Título: De Gabriel a Gabriel
Autora: Marinella Terzi.
Editado en España por: Kattigara
Sinopsis:
«Mi
padre no está muerto. Es sólo que se ha marchado a un viaje muy largo. Tardará
en volver. Tal vez cuando lo haga yo ya no esté aquí. Se fue hace dos semanas.
Justo catorce días, [...] He decidido que tengo que fijar los recuerdos que
tratan de él. No quiero que los pocos, poquísimos, que tengo se diluyan sin
más.»
Marinella Terzi relata en De
Gabriel a Gabriel las vivencias y las sensaciones
de un joven que se ve alejado de su padre sin poder llegar a explicarse del
todo qué es lo que ha ocurrido.
Crítica
personal (puede haber spoilers):
En este libro nos metemos de lleno en la piel de Gabriel, un joven de quince años que
afronta la desaparición de su padre (también llamado Gabriel), tratando de comprender
y asumir la situación y la lejanía. Esta historia está narrada en primera
persona, en un cuaderno en el cual el protagonista escribe de su puño y letra todo
aquello que le gustaría contarle cara a cara. Redactará las vivencias recientes
posteriores al día en que su padre cogió el coche para no volver, momento en
que empieza a cambiar su propia vida; e igualmente redacta a su padre diversas
cartas que de las cuales no esperará respuesta, mientras hurga en sus propios
recuerdos, recuerdos que habían compartido, para que estos no se diluyan con el
paso del tiempo.
Cada línea de este diario rebosa las inquietudes y los sentimientos de
Gabriel en estado puro, sobre todo en las cartas que él escribe de manera tan
visceral a su padre. Nos muestra ese nuevo punto de partida de su vida, una
vida sin ese hombre tan importante a su lado, afrontando tal hecho en plena
adolescencia. Tantas preguntas que hacerle y que no le podrá contestar de
manera directa, respuestas que tratará el hijo de encontrar en los recuerdos,
en todo lo que conocía de su progenitor. A lo largo de este libro, Gabriel
pasará por un amplio abanico de emociones y acontecimientos antes de llegar al
desenlace. Un desenlace revelador y sorprendente
Ésta es una bitácora de camino doble y paralelo, aunque desde el
principio Gabriel deja constancia en sus líneas que cesaría en la última página
del cuaderno, e incluso antes. Por un lado, una senda para afrontar su presente
y casi su futuro, la otra vía la dedicará a grabar recuerdos de años y años en
el cual vuelca su añoranza y afecto hacia esa persona que no puede ser para él
menos que la más importante de su vida, más que un padre, más que un amigo, alguien
con el que ha compartido muchísimos recuerdos, en especial los más importantes
y felices para él mismo.
Por otro lado, vemos una relación práctica y diagonalmente opuesta con su
madre, Fernanda, con la que ha tenido mucho menos contacto en su vida en
comparación con su padre al entregarse ella por entero a su trabajo como
abogada, siendo bastante difusa y nítida, rozando la invisibilidad, la figura
maternal en los recuerdos y sentimientos de Gabriel. Y la relación entre madre
e hijo no pierde complejidad tras quedarse los dos solos, y únicamente
dependerá de ambos el camino a seguir en sus lazos familiares.
Son pocos los personajes con peso que acompañan a Gabriel en esta escueta
pero intensa historia, a parte de su padre (muy presente a pesar de su ausencia
física) y su madre.
Menta a distintas personas bastante próximas a él, familia, amistades,
conocidos de sus padres... pero hay dos figuras femeninas que tienen cierto
influjo y peso en esta historia para Gabriel. Por un lado, Alejandra, la amiga
que precisamente le regaló tiempo atrás el cuaderno que acabaría usando él para
este diario, por otro lado una joven mujer que hace de Estatua de la Libertad en el parque del
Retiro.
Cuanto más he ido profundizando en la trama, me he visto inmerso en
incógnitas una detrás de otra, piezas inconexas que al llegar al final por fin
encaja todo de manera impactante para el lector... e incluso para el propio
Gabriel. Muchas veces es cierto lo que dicen que para conocer bien determinadas
aguas hay que sumergirse muy hondo, por muy cristalina que sea su superficie.
Me es difícil comentar mucho más sin destripar el asunto, es un libro tan
intenso como escueto (son poco más de cien las páginas que lo componen), pero
me ha dejado bien satisfecho. Tened muy en cuenta esto: no todos los libros me
obligan a contener en mis ojos las lágrimas, y De Gabriel a Gabriel logró que se me escapase un par.
La autora ha sabido definir muy bien la trama, meternos bien dentro de
Gabriel, y seguiré recalcando donde más me ha ganado fue en las cartas al padre.
Si quisiera compartir un fragmento de estas cartas, os dejaría estas líneas de
la primera que escribe y que el que no haya tenido oportunidad de leer este
libro deberá tener en cuenta:
¿Cuál es mi primer recuerdo junto a
ti? Ni siquiera eso sé. Me veo escuchando el tictac de tu reloj, eso sí.
¿Cuántos años tenía entonces? Muy pocos, porque tú te quitabas el reloj y lo
ponías encima de la cama, y yo, sin ni siquiera agacharme, doblaba la cabeza y
reposaba mi oreja sobre el reloj, sobre la cama, así, sin más. Tictac, tictac.
Todas las noches, como un ritual, antes de acostarme.
Página a página me fui convencido más del doble sentido que personalmente
vi en el título: de Gabriel (hijo) a Gabriel (padre), por supuesto, pero
también de Gabriel a sí mismo.
¿Podría haber sido algo más larga y un poco más intensa la trama? Quizás
no habría estado mal, pero estando como está, me parece perfecta.
Conclusión: Una historia intensa, muy intensa y visceral, De Gabriel a Gabriel esconde mucho,
muchísimo, detrás de la sencillez que muestra su exterior, y que espero que os
cautive al menos tanto como me ha cautivado.
Mi valoración global: 5/5