Título: Los empeños de una
casa
Autora: Sor Juana Inés de la Cruz
Editado en España por: editoriales
varias
La reseña que comparto esta vez con vosotr@s se sale un poco de la tónica
de las que he realizado hasta ahora, pero me apetecía hacerla tras adentrarme
en esta obra.
Es de una autora del siglo XVII (la más antigua hasta la fecha en mis
críticas personales), que además fue religiosa. Hacía tiempo que no leía algo
de este tipo, pero tras recibir sugerencias de leer algo de sor Juana, me animé
con este título que me llamó mucho la atención, y puedo decir que fue de mi
agrado. Lo mínimo que puedo hacer es hacer una pequeña reseña.
Aquí encontramos una historia que nos sumerge en dos parejas de
enamorados, pero por azares de la vida se ve complicado el hecho de que estén
juntos. Toda la acción sucede en Toledo, en casa de los hermanos Arellano, don
Pedro y doña Ana, que por esas mismas casualidades del destino se juntan a los
demás protagonistas en ese lugar para llevarse a cabo una serie de enredos de
amor. Tenemos a doña Leonor de Castro, amada de don Carlos de Olmeda con el que
intentó fugarse para tratar de conseguir que don Rodrigo, padre de ella, aceptase
sus intenciones de contraer nupcias, y el propio don Carlos aparecerá en casa
de don Pedro (el cual es pretendiente de Leonor) junto a su criado Castaño en
calidad de prófugos de la ley y que doña Ana los cobija en su hogar, sin saber
él que su Leonor se encuentra también en esa casa. A parte está Celia, criada
de los Arellano, quien aloja a su vez a don Juan de Vargas, enamorado de la
propia doña Ana desde que la conociese en Madrid y que la siguió en su busca
hasta Toledo.
Es difícil no profundizar demasiado en esta historia que recomiendo a
cualquiera que le guste este tipo de literatura, pues Los empeños de una casa es una obra bastante escueta y ligera, pero
dinámica para el que sepa disfrutarla. Eso sí, los enredos y situaciones que
parecen casi un juego de el gato y el ratón están asegurados en este manuscrito.
El trazo de la pluma de sor Juana es agradable y cuidado. El peso narrativo
cae de manera tajante sobre los diálogos y reflexiones (o monólogos en voz alta
pero a parte de los oídos del resto del elenco), por encima de las acciones de
cada uno de sus protagonistas. Puede resultar complicada para algunos la
lectura de esta comedia de enredos, debido a la hermosa forma de hablar de la
época utilizada en esta historia que dista bastante de la jerga a la que
estamos acostumbrados en estos tiempos, teniéndose además en cuenta el uso
predominante y constante del verso en los personajes.
Otro punto característico de esta obra es que la figura femenina tiene un
protagonismo considerable, sin ser secundario, siempre equiparable y a veces
hasta más destacado que la masculina, teniendo en cuenta que se desarrolla en
una época que aún era habitual y normal, en mayor o menor medida, el machismo
falócrata predominando por encima de la mujer.
Sus personajes, aunque no se profundiza demasiado en su personalidad, se
puede ver lo humanos que son, especialmente los que caminan por las sendas del
anhelado amor, los cuales se entregan a las pasiones, a los despechos, a las ansias
y a los malos entendidos, empujados por ese intenso sentimiento; aunque algunos
como don Pedro les mueve más bien un sentimiento de amor más bien egoísta e
interesado, en este caso, él juega un rol más bien antagonista. Uno que me
pareció divertido, en especial en el tramo final de esta comedia, es Castaño,
lo más parecido a una vis cómica que podemos encontrar entre tantos personajes
que por amor se pierden por la calle de los suspiros y se desprenden de gran
parte de su propio raciocinio cuando el corazón se impone.
Aunque no es demasiado extenso y cualquiera puede acabárselo en una tarde
tranquila de lectura, puede resultar un poco difícil mantener un ritmo fluido
si no se está acostumbrado a los hablares en verso o no se sea demasiado afín a
la poseía (debo reconocer que ese fue mi caso, soy más bien de prosa, pero que
igualmente he disfrutado con los diálogos armoniosos y bastante pareados saliendo
de las bocas de los personajes creados por sor Juana).
Sobre el desenlace, os diré que me gustó, sin olvidar que a fin de
cuentas es una comedia, aunque hasta el final uno no puede dar por hecho al
cien por cien de lo que va a ocurrir hasta llegar a las últimas páginas. Sor
Juana se ganó mi simpatía como para animarme a leer (y hacer su posterior
reseña) otra de sus obras en el futuro, titulada Amor es más laberinto, y espero no demorarme demasiado en esta otra
lectura.
Conclusión: Los empeños de
una casa es un clásico que merece ser leído, una buena y merecida
oportunidad de dar una vista atrás a obras de quienes hace tantísimo tiempo
atrás cedieron el testigo a los autores que estaban por venir. Sencillez en su
extensión y desarrollo, pero con intensidad debido a los pares de amores que
bailan al son de los azares hasta ver si llegan o no a buen puerto en el salón
de baile que el destino los lleva a moverse.
Mi valoración global: 4/5