lunes, 7 de noviembre de 2016

Crítica personal: Harry Potter y la Piedra Filosofal

Título: Harry Potter y la Piedra Filosofal
Título original: Harry Potter and the Philosopher’s Stone
Autora: J. K. Rowling
Editado en España por: Salamandra

Sinopsis:
Harry Potter se ha quedado huérfano y vive en casa de sus abominables tíos y del insoportable primo Dudley. Harry se siente muy triste y solo, hasta que un buen día recibe una carta que cambiará su vida para siempre. En ella le comunican que ha sido aceptado como alumno en el colegio interno Hogwarts de magia y hechicería. A partir de ese momento, la suerte de Harry da un vuelvo espectacular. En esa escuela tan especial aprenderá encantamientos, trucos fabulosos y tácticas de defensa contra las malas artes. Se convertirá en el campeón escolar de quidditch, especie de fútbol aéreo que se juega montado sobre escobas, y se hará un puñado de nuevos amigos... aunque también algunos temibles enemigos. Pero sobre todo, conocerá los secretos que le permitirán cumplir con su destino. Pues, aunque no lo parezca a primera vista, Harry no es un chico común y corriente. ¡Es un verdadero mago!

Crítica personal (puede haber spoilers):

Este libro es el que da inicio a una de las sagas más reconocidas de la historia de la literatura infantil/juvenil dentro de su género. La historia de un niño ajeno en un comienzo de sus verdaderos orígenes, de lo que él mismo representa y el destino que le depara en los seis años posteriores a sus once; sin ser consciente de lo importante que es y qué puede llegar a ser.

Harry ha tenido una infancia decadente desde que tiene uso de razón, acogido por sus tíos y su primo tras la muerte de sus padres en un accidente. Ha soportado la falta de afecto y de comprensión por parte de sus parientes, de las constantes humillaciones e infravaloraciones. Además, con el paso de los últimos años hasta la cercanía de su undécimo primero de vida, es consciente que le pasan algunas cosas tildadas de poco normales.
Y mal desencaminados no irán los tiros del pequeño Potter cuando descubre verdades veladas de su pasado, sobre la muerte de sus padres, de quién es y de sinsentidos para la gente corriente volviéndose una pura realidad que asimilar con deleite y curiosidad.

Aquí se nos expone la existencia paralela de los magos a la realidad de la gente no mágica (conocidos como muggles entre los que sí lo son). Tienen su propia sociedad, guarecida con cautela, procurando vivir en armonía sin que se viole ese secreto considerado un dogma. Harry descubrirá que es uno de ellos, y al alcanzar los once años deberá iniciar sus estudios en la escuela Hogwarts de magia y hechicería como todo niño mago de Gran Bretaña. Él se fascinará por dicha revelación, ávido de conocer esa nueva vida que tendrá sus cosas buenas y no tan buenas; y a pesar de los hechizos que aprenda, no estará ajeno a las preocupaciones y dificultades.
Pero esta saga no será simplemente la vida de Harry en Hogwarts, pues habrá dos elementos que convertirán de este libro en la primera gran aventura de su protagonista. Por un lado, algo que irán descubriendo él y sus amigos que está oculto entre los muros del castillo, y por otro, alguien misterioso que lo ansía; y Harry intuirá, pese a no tener pruebas tangibles en un primer momento, que detrás está aquel tan temido en el pasado entre los magos, el que le arrebató sus padres y su vida con ellos, el responsable de su peculiar cicatriz: El innombrable Lord Voldemort.

Pero más allá del elemento fantástico, la trama que se empieza a fraguar en este primer libro y del destino que deparará a su protagonista principal, un gran peso recae sobre el propio Harry, así como su maduración, sus elecciones y su modo de afrontar todos los aspectos de su vida a partir de esa preadolescencia.
A él le tocó una infancia poco memorable. Huérfano desde su primer año de vida, sin el menor signo de afecto por parte de sus tíos y su primo, personas egoístas y petulantes que lo mantienen bajo su techo por obligación, pasando por vejaciones y humillaciones una detrás de otra. Y todo su pasado se tambalea al descubrir la verdad oculta, sin a penas tiempo para asimilarla, para sumergirse de lleno en un mundo nuevo que despierta su interés afanoso, en el que él es bien conocido por todos los magos como una leyenda viva, siendo evidente la presión que implica ser el foco de miradas y expectativas, así como envidia y recelo, por parte de la mayoría de alumnos, profesores y demás que habiten el castillo de Hogwarts durante su primer año en dicha escuela.
Desde luego, creo que Harry afronta bastante bien todos estos factores teniendo en cuenta su temprana edad en este libro. Un alma mutilada que ha pasado por la tristeza y la carencia de amor, que ha sabido no dejarse cegar por lo que le ofrece la sociedad de los magos y la fama que su nombre implica entre su nueva gente, ni dejarse abrumar por las miradas curiosas que se centran en la cicatriz en forma de relámpago de su frente que le acredita como Harry Potter. Él, dentro de lo que cabe, no renuncia a quién es, un chico normal a pesar de ser un mago, y eso es algo que más bien verá la gente más próxima que llegarán a cercar un verdadero vínculo con él.
Este es sólo el comienzo de la evidencia que nos quiere mostrar la autora sobre el triunfo del amor sobre el odio, y lo que puede variar el porvenir y los azares de la vida en cuánto despliegas ese sentimiento que nos hace humanos y que tanto veremos defender el propio Dumboledore.

J. K. Rowling concibió un inicio de saga muy prometedor, gracias a ese estilo que me agradó de principio a fin. La piedra filosofal es bastante introductorio, detallando ese mundo de magos (desde asignaturas, organización y normativa de Hogwarts y sus cuatro Casas hasta tiendas del Callejón Diagón, pasando por su principal comunicación vía lechuzas o su deporte rey sobre escobas) pero sin resultar tediosa dicha explicación, pues esta incursión se vive a través de Harry, quien desconoce todo al respecto y que deberá adaptarse y aprender sobre la marcha. El enrejado de palabras que reviste la originalidad del libro es sencillo, pero a su vez de lenguaje rico capaz de versar a los más jóvenes; una lectura amena y fluida que avanza sin que uno se de a penas cuenta de ello. La autora, recurre a habitual narración en tercera persona, demostrando su facilidad de descripción, derrochando personalidad y carisma en la concepción de sus personajes. Rowling llegó a sorprenderme con frecuencia en mi primera lectura del libro, otro punto a su favor. Creo que cualquiera que sienta pasión por esté género se rendirá a la narración que la autora destila aquí.

Harry es el indiscutible protagonista, que ha sabido llevar su decadente niñez y, una vez siendo alumno de Hogwarts, demostrará ciertamente hasta la última cualidad de las que caracterizan a los miembros de la Casa a la que será asignado. Y en este libro se presentan los primeros personajes cuyas vidas tendrán una conexión en mayor o menor medida con él.
Por supuesto, están los que serán sus más grandes amigos: Ron y Hermione. Él impulsivo, testarudo, a veces irracional, proporcionando además el toque humorístico y simpático en el libro. Ella inteligente, lógica, de mayor temple y constancia; pareciendo sin buscarlo una sabelotodo de extremo purismo por las normas de todo tipo. Pero ambos tendrán en común el sincero sentimiento de amistad y lealtad hacia Harry y aprenderán y crecerán en esa amistad que conformen los tres.
Dumbledore, el director de Hogwarts, me pareció un personaje con un gran carisma que se toma todo con la mayor filosofía posible, derrochando sabiduría y simpatía, siempre correcto incluso con quien ni se lo merezca. No suele tener un rol muy activo, parece estar siempre un paso o más por delante de los hechos, incluso los más adversos, y tenerlo todo bajo control. Este anciano tendrá un peso a tener en cuenta tanto en toda la saga como en la vida del propio Harry.
El variopinto profesorado hará desear al lector ser uno más en las aulas, aunque en general su papel es más bien secundario, enfocado a introducir al lector en lo que se estudia en esa escuela para magos. A destacar Minerva McGonagall, con mucho peso y presencia en Hogwarts; Severus Snape, cliché de profesor odiado y hasta temido por excelencia, aunque aportará bastante a lo largo de la saga; así como Quirinus Quirrel, profesor tartamudo y reconocido por su abultado turbante.
Del personal no docente, no faltará la bibliotecaria o la encargada de la enfermería propias en toda escuela; pero quién dará más la nota será Filch, el viejo y arisco conserje partidario de los castigos corporales, siempre acompañado de su gata la señora Norris. Está también Hagrid, quién más allá de las misiones encargadas por Dumbledore respecto a Harry al comienzo del libro es el guardabosque de la escuela; este enorme barbudo es difícil que no caiga en gracia con lo bonachón que es, a pesar de no controlar su fuerza y es muy propenso a cometer errores no intencionados.
Dentro del resto de elenco en Hogwarts, desfilan gran cantidad de alumnos, haciendo particular mención a Neville y los hermanos mayores de Ron que aún están estudiando. Y muy presente estará también Draco Malfoy, un niño petulante y altivo que se convertirá en el reverso de la moneda de Harry, prometiendo no ponérselo fácil en sus años de escuela.
Son más los que pululan por los terrenos de Hogwarts, aunque no sean humanos, desde fantasmas a criaturas fabulosas concebidas por la autora que tampoco tienen desperdicio.
Además, está esa figura enigmática de lord Voldemort, temido por la sociedad mágica incluso después de desaparecer. Conocido como el mago tenebroso más poderoso y cruel, que causó una verdadera ola de terror sin que ningún otro pudiera ajusticiarle, hasta que cayó en desgracia cuando no fue de matar a un simple e indefenso bebé de un año. Son muchas las brumas que rodean a este nombre, pero son siete los libros con los que se puede ir esclareciendo estas cuestiones.

Tampoco paso por alto a la familia Dursley, los únicos parientes vivos de Harry, todos ellos muggles. Petunia, la hermana de la madre del protagonista, es la típica chismosa que nunca aceptaría serlo. Vernon es más que autoritario con su sobrino político, con el cual tiene facilidad para estallar en cólega; un escéptico que siempre censura todo lo extraño y que se salga de su propia mentalidad. Dudley es un niño muy mal criado y consentido por sus padres, quienes siempre le han bañado en elogios y regalos que éste ni valora, sin haber amasado méritos para ellos, teniendo a su primo como constante foco de su hipócrita crueldad. En definitiva, un matrimonio petulante, con un hijo mamando de la misma vertiente, pero que igualmente dan su buen juego a la saga.
En definitiva, un amplio y variopinto elenco que aporta bastante en La piedra filosofal, dentro del papel que le corresponde a cada uno, haciendo más fuerte la trama de principio a fin.

Sobre su desenlace, soberbio y más que entretenido, como todo el conjunto de la obra. La aventura se destila hasta casi el último momento, con algunas revelaciones que darán más juego para los títulos posteriores. Creo que será difícil para el lector asiduo a la literatura fantástica no caer en las ganas de volver a Hogwarts el curso siguiente para saber qué nuevas sucederán.

Conclusión: Una saga que empieza realmente bien, donde lo fantástico y lo real no parecen del todo reñidos gracias al ingenio de Rowling. Una vez que te subas al expreso de Hogwarts en compañía de Harry, Ron y Hermione, si disfrutas de esta travesía, no querrás bajar.


Mi valoración global: 5/5


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