miércoles, 25 de noviembre de 2015

Crítica personal: Niyura - La Corona de los Elfos



Título: Niyura. La Corona de los Elfos
Título original: Niyura. Das erbe der elfenkrone
Autora: Jenny-Mai Nuyen
Editado en España por: Santillana Ediciones Generales S.L.

Sinopsis:

Cuando los caminos de los elfos se separaron, Elrysjar, la corona de piedra de su soberano, también se dividió entre quienes partieron hacia el Reino de los Bosques y los que marcharon a las Tierras de Aluvión. De la corona se dice que vuelve a su portador invencible, un poder que, de recaer en un humano, pondría en grave peligro el destino de los elfos.

Crítica personal (puede haber spoilers):

La sociedad élfica tomó caminos separados tiempo atrás; unos asentándose en los Bosques Oscuros, el resto en los pantanos de las Tierras de Aluvión de Korr. Y la soberanía de esta raza también se dividió junto la corona que regía la perdida unidad, y las dos coronas resultantes ceñidas a la frente de quienes lideraran estos nuevos pueblos. Pero un día, un humano logró de manera inexplicable acabar con la vida del rey de los elfos de los pantanos y poseer su corona: Elrysjar. Ahora este hombre los gobierna por un derecho que atajar a pesar de no ser legítimo, porque la magia de ese objeto es superior a la voluntad más fuerte de entre los que pertenecen a dicho pueblo, y mientras esté en su frente no puede ser herido por ningún ser sobre ese mundo. Ha logrado dominar a los elfos de los pantanos, y será poco probable que sus aspiraciones se queden en esto.
Paralelamente en Kaldera, ciudad sin ley y propensa a ser hogar de proscritos, su ya de por sí habitual caos empieza a alcanzar cotas sin precedentes ante un inminente enfrentamiento. Los conflictos entre Vio Torron (quien domina todo lo que ocurre en la ciudad) y los niños de la calle (que finalmente han manifestado su hastío ante el mangoneo al que son sometidos por los hombres de Torron) están a punto de llegar a su punto álgido. Scapa y Arane, dos jóvenes muy unidos desde que se conocieron, son los cabecillas de la sublevación de los niños y quienes germinaron en estos el arrojo de no dejarse pisotear más; y todo fruto del afán de poder y libertad de esta parejita, sobre todo de Arane. Y aunque llegara a buen puerto la empresa de los niños de tomar la Zorrera, la inexpugnable morada de Torron, ¿eso garantizará la seguridad, la libertad y el poder que ansiaban?
Y finalmente está Nill, mestiza de humano y elfa de los bosques que vive en el pueblo de los Hykados (los cuales, incluyendo su madre adoptiva, la desprecian por sus orígenes). La vida de esta joven cambiará radicalmente el día en que se produce el fortuito hallazgo de un extraño punzón de piedra en el interior de un árbol. Será entonces cuando los dirigentes de su pueblo le encomendarán una misión sin objeción alguna al ser la responsable de encontrar dicho objeto. Sin embargo, tras cruzarse con un grupo de jóvenes elfos de los bosques al poco de comenzar su periplo, las decisiones y acciones de Nill no serán exactamente tal y como le indicarían los Hykados.
Todos estos sucesos (con una profecía de por medio) se arrastrarán a una relación tan inesperada como predestinada, de la cual dependerá en gran medida de quienes los protagoniza, y el resultado puede marcar un antes y un después tanto para ellos mismos de manera individual como al mundo en el que viven. Sus sueños, sus deseos, sus obsesiones, así como sus propias acciones fruto de las circunstancias en la que andarán, tendrán la última palabra.

Niyura es una historia con un patrón muy tradicional dentro de su género. Un mundo de humanos y elfos, donde la ambición de los primeros suelen traer vientos de desventura y calamidades. No hace falta sondear demasiadas páginas para ser consciente de la perniciosa crudeza que preña el escenario en el que sus protagonistas se mueven, y afrontarlo curtirá y pondrá a prueba tanto sus voluntades como sus acciones. Y precisamente el deseo de poder de los hombres es lo que más desencadena la crudeza de esta novela; y esto me hizo reflexionar de lo mucho que podemos llegar a perdernos a nosotros mismos si aspirásemos a más y más sin control, del inconformismo que puede manifestar el ser humano por más que logre alcanzar en la vida, y que cuanto más quiera uno abarcar o poseer (sobre todo más allá de nuestros propios límites guiados por delirios de grandeza desorbitada) al final se vuelve más fácil que se todo se desborde de esos afanosos abrazos.
Pero por más cruento que pueda ser este escenario, también tiene cabida la dulzura, la ternura y la frescura efervescente que equilibra en buena medida la tensión de la novela. Igualmente vemos el factor romántico, el cual me pareció potencialmente bueno pero que llega a ser tan caótica como la vida en Kaldera; en general me he encontrado sentimientos bastante unidireccionales que difícilmente (e incluso de manera imposible) sean capaces de lograr su deseada correspondencia.

La novela, tras el prólogo en el que se acontece la toma de la corona de los elfos de los pantanos por parte de un humano, está dividida en cuatro libros (Una Leyenda, La Niña de Espinas, La Criatura Blanca y Niyura); culminando con un escueto epílogo. Su exposición en tercera persona aporta objetividad a la trama, pero no por ello resta el sentimiento visceral que podría ofrecer la propia voz de sus protagonistas. No encontramos en este caso capítulos estructurados en verdadera numeración, sino más bien la sucesión de los mismos, siendo sus respectivos títulos los que determinan cuando termina uno y comienza el siguiente.
El estilo de Jenny-Mai Nuyen me agradó, aunque no llegué a conectar tanto a pesar de las excelentes exposición y creatividad que saca a lucir en Niyura. Lo que más destacaría de su prosa es lo certera que resulta su ambientación y la manera en la que sumerge al lector en la trama y el escenario. Y por supuesto, la autora consigue que sus personajes exuden realismo, en especial en sus emociones y la manera que afrontan sus conflictos internos; pero aunque creó un elenco excelente y variado, tampoco llegué a cuajar tanto como en otros casos en novelas similares. También destacaría la impecable concepción de el mundo y la sociedad que son el escenario en el que se mueven sus protagonistas, adaptando a su gusto pero respetando en buen grado a su vez la visión que se suele tener de los elfos (creo que la mayoría no encajarían en su mente la idea de una raza de estos viviendo en los pantanos en lugar del típico bosque repleto de vergel y fauna).

Scapa es uno de esos personajes que me despiertan compasión. Un joven que no ha tenido una vida fácil, que en algunos momentos puede caer en el idealismo un tanto iluso pero puro hasta que la maliciosa y cruda realidad le abofetee; y por más entereza que quiera demostrar no deja de ser realmente frágil cuando su mundo se desmorona o siente que ha perdido algo importante. Ariane es desde que se conocen su mayor pasión y su debilidad, un sentimiento que cae de lleno en una obsesión potencialmente autodestructiva. De hecho, esa chica tan especial para él es lo que más le limita, una devoción obsesiva que podría llegar a sacar lo más negativo de él; sin embargo, llegó a ganar mucho en el momento más importante de la historia con una evolución fugaz y épica.
Ariane es muy distinta de Scapa, aunque no resta que en general ambos se compenetren hasta ser casi complementarios el uno del otro por entero. Una joven que podría compararse a una bonita flor que frota entre el fango y el estierco, pero con demasiadas espinas que pueden llegar a dañar no sólo a quienes la rodea sino a sí misma. Ella me pareció un personaje muy realista, porque al igual que a muchos posee muchas aspiraciones y elevadas metas, y la ambición del ser humano es tu mayor debilidad; incluso si logra alcanzar lo que ansía, el triunfo se evapora demasiado rápido para fijar sus vista en cotas aún más altas, lo que puede llevarla a un círculo vicioso de frustración si no alcanza el verdadero escalafón en la vida, lo cual a su vez puede restarle la visión de otras cosas que son, a fin de cuentas, mucho más importantes; y a la hora de la verdad también acabó robándome un poco de compasión hacia ella. En general, está entre aquellos que más me han gustado leer en esta novela por el bien explotado rol que interpreta.
 Sobre Nill diría que es un personaje que evoluciona más que ningún otro en esta historia. Claramente acomplejada y mermada por el desprecio de los humanos con los que convive por su mestizaje, con su autoestima por los suelos volviéndola vulnerable y demasiado inocente; esto no resta sus virtudes como no caer en la malicia ni el odio tras tantas dejaciones, con un gran amor y conexión por la naturaleza herencia de la sangre materna y que se despertará más cuando conozca a los que son de dicha raza. Pero de adversidades y traiciones ella crece y madura de manera sorprendente, cuando uno pensaría que terminaría de derrumbarse por completo tras leer la Nill al comienzo de la novela. En más de un sentido se vuelve el reverso de la moneda en la que por el otro lado encontramos a Arane; porque esta mestiza logra salvar lo mejor de sí misma para seguir caminando aunque la senda se vuelva peligrosa. Me habría gustado que la autora le hubiese dado mayor partido si cabe, pero a fina de cuentas me agradó mucho como personaje.
Los elfos que conocerá Nill forman un grupo variopinto y heterogéneo que, en general, se armonizan entre sí a pesar de que en algunos casos sus caracteres son propensos a chocar entre sí. Kaveh me dio una de cal y otra de arena, porque es noble (en todos los sentidos) y gallardo, y con muchas virtudes que se convierte en el prototipo de chico ideal que toda madre desea para sus hijas (y este joven elfo se ve que sufrirá el karma de este grupo ante lo arduo, e incluso causa perdida, que puede llegar a ser ganarse el corazón deseado); y también muestra su perseverancia incluso ante causas que parecen más que perdidas, aunque a veces ese tesón podría despertar vergüenza ajena al lector. Erijel es posiblemente el que más me agradó de estos elfos de los bosques, por su personalidad seria y responsable aunque muestra más bondad y calidez de lo que se puede aparentar su carácter prudente y un tanto apático; también llegó a sorprenderme e incluso emocionarme en el momento más crucial de este personaje. Sobre los gemelos Arjas y Maseru, prácticamente me recordaron a otros gemelos en particular que aparecen en la saga Harry Potter; por lo que ellos serán de los que aporten mayor frescura y momentos amenos en medio de la tensión que puede exponerse en el libro. Con ellos también está Bruno, aunque mejor dejo que lo conozcáis vosotros mismos si pasa esta obra por vuestras manos.
Hago mención especial a Fesco, amigo de Scapa, porque es un personaje a tener un poco en cuenta durante esta lectura. De igual modo, destaco a la anciana Celdwyn entre los secundarios, un personaje que sabe más de lo que puede aparentar de por sí en su primera aparición.

La trama en general es atractiva; muy cruenta pero no por ello carente de frescura, como ya he mencionado, manteniendo en vilo al lector en muchos momentos, sobre todo por la profecía que en buena parte gira el tema de la corona de los elfos. Llegó a sorprenderme de verdad tras desentrañar la parte de La Criatura Blanca, llegando a desarmar mis propias conjeturas. Y sobre su último tramo en la parte de Niyura y el correspondiente desenlace, diré que sigue sorprendiendo, además de resultar emocionante e incluso épico, dejando un sabor agridulce y con ciertas incertidumbres que ni siquiera el epílogo esclarece; por un lado, esas últimas páginas le dan un aceptable broche final, aunque sin esclarecer ni atar de verdad lo que pasa tras los sucesos de su desenlace, pero esto no quita que cierre bien el argumento de forma gloriosa.

Conclusión: Cruenta, emotiva, intensa y épica son algunos adjetivos que buenamente se merecería tanto esta novela como la cualidad narrativa de su autora. Un estupendo libro de literatura fantástica que, como mínimo, cumple excelentemente su cometido de entretener; aunque en mi caso no llegué a conectar con la obra tanto como me hubiera gustado, estoy convencido de que para muchos Niyura se ganará con honores un puesto en sus estanterías.

Mi valoración global: 3,5/5


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