Título: Perturbado
Título original: Pacific
Heights
Autor: Paul Harper
Editado en España por: Roca
Editorial
Sinopsis:
Cuando un detective que no existe
tiene que investigar un caso del que nadie debe enterarse, sólo puede tratarse
de que alguien intenta cometer el asesinato perfecto.
Marten Fane no figura en ningún
directorio. No se le encuentra a no ser que quiera que lo hagas. Y no acepta
casos comunes. De hecho, casi nadie lo conoce por su nombre real. Vera List,
una reputada psicoanalista, consigue ponerse en contacto con él a través de la
mediación de un conocido. Su situación es desesperada: dos de sus pacientes han
estado hablándole desde hace tiempo de sendas relaciones extramatrimoniales que
han mantenido. En ambos casos, los encuentros prohibidos y los juegos sexuales
son exactamente la vía de escape que las dos habían estado buscando para sus
aburridas vidas. Cada detalle perverso es tal y como ellas lo habían imaginado,
pero ése es precisamente el problema.
Vera se ha dado cuenta de que algo
no cuadra, y su sospecha es sobrecogedora: se trata del mismo hombre y ese
perturbado ha entrado en los historiales que la psicoanalista guarda de cada
una de sus pacientes para conseguir colarse en sus mentes y hacer con ellas su
voluntad. Cuando List le cuenta a Marten Fane cuál es la situación, poco
imagina las intenciones reales del manipulador o la trama de poder que se
oculta tras lo que no era más que una simple relación de adulterio.
Crítica
personal (puede haber spoilers):
Aquí tenemos otra de mis incursiones al género policiaco y detectivesco,
al cual me dejo caer de vez en cuando. Esta vez en compañía de Marten Fane, un
hombre con un pasado vinculado a diversos organismos policiales y de
inteligencia de Estados Unidos que en el momento presente de la novela trabaja
discretamente por su cuenta. En esta ocasión, atiende el caso peliagudo y
delicado de la psicoanalista Vera List, la cual llega a saber de él y sus
servicios a través de Shen Moretti, un conocido de ambos. Dos pacientes suyas,
Elise Currin y Lore Cha, que no tienen nada que las vincule de manera directa
entre sí (dejando a un lado el hecho de que sus respectivos maridos son hombres
conocidos, con poder e influencia en la sociedad por los terrenos en los que
cada uno de ellos se mueve), salvo el factor común en la figura de un amante
entre las más apartadas bambalinas de sus vidas. Sin embargo, Vera percibe en
sus sesiones con cada una de ellas las similitudes entre sus idilios amorosos,
que sus amantes son capaces de desentrañar sus fantasías más íntimas e incluso
detalles cruentos de sus pasados, como si sus mentes y sus corazones fuesen
cajas que él abre y hurga a su antojo sin consideración alguna ni permiso de
ambas mujeres que son sutilmente manejadas. Y lo que hace más perturbador aún a
los amantes de Elise y Lore, es que la psicoanalista está segura de que son en
realidad un único hombre del que las dos ignoran compartir, y que de algún modo
ha llegado a lo más hondo de ellas accediendo a sus historiales.
Marten acepta el caso, a pesar de lo arduo que pinta, a pesar de que su
cliente exige presura y, sobre todo, discreción total, sin que llegue a
trascender a las dos principales afectadas y mucho menos al conocimiento
judicial y público. Sin embargo, no será tan fácil llegar a buen puerto a pesar
de todos los recursos que dispone este peculiar detective y el equipo que
trabaja con él, siendo muy posible que Vera deba ceder en más de una exigencia
si desea evitar un desenlace peor.
Del mismo modo, a parte de ponerle freno, también deberán descubrir qué
fines mueve al amante de Elise y Lore para tejer esa red de manipulaciones.
El libro se divide en seis partes; o más bien siete si se cuenta el
primer capítulo, que podría considerarse un prólogo aunque no se nombre como
tal, una escena entre una de las pacientes de Vera con su amante. El caso que
se presenta ante Fane comienza en la
Noche del lunes, la primera de las particiones
reales del manuscrito de los capítulos 2 al 7, siendo seguidas por Martes,
del 8 al 16, Miércoles, del 17 al 25, Jueves, del 26 al 36, Viernes,
del 37 al 46, y finalmente el capítulo 47 clasificado como Epílogo (tres
meses después). Es una historia intensa que ocurre en un periodo que a
penas roza la semana a lo largo de casi 280 páginas; aún así, me resultó una lectura
más lenta y ardua de lo que pudo parecerme en un superficial principio, pese a
su cierto dinamismo.
Nos adentramos en la investigación de Fane, en el cauce que arrastra a
Elise y a Lore a raíz de los idilios que viven y que se tornan cada vez más tortuosos;
de igual modo en la preocupación de Vera List y su responsabilidad con sus dos
pacientes que tratará de proteger en lo posible, a parte de sí misma y la
privacidad del resto de personas que acuden a su consulta. A pesar de la
experiencia y los recursos de este peculiar detective, no será tan fácil cerrar
su cerco sobre ese individuo, pero Marten nunca acepta un caso que no sea capaz
de afrontar.
El lector además será un testigo, de manera gradual, de las maquinaciones
de ese amante, lo que le ha llevado a escudriñar los historiales
psicoanalíticos de esas dos mujeres, a cortejarlas y ser amante a dos bandas
con una carencia de escrúpulos indudable, así como se impulsa a utilizar con
perfidia e intención lo que conoce de ellas hasta volverse en algo ponzoñoso
por debajo de la dulzura que las atrajo a sus brazos.
La historia está muy bien planteada y expuesta (en tercera persona),
siendo prometedora aunque con cierta incertidumbre desde sus primeras líneas.
La intriga se mantiene constante y firme a lo largo de los capítulos, una
novela de detectives que cumple muy bien su función y que creo que cubre a raja
tabla lo mínimo que se puede esperar en un título de este género. Sin embargo,
en otros aspectos puede resultar una trama un algo lineal y con una profundidad
limitada en contextos más allá del asunto principal que expone el autor.
Un punto fuerte es el estilo de Harper, metiendo bien al lector en cada
escena de esta composición de intrigas e investigación. Es abundante, pero sin
excesos, en detalles del escenario elegido, San Francisco; una ciudad que para
mi criterio hace ganar atractivo a la novela. También proporciona buenos
detalles del lenguaje corporal de cada intérprete de esta trama, brindándoles
de sobrado realismo como para vislumbrar cada gesto; un aspecto que me agradó a
la hora de leer algunos personajes, como por ejemplo Lore Cha.
Son pocos los personajes que tengan mucho de aportar de sí mismos en esta
novela, pero aún así algunos consiguen transmitir al lector.
A lo largo del caso que acepta, llegamos a saber de manera condensada lo
más relevante del pasado de Marten Fane y de su forma de ser. Sin embargo, es
prácticamente lo único que le aporta profundidad al protagonista, no es un
personaje plano pero que personalmente esperaba algo más, aunque cumple con el
rol que le corresponde. A fin de cuentas, un detective que trabaja discretamente
a su modo, con gente que colabora con él dentro de sus métodos, curtido en sus
experiencias policiales y en los servicios de inteligencia; él inspira
seguridad y confianza de ponerse en sus manos y que desde luego los enigmáticos
costes de sus servicios están más que justificados.
Vera List es una psicoanalista que antepone mucho a sus pacientes,
considerando igual de importante o incluso más la integridad y privacidad de
todos ellos como el peligro que pueda correr su trayectoria profesional ante el
ultraje de que alguien tenga la facilidad de acceder a los expedientes que
religiosamente custodia. Una gran pérdida en su terreno personal no mucho tiempo
atrás se visualizará en Perturbado,
que de algún modo se convertirá en uno de tantos elementos que la harán confiar
más en el detective y su buen juicio, aunque signifique tomar medidas que su excesivo
sentido de protección a sus pacientes no aceptaría en un principio.
Elise y Lore son realmente contrarias pero con similitudes conexas y
hasta complementarias; quizás lo que hace más razonable la elección de estas
dos mujeres por parte del antagonista de la historia para sus propósitos,
comparando las reacciones de la una y la otra. Ambas, en particular Elise, han
sido castigadas por la vida y no son en verdad felices a pesar de tener una
vida que muchas otras envidian, aunque para ello sean “mujeres florero”. Lore
es temperamental e impaciente, derrocha seguridad pero que en su núcleo
emocional esconde un lado frágil que en todo lo posible doma para no verse
superada ni derrumbada por las circunstancias adversas. Elise es una mujer
realmente marcada desde su infancia por los avatares que le ha ido acolitando a
lo largo de su vida; esto la convierte en el personaje con la personalidad más
profunda, con un buen desarrollo y de los más ricos en detalles de su pasado.
Es vulnerable y bastante dócil, pero incluso con esa fragilidad ha sabido
mantenerse a flote, y en su interior atesora una fuerza aún mayor que de ella
depende sacarla a relucir o no en la crisis que en un comienzo desconoce ser
víctima. Elise es por la que he sentido más compasión de las dos, entre tantos
motivos por ejemplo este fragmento muy al comienzo de la historia, en el que
Vera habla sobre ella con Marten:
-Desde que empezó la aventura −preguntó Fane−, ¿habla de
algún tema más, tiene otras preocupaciones?
Vera inclinó la cabeza ligeramente hacia un lado y frunció el
ceño.
-Los temas y las preocupaciones no han cambiado mucho que
digamos, pero tal vez ahora los aborde de una forma algo distinta. En cierto
modo la aventura la ha… aliviado del aislamiento de su matrimonio.
-¿Aislamiento?
-Los floreros se ponen en las repisas de cristal de las vitrinas.
Cogen polvo. Nadie los toca en mucho tiempo.
De entre el equipo que trabaja con Fane en este caso, destacaría a dos.
Por un lado Shen Moretti, conocido de la psicoanalista quien le sugirió los
servicios del detective cuando ella le expuso su problema. De madre china y padre
italiano, según el protagonista con rasgos capaces de mutar sutilmente
pareciendo más chino o más europeo según el día. No tiene una gran
participación en la historia pero hay momentos en los que él goza de su grado
de relevancia.
Sin embargo, la más destacable sin duda es Roma Solís, una colombiana que
siguió los pasos de su padre policía que sufrió un gran golpe en su vida como
mínimo igual de contundente que el de Fane en el pasado. Podría considerarse la
mano derecha del protagonista, pues buena parte del trabajo de campo lo dirige
y supervisa ella misma con excelente mano. Entre ella y Fane parece flotar una
empatía y cierta simbiosis confidente que parece ir un poco más allá de la
amistad y el trabajo pero sin palparse del todo un posible romance futuro; son
capaces de apoyarse mutuamente de sus aflicciones pero respetando sus
respectivos espacios emocionales. Por lo menos en lo que a lo “laboral” existe
una sincronía y una confianza indudables entre ellos dos.
Y por supuesto, está ese perturbado que da nombre al título de la edición
española. Un hombre que a medida que avanza la trama demuestra su moral
quebrada y mutilada, tras descubrirse los motivos que lo mueven a manipular con
perfidia a Elise y a Lore; así como su capacidad de sacar provecho de la gente
para sus fines, algo que no se limita a sus dos “amantes”. Un antagonista no
del todo desechable, capaz de causar estragos sin tener que ensuciarse las
manos, un hombre que evidencia muy bien ese dicho que reza que se cazan más
moscas con miel que con vinagre.
La trama en sí es impecable hasta el último segundo de este caso
contrarreloj, con una mejora que despunta en los últimos capítulos antes de
resolverse, por así decirlo, todo el intríngulis por el que el protagonista fue
contratado; aunque por el contrario el epílogo me defraudó un poco, dejándolo
muy en el aire al tratarse el primer libro de una serie protagonizada por
Marten Fane y que no me instó tanto al interés por más sobre este detective
(personalmente, aunque ofrece bastante del pasado de su protagonista que
despiertan interés, al final se me antojó poco más que un ni fu ni fa). Supongo
que algunos cabos sueltos que pude apreciar en sus páginas se ahondarán en
libros posteriores a éste; segura y claramente lo que guarda Marten en el baúl
de sus recuerdos. Además, como ya comenté, no considero que los personajes den
tanto juego más allá del asunto principal de atrapar a ese perturbado; también
me esperaba algo más de ellos, pero tampoco me han defraudado en términos generales.
El título de la traducción española parece muy adecuado para referirse al
antagonista, aunque el título original (Pacific
Heights) cobra más sentido por ser una zona de ese escenario que es San Francisco,
concretamente por ser la que reside su protagonista principal.
Conclusión: Una historia de detectives nada desechable, bastante
entretenida, con una trama de ritmo fluido pero que a veces decrece su
dinamismo. Un caso realmente peculiar, en el que nos demuestra que puede
hacerse auténtico daño a otros sin necesidad de armas ni violencia, y que la
coacción puede ser tan sutil como efectiva.
Mi valoración global: 3,5/5
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