lunes, 27 de octubre de 2014

Crítica personal: De Gabriel a Gabriel

Título: De Gabriel a Gabriel
Autora: Marinella Terzi.
Editado en España por: Kattigara

Sinopsis:

«Mi padre no está muerto. Es sólo que se ha marchado a un viaje muy largo. Tardará en volver. Tal vez cuando lo haga yo ya no esté aquí. Se fue hace dos semanas. Justo catorce días, [...] He decidido que tengo que fijar los recuerdos que tratan de él. No quiero que los pocos, poquísimos, que tengo se diluyan sin más.»
Marinella Terzi relata en De Gabriel a Gabriel las vivencias y las sensaciones de un joven que se ve alejado de su padre sin poder llegar a explicarse del todo qué es lo que ha ocurrido.

Crítica personal (puede haber spoilers):

En este libro nos metemos de lleno en la piel de Gabriel, un joven de quince años que afronta la desaparición de su padre (también llamado Gabriel), tratando de comprender y asumir la situación y la lejanía. Esta historia está narrada en primera persona, en un cuaderno en el cual el protagonista escribe de su puño y letra todo aquello que le gustaría contarle cara a cara. Redactará las vivencias recientes posteriores al día en que su padre cogió el coche para no volver, momento en que empieza a cambiar su propia vida; e igualmente redacta a su padre diversas cartas que de las cuales no esperará respuesta, mientras hurga en sus propios recuerdos, recuerdos que habían compartido, para que estos no se diluyan con el paso del tiempo.

Cada línea de este diario rebosa las inquietudes y los sentimientos de Gabriel en estado puro, sobre todo en las cartas que él escribe de manera tan visceral a su padre. Nos muestra ese nuevo punto de partida de su vida, una vida sin ese hombre tan importante a su lado, afrontando tal hecho en plena adolescencia. Tantas preguntas que hacerle y que no le podrá contestar de manera directa, respuestas que tratará el hijo de encontrar en los recuerdos, en todo lo que conocía de su progenitor. A lo largo de este libro, Gabriel pasará por un amplio abanico de emociones y acontecimientos antes de llegar al desenlace. Un desenlace revelador y sorprendente

Ésta es una bitácora de camino doble y paralelo, aunque desde el principio Gabriel deja constancia en sus líneas que cesaría en la última página del cuaderno, e incluso antes. Por un lado, una senda para afrontar su presente y casi su futuro, la otra vía la dedicará a grabar recuerdos de años y años en el cual vuelca su añoranza y afecto hacia esa persona que no puede ser para él menos que la más importante de su vida, más que un padre, más que un amigo, alguien con el que ha compartido muchísimos recuerdos, en especial los más importantes y felices para él mismo.
Por otro lado, vemos una relación práctica y diagonalmente opuesta con su madre, Fernanda, con la que ha tenido mucho menos contacto en su vida en comparación con su padre al entregarse ella por entero a su trabajo como abogada, siendo bastante difusa y nítida, rozando la invisibilidad, la figura maternal en los recuerdos y sentimientos de Gabriel. Y la relación entre madre e hijo no pierde complejidad tras quedarse los dos solos, y únicamente dependerá de ambos el camino a seguir en sus lazos familiares.

Son pocos los personajes con peso que acompañan a Gabriel en esta escueta pero intensa historia, a parte de su padre (muy presente a pesar de su ausencia física) y su madre.
Menta a distintas personas bastante próximas a él, familia, amistades, conocidos de sus padres... pero hay dos figuras femeninas que tienen cierto influjo y peso en esta historia para Gabriel. Por un lado, Alejandra, la amiga que precisamente le regaló tiempo atrás el cuaderno que acabaría usando él para este diario, por otro lado una joven mujer que hace de Estatua de la Libertad en el parque del Retiro.

Cuanto más he ido profundizando en la trama, me he visto inmerso en incógnitas una detrás de otra, piezas inconexas que al llegar al final por fin encaja todo de manera impactante para el lector... e incluso para el propio Gabriel. Muchas veces es cierto lo que dicen que para conocer bien determinadas aguas hay que sumergirse muy hondo, por muy cristalina que sea su superficie.
Me es difícil comentar mucho más sin destripar el asunto, es un libro tan intenso como escueto (son poco más de cien las páginas que lo componen), pero me ha dejado bien satisfecho. Tened muy en cuenta esto: no todos los libros me obligan a contener en mis ojos las lágrimas, y De Gabriel a Gabriel logró que se me escapase un par.

La autora ha sabido definir muy bien la trama, meternos bien dentro de Gabriel, y seguiré recalcando donde más me ha ganado fue en las cartas al padre. Si quisiera compartir un fragmento de estas cartas, os dejaría estas líneas de la primera que escribe y que el que no haya tenido oportunidad de leer este libro deberá tener en cuenta:

¿Cuál es mi primer recuerdo junto a ti? Ni siquiera eso sé. Me veo escuchando el tictac de tu reloj, eso sí. ¿Cuántos años tenía entonces? Muy pocos, porque tú te quitabas el reloj y lo ponías encima de la cama, y yo, sin ni siquiera agacharme, doblaba la cabeza y reposaba mi oreja sobre el reloj, sobre la cama, así, sin más. Tictac, tictac. Todas las noches, como un ritual, antes de acostarme.

Página a página me fui convencido más del doble sentido que personalmente vi en el título: de Gabriel (hijo) a Gabriel (padre), por supuesto, pero también de Gabriel a sí mismo.

¿Podría haber sido algo más larga y un poco más intensa la trama? Quizás no habría estado mal, pero estando como está, me parece perfecta.

Conclusión: Una historia intensa, muy intensa y visceral, De Gabriel a Gabriel esconde mucho, muchísimo, detrás de la sencillez que muestra su exterior, y que espero que os cautive al menos tanto como me ha cautivado.



Mi valoración global: 5/5

1 comentario:

  1. He llegado de casualidad a tu blog y te agradezco de veras tu hermosísima crítica. Un saludo

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