viernes, 10 de febrero de 2017

Crítica personal: Cincuenta Sombras de Grey



Título:Cincuenta Sombras de Grey
Título original: Fifty Shades of Grey
Autora: E.L. James
Editado en España por: Grijalbo Mondadori España S.A.

Sinopsis:

Cuando la estudiante de Literatura Anastasia Steele recibe el encargo de entrevistar al exitoso y joven empresario Christian Grey, queda impresionada al encontrarse ante un hombre atractivo, seductor y también muy intimidante. La inexperta e inocente Ana intenta olvidarle, pero pronto comprende cuánto le desea. Cuando la pareja por fin inicia una apasionada relación, Ana se sorprende por las peculiares prácticas eróticas de Grey, al tiempo que descubre los límites de sus propios y más oscuros deseos...

Crítica personal (puede haber spoilers):

ADVERTENCIA: NO APTO PARA MENORES DE 18 AÑOS

Como la mayoría sabrá, no me gusta prejuzgar, ni dejarme influir mucho por criterio ajeno, así que aproveché que me fueron prestando esta trilogía para poder valorar por mí mismo si es tan excelente como dicen algun@s o tan odiosa como manifiestan otr@s. Además, Cincuenta sombras de Grey fue mi puesta de largo como lector en el género erótico.
A mí no me dejó tan mal sabor de boca, por lo menos con este primer libro.

La historia gira en torno a dos personas de Seattle, tan aparente y evidentemente inconexas.
Anastasia Steele, una universitaria a punto de graduarse, no parece brillar mucho y que tampoco se valore demasiado a sí misma, sintiéndose la sombra de su buena amiga y compañera Kate. Pero su vida empieza a cambiar a partir de su primer encuentro con Christian Grey, un hombre que sin cumplir aún los treinta, además de su atractivo irresistible, posee una abrumadora fortuna gracias a ser el presidente de una empresa harta poderosa y de gran influencia en esa región de Estados Unidos. Y dicho encuentro será tan fortuito como relevante en las vidas de ambos.
Poco a poco se irán produciendo encuentros entre estos dos personajes, ella sin entender porqué alguien como Grey se ha clavado tan hondo en su mente y, casi sin darse cuenta, en su corazón, él tratando de alejarla de sí mismo pero que se contradice por lo cerca que la ronda y la atención que le dedica.
Hay algo detrás de ese hombre, más allá de su físico, su poder y su carisma, que intriga, abruma y cautiva a Ana a partes iguales, que la pica a ir más allá hacia él y lo que se va forjando entre ambos. Y cuanto más cerrado esté el cerco, más sorprendente e inesperado se volverá el curso de los acontecimientos cuando ella descubre un lado de él sólo conocido por unos pocos, un lado tan íntimo y poco frecuente como un tanto carnal... y sombrío. Entonces Ana tendrá que probarse a sí misma lo que haría por el único hombre que la despierta y aviva en cuerpo y alma, a la par que descubre sensaciones totalmente nuevas y desconocidas que no suele sondar la mayoría.
Esta primera parte de la relación entre Anastasia y Christian es una historia me resultó un tanto entretenida, pero sin convencerme de que pueda ser el súmmum de su género. Aquí encontramos momentos divertidos, románticos, crudos, intensos y, por supuesto, sexuales. Nos ahonda en la piel de Ana, quien a través de Grey descubrirá muchas experiencias y sensaciones, dulzura y amargura, placer y dolor, que a veces se convertirán en complementos inseparables.

El estilo de James me ha dado una de cal y otra de arena con este libro. Aunque hay momentos de buena narración, muy sencilla y fluida de leer, a veces incluso va algo más allá de simple, pero resulta fácil de leer la historia, narrada en primera persona desde la perspectiva personal y femenina de Anastasia. En las escenas eróticas y sexuales, siendo éstas un buen grado explícitas a veces, me he topado con sentimientos encontrados; cumplen bien su cometido, pero me he dado de bruces con algunas narraciones bastante intensas y otras en cambio tan simples, directas y aceleradas. Por no mencionar lo exagerada que parece ser la calidad de esos encuentros amatorios, bien pudiéndose alegar y excusar esto por el hecho de que está narrado por la propia Anastasia, quien goza de su buena dosis de realismo por hablar desde su subjetividad personal y el punto de vista de una chica de sus antecedentes en este terreno previos a su primer “retozar” con Christian.
Pero a fin de cuentas y en general, la historia no es del todo desechable aunque tal vez mejorable, con algunos puntos positivos que me hacen compensar los que no me han gustado tanto. Su desenlace tan precipitado prácticamente al final, de resultado algo predecible quizás, sumándole algunos cabos sueltos y mucho más que explotar de la historia y sus personajes, hacen que lo considere un libro ni bueno ni malo, más bien entretenido si simpatizas con él; una obra sublime me cuesta de ver en este comienzo de una trilogía que se le ha dado tantísimo bombo y platillo.
He de mentar un elemento muy recurrente en este libro y que me gustó un tanto: las conversaciones vía e-mail entre Ana y Christian, las cuales me parecieron entretenidas y uno de los mayores puntos en los que el lector sonda una vía de interacción muy mordazmente ácida para esta peculiar y ya bien conocida pareja literaria.

La historia gira más sobre los dos protagonistas centrales, casi monopolizando el libro por entero, pero el elenco secundario, en su gran parte sin demasiada profundidad y un tanto desaprovechados, realizan de manera ajustada su papel de sostén de los principales.
Para la mayoría Anastasia es un personaje odiado. A mí no me cayó tan en desgracia, aunque tampoco me ha conquistado propiamente dicho; admito que me ha parecido insulsa en muchas ocasiones, tanto en su personalidad como en su trasfondo y su desarrollo. En ocasiones me ha conmovido y me ha robado alguna sonrisa, pero en otros resulta un tanto exasperante. Creo que con este personaje la autora nos muestra algo sobre las personas y el sexo cuando no mira tan directamente a la aprensión, así como que el deseo carnal, y más si hay sentimientos en medio, es algo flexible y tolerable, y que no se puede evadir así como así. Lo único un tanto hastioso de Ana fue la hostigadora presencia de “su subconsciente” y “la diosa que lleva dentro”, para mí otra forma de simbolizar el ángel y el demonio de la consciencia humana en las caricaturas; la primera es lógica, sensata prudente, la segunda es poco pudorosa y más díscola en presencia de Grey. En un buen número de situaciones su aparición me ha parecido propicia pero en otras me ha parecido de más esta “fragmentación” de la personalidad de Ana.
Considero a Christian el personaje más interesante de esta pareja. Un buen adjetivo para él sería misterioso, pues es un hombre poderoso que puede tener lo que quiera y a quien quiera pero que se fija en una joven más bien del montón. Un completo dominante, cualidad inseparable en él, aberrándole la idea de no controlar todo lo que le repercute, aunque eso no quita que pueda ser un tanto atento y amable; Ana será una clara y dulce horma para su zapato de controlador consumado. Resulta difícil comprender sus emociones y el porqué de sus acciones, resultándome a veces un tanto bipolar. Creo que incluso puede destapar en el lector una nueva perspectiva desde los ojos con que le ve Ana sobre todo lo que la gente de a pie considere poco convencional en las alcobas y que posiblemente todos tengamos secretos que nunca salen de las cuatro esquinas del colchón y que ocultamos bajo las sábanas. Tras su encanto físico, su carisma y su seguridad, sentí que escondía mucho más de lo que se puede imaginar, más de lo que pueda taparse en un “cuarto rojo del dolor”.
Del resto del elenco, vemos a familiares, amistades y empleados tanto de una parte como de otra. Una participación y peso relegados a más atrás de meros secundarios, sin un especial juego a la historia al centrarse más en la evolución de Anastasia y Christian, y de la relación entre ambos.
De los más relevantes y más presentes tenemos por ejemplo a Kate, amiga y compañera de Ana, que derrocha carisma, personalidad y atractivo, un tipo de chica que en general ha calado mejor que la protagonista en muchos lectores y que en el sentido más superficial haría mejor pareja con Christian. Ella es bastante echada para delante, con una curiosidad tan ávida como pertinaz, pero ante todo una amiga fiel para Ana a la cual quiere, protege y apoya de manera incondicional, y que aún sin saber de Grey tanto como ésta recelará de él lo suficiente.
Otro secundario segundón es Taylor, que entre otras funciones es el chofer de Christian y un hombre que parece gozar, en cierto y reducido aspecto, de la plena confianza por parte de su patrón. De pocas palabras pero de impecable eficiencia en su trabajo, un personaje que me ha transmitido simpatía, sin evitar comparar un poco su relación con Grey como la de Alfred con Bruce Wayne.
Además hay un par de personajes que, aunque no son presenciales en este libro, sí que se les menciona con frecuencia. Uno es el doctor Flynn, terapeuta de Grey; el otro, una mujer, tiene un peso relevante en medio de la relación que se va fraguando entre Ana y Christian; para frustrante y antipática aversión para ella y agradecida importancia personal para él: la Señora Robinson.

Y sobre la portada, sencilla  pero sugerente, teniendo su significado la corbata. Respecto al título, el significado del mismo dará luz tirando casi al final de este primer libro de la trilogía.

Conclusión: Una historia un tanto entretenida, aunque no sé si podría considerarse obra maestra de la narrativa erótica, aún cuando se haya leído las partes posteriores. Con su desenlace y todo el juego que podría dar algunos personajes (en especial Christian), así como los pequeños puntos más fuertes del libro, puede ser valorado con un suficiente raspado o un poco más, e igualmente quizás pique al lector lo suficiente para adentrarse por lo menos en Cincuenta sombras más oscuras para ver si los brotes de la historia de Ana y Grey brindan algunos frutos interesantes.

Mi valoración global: 3/5

No hay comentarios:

Publicar un comentario