Título: Rojo
Feroz
Título original:
Sisters Red
Autora: Jackson Pearce
Editado en España por: RBA
Sinopsis:
Scarlett y Rosie no son como las
demás chicas de su edad, son dos hermanas unidas por un terrible secreto.
Cuando cae la noche, se visten su capa roja, se arman con hachas y cuchillos y
salen a cazar fenris, monstruosos hombres lobo que se alimentan de chicas
adolescentes. Ahora las hermanas y los fenris andan detrás de algo de vital
importancia y sólo el primero en encontrarlo saldrá vencedor de una batalla que
comenzó hace muchos, muchos años...
Crítica
personal (puede haber spoilers):
Esta historia da una vuelta de hoja y un lavado de cara al clásico cuento
de Caperucita Roja que siempre nos
han vendido.
Scarlett y Rosie March son dos hermanas que viven en un pequeño condado
del estado norteamericano de Georgia que, en su infancia, sufrieron la pérdida
de su abuela. Pero Oma March no murió de una forma “cotidiana”, sino
protegiendo a sus nietas de un fenris, una raza de hombres lobos que anteriormente
fueron humanos normales hasta mutilarse el alma propia en el proceso.
Ambas, ya en plena adolescencia en el momento presente de la novela,
viven marcadas por la realidad de esa experiencia (sobre todo a la mayor de
ambas, en todos los sentidos), entregadas a la exterminación de todos los
fenris que les sean posibles. Por ello, cada noche se enfundan sus capas con
capucha al puro estilo de la niña del popular cuento, Scarlett con su hacha y
Rosie con sus cuchillos, siendo ellas mismas sus propios cebos, pues las
principales presas con las jovencitas.
Sin embargo, algo que se sale de lo habitual altera el comportamiento de
las distintas manadas de fenris. Las hermanas March serán conscientes de ello y
deberán prepararse para adelantarse a las maquinaciones de sus acérrimos
enemigos.
Así mismo, recién se produce el regreso de Silas; amigo de infancia de
las dos y “socio” de Scarlett en la caza de fenris, ya que él pertenece a una
familia de leñadores con un amplio conocimiento sobre esas terribles criaturas
y que siempre las han enfrentado en cuanto se les ponía por delante.
Los tres deberán indagar en lo que buscan sus enemigos, haciendo
necesario incluso que se vuelquen más que nunca en la cacería además de
investigar las intenciones de los fenris. Sin embargo, y de forma paralela,
algo cambiará entre ellos con el regreso de Silas, y nada volverá a ser
exactamente lo que fuera en el pasado.
Rojo Feroz es una novela
juvenil que simplemente entretiene, con mayor acierto si el lector entra en
sintonía con sus líneas, a la par que ofrece una nueva perspectiva del cuento
de Caperucita Roja. Nos muestra unos
hombres lobos en apariencia que en realidad muestran sus diferencias a lo
anteriormente visto, siendo más cotejables con el lobo feroz de la literatura
infantil; quizás esto es una pincelada sutil de marca propia por parte de la
autora para no hacer la trama tan recurrente ni tan descaradamente parecida a
otras del estilo en las cuales aparecen verdaderos licántropos.
Sin embargo, bajo esta lucha de dos caperucitas armadas contra desalmado
lobos, puede ofrecer algunos puntos de interés que leer en el trasfondo del
argumento superficial. Scarlett y Rosie perdieron buena parte de su inocencia,
algo que (aún sin ser tan grotesco y fantasioso como son los fenris) desgraciadamente
llega a experimentar muchos niños, y que de un modo u otro crecen con mayor o
menor influencia de la experiencia. También llegué a desentrañar de manera
tenue algo tan humano; como es el debate entre el rechazo de la realidad
acogiéndose a la felicidad de la ignorancia, o por el contrario la aceptación
en todo momento de esa realidad por más dolor o miedo que pueda conllevar. Y
por otro lado, en mitad de esa lucha a la carrera en la que se verán envueltas
por sus últimas indagaciones, Scarlett y Rosie se conocerán un poco mejor a
ellas mismas como individuos y no sólo como hermanas con el lazo que les une
tanto esa relación como su destino de cazadoras de fenris; además de indagar o
reafirmar lo que desean en sus vidas, sin dejar de ser chicas jóvenes por más
que acarreen el cometido que da motivo a la novela.
Claro está, como toda novela de este corte, no podía faltar el factor
romántico de por medio. Lo curioso es que este aspecto, al menos para mí, es
con la prontitud con la que empieza a darse las primeras puntadas al mismo,
cuando en la mayoría de los casos. Y para ser francos, este aspecto agrada
(quizás porque me resultó un tanto menos típico, cliché o sobre explotado) en
buena parte, pero ambivalentemente no terminó de cuajarme demasiado.
Salvando prólogo y epílogo, la historia está narrada en primera persona
de una manera singular; habiendo dos hermanas cada una con su propia voz, su
propio corazón y su propia visión que contrasta lo que les acontece, lo justo
era llevar todos los aspectos del protagonismo de forma salomónica incluso en
la narración. Por eso, de manera intercalada, sus treinta y cuatro capítulos se
reparten en equidad los impares para Scarlett y los pares para Rosie.
El estilo de Jackson Pearce me pareció agradable y simpático; aunque goza
de bastante dulzura, incluso con lo crudo y grotesco que pueden ser los fenris
y sus acciones. No es fácil crear empatía con una historia con un grado de
sencillez en tantos aspectos que derrocha su prosa (si la comparamos con las de
otros autores); pero esta autora, desde mi criterio, lo consigue en buena
medida. Ella va bastante directa al grano, con detalle pero sin exceso del
mismo para no mitigar la fluidez y la efervescencia de lo que nos quiere contar.
Logra crear un argumento dinámico que no cae en tedio, manteniendo equilibrada
la marcha de la lectura; lo que vuelve muy ligera su obra.
La originalidad de sus elementos claves son interesantes, como por
ejemplo la forma de concebir a los fenris: su manera de ser, las manadas en las
que se distribuyen, su jerarquía, etc. Sin embargo, Pearce parece limitar todo
lo que respecta a estos lobos feroces (incluso con lo que se esclarece a lo
largo del libro) a un cerco no tan amplio como algunos podríamos esperar. No
quiero decir que se quede corto el desarrollo de estas criaturas y todo lo
vinculado a las mismas, pues cumple estupendamente su función; pero por mi
parte no habría estado de más socavar este tema con una sutil profundidad
mayor.
Scarlett (o Lett) es un personaje curtido a palos después de la
desagradable muerte de su abuela, lo que sin duda la encauzó a convertirse en
una cazadora realmente letal y efectiva. La inocencia de su infancia fue
extirpada de un zarpazo que, de paso y en sentido literal, la dejó tuerta y con
cicatrices demasiado difíciles de disimular. Desde su primer fenrir abatido
tratando de defender a su Rosie justo después de que su abuela fuera asesinada,
ha ido alimentando una necesidad de cazar hasta el último de esos desalmados
seres, comprensible por la crueldad que tuvo el destino con ella; sin embargo,
con el paso de los años, se torna en algo intrínseco y fundamental en su vida,
aunque en el presente de la historia ha llegado a inflarse a algo que va más
allá de la ciega y dependiente obsesión, que a su vez remarca su frustración,
así como el deprimente sentimiento de aceptación de que ella nunca podría tener
una vida normal, tanto por ser consciente de la realidad de los fenris como por
considerar que sus secuelas físicas la apartan de mundo cotidiano. La sola idea
no ser capaz un día de enfrentarse a sus enemigos roza el temor capaz de
destruir su propia vida, porque ella considera que eso es lo único que puede
hacer y que sin ello sería menos que nada. Entre sus virtudes está la de ser
una hermana devota, pero pecando de sobreprotección con Rosie; con la que puede
llegar a tener algún pequeño encontronazo a raíz de su entrega desmedida por la
cacería. Todo lo que se muestra y destapa de Scarlett afectarán en su
desarrollo dentro de la historia, convirtiéndose en un personaje un tanto
interesante.
Rosie no tardó en convertirse en la que más me llamó de las dos hermanas.
Tiene grandes aptitudes de exterminadora de fenris, a la altura de Scarlett
pero sin rozar su colosal grado de entrega. Se la verá a partes iguales, en
cierta contradicción, su frustración ante el exceso de protección de su hermana
(que llega a resultarle una insultante falta de confianza ante sus capacidades
como cazadora) y su sentimiento secreto de anhelo de poder hacer cosas más
cotidianas y propias de una adolescente. Casi desde el primer capítulo que ella
narra se aprecia que algo ha cambiado repentinamente, y que seguirá cambiando
quisiera o no, con Silas y su regreso. Rosie dará mucho juego por sus debates
consigo misma en sus adentros, porque todo lo que desee ella en su vida
parecerá mutarse. Una joven que se encuentra dividida en sus adentros, sin
poder confesar siquiera a su hermana, la persona con la que se siente tan unida
como un alma gemela que la complementa como si fueran las dos cara de una
indivisible moneda, que por un lado siempre querrá estar a su lado en su lucha
pero que no por ello su corazón haya enterrado (como hizo Scarlett) el deseo de
tantear tantas cosas que podría vivir y disfrutar como lo haría cualquier de las
chicas de su misma edad que protegen de los fenris (lo que incluye conocer por
primera vez el amor).
Silas cumple el rol de buen amigo para las March, e incluso con su
regreso a las vidas de ambas se convierte en un excelente nexo de mediación en
las discrepancias que surgen entre las hermanas. Criado para conocer a los
fenris y exterminarlos, una misión de la que jamás se ocultaría, lo que no
impide que luche por tener una existencia lo más cotidiana posible, y que a su
vez intenta hacer ver esa filosofía a sus dos amigas de infancia (aunque sabe
que en el caso de Lett tira más bien a una causa imposible). Un joven de
veintiún años de buen ver con simpatía y carisma que acapara los ojos de
cualquier chica, aunque es mucho más allá de lo evidente lo que de pronto llame
mayor atención por parte de Rosie; y del mismo modo, nada más reencontrarse con
ella, sentirá que no puede verla con los ojos de siempre, que ya no se le
antoja en ella la imagen de esa pequeña que siempre había tenido en su mente.
Capítulo a capítulo su peso en el argumento despuntará más hacia arriba, aunque
su mayor juego, a mi parecer, será el de empujar en mayor o menor medida el
desarrollo de Scarlett y Rosie
En realidad, no se encuentran en esta novela más personajes con
relevancia que interactúen. Los pocos casos con trascendencia serían Oma March,
más en los recuerdos y menciones de sus nietas; Pa Reynolds y James, padre y
tío respectivamente de Silas, también tienen su relevancia en la trama, incluso
diría que ésta toca el adjetivo de esclarecedora.
Sinceramente, un poco más de dilatación y algo menos de condensación en
el aspecto de personajes no habría estado tampoco del todo mal.
La trama mantiene dinamismo constante, aunque puede resultar un tanto
monótona por ese intento de micro universo que forman sus tres únicos
personajes principales al que poco más que los fenris parecen dejar que pisen.
La expectación de la búsqueda que acabará embarcado al elenco se mantiene
candente, junto con el desarrollo de los mismos (en particular, entre Rosie y
Silas).
Su final me agradó, pero no terminó de convencerme en particular (salvo
que no es tan exageradamente previsible, aunque uno puede intuir que no será un
desenlace tan fuera de serie). En buena parte me esperaba un poco más del
desenlace, pero al mismo tiempo gusta porque quizás estemos acostumbrándonos
demasiado a cierres impactantes y, sobre todo, visceral y épicos; y creo que
algo más comedido y menos exageradamente colosal puede ser un final igual de
estupendo.
Sin olvidar mi mención habitual sobre la cubierta, está claro que es
sencilla pero atractiva, sin olvidar los detalles sutiles pero necesarios (como
el rostro parcialmente tapado que evoca a Scarlett, clara referencia al parche
que oculta su ojo perdido). La cabeza de lobo depredador bajo las dos de
quienes son aquí las que cumplen el dicho de “el cazador cazado”; que a medida
que avanza la lectura uno deja de ver esa parte de la portada como
exclusivamente el icono de los fenris. Dos hermanas entre rojo y negro, tan
diferentes e iguales; dos personas pero tan compenetradas que se las ve en
realidad juntas tanto si posicionas la imagen del derecho como del revés.
Conclusión: Una historia entretenida, ligera, fresca y ágil que
moderniza uno de los cuentos más conocidos. Quizás uno espere mucho (o incluso
demasiado) de esta historia de lobos depravados sin alma y muchachas que los
cazan, pero si uno sabe exprimirla bien, Rojo
Feroz te dejará un sabor de boca que mínimo te podrá resultar
satisfactorio.
Mi valoración
global: 3,5/5