se quiere aunque uno trate de
negarlo (como impresionar a alguien especial aunque esto tenga la potencial
posibilidad de suponer un bochornoso batacazo). Y todo lo que acontece en la
novela da cabida a reflexiones de sus personajes que nunca se habían parado a
plantear antes, lo que determinará muchas cosas que en general supondrán
cambios y evoluciones en ellos mismos.
Tiny Dancer se convierte en un
punto del argumento que va ganando una relevancia y una presencia que a priori
no cupe esperar, si es que el propio Tiny deja constante su diligencia a la
hora de no sólo llevarlo a cabo, sino de hacerlo perfecto. Incluso algo tan
abstracto como una simple representación teatral puede ser objeto de la evolución más
propia de un personaje, con metas de grandilocuencia y emotividad para los futuros
espectadores que absorben al principal responsable de dicho espectáculo.
Quizás una de las singularidades más notorias de la novela sea su
exposición. La primera persona es la voz narradora, intercalando la de un Will
Grayson con la del otro, siendo los impares para el hetero (escrito por Green)
y los pares para el gay (a cargo de Levithan); y ambos personajes solapan con
pericia lo que acontece en sus vidas, separadas pero indirectamente conectadas,
a lo largo de la veintena de capítulos que conforman la obra.
Y al ser cada autor responsable de un personaje/narrador, se puede
apreciar claramente sendos estilos narrativos, lo cual remarca más la
personalidad de uno y otro Will.
Por parte de Green, poco puedo decir ya de su estilo tras haber reseñado
varias de sus obras, salvo que resulta indudable cada detalle que lo define
como autor, incluso incapaz de evitar la colación en algún momento de sus
páginas esa especie de manía suya a la hora de que algún personaje enumere los
factores de alguna situación suya.
En lo que se refiere a Levithan, me gustó los escasos, por no decir
nulos, tapujos que brinda a su Will a la hora de expresarse, incluso en
pensamientos relacionados con el sexo. Además, me chocó de este autor que
escribiera sin el uso de mayúsculas al comienzo de cada frase o en nombres
propios; salvando algunas puntuales excepciones como el nombre de la ciudad de
Chicago o cuando la voz se alza. Otra singularidad suya es la forma de exponer
los diálogos, haciéndolo como si fuera el guión de una obra teatral; con el
nombre seguido de dos puntos antes de la línea en cuestión.
Sin duda, dos estilos narrativos tan distintos como conexos, igual que lo
son sendos protagonistas que dan nombre a la obra. Tanto Green como Levithan
derrochan en estas páginas la capacidad de hacer visceral lo que sienten, tanto
bueno como no tan bueno, a cada personaje que dotan de vida y realismo.
Por parte de Will (el heterosexual), me pareció un joven con un concepto
demasiado excesivo de su propio margen de seguridad para su vida. Considera que
la vía más lógica para una mejor calidad de vida es no implicarse en nada ni en
nadie, y sobre todo no abrir la boca; esas son sus dos máximas que intenta
llevar a rajatabla como si fueran preceptos de una gran religión a la que entrega
toda su fe. Sin embargo, sus propias normas no son fáciles de seguir teniendo
tan cerca un amigo como Tiny como una enorme y porfiada sombra. El tipo de
persona que nunca se tira a la piscina, ni siquiera si una chica muestra
interés por él; pero los acontecimientos de la novela, lo que vive con
conocidos y gente por conocer, lo arrastrarán poco a poco a una perspectiva de nuevas
posibilidades que le enseñarán que no es malo lanzarse a la piscina, incluso si
cabe la posibilidad que esta no tenga agua. La evolución de este personaje me
agradó y sorprendió, y sin duda aprenderá mucho de los demás, de sus
sentimientos y de sí mismo.
Will (el gay) es otro complicado, quizás un poco más que su tocayo, al cual se refiere como o.w.g (otro Will Grayson)… Un joven
muy encerrado en si mismo, pero de una manera distinta al anterior, porque la
huella de la tristeza en él es notoria en su mente y en su pecho; con una situación
familiar dolorosamente desestructurada tras el abandono de su padre,
manteniendo desde entonces un muro de espinos en su relación con su madre. Pero
en su personalidad hay la suficiente materia prima para la esperanza en lo que
se refiere a nivel emocional y anímico. Un personaje que llega a demostrar
feedback en esta historia, capaz de hacer algo positivo por quienes de alguna
forma tratan de darle un motivo de color a la vida que consideraba más bien
gris y deprimente.
A veces Tiny puede parecer el protagonista indiscutible (y a veces un
tanto cargante) de esta novela por lo mucho que canta (tanto literal como
figurado), por su voluminosa y dinámica figura, y por su estridente presencia.
Puede parecer un homosexual algo estereotipado (aunque no del todo por su
físico y su odio al Over the Rainbow),
pero dentro de su singularidad puede sorprender incluso a su amigo de tantos
años. Un joven que quiere y vive el amor, siempre dispuesto a encontrarlo en
todo chico que se preste aunque ello le haya dado fama de tener una
interminable lista de efímeros noviazgos. Sin embargo, me agradó y sorprendió
también que tras la sencillez y la algarabía despreocupada que reluce en él
haya algo más profundo, demostrando que aun sin tener la “neuras” de los dos
Will, este grandullón también sangra si se corta. Quizás él, aunque no sea el
estereotipo de belleza, su encanto, su ternura, su carisma y su afán de que
cada persona encuentre la felicidad sean suficientes para que Tiny sea capaz de
robar corazones, ya sea en un sentido u otro.
Hay bastantes personajes que cumplen su función con maestría dentro de
sus limitaciones secundarias, como los padres de un Will y la madre del otro,
así como las amistades de ambos. Puedo decir que los personajes de Maura e
Isaac supondrán impactantes en cierto momento de la novela, más concretamente
en el primer tramo de capítulos. Sin embargo, Jane es el caso más relevante de
los secundarios, con una participación bastante amplia y un peso más acentuado;
ella será una pieza clave para uno de los que sí entretejen los hilos más
importantes de la trama, y que de hecho la propia Jane es una hebra muy
importante para el personaje en cuestión.
La historia en general es entretenida y fresca, además de lo suficiente
adictiva y amena a la hora de avanzar en ella página a página sin a penas resuello. Derrochando
humor, tanto ese tan característico de John Green como ese otro singular de
David Levithan, aunque no por ello esté falto de momentos y situaciones menos
agradables que brinden interés y profundidad al argumento. Su final no es menos
que frenético e imprevisible, junto a la virtud de acariciar la emotividad
tanto de sus personajes como la del propio lector. Puede que a más de uno el
desenlace despierte sentimientos encontrados, del tipo esperarse otra cosa pero a su vez con la certeza de que esta estupenda novela no podía acabar de otra
manera.
Conclusión: El casual encuentro de dos adolescentes con el mismo
nombre es la excusa para una historia en la que cada pieza de esta composición
a dos brochas disponga de posibilidades, incluyendo de algo tan codiciado como
la felicidad y el amor, demostrando que puede ser encontrada incluso en el más singular
de los musicales realizados en un instituto.
Mi valoración
global: 5/5