martes, 30 de junio de 2015

Crítica personal: Mary Poppins

Título: Mary Poppins
Autora: P.L. Travers
Editado en España por: Editorial Juventud

Sinopsis:

Mary Poppins estaba ya a gran altura, flotando sobre los cerezos y los tejados de las casas, sosteniendo firmemente el paraguas con una mano y el bolso con la otra.

Crítica personal (puede haber spoilers):

Dada a la naturaleza global y heterogénea de las temáticas que quiero volcar en mis críticas literarias en mi blog, me animé a iniciar algunas lecturas para un público más joven incluso al de otros libros que he ido compartiendo, más concretamente los que podrían considerarse además como clásicos. Así que casi a ojo ciego me adjudiqué éste, con la inquietud de saber cuánto se parecería a esa adaptación musical que tantas veces he visto en mi niñez (dudo que en los últimos cincuenta años haya niño que no la haya visto al menos una vez en su vida). Y he de reconocer que esta obra original fue una lectura ardua de culminar, incluso con la sencillez de su extensión.

Ya la mayoría debería saber la base gracias al famoso film de Disney: Londres a comienzos del siglo XX, una familia de buena posición necesita urgentemente una nueva niñera, después de que la que tenían se despide a la francesa agarrada de un brazo a su descontento y a su hastío con el otro. Afortunadamente, llegará una suplente con una prontitud que es todo un favor para los Banks. Sin embargo, esta nueva no tiene nada que ver con cualquier otra niñera, y los pequeños Jane y Michael comprobarán esto ellos mismos al lado de Mary Poppins, con quien vivirán distintas situaciones que les resultarán muchísimo más que insólitas.

Está claro que la adaptación musical de Disney me ha sugestionado demasiado en mi infancia, y al sondar la obra original de la cual se basa (siendo éste el primero de una serie de cuatro libros) me encontré que las similitudes se han quedado nada más, como se dice coloquialmente en algunas partes de España, en sota, caballo y rey.
Ante todo, y más para evitar desilusiones que de hacer un “spoiler” propiamente dicho, pongo en aviso que no veremos niñeras candidatas volando por los aires para dejar paso a la protagonista, aunque ésta sí que subirá las escaleras estando posada en la baranda y sacará todos sus bártulos de un simple bolso de viaje. Sí que veremos a Mary disfrutando de una tarde libre dentro de un cuadro pintado en el suelo, pero sin niños, ni camareros pingüinos o la menor mención del tan conocido “supercalifragilísticoespialidozo”. Tampoco veremos a la señora Banks como una activista feminista, y ni al divertido y polifacético Bert tan presente como en el cine.
La “historia” de Mary Poppins es una serie de situaciones, en su mayoría presentes los hermanos Jane y Michael, algunas ya vistas y más o menos similares a diversas que hemos podido ver en la antes citada adaptación cinematográfica. Sin embargo, la mayor parte hace la obra original un relato con una diferencia evidente, por lo que aconsejo vehementemente al lector potencial que no lo sonde con la idea sugestionada a raíz de la Mary Poppins protagonizada por Julie Andrews como me pasó a mí, pues seguramente acabe sintiendo cierto descontento al final de la lectura.

El estilo narrativo de Travers me resultó ambivalente en muchos aspectos. Una prosa bien cuidada, sencilla pero con la suficiente profundidad propia para el público al que se enfoca Mary Poppins, aunque lo bueno de la autora desde mi punto de vista personal se queda más bien allí. A pesar de que la historia cuenta con mucha imaginación y una buena base, finalmente me resultó demasiado bizarra e irracional incluso para la más pueril y sagaz de las mentes. Eso sí, aún con estos contras que he vislumbrado, sus capítulos tienen un fin aleccionador que incluso puede dar lugar a la reflexión sobre lo que trata de decir la autora al final de la mayoría de los mismos.

Mary Poppins más bien sigue el patrón de niñera estricta y más bien estirada para cumplir un poco ese tópico de la personalidad británica, más aún incluso diría que la interpretación de Julie Andrews. Sin embargo, aquí es una mujer que le gusta más mostrar el afecto y sus buenas intenciones hacia los niños que cuida por la espalda y no de manera tan directa como pudiéramos estar más acostumbrados. En todas las situaciones extrañas y más bien fantasiosas en las que los pequeños son partícipes, ella parece hacerles dudar de sí mismos, dándoles a entender que todo lo que ocurre fuera de lo normal es definitivamente producto de su imaginación pueril… Aunque no terminen de estar tan seguros de ello. Por otro lado, conoceremos algo más el pasado de esta peculiar niñera, aunque descubriremos cosas que nos sorprenderá bastante y, a su vez, se nos puede antojar demasiado extrañas incluso para este tipo de literatura.
Michael y Jane son personajes bastante planos, el típico niño y la típica niña. En todo caso, he visto en el chico un desarrollo más evidente que en su hermana, desarrollo que despunta más llegando al final del libro, sin ser boyante pero sí de los que más han dado frutos.
Una diferencia con respecto a la adaptación al cine es que Michael y Jane tiene dos hermanos menores, los cuales son gemelos y cerca de su primer año de vida: John y Bárbara. Estos dos retoños a penas tendrán protagonismo, pero sí acentuado en cierto capítulo que es de los pocos que me han podido dar algo de alimento para pensar.
El lector debería desprenderse de la posible idea de que Bert sea un personaje tan de peso como el interpretado por Dick Van Dyke en el cine. Aparece escuetamente y con un papel más bien secundario y de sostén al verdadero protagonismo de Mary Poppins. Y otros tantos personajes que, tal y como comenté previamente, no gozan de profundidad ni a portan gran cosa más allá de su cometido para con la historia de cada capítulo.

Uno de los mayores atractivos de la edición que poseo son las ilustraciones, las cuales acompañan bien a la historia y que ayudan bastante bien al lector a la hora de meterse de lleno en la historia.

En resumidas cuentas, a pesar de ser un libro infantil, escueto en extensión y con un generoso número de ilustraciones, sondar sus doce capítulos me resultó más tedioso que ameno; o puede que en mi caso particular no haya conectado ni con la obra ni con la autora como en otros casos.
Y sobre como acaba este primer tomo de las andanzas de esta peculiar niñera, parece que la autora lo dejó de forma que la palabra “fin” pudiera ir o no entre interrogantes. Claramente, este título es un comienzo, pero dudo que me atreva a ir más allá de esta lectura.

Conclusión: Un libro infantil que puede atraer a las mentes infantiles y no tan infantiles que sepan conectar con él. Aunque normalmente me decanto más por la obra original con respecto a las adaptaciones, creo que este será un raro caso en el que me quede con el celuloide más que con la tinta.

Mi valoración global: 2/5          



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