jueves, 24 de diciembre de 2015

Crítica personal: La Confabulación de Eros

Título: La Confabulación de Eros
Autor: Daniel Fernández
Editado en España por: Stonewall

Sinopsis:

En el año 3077, la sociedad ha alcanzado el cénit de su desarrollo y vive su era más apacible y avanzada. La pobreza, las guerras y la homofobia quedaron enterradas en el pasado. Incluso el amor es algo tan sencillo, rápido y eficaz como conectarse a la aplicación Eros.
Joel vive bajo la sombra de un vergonzoso secreto que le impide ser completamente feliz. Cuando, por avatares del destino, encuentra un blog escrito en el siglo XXI, se verá involucrado en una peligrosa aventura de la que dependerá el futuro de la humanidad.
En La confabulación de Eros el amor y el pop son los protagonistas de una historia en la que confluyen presente y futuro.

Crítica personal (puede haber spoilers):

En un futuro no tan lejano la humanidad sufrirá un duro golpe al estallar un conflicto a nivel mundial sin precedentes. A pesar de acabar al borde de su propia extinción, logrará salir adelante hasta alcanzar un estado utópico de prosperidad a finales del siglo XXXI. Las guerras, la delincuencia, el hambre o la pobreza no existen; así como la discriminación de todo tipo, siendo la homosexualidad algo totalmente normal, tolerada e incluso más común que en el presente.
Incluso el amor es un juego de niños con la aplicación Eros que todo adulto utiliza. Con simplemente pulsar con el dedo te saldrá una lista de todos tus “amores verdaderos” (es muy común que se monitorice más de uno) que vivan cerca del solicitante; y Eros te garantiza una relación mínima de dos años, pudiendo encontrar fácilmente un nuevo amor verdadero tras una ruptura.
Sin embargo, existe un vasto tramo de historia desconocido para esa sociedad futura: la práctica totalidad de lo previo a esa Gran Guerra; aunque se crearon organismos que por diversos medios indagan en la búsqueda de esas páginas arrancadas del pasado.

Joel trabaja en uno de dichos organismos. Su atractivo y su posición económica, entre otras virtudes que posee,  convierten a este joven homosexual en el partido ideal para quienes buscan pareja mediante Eros (de hecho, ésta es la única vía para dicho propósito). Sin embargo, él va camino de convertirse en un eterno soltero, cosa que preocupa en su círculo pues iniciar una relación está al alcance de un clic y que lo más normal es estar emparejado sin que las épocas de alocada soltería sean demasiado largas. Además, él acarrea un secreto vergonzoso sobre su espalda. Y por otro lado, y a diferencia del resto de la sociedad, siente una aversión hacia el Eros.
Un día en su trabajo se topan con un hallazgo en la red. Al principio prometedor, pero las expectativas de su jefe se esfuman cuando resulta ser un blog que gira en torno a vida y, sobre todo, los fracasos sentimentales de un joven gay madrileño de principios del siglo XXI, firmados con el nickname de Proudstar. Sin embargo, Joel conservará los archivos para sí y los leerá con casi adicta avidez, aprendiendo de la vida del milenio pasado, empatizando con Proudstar, así como los fracasos amorosos de éste y su pasión por eso que denomina “pop”; sorprendiéndose e incluso comprendiendo ese mundo en el que el amor del bueno no está tan al alcance de la mano.

El blog de Proudstar, el secreto de Joel, el hastío de éste hacia Eros, así como la poderosa empresa Utopía, son piezas que poco a poco encajarán para tener un peso crucial en una trama que afectará a sus vidas (y las del género humano) mucho más de lo que podrían haberse imaginado. Y esta novela hará, como diría cierta canción, que los milenios sean un decimal y una cifra de tiempo sin más; porque mil años mal contados que separan a Joel y a Proudstar, así como los mundos en los que se mueven, se pueden tornar irrisorios, en especial si el amor juega sus cartas de por medio, con el pop como hilo de fondo.

Esta lectura ha sido para mí un agradable rebujito que mezcla distopía (de una manera singular que no he visto en la literatura contemporánea), ciencia ficción, intriga, toques de humor fresco, ácido y mordaz, y por supuesto amor (centrándose quizás más en el colectivo LGTB) siguiendo una receta sencilla pero tan intensa como profunda si uno conecta con la historia.
Se nos presenta un futuro idílico, aunque no fácil de forjar tras una terrible crisis sobre la humanidad. Puede que hasta resulte demasiado perfecto, si hasta se consigue con un solo pulsar de botón algo tan intangible como preciado para la mayoría hoy en día que es el amor.
Una de las mayores reflexiones que me ha despertado es si de verdad la idea de un mundo cien por cien perfecto y cuadrado lo convierte en el verdadero sueño dorado de la humanidad. Y de igual modo, la de que el amor sea algo tan fácil y accesible, convirtiéndose en algo más bien material, comercial y casi tangible. ¿Cuánta gente no se habrá identificado con Proudstar? ¿Quién no ha deseado poder tener el amor con un simple chasquear de dedos (o un pulsar como en este caso)? Creo que la mayoría firmaría por ello, aunque suponga la pérdida de todo eso que lo hace tan especial. Y también resulta contradictorio y difícil de asimilar una aplicación que; por un lado, te garantice una relación con el amor de tu vida mínima de dos años como si fuera un electrodoméstico; y por otro que uno tenga varios amores verdaderos a elegir el que más te guste dentro de tu zona, que con solo elegir y que esa persona te acepte ya baste para que se forje al instante una relación incluso a nivel emocional. Una idea que a más de uno podría inconcebir, asustar e incluso repugnar, pero tan habitual (o más bien condicionado) para la sociedad de Joel que la existencia del amor “a la vieja usanza” sea de primeras desconocido para luego ser impensable e increíble; pues este sentimiento solo existe con Eros en ese siglo, que las relaciones de sociales (más exactamente, el cortejo) sólo les sirven para ese fin que es el deseo carnal sin cabida al interés de enamorarse o gustarte, evidenciando lo limitado e incluso castrado que puede llegar a ser el corazón humano en este caso.
Otro elemento fundamental que se enfatiza en la novela, especialmente cuanto más avanza la trama, es la cultura pop; con especial hincapié en su música y la filosofía que ésta puede llegar a transmitir, siempre con la voz y la visión de Proudstar como gurú de esta corriente. Curiosamente, en este aspecto el autor fija su visión sobre pop internacional sin mención a iconos nacionales tanto del pop en sí como del colectivo al que está más enfocada la obra (me hubiera gustado que se hubiera acordado un poco de los “Fan Fatales”, he de reconocer).

La Confabulación de Eros derrocha una intensidad difícil de creer que sus poco más de doscientas páginas sean capaces de contener, y de igual modo que dicho ímpetu case bien con la sencillez y frescura que también derrocha. Siendo objetivo y juicioso, no es una novela que destaque en aspectos que la cotejen con obras de renombre; pero si uno logra conectar con la historia de Joel y Proudstar, con esa sencillez y frescura que son sus cimientos, se convertirá en un título que te encandilará y enamorará para ocupar un rincón de honor en tus repisas. Un buen libro tiene el objetivo primario de entretener al lector; en mi caso lo consiguió con pericia soberbia.
Tras el prólogo de Paz Quintero, la historia da comienzo directamente en su primer capítulo hasta culminar en el número treinta y uno y su posterior epílogo; cada uno de estos son bastante cortos aunque no por ello menos intensos, mezclándose en armonía la narración propiamente dicha con las diferentes entradas que componen el blog de Proudstar (con el agradable detalle de la diferencia tipográfica bien marcada entre la una y la otra).
Al mismo tiempo, ésta es una novela a dos voces que se reparten la exposición en una armoniosa y perfecta equidad. Por un lado la tercera persona, que detalla los acontecimientos y el dinamismo de la trama propiamente dicha, así como las emociones y los pensamientos de sus personajes (principalmente Joel) como una sombra que se adentra en lo más profundo de sus almas. Y por otro lado la primera persona del propio Proudstar en su blog, donde desnuda su vida como un diario (aunque no demasiado privado si lo cuelga en Internet); y es en cada entrada del blog donde más que ningún otro se palpa las emociones y los pensamientos de este personaje, sobre todo en el terreno amoroso donde va más de derrota en derrota por un motivo u otro.

Sobre el trazo de la pluma de Daniel Fernández, sinceramente me cautivó en esta ópera prima suya. Sencillo y directo, a la par que intenso y fresco; llegando personalmente a atisbar algo especial entre sus líneas, que con mucha frecuencia lograba robarme una sonrisa e incluso una risa propiamente dicha con ese toque ácido que impregna a sus personajes. Sin duda ha logrado crear una primera novela que es diáfana y heterogénea dentro de su sencillez, además de fresca, con una prosa que pisa con autoestima contagiosa en un recorrido dinámico; además de inflar de carisma en estado puro en la personalidad del elenco que ha concebido.

Tanto Joel como Proudstar me agradaron, porque a pesar de todo y sin importar sus bien distanciadas épocas, son jóvenes concebidos para que resultaran reales y fáciles de captar la empatía de más de un lector (incluso si no comparten su orientación sexual). Son personajes que por X o por Y mantienen una relación no muy cordial con el amor, y esto es un punto de partida que afianza la empatía del primero por el segundo, barriendo por completo hasta las barreras del tiempo. Y poco a poco ambos se vuelven complementarios en la historia, como las dos caras de una moneda.
Por un lado Joel refleja frustraciones, que a pesar de todo lo bueno que le destaca como un diamante perfecto siente que no encaja del todo en la selva urbana del siglo XXXI por la que ronda, en especial por no compartir con los demás esa necesidad de utilizar Eros; y encontrar ese blog milenario abrirá los ojos, le ayudará a encontrarse a sí mismo para librarse de fantasmas y estigmas, desarrollando una evolución notable.
Por su parte Proudstar es un personaje que, aunque sufra y se lleve más de un desengaño en el terreno sentimental, siempre camina por la vida con fuerza y se levanta por más tiritas que pegue en su corazón; un personaje con bastante chispa, sobre todo a la hora de desnudar sus emociones más tristes sin que el receptor de sus palabras necesite prozac para leerle, y no es difícil encariñarse de hasta sus momentos más patosos. En el tramo final una parte de él llega a sorprender, aunque de una forma un poco rechinante e inexplicable, aunque eso no oscurece el fulgor que lo convierte en un personaje que agrade de principio a fin.
No son muchos los personajes que circundan a los que tienen la mayor voz cantante, principalmente la exuberante Lorena (compañera de trabajo de Joel con la mantiene una buena amistad) y la arrolladora Andrea (mejor amiga de Joel y lesbiana), ambas muy importantes para el chico en común y que se preocupan sinceramente por él; y aunque ambas tienen en común haber encontrado la felicidad con Eros, sus vidas experimentarán un antes y un después cuando son salpicadas por los acontecimientos narrados en la novela.
Son otros los que gozan de relevancia en esta novela, aunque profundizar sobre ellos en esta reseña supondría arruinar la oportunidad de disfrutar tanto de ellos como de la historia en sí; principalmente porque toman cartas en el asunto ya pasado el ecuador. Lo que sí destacaría, y sin hacer una mención descarada, es la presencia de una figura bastante singular, la cual se convierte en una de las excentricidades del geiser creativo del autor, pero que acaba resultando un aporte que hace despuntar el toque hilarante, picante y efervescente; además de que su presencia de por sí vuelve innecesario el típico comentario de “todo parecido con la realidad es pura casualidad”.

Me es imposible cometer el desatino de omitir mi opinión sobre la portada (uno de esos puntos que avivaron mi primera curiosidad para darle una oportunidad a esta obra), tan sencilla pero atractiva a su vez, un buen trabajo por parte de Jorge Vivas. Un fondo de códigos binarios tan intrínsecos en la tecnología, así como la mano en primer plano pulsando un botón que sería el uso de Eros, son claras referencias del futuro de Joel; mientras que en medio muestra un joven de aspecto contemporáneo cuyo rostro no se revela (seguramente evocando a Proudstar) junto al popular Edificio Carrión de Madrid (aunque con la palabra Utopía sustituyendo el nombre de la famosa marca de bebidas del emblemático neón que la corona; palabra con doble sentido entre la utopía que alcanzaría la humanidad en el siglo XXI y el nombre de la poderosa empresa de ese futuro lejano e hipotético). Absolutamente una portada con magnetismo y que engloba la idea de la historia que protege sus solapas, así como la convergencia del hoy y el mañana de la novela.

La historia comienza realmente bien, con un planteamiento y desarrollo muy prometedores. A medida que se alcanza su ecuador se vuelve un tanto más “fantasiosa” y estrambótica, incluso para su género y la sencillez que derrocha su base; pero no por ello no menguó en mi caso la curiosidad y el agrado que me atrapó en sus primeras páginas. La novela mantiene la hilaridad amena que se retuerce en sincronía con toda la intriga que ofrece, incluyendo lo que el autor da a potenciales hilos de reflexión, en buena parte por las entradas del blog de Proudstar; y estas últimas en gran parte llegan a ser tan extrañas (y hasta diría que reveladoras) para la mentalidad de los habitantes del futuro, pero tan cotidianas y comprendidas para cualquiera que camine ahora por este mundo.
Su final me agradó en gran medida. Aunque resulte en buena parte disparatado, surrealista (incluso para sus elementos de ciencia ficción) y paradójico, precisamente esto acentúa el encanto de la novela. Cierto que hay puntos que un poco se meten casi con calzador y a empujones, pero el resultado que ofrece me dejó satisfecho y sin duda tenía que ser así para que dejara en mí un buen sabor de boca a la altura de mis expectativas.

Existe una escueta precuela lanzada a posterior (únicamente en formato digital y de manera gratuita en la web de la editorial), titulada La Confabulación de Eros: Los Archivos Perdidos. Un par de capítulos que complementan esta novela que espero echarles el ojo pronto.

Conclusión: Sencilla e intensa, fresca y divertida, con una mezcla de elementos que se solapan bien entre sí. Una historia que, a fin de cuentas, gira en torno al amor y su importancia sin importas las épocas; que aunque no sea un camino fácil el de los sentimientos, facilitar ese camino a un extremo radical no está exento de consecuencias negativas.
Si te dejas cautivar por el ritmo pop que mueve a Proudstar capaz de germinar en nuestros descendientes del siglo XXXI, esta será una de esas lecturas que te dejarán un grato recuerdo cada vez que venga a tu memoria.

Mi valoración global: 4,5/5



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