jueves, 30 de abril de 2015

Crítica personal: Sin Aliento

Título: Sin aliento
Título original: Drowning Instict
Autora: Ilsa J. Bick
Editado en España por: Círculo de Lectores

Sinopsis:

Han pasado años desde que Jenna a punto estuvo de morir. En aquel entonces, ella también se quedó inmóvil, paralizada por el miedo que invadía cada una de sus células, hasta que oyó la voz de su hermano, como un salvavidas que podía tirar de ella y extraerla de aquel mar de fuego. Ahora, mientras tirita medio muerta de frío, el agente Pendleton le pide que cuente la historia que acaba de ocurrir. Quiere la verdad, como si la verdad tuviera una entidad propia, como si pudiera construirse con palabras.
Ante una grabadora, Jenna cuenta lo que no ha querido compartir con nadie: la temporada que pasó en el siquiátrico, los motivos por los que escribe a su adorado hermano, destinado en Oriente Próximo, el porqué le resulta tan irresistible hacerse daño a sí misma... Y también los problemas de su madre con el alcohol, la hipocresía de su padre y, sobre todo, su relación con el profesor Anderson, que tan considerado fue con ella desde el principio. Su voz guía a quien quiera escucharla por un laberinto de giros inesperados, en el que no hay blanco y negros, y en el que, aunque hace ya mucho que dejó de creer en los cuentos de hadas, aún es posible descubrir dónde se ocultan los auténticos monstruos.

Crítica personal (puede haber spoilers):

Aquí nos encontramos con Jenna Lord, como piedra angular de la historia, una joven de dieciséis años e hija de un cirujano plástico, cuya vida tampoco es que haya sido demasiado agradable, principalmente por el caos que supone su propia familia. Su hermano, uno de sus mayores vínculos, se alistó en el ejército y destinado a Irak nada más cumplir los dieciocho en pos de escapar de un padre controlador, presuntuoso, autoritario y descaradamente infiel, sin olvidarnos de una madre obsesa en salvar un negocio familiar que no sabe llevar y que produce números rojos que tiran a bermellones y cuyo codo es de empinamiento fácil cuando todo empieza a pintar mal.
Y a esta ecuación hay que añadirle factores como algunos acontecimientos a lo largo de la infancia y aún adolescencia de Jenna que se destapan a lo largo de la historia, además de haber acabado durante un tiempo en un psiquiátrico por su compulsión a causarse heridas cortantes... Hasta que, por iniciativa de sus padres, trata de retomar una vida normal en un nuevo instituto, el Turing, siempre que le deje las sombras del pasado tan presentes en su día a día. Pero la figura de uno de sus nuevos profesores, el señor Anderson, marcará una relevancia en sus nuevos pasos.
Todo esto que sirve de base, además de mucho más que se esconden en las páginas de Sin aliento, se irán narrando literalmente de voz de Jenna, conociéndola mejor y comprender poco a poco lo que ocurre al principio del libro.

El estilo de Bick me ha parecido de mi gusto. Sencillo pero detallado, metiéndose y metiéndonos bastante bien en la piel de una adolescente con los antecedentes de Jenna. Su narrativa no resulta pesada y su historia fluida está bastante bien estructurada; aunque cierto es que me resultaron algo chocantes y raras ciertas partes de la trama, pero que al final acaban aclaradas y justificadas en mayor o menor medida. Con las primeras páginas supo dejar un pequeño indicio para seguir buscando uno tras otro hasta componer bien el rompecabezas de la historia de Jenna.

El libro empieza con unas páginas introductorias (sin prólogo o prefacio propiamente dicho), narradas en tercera persona donde encontramos a Jenna, quien ha sufrido una experiencia tan abrumadora como traumática, y que el detective Bob Pendleton trata de ayudarla a que explique esos hechos que el lector aún desconoce. Y debido al estado en el que ella se encuentra, él le propondrá otra forma de que le cuente detalladamente lo sucedido: con su propia voz registrada.

Pendleton rebusca en el bolsillo y saca una grabadora minúscula, no más grande que un paquete de chicles. Le muestra las teclas y lo que significan los símbolos que aparecen en la pantalla: los números, para las carpetas; las letras, para los archivos.
-Como los capítulos de un libro. He oído que te gustan los libros.
-Y las películas –susurra ella-. Me... me gustan las películas.
-Perfecto entonces. Habla en el aparato tanto como quieras. Las enfermeras dicen que vas a estar aquí un buen rato, así que en un par de horas vendré a ver como te va. ¿Qué te parece?
-Vale.
-Buena chica.

Así pues, y tal como funciona la grabadora, cada capítulo es una carpeta, empezando estos con el número correspondiente, e inmediatamente un archivo alfabético en minúscula. Cada uno de esos archivos pueden constan de un simple párrafo o bastante más que unas pocas líneas, perfectamente encabezados por su letra. Y cada capítulo/carpeta varía tanto en su extensión como la composición de sus archivos, algunos realmente escuetos pero otros son algo más intensos. Y a lo largo de la historia, su protagonista lo narra todo como dirigiéndose a Bob, en muchos momentos de una manera sardónica y confiada, casi como si la diferencia de edad entre ambos fuera irrelevante; esto ayuda a que el drama no parezca el súmmum de  una tragedia griega.
Y de la voz de Jenna nos adentramos en una cadena de sucesos hasta llegar a lo que ha vivido pocos momentos antes, donde vemos su pasado, su presente familiar, sus vivencias en el Turing, sus miedos, sus sentimientos...

Pero ésta es la verdad, Bob: soy una mentirosa.
Soy afortunada, una mentirosa, una buena chica, una princesa, una ladrona... y una asesina.
Y mi realidad -mi historia- empieza con el señor Anderson.

El escenario principal nos sitúa en el norte de Milwaukee, muy presente tanto la nueva megamansión de los Lord y el instituto Turing donde Jenna trata de empezar una nueva vida sin demasiadas expectativas. En cada archivo de esta grabación transcrita vemos mejor el presente de la protagonista donde el pasado tiene demasiada presencia y el futuro no es del todo claro; veremos sus emociones, sus duelos consigo misma y lo que le rodea.

Jenna es un personaje que me ha dado un poco de una de cal y otra de arena, pero que en general se ha ganado mi visto bueno. En muchos aspectos es retraída, un tanto insegura y recelosa, aunque también (sobre todo en su fuero interno) llega a ser mordaz, arrojada y brillante, y a veces algo insensata, debatiéndose con esos impulsos suyos de herirse a sí misma que a uno dan mucho que reflexionar. Una chica de experiencias viscerales que en verdad quisiera ser feliz, o al menos tener una vida más tranquila y libre, si no fuera por el caos de su familia y las secuelas de su pasado. Le cuesta cuajar con la gente dados sus antecedentes, aunque el señor Anderson acabará muy adherido en sus pensamientos y en su vida por más que ella intente evadirle. Esta adolescente ha sido capaz de conmoverme, sentir lástima por ella y hacerme reír, a la vez de desear darle algún que otro pequeño tirón de orejas o de querer cerrar un rato el libro por conseguir enfadarme como lector.
Sobre la familia Lord, tenemos un padre (Psico-papi según Jenna) que resulta un personaje complicado de que caiga en gracia, mientras que la madre, que en la adversidad tira con facilidad a la bebida, es un gran motivo de compasión aunque su manga demasiado ancha en sus atenciones a su hija deja que desear. También está Matt, el hermano mayor del cual conoceremos mucho por los recuerdos y pensamientos de Jenna, además de los e-mails que se intercambian a espaldas de sus padres; él es un gran sostén para la protagonista principal de la historia, incluso después de que él consiguiera esa libertad que ambos entienden.
Por su parte el señor Anderson juega un rol muy fundamental en Jenna a medida que avanza la trama. Es amable con sus alumnos, preocupándose por todos, incluida esta recién llegada que desde lejos puede atisbar lo perdida y muñeca rota por dentro que aparenta. Un hombre muy perfecto tanto en personalidad, maneras y físico, demasiado... ¿Y el posible “pero” a un hombre así y el “por qué” de su relevancia y misterio desde las primeras páginas? Mejor os dejo que lo descubráis si os encarta esta lectura, puede llegar a sorprenderos en mayor o menor medida.
No son muchos más los personajes cruciales que nos encontramos en Sin Aliento. Un poco más de mención por ejemplo un par de compañeros de Jenna en el Turing; David es un joven que empieza siendo muy amable y atento con ella (a veces demasiado), y Danielle, una chica que desde sus primeras líneas se ve presuntuosa y que de antemano se ve que no hará buenas migas con Jenna.
Y aunque encontramos en el relato de la protagonista, ya sea en acción o en mención, a otros tantos personajes bastante de pasada pero con su rol significativo, a fin de cuentas todo se centra en la muchacha que narra la historia, así como las emociones y experiencias de ésta, sin olvidarnos del peso que se atisba desde “la primera carpeta” con el señor Anderson.

A partir de la mitad del libro me he topado con partes que me han agrado con otras que un poco me dejaron un tanto escéptico, además de que empieza a verse con más claridad los tiros de esta historia; y ya rebasando este ecuador nos encontramos ciertos giros que intensifican la trama y el trasfondo de Jenna. Sobre su final, momento en que se encajan las piezas del rompecabezas desparramado al comienzo, me ha gustado en buena medida, sin librarme de sus buenas dosis de sorpresa. Eso sí, lo que más me dejó con los ojos abiertos como platos fueron las últimas líneas del capítulo/carpeta 53, Bick logró dejarme desarmado con algo que no me esperé en absoluto (y poco, como dirían en el argot moderno, en plan “WTF” como no todos logra en el mismo final).

Conclusión: Sin aliento es una historia visceral que quizás podría pasarle a cualquiera. Una vida complicada enlazada a un enigmático suceso que se irá destapando. Una novela muy interesante y entretenida, quizás su autora podría haberle dado más juego y explotado algunos puntos en concreto pero que igualmente es, hablando en general, una estupenda lectura.


Mi valoración global: 4/5


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