Título: Cazadores de Sombras 6
– Ciudad del Fuego Celestial
Título original: The Mortal Instruments 6 – City of Heavenly Fire
Autora: Cassandra Clare
Editado en España por: Destino
Sinopsis:
La oscuridad ha regresado al Mundo
de los Cazadores de Sombras. Mientras su mondo se desmorona, Clary, Jace, Simon
y sus amigos deben unirse para luchar contra el mayor enemigo al que se han
enfrentado los nefilim jamás: el hermano de Clary, Sebastian.
En la lucha por intentar derrotarlo
se perderán vidas, se sacrificarán amores y el mundo entero cambiará en el sexo
volumen de la serie Cazadores de Sombras.
Llega el esperado final de la saga de Los Instrumentos Mortales.
Crítica
personal (puede haber spoilers):
Dado que es el último título de
una larga saga, será inevitable que caiga en algún spoiler de lo que deba
considerarse sabido de antemano, sumándose su vinculación estrecha con otra
trilogía de la autora (Cazadores de
Sombras: Los Orígenes) puede que surjan spoilers a la misma. Es altamente
recomendable no leer esta opinión si no se han leído los cinco títulos previos
y la trilogía antes citada.
La trama protagonizada por Clary, Jace, Simon y demás personajes toca a
su fin con Ciudad del Fuego Celestial.
Mis expectativas previas a tener este libro en mis manos estaban bien altas;
por un lado con el soberbio final de Princesa
Mecánica, esperando en consecuencia una calidad pareja en este caso; y por
otro por el buen sabor de boca que me dejó la lectura de Ciudad de las Almas Perdidas. Tras aventurarme en este desenlace
(que en realidad debería considerarse un punto y a parte, no un punto y final),
debo reconocer que Cassandra Clare me ha satisfecho en enorme medida, y
seguramente la mayoría de los fans de esta saga opinarán igual.
El quinto libro dejó en vilo al lector hasta su última línea. Por una
parte, la amenaza real y más que factible que implica el nombre de Sebastian
para toda la comunidad de los cazadores de sombras. Y por otra, por citar
algunos ejemplos de lo que afecta más directamente al elenco principal, tenemos
un Jace potencialmente peligroso al tacto por el fuego celestial corriendo por
sus venas y un Simon vulnerable ante quienes desean verle aniquilado tras
perder la Marca de Caín, sin olvidar las relaciones que en el anterior título
se rompieron, que se quedaron sin definición nítida, o que se reconstruyeron
aunque con “peros” que no las hace plenamente idóneas al final.
El peligro de Sebastian, tras crear cazadores de sombras oscuros
(llamados Obscurecidos) con la denominada Copa Infernal, no se demora en causar
sus primeros estragos sobre sus enemigos, haciendo actuar a todo el Enclave
pero más bien dando palos de ciego ante lo meticuloso y ponzoñoso que es el
modus operandi a la altura de Valentine Morgenstern; aunque en este caso el
hijo va mucho más allá en ambiciones egoístas, crueldad insensible y maldad
demoníaca.
Por su parte, Clary sentirá la inquietud tanto por la sombra de su
hermano como la frustración comprensiva de haber recuperado a Jace pero que la
menor caricia podría ser dañina, entregada a ayudarle. Sin olvidarnos el caos y
los cambios que han sufrido sus amigos.
Pero tanto en la guerra abierta entre nefilim y obscurecidos, con cada
facción de los subterráneos salpicada en mayor o menor medida en el ajo, como
por lo propio de las piezas claves de este entramado (donde no falta el factor
romántico), habrá un claro antes y después.
Es francamente difícil dar una opinión demasiado extensa y precisa en
detalles sin quitarle la gracia que tiene este libro, parte de una de las que considero
mejores sagas juveniles contemporáneas que mezclan fantasía, acción y romance
(con un final que casa bien en el paladar narrativo del lector como muy pocos
autores actuales del género logran). Pero tengo la certeza de quienes han
disfrutado del comienzo, o que lleguen a hacerlo si aún no lo han hecho, no se
sentirán defraudados ni se les hará indiferente este broche final.
Ante todo, Ciudad del Fuego
Celestial es un libro que claramente supera en envergadura a todos los
predecesores (incluyendo Los Orígenes)
con sus más de 650 páginas (dividida en dos partes tras el prólogo: Sacaré un fuego y Ese mundo invertido, más un epílogo de una envergadura poco
habitual respecto a la habitual en estas últimas páginas de una novela). A
priori, esto puede dar que pensar a más de uno de que será un desenlace denso y
cargado, lo cual, en cierto sentido, lo es; incluso he llegado leer opiniones
que aseguran que sobraba cerca de un tercio de lo que se narra.
Cierto que esta sexta parte de Los
Instrumentos Mortales es muy intensa, en todos los sentidos, pero para nada
tediosa de sondar. Se aprecia en cada línea ese encanto que a más de uno nos
atrapó con Ciudad de Hueso, sumándose
la madurez de la trama curtida en la larga secuencia hasta llegar a este
apoteósico final. Lo que sí es aconsejable, por mi parte, es tomarse con calma
la lectura de Ciudad del Fuego Celestial,
porque tal intensidad de emociones y de situaciones (que a veces dan esos abrumadores
giros de 180 grados que nos tiene acostumbrados la autora) considero necesario
tomarse algún respiro para asimilar estas últimas cartas de esta partida.
Y francamente, no hallo ni una sola frase de más. Esta envergadura es más
que justificada teniendo en cuenta que, hasta este punto, son un buen número de
principales, secundarios, e incluso terciarios (tanto entre buenos, malos,
buenos no tan buenos y malos no tan malos), que se merecen su participación a
más no poder; porque incluso los lienzos más sublimes necesitan pinceladas
sutiles que no siempre se aprecian a primera mirada para que sean dignos de ese
elevado adjetivo. Por un lado, los que irremediablemente morirán (ya dejó
constante la autora que “rodarían cabezas” en este desenlace), por otro los
futuros protagonistas de Los Artificios
Oscuros que aquí son más jóvenes y secundarios para familiarizar al lector
con ellos de cara a esta próxima trilogía de Cazadores de Sombras, y finalmente aquellos que sobrevivirán y que
no volveremos a ver en la saga, o que quizás reaparezcan de manera puntual en
próximas entregas.
Se lee a Cassandra Clare de principio a fin en todo su exponente, sin
verse ningún cabo suelto en su desenlace, salvo lo referente a los que
acarrearán el futuro de la línea temporal de la saga. Nos hace danzar entre un
amplio abanico de escenas y emociones que nos arrastra la narración y los
propios personajes, una armonía que no desafina incluso cuando pasamos
repentinamente de un momento cruento o de acción a otro más bien ameno o
pasional, con una intensidad digna del punto de ebullición alcanzado.
Si se echa la vista atrás a Ciudad
de Hueso, vemos el cambio enorme en sus protagonistas tras esa maduración
propia de un buen desarrollo y evolución de los mismos dentro de la trama, ésta
curtida a la par. Quedó atrás esa Clary tan trémula pero no falta de resolución
cuando empezó a conocer la realidad de los nefilim, o ese Jace tan en
apariencia de guaperas malote y perfecto que en el fondo tenía un trasfondo con
mucho potencial a explotar.
Clary no solo madura bien como personaje, también da un buen sprint para
ser más similar a sus compañeros cazadores de sombras (incluido en el aspecto
combativo, que en cinco libros ha sido más bien una asignatura que siempre le
ha quedado para septiembre), con lo que nos encontramos al final del libro con
una nueva Clary, la misma pero diferente a la par.
Pero sin duda alguna Jace, desde mi punto de vista, es quien ha dado
mayores avances en su desarrollo. Al final del libro sigue siendo el mismo en
su naturaleza intrínseca, en muchos aspectos básicos de su personalidad, pero
todo aquello áspero que el mismo sentía a raíz su trasfondo y de ciertos
acontecimientos a lo largo de la saga mutará para darnos al Jace resultante al
final.
Además, con respecto a esta parejita, muchos fans (en particular las
féminas) se verán plenamente satisfecha una espinita clavada desde Ciudad de los Ángeles Caídos (y no digo
más)…
En cuanto a Simon, Isabelle, Alec y Magnus, todos ellos llegaron a
conmoverme con sus acciones, sus elecciones y emociones a lo largo de este
libro. Simplemente, me han dejado un estupendo sabor de boca y un grato
recuerdo como personajes de esta saga. La autora supo darles juego desde el
comienzo, y el broche final que aportan a sus propias historias no es para
menos. Estos cuatro personajes me han hecho disfrutar de la historia como
siempre lo han logrado.
Emma Carstairs (este apellido le sonará a más de uno) y Julian Blackthorn
son los más destacables de entre los nuevos y aún jóvenes que tomarán las
riendas en Los Artificios Oscuros,
con una relación entre ellos que nos recuerda en buena medida a la de Will y
Jem en Los Orígenes, aunque en este
caso sean una pareja mixta de amigos que toma algunos matices a la férrea
cadena que en este sentido une a Clary y Simon; pero a lo largo de Ciudad del Fuego Celestial veremos que
su relación también hay diferencias notables respecto a los dos ejemplos
citados, empezando con esa complicidad tan sincronizada entre ella y él.
Conoceremos unos buenos retales de sus personalidades (y del resto de la
familia de Jules), así como sucesos que en este libro les salpicará y cambiarán
sus vidas, haciendo un gancho bastante acertado para arrastrarnos a los
siguientes tres libros que la autora amenaza con lanzarnos y conquistarnos como
hizo a muchos con los publicados hasta la fecha.
Luke, Jocelyne, Maryse y Robert Lightwood, Maia, Jordan, Raphael y otros
tantos que han tenido su presencia en mayor o menor medida a lo largo de la
saga, unos tendrán más suerte que otros, unos cabos están mejor atados en
algunos casos y sus vidas (quienes sobrevivan, claro) puede que no lleguen a
ser lo que eran tras los acontecimientos cruentos y decisivos que comenzó con
las aspiraciones de Valentine Morganstern.
No sólo desfilará el futuro junto al presente, pues el pasado se enlaza
de manera sutil, para ensamblar una cadena, siendo este “ahora” que toca a su
fin un puente que conecta el antes y el después de todo lo que comenzó en la
discoteca Pandemonium.
Y por último, he de dar mención a Sebastian, un villano que destaca por
un atractivo tan magnético como inquietante que sólo era menguado por la maldad
que recorre sus venas; todo un hijo de su padre en ese aspecto que logra
rebasarlo con creces. En Ciudad de las
Almas Perdidas me perturbó y sorprendió en ciertos puntos de esa historia,
y al final en este volvió a dejarme estupefacto en el último tramo (y lo dejo
en el aire para no chafar a nadie y espolear al lector potencial, pero
simplemente “chapó”).
Sin duda, una vez más todos los personajes rebosan personalidad, preñados
de vida que realza la vida propia de la historia.
Sobre el desarrollo de este último episodio, sigue la tónica de siempre
con todas las virtudes que la autora logra preñar en cada página. Lanza esas
pequeñas piezas mientras interactúa el elenco, y es llegado cerca del final
cuando todo cae sobre el escenario para encajarlas.
Tanto el último tercio de la novela como ese epílogo me agradaron mucho,
e incluso me atrevería que su final me gustó demasiado… Sí, algo complicado de
entender incluso para mí. Este título en concreto se convierte especial por ser
uno de esos casos que me guste demasiado y que ello conlleve a un sabor de boca
distinto, pero que dudo que hubiera tenido que acabar de otra forma The Mortal Instruments. En resumidas
cuentas, un final estupendo pero que me agradó más incluso de la cuenta, por lo
que me he visto discutiendo conmigo mismo a la hora de darle una valoración
numérica para esta reseña; y como siempre estuve batallando entre la
subjetividad de “personal” y la objetividad que se merece toda “crítica” que se
precie. Y aunque me he decantado por la que veréis más abajo, yo le habría
puesto una nota mayor más próxima a la máxima.
Pero no se puede decir que esto realmente acabe tras las últimas líneas
de su epílogo, pues para los que han acabado enamorándose del mundo de los
nefilim (como un servidor), no es más que un punto que más adelante veremos si
es “a parte” o “y seguido”, según el grado de vinculación que pueda existir la
siguiente trilogía con respecto a esta saga que acaba con este episodio o
incluso con Los Orígenes.
La portada se veía venir, más o menos, como iba a ser, si en Ciudad de los Ángeles Caídos aparecía
Clary con Simon, y en Ciudad de las Almas
Perdidas con Jace, era lógico que esta vez la acompañara el otro muchacho
que quedaba más relevante y cercano a la chica protagonista. No cabe duda de
que sigue estando a la altura de las demás cubiertas de Cazadores de Sombras.
Conclusión: Una historia ya muy desarrollada, como siempre
personajes y situaciones que nos mete de lleno en cada página, con un final tan
sorprendente como intrigante. Muchos dirán que se podría haber quedado
perfectamente la historia de Clary y Jace en Ciudad de Cristal, quizás sea así desde cierto punto de vista pero
esta “segunda trilogía” de The Mortal
Instruments no me decepcionó, pues ha logrado grabarme a fuego lento un
bello recuerdo en ese rincón que le tengo dedicado a este tipo de narrativa.
Ahora toca esperar a Los Artificios
Oscuros.
Mi valoración global: 4,5/5
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