lunes, 26 de diciembre de 2016

Crítica personal: Sword Art Online 002 (Aincrad)

Título: Sword Art Online 002 (Aincrad)
Título original: Sword Art Online Volume 2
Autor: Reki Kawahara
Ilustraciones: Abec
Editado en España por: Timunmas, Planeta Cómic

Sinopsis:

En el Sword Art Online (SAO) es imposible abandonar el juego a no se que lo completes. Game over aquí significa la «muerte». El protagonista, Kirito, y otros muchos jugadores, concentran sus esfuerzos en alcanzar el nivel superior. Pero para ellos, hay numerosos competidores con diferentes oficios y objetivos dentro del mundo de Aincrad.
Cuatro jugadoras que intentan sacar el mayor partido a sus vidas a pesar de estar atrapadas dentro del SAO, unas veces riendo y otras llorando. Ellas son Silica, la domadora de bestias; Lisbeth, la herrera; Yui, la niña misteriosa, y Sachi, una joven lancera que el espadachín negro jamás olvidará.
En tus manos tienes cuatro historias en cada una de las cuales Kirito, jugador en solitario, compartirá una pequeña aventura.

Crítica personal (puede haber spoilers):
Al tratarse de historias paralelas a los sucesos del primer volumen, será bastante inevitable que llegue a mencionarse lo que se considere ya sabido para quienes leyeron la anterior parte, aunque sea de manera parcial. Si te adentras en esta opinión, tenlo en cuenta.

Ya el primer volumen esclarece todo lo principal de la historia de Kirito dentro del SAO, tanto en su resolución a pasarse ese juego mortal como su creciente relación con Asuna. Esta segunda publicación no prosigue los acontecimientos dejados en la anterior, sino que es, al igual que otros posteriormente publicados, un complemento enriquecedor que ramifica el árbol del arco argumental de Aincrad en diferentes sub historias secundarias paralelas a lo crucial del mismo.

Aquí se nos presenta la interacción que, de un modo u otro y según las circunstancias, mantiene Kirito con cuatro jugadoras que nada tienen que ver entre sí salvo por el fortuito y puntual cruce de sus respectivos caminos con el de este espadachín negro solitario. Y dichas encrucijadas aportaran algo enriquecedor en las piezas implicadas en cada una de estas cuatro historias.

La primera de estas (El Espadachín Negro) gira en torno a Silica, una de las jugadoras más jóvenes del SAO que es rescatada fortuitamente por Kirito, después de que ella decidiese aventurarse en solitario en un bosque tras una airada discusión con otra integrante del grupo en el que estuvo momentos antes. Sin embargo, justo antes de la aparición de su rescatador, Pina, un pequeño dragón emplumado mascota de Silica, mure protegiendo a su ama al interponerse en un golpe letal de uno de los monstruos. Desde ese momento, Kirito se moverá por sus propios motivos en pos de ayudar a la desconsolada domadora de monstruos en busca de una posibilidad contrarreloj de resucitar a Pina.
En la segunda historia (La Temperatura del Corazón) toma gran peso el personaje de Lisbeth, una herrera que se ha abierto camino en su negocio y la mejor amiga de Asuna en el SAO. Para ella habrá un antes y un después cuando Kirito acude a su armería en busca de una espada manufacturada cuya calidad iguale e incluso supere a su actual Elucidator, una rareza sin duda adquirida tras derrotar a un monstruo singular. Y esto dará pie a que se aventuren codo con codo, pero con constantes puyas entre ellos dos, en una misión complicada para buscar los materiales dignos de un arma de esas características; una experiencia más arriesgada de lo que cabía esperar en la que Lis será alcanzada por la personalidad de su cliente y, en consecuencia, le dará pie a diversas reflexiones sobre sí misma entre su yo dejado atrás en el mundo real y su entidad en Aincrad.
El siguiente relato (La Niña de las Brumas Matinales) es la de mayor extensión, situada durante ese tramo del volumen 001 en el que Kirito y Asuna deciden tener un tiempo para ellos solos tras realizar sus nupcias “in-game”. Una luna de miel en la que caerá la inesperada presencia de una niña llamada Yui, quien sin recuerdos de su pasado y muchos misterios en torno a ella, desarrollará un gran apego hacia ellos dos; fortaleciéndose un vínculo con la joven jugadora mientras tratan de indagar sobre ella y de posibles familiares o conocidos de Yui dentro del SAO. Sin embargo, el que la pequeña entre en sus vidas tendrá mucho que decir.
El que cierra esta novela (El Reno de la Nariz Roja) esclarece con detallada profundidad esa confesión de Kirito con Asuna en la anterior sobre su traumática experiencia con Los Gatos Negros a la Luz de la Luna, un modesto pero afable gremio del cual aceptó su invitación de unirse a ellos. Aquí se argumenta parte de los motivos por los que él decidió ser un jugador solitario, por el sentimiento de culpa que se impone por la muerte de cada uno de los miembros de dicho gremio, remordido por la falta de sinceridad con ellos al ocultarles que su nivel era muy superior al de ellos y por no haber evitado cuando pudo dicha desgracia. Entremezclado con sus buenos y malos recuerdos con dicho gremio, el lector se adentra en la desesperada y obcecada búsqueda de Kirito durante un evento navideño sobre un rumoreado objeto de resurrección… ¿Existirá de verdad? ¿Es posible revivir a un jugador que haya muerto también en el mundo real? Esas cuestiones les son irrelevantes, aferrándose a esa posibilidad para revivir al menos a Sachi, la única fémina del gremio con la cual llegó a estrechar vínculos cercanos y que le prometió mantenerla con vida hasta que el SAO fuera completado, debido a los constantes miedos a morir con los que ella vivía.

Esta es una buena muestra de que un arco argumental, por muy cerrado que esté, siempre puede expandirse como las ondas en el agua con pequeñas tramas que complementen, enriquezcan y amplíen de manera periférica el eje principal de su universo, aunque la relevancia de estos relatos paralelos no sea crucial ni vinculante para el desarrollo central.
Por un lado esparce más el trasfondo de Kirito, quien sigue gozando del protagonismo que le caracterizaba en la primera novela de la saga; lo que no quita que otros personajes, sobre todo Lisbeth en el tercer relato, compartan el peso argumental. Se desgrana más de su personalidad e incluso pinceladas de su vida dejada atrás en el mundo real, algo que se aprecia en la historia de Silica y el motivo por el que él decide ayudarla a buscar la flor de pneuma para resucitar a Pina.
La aventura que inspira un juego como el SAO, a pesar de su cruel y mortal norma, se vuelve más detallada y fascinante. Se profundiza más en elementos característicos de los MMORPG de la actualidad (incluyendo algo tan típico en estos juegos como misiones y eventos que sólo ocurren en determinadas temporadas; y la Navidad, como se ve en el último relato, es uno de los más comunes), a la par que estos conceptos conocidos por sus usuarios habituales se vuelven algo más profundo, dinámico y relativamente cercano a la realidad, manteniendo siempre la mayor lógica posible de un juego de realidad virtual tan avanzado como el autor nos presenta.
En lo personal, entre otros aspectos, este segundo volumen de Sword Art Online rueda bastante el concepto del amor. No únicamente al tipo de amor que llegan a profesarse Kirito y Asuna, sino a distintos sentimientos de afecto y cercanía igual de genuinos e intensos (el enamoramiento, el cariño que puedes sentir por algún familiar concreto…); aunque la reciprocidad de los mismos pueden ser más o menos intensos en algunos casos.
Y aunque en esta segunda novela son cuatro féminas las que tienen que algo que ver con Kirito, podría contarse también a Asuna, quien tienes su pequeño papel en el de Lisbeth y, sobre todo, en el de Yui; y en este último se destapa algo más sobre su yo en la vida real, un trasfondo que reafirma su evolución personal tras quedar atrapada en el SAO.

Cada historia se divide en cuatro capítulos (salvo la de Silica, que son tres), y la exposición de cada uno de los mismos es variable, algo que descuadra la narración del primer volumen a través del propio Kirito (que en este caso, es el narrador de la historia de Sachi), cambiando a la voz en tercera persona en los de Silica y Yui, y siendo la propia Lisbeth la única que narra la suya propia para dar una perspectiva más visceral del mismo y una dimensión más profunda de ella como personaje. Pero a pesar de las diferentes formas de narrar esta segunda novela ligera, esto no rompe la armonía entre cada historia independiente donde ese singular espadachín solitario vestido de riguroso negro es la piedra angular.
Esta compilación de historias secundarias mantiene una cronología perfecta en la línea de tiempo de la trama de Aincrad, salvo que dejan para el final el de Sachi, el cual ocurre a penas un par de meses antes que el de Silica; y tras esta lectura, es indiscutible que fue más que acertado, pues de haberse respetado la cronología en esta edición, no habría quedado del todo bien ni habría producido el mismo impacto que deja en el lector.

El estilo de Kawahara sigue la línea del anterior; sencillo y directo sin dejar de ser reflexivo y visceral en su buena medida. A pesar de su dinamismo, su prosa sigue derrochando ese ímpetu capaz de convertir al lector en otro avatar que camina junto a Kirito en estas cuatro historias.
Tampoco podían faltar las ilustraciones de Abec, un gran atractivo añadido.

Kirito muestra su lado más humano en estas historias, sin descuidar la personalidad que le caracteriza. Sumamente protector con cada una de las féminas protagonistas de cada relato, hasta el punto de arriesgar su vida. Aquí se acentúa ese carácter suyo de no dejarse desbordar demasiado en la adversidad, tratando de controlar cada situación en lo posible pero a su vez consciente de la letal posibilidad que puede haber en un juego como es el SAO. Vemos su lado más tierno al interesarse por las tribulaciones de Silica nada más conocerla; esos piques en su creciente amistad con Lisbeth; las simientes de una aptitud paternal con Yui; o el como puede sumirse en la desesperación cuando trata de encontrar sosiego para su alma por fallar su promesa con Sachi. Sin duda, aquí se exprime más la personalidad de Kirito para enriquecer lo que muestra de sí en la primera novela.
Asuna destapa de sí misma un poco más aunque sólo goce de marcada relevancia en la historia de Yui. Ya en el volumen 001 se nos mostró la Asuna “Relámpago” que ven todos desde fuera; la que no es tan distinta a cualquier chica cuando se la conoce mejor; así como la que se enamora devotamente de Kirito, a quien llega a mostrar sin reservas su lado más sensible y vulnerable. Sin embargo, aquí se destila todo eso y más de este personaje, a la par que adentra de manera sutil en su vida en el mundo real, el tipo de persona que solía ser y las circunstancias de que le diera por probar el SAO; y todo eso esclarece lo abrumador que debió ser para ella ese primer día al saber que no podía desconectarse y que le freirían el cerebro de su cuerpo real si la vida de su avatar llegaba a cero, y que a pesar de ser un personaje con un lado vulnerable difícil de eliminar por más crudezas y tribulaciones que haya vivido en ese mundo virtual, ella ha salido adelante hasta poder conocer a Kirito y recibir de él todo lo que le ha aportado en ese tiempo en Aincrad.
Silica se nos muestra como una jugadora joven tanto de edad como de personalidad para adentrarse en el juego (teniendo entonces doce, cuando la edad mínima era trece); por tanto, se le hizo realmente grande la cruel realidad. Su aspecto aniñado y adorable, así como su singularidad de haber domado a un pequeño dragón emplumado, la convierten en alguien reclamado por muchos grupos; algo a lo que ella se ha agarrado como a un clavo ardiendo para subir niveles y mejorar sus habilidades, aunque ese modo de salir del paso nunca le ha sido plato de buen gusto, sintiéndose más bien una ansiada “chica mascota adorable” para cualquier grupo que la requiera. Se palpa su gran pesar cuando Pina muere, lo que llenaba su soledad a pesar de ser una inteligencia artificial movida por algoritmos; así como su forma de conectar con Kirito cuando la rescata y se ofrece a ayudarla. Cuando él le explica sus motivos, esto no hace más que emerger en ella un vínculo singular entre el enamoramiento mezclado con un puro y platónico sentimiento que podría sentir por un hermano mayor. Es en esta primera aparición de Silica donde se saca a lucir esos momentos más bien cómicos de los que puede ser víctima en el universo de Sword Art Online.
Lisbeth es sin duda especial. En su fuero interno está muy presente su vida en el mundo real, a pesar de haberse adaptado a su prisión virtual volcándose con genuino aprecio a la fabricación y al mantenimiento de armas. Sin embargo, hasta que conoce a Kirito, sentía un pequeño pero nítido vacío emocional, incapaz de conectar con un mundo que sabe lo artificial y frío que es, sin encontrar la calidez que ofrece una vida genuina. Un contraste de su personalidad es lo directa e incluso descarada que puede ser con los demás, sobre todo con quienes tiene confianza como su amiga Asuna, pero que luego se aturrulle cuando se trata de sí misma. Ella consigue, sobre todo al final de su relato, emocionar al lector por como se desarrolla tanto los acontecimientos del mismo como los propios sentimientos de esta herrera de personalidad singular que puede dar más juego si su camino se cruza de nuevo en la saga.
Yui es mostrada como una niña demasiado joven para jugar al SAO, incluso más que Silica, a parte de ser un gran foco de enigmas por lo poco que se sabe sobre ella de partida más allá de su propio nombre. Sin caer en spoilers, simplemente diré que es un personaje que enternecerá por la forma con la que decide vincularse con Kirito y Asuna, te sorprenderá cuando los velos del misterio se aparten y te conmoverá cuando llega la realidad que muestra y la resolución de su historia.
Sachi me resultó una joven sosegada que puede ser jovial con sus amigos del gremio pero que no quita una parte un tanto retraída. Vive una no vida desde que comienza el SAO con esas inesperadas normas, algo que se agravia con el tiempo. Sin embargo, logra encontrar en Kirito un remanso de paz cuando ambos llegan a conectar, aferrándose tanto a estar con él como a la promesa que le hace asegurándola que no moriría y que podría desconectarse cuando todo acabara. La relación que mantiene con el protagonista principal no es menos que singular: realmente cercana, más allá de una intensa amistad, pero sin llegar a lo que se ve con Asuna. En definitiva, aunque Sachi no es un personaje que rutile como otras féminas que desfilan en la vida de Kirito, ella tiene un pequeño fulgor que incluso después de la muerte tocará el corazón del espadachín solitario.
No son demasiados personajes que se dejan ver por estas historias, salgo unos pocos que cumplen su papel en cada una de estas y que resulta mejor conocerlos una vez que se adentra en este volumen 002. Pero destacaría una cara conocida del anterior: Klein. Este espadachín de katana líder del modesto pero entregado gremio Furinkazan demuestra que, a pesar de las distancias que le marca, no pierde su interés y preocupación por Kirito; a pesar de que suele ser bastante simple y a veces un tanto patético, aquí derrocha profundidad y madurez ante los riesgos que está dispuesto a correr el protagonista por su angustiosa testarudez.

Cada historia resultó de mi agrado, jugando con la independencia de su propio argumento y la relación (aunque sea sutil) que puede ofrecer tanto con el que inicia la saga como con publicaciones posteriores. Sin excepción, estos relatos dejan buen sabor de boca, lo que no quita que en algunos casos sean además amargos o esperanzadores.

La ilustración de la portada sigue la línea de la anterior novela, siendo Silica (junto a Pina) la que acompaña a Kirito en lugar de Asuna; seguramente por ser la fémina que estrena sus páginas.
Aquí también se repite la mecánica de las ilustraciones en blanco y negro de algunas escenas de cada capítulo, además de iniciar la novela con viñetas de una o dos páginas a todo color que además sirven para presentar y definir en unas pocas líneas a cada personaje relevante.

En la serie animada de Sword Art Online también tiene cabida las adaptaciones de estas cuatro historias, de manera bastante fidedigna pero también con sus matices que dan sus puntos justos de diferencia, y que de alguna forma ambos formatos se complementan mutuamente; un ejemplo es cómo Lisbeth en el anime parecía ya saber de antemano la habilidad secreta de Kirito cuando esta sale a conocimiento público, lo cual se explica en su correspondiente historia. Las partes de Sachi, Silica y Lisbeth se adaptaron en los episodios 3, 4 y 7 respectivamente; mientras que el relato de Yui tomó dos para ello: el 11 y el 12.

Sword Art Online (opening Aincrad)

 
Conclusión: Está claro que había más que contar sobre Aincread más allá de ese argumento tan directo y centrado en superar el juego y la relación de sus protagonistas principales. Y no será la última vez en la saga que emerjan más episodios de algunos sucesos del SAO en los que Kirito ha tenido algo que ver mientras se entregaba a subir cada piso de ese mundo virtual. Si disfrutaste de la primera novela, Silica, Lisbeth, Yui y Sachi harán que disfrutes más de esta parte de ese juego mortal.


Mi valoración global: 5/5

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