viernes, 6 de marzo de 2015

Crítica personal: Sé que Volverás

Título: Sé que Volverás
Título original: I’ll Walk Alone
Autora: Mary Higgins Clark
Editado en España por: De Bolsillo

Sinopsis:

A pesar de que no posee ningún indicio de que su hijo continúe con vida, Zan Moreland sigue convencida de que logrará encontrarlo. Han transcurrido dos años de angustia y de búsqueda obstinada desde que alguien raptara a Matthew a plena luz del día y en un sitio tan concurrido como Central Park, pero la investigación no ha avanzado lo más mínimo.
Cuando se aproxima la fecha del quinto cumpleaños del niño, las fuerzas de Zan comienzan a flaquear y justo en ese momento salen a la luz unas fotografías del instante en que secuestraron a Matthew. Zan mira desconcertada las imágenes en las que aparece una mujer idéntica a ella llevándose a su hijo. ¿Estará perdiendo el juicio?

Crítica personal (puede haber spoilers):

Zan era joven y con una carrera ascendente y prometedora como interiorista, a la par que criaba a su hijo como madre soltera tras su divorcio con la misma pasión que entregaba en su profesión. Pero su mundo se derrumbó cuando su hijo Matthew es secuestrado en Central Park, a cargo de una canguro mientras ella esta atendiendo un trabajo importante. Y esta pérdida azotará con gran fiereza a todos los niveles de su vida.
Transcurridos cerca de dos años, en víspera del que sería el quinto cumpleaños del pequeño, Zan avanza por la vida como un alma en pena, pero obcecada en su fe de que Matthew está aún con vida, volcándose en su trabajo para acumular todo el dinero posible en investigadores privados e incluso adivinos con el fin encontrar cualquier pista o indicio que la acerque a su reencuentro.
Pero hay aspectos de su vida que resultan extrañas, las cuales lapidan tanto sus intenciones como su negocio. Y más turbia se vuelve su situación cuando salen a la luz unas fotos de una mujer idéntica a ella, con las mismas prendas que ella lucía en dicho momento, llevándose al pequeño en el día de autos. Y aunque desde el principio ella se mantenga firme y segura de que no es ella la que aparece en las fotos, la superflua evidencia de esas fotos proliferará el germen no sólo los demás (incluso en quienes la conocen y aprecian), sino también en la propia sospechosa. La bola de nieve rodará y rodará, creciendo sentimientos el recelo, la desazón, el rencor, la argucia o la rabia en Zan y todos aquellos personajes que, en mayor o menor grado, acabarán formando piezas del minucioso engranaje que es esta rapto infantil.
Pero por encima de todo, en particular para la propia Zan, queda flotando en el aire las dos grandes preguntas: ¿Dónde está Matthew? ¿Estará vivo, o por el contrario…?

Sé que Volverás arrastra al lector a una compleja pero absorbente trama en la que la incertidumbre se respira en cada pasar de página. Todo gira en torno al delicado tema de la desaparición (y más que evidente rapto, aunque nadie se percatara aquel día) de un niño de tres años, un hecho que cerca de dos años más tarde aún está templado en el recuerdo de los ciudadanos de la ciudad de Nueva York y regiones colindantes; en gran parte, sigue vivo gracias a la prensa sensacionalcita, sin especial tacto al dolor reflejado en los rostros de los padres del pequeño.
Y todo el asunto, así como la investigación estancada de la policía, dará un giro de ciento ochenta grados al aparecer las fotos de un turista que capta accidentalmente la ejecución del delito. Zan acaba siendo el centro de esa vorágine, víctima de la suspicacia de todo el mundo, de si esas fotos están trucadas o si es la cínica desalmada que empieza a ser en la mente de la opinión pública.

La novela está dividida en cerca de un centenar de capítulos y un epílogo que ata todo el conjunto. Al ser cortos cada uno de ellos, se puede leer de manera fluida, pasando de una escena a otra, como piezas separadas que van agrupándose a medida que relacionan con el proseguir de la trama. Aún así, el lector deberá tener bien presente cada capítulo leído para no sentirse abrumado por el cambio de situación y de personajes, pues esta es una constante por la que nos guía la autora.

La exposición narrativa de Mary Higgins Clark me convenció mucho con esta primera toma de contacto con sus obras. Clara y detallada, pero concisa y con una profundidad que se ahonda a medida que avanza la historia. Consigue en gran medida, y de forma muy acertada, transmitir al lector una historia de este calibre sin que caiga en el denso tedio que podría esperarse a priori. Además, la autora consigue (al menos en mi caso particular) forjarnos con Sé que Volverás una especie de relación amor-odio; la historia agrada por su desarrollo, pero al mismo tiempo crea muchos momentos en los que pistas y revelaciones esclarecedoras para el caso de Matthew y la crisis en la que se verá sumida Zan se rozan prácticamente pero se escapan ante las narices del elenco, y de tal manera lo hace que puede frustrar al lector (como digo, en mi caso particular, espolea el deseo de meterse literalmente en la historia y decir “ey, ¿es que no lo ves?”).
Un punto en concreto de la novela, plasmada con sumo realismo, es lo que podemos llegar a dudar, tanto de los demás como de nosotros mismos, o al menos macular esa confianza intensa y franca que habíamos depositado, cuando algo aparentemente contundente y evidente aparece para echar al fango ese altar de fe. Y en definitiva, nos muestra las distintas formas en las que la gente encara esas dudas, siendo las más perturbadoras las que puede sentirse por uno mismo, y más dado algunos antecedentes de la personalidad y el pasado de Zan.

Son bastantes personajes los que tendrán, en mayor o menor medida, su peso y participación en esta intrigante situación, todos ellos tan dispares; desde un cura a una chismosa, pasando por una niñera, clientes de interioristas, una estrella del rock o la propia policía. Incluso diría que no hay un verdadero protagonista, aunque sí unos que gozan de peso notable, pues la acción nos sitúa en todos los que tengan algo que ver con la desaparición del niño, así como las personas que acaban de algún modo siendo los que aporten eslabones que compongan esta cadena.
Es evidente que Zan será una pieza clave. Viviendo, emocionalmente hablando, una no vida, tirando de sí misma hacia delante desde que desapareció su hijo, incapaz de desprenderse de esa pena, convencida de que él está vivo en algún lugar y que eso es lo suficiente para no abandonar su profesión en ascenso para atesorar todo el dinero posible para invertirlo en personas que puedan ayudarla. Y todo se vuelve una insufrible noria de confusión tras esas fatídicas fotos. Llegará incluso a dudar de sí misma, ante lo prácticamente sola que se sentirá ante la falta de plena credibilidad por su parte ante esa prueba tan, en superficie, evidente; incluso quienes la conocen, aprecian y quieren llegarán a no ser capaces de poner la mano en el fuego por ella al ciento por ciento. Pero tras las flaquezas de su personalidad, también demuestra su coraje y su pasión, en especial si se aferra al recuerdo de Matthew y su inmortal e infinito amor de madre por él.
Alvirah Meehan se vuelve más y más relevante tras cada aparición. Una mujer, ya prácticamente en la tercera edad, que apunta maneras de polifacética: ama de casa, ganadora de un suculento premio en la lotería, autora de un best-seller, así como aficionada a los casos policíacos llegando a ser una colaboradora ocasional del propio cuerpo policial. Por un lado, además del peso potencial y creciente que muestra en su primera aparición, es un puente argumental entre Zan y otros personajes que, por X o Y, acaban formando parte de la trama. Su marido, Willy, resulta un apoyo discreto pero necesario para este personaje.
Edward «Ted» Carpenter es el ex marido de Zan. Vemos en él a un empresario lleno de preocupaciones y tensiones laborales mezclados con la pena y rabia que fácilmente expone respecto a la desaparición de su hijo, sin decoro alguno a la hora de culpar a la canguro negligente o la propia Zan. Frenética virulencia es el término más adecuado para describir su comportamiento más recurrente ante los acontecimientos de la novela tras la publicación de las fotos. Un personaje que llegó a hastiarme, a la par que despertarme la compasión; pero que llegó a sorprenderme un tanto.
El personaje que se conoce al comienzo por el nombre de Glory es alguien que se desgrana a medida que se aportan más apariciones suyas en la novela, y en mi caso particular su transfondo me hizo aflorar un abanico de sentimientos encontrados y contrapuestos, e incluso llegando a entender lo que la empuja, su afán ciego y desesperado por sus metas aunque pueda implicar un delito tan grave como el que se narra o incluso desmadejar toda su vida.
Son otros los tienen su buena voz y su buen voto en esta obra, como los inspectores que llevaban el caso en el momento del secuestro, la canguro presuntamente negligente o varios conocidos y amigos cercanos de Alvirah; de estos últimos a destacar el padre Aiden, un cura católico que juega un papel considerable ya desde las primeras líneas. Y por otro lado, la estrella del rock Melissa Knight resulta el personaje perfecto para causar tedio tanto a los personajes más cercanos de relación con ella como al propio lector; un personaje, como se suele decir, con “tela del telón”, cuyas apariciones aportarán su grado de entretenimiento.
Y también, por supuesto, está Matthew. Lo que vemos de él, y no sólo por el recuerdo de quienes le conocían antes de su desaparición (en especial su madre), sin duda se convierte a ojos de cualquiera en un chico enternecedor y avispado a partes iguales. Sin duda, él llegará a la fibra sensible de cualquiera, lo que incrementa la empatía con el asunto y el interés por esta novela.

La historia en sí ocurre con intriga, pero sabiendo prácticamente desde la intriga datos que no cubren el asunto con el extremo misterio. No se tarda en entrever el destino de Matthew, pero esto no resta en absoluto la intriga o el interés, ya que dicha información es servida con cuentagotas, y espolea igualmente al lector.
Y sobre el desenlace, me sorprendió con un giro enorme en el argumento en sus últimos capítulos. De igual modo, me agradó, aunque quizás me esperaba otra cosa que no sabría expresar. Pero aún así, fue una lectura soberbia que, definitivamente, se aleja del término decepción, y empiezo a considerar que dicho adjetivo no tiene cabida en el estilo narrativo de su autora.

Conclusión: Una historia sobre un rapto infantil, densa pero fácil de sumergirse en ella, con un rico elenco de personajes que en su mayoría distantes entre sí acaban convirtiéndose en una cadena perfecta, un desarrollo argumental que atrae y que incita a más de una reflexión.
¿Quieres saber si Zan y Matthew vuelven a estar juntos? Te animo a que lo compruebes.

Mi valoración global: 4/5



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