miércoles, 4 de febrero de 2015

Crítica personal: Bajo la Misma Estrella

Título: Bajo la Misma Estrella
Título original: The Fault in Our Stars
Autor: John Green
Editado en España por: Random House Mondadori

Sinopsis:

A Hazel y a Gus les gustaría tener vidas más corrientes. Algunos dirían que no han nacido con estrella, que su mundo es injusto.
Hazel y Gus son sólo adolescente, pero si algo les ha enseñado el cáncer que ambos padecen es que no hay tiempo para lamentaciones, porque, nos guste o no, sólo existe el hoy y el ahora.

Crítica personal (puede haber spoilers):

Es muy probable que, para la mayoría que lo son ahora o hayan vivido esa etapa, la vida de un adolescente sea complicada y dura de afrontar. Así que imagínate si le sumas a la ecuación el hecho de padecer un cáncer. Y estos factores son los que lleva al lector a la historia de dos jóvenes que, tras encontrarse por vez primera en un grupo de apoyo para adolescentes en dicha situación, se sumergirán en una interacción y unas vivencias  que darán lugar a algo tan dulce como punzante.
Hazel Grace Lancaster lleva arrastrando durante años un cáncer de tiroides, un caso que a pesar de su gravedad y un pronóstico sentencioso ella ha logrado mantenerse precariamente a floto en ese mar gracias a una medicación experimental a la que reaccionó favorablemente. Quizás a raíz de su experiencia y el hallarse en un estado de salud en constante incertidumbre, esta joven se enfrenta a la vida, o mejor dicho a cada instante que pueda seguir contando, con una parquedad realista sostenida por un humor agudo y un vivo ingenio; pero ante todo, cada día es muy consciente que el día menos pensado podría ser el último, una conciencia a priori mucho más presente y factible que alguien con mejor salud, e igualmente de consciente es del daño que causará su muerte sobre sus padres, en particular ante el sentimiento de una hija única.
Entre sus rutinas, aunque más por contentar a su madre por el afán de esta de que hiciera más amistades, está la de ir cada semana a un grupo de apoyo para jóvenes que también están afrontando una enfermedad oncológica. Pero para ella esos días transcurren con la misma mecánica, siempre las mismas historias y temores de otros jóvenes que se aferran a una esperanza fruto de la fe religiosa que siempre intenta inculcar quien organiza dichas reuniones; siempre igual para Hazel, sin importar si llega alguien nuevo o si hay mejorías o agravios en los casos de quienes conoce en ese grupo de apoyo, hasta el día en que se une un muchacho llamado Augustus (Gus) Waters; y este joven, quien padece un osteosarcoma que le llevó a perder su pierna derecha, irá picando la curiosidad de la protagonista, siendo arrastrada a un potencial magnetismo bastante ineludible por más que sus propios preceptos quieran mantenerse en sus trece.
Cosas como intercambiarse sus libros favoritos serán los primeros pasos de su acercamiento, lo que marcará ese antes y después en sus vidas, con todo lo bueno y lo malo que les soterrará a medida que se van conociendo y los sentimientos maceran en un futuro incierto, viviendo el ahora, creando infinitos dentro de los segundos contados que son conscientes que les deben quedar a raíz de la enfermedad. Porque en la relación que se fragua entre Hazel y Gus, navegando en las mareas de cada uno que acaban convirtiéndose en una sola, aprenderán mucho el uno del otro, así como descubrirán más a fondo cosas de ellos mismos que desconocían o que no evitaban ver directamente.

Sin duda alguna, Bajo la Misma Estrella es uno de esos títulos que deben ser leídos en la vida. Pese a tocar un tema tan delicado como el cáncer, no es una historia dramática y deprimente en su totalidad, ni constantemente lacrimógena. En esta novela podemos llegar a ver, a través de las vivencias y las emociones de Hazel, que la felicidad y la adversidad no están del todo reñidas, pudiendo encontrarse la una en la otra, que ambos conceptos forman parte de la vida y que hay que afrontarlos, incluso si las pérdidas o el propio final son una posibilidad en el siguiente paso de nuestro camino por este mundo.
Es más, es bastante seguro que para la mayoría se convierta en una lectura beneficiosa. Muchos habrán pasado por esta enfermedad en la que giran arrastrados sus protagonistas, con mayor o menor éxito en su superación, e incluso que se hallen en un punto más bien crítico o extremo como en este caso. También la mayoría es muy seguro que, aún sin padecerlo, el cáncer les haya tocado de cerca por familiares y amigos. En estos casos, creo que la empatía del lector sea más acentuada, y nos recompense con una mayor aceptación y consciencia del asunto, a la vez que nos recuerda lo mucho que tenemos que aprovechar la vida, más concretamente el aquí y el ahora, tratando que cada segundo se preñe de un infinito de nuestras almas. Si por el contrario el lector goza de la dicha de no haber tenido cerca esta enfermedad, estoy seguro de que le enriquecerá igualmente como persona, y quizás el recuerdo de esta lectura le sirva en mayor o menor grado a encararla con mayor entereza. Así que me reafirmo: Bajo la Misma Estrella merece la pena, en todos los aspectos.

La novela está expuesta en primera persona, a través de la propia Hazel, como cabría esperar. Este punto de vista elegido por el autor fue una de mis mayores preocupaciones al iniciar esta lectura, ya que otras historias narradas por personajes femeninos (y también adolescentes) llegué a considerar insufrible dichos personajes-narradores. Por suerte mi preocupación se quedó en eso, ya que Hazel es tan humana, real y femenina en su exposición de su historia pero sin caer el tedio que otras llegaron a provocarme; así que este personaje es de unos cuantos en mis últimas lecturas narradas en primera persona por un personaje femenino que me alimenta mi esperanza y un renovado voto de confianza a esta forma de exponer una novela mediante esta vía, a pesar de lo poco que llegué a conectar en otros casos que siguen esta tónica.
La trama se centra en el presente que vive el elenco, pero no por ello no vamos a conocer bien sobre puntos previos y relevantes, sobre todo la vida de Hazel y sus años de lucha contra el cáncer. Y de igual modo, nos guía a un futuro incierto y expectante.

Sobre la prosa de John Green me agradó a todos los niveles. Ameno y fluido, pero a su vez intenso, sabiendo como incitar la curiosidad del lector para atraparlo a esta lectura. Sabe mantener suspense sobre los giros que puedan ocurrir, siendo una lectura poco previsible. Aporta la cantidad intensa pero justa de dulzura (sin caer en la palabra “empalagoso”) que se equilibra con el peso amargo que cabe esperar en el tema del cáncer (pero sin convertirlo en algo lacrimógeno en extremo). Además, ha sabido encontrar el punto intermedio perfecto entre el realismo cotidiano con la ficción de toda novela sin pecar de surrealismo estrambótico. En definitiva, este autor consigue que nos quitemos el sombrero con Bajo la Misma Estrella.

Es difícil no simpatizar con Hazel y Gus. Aunque ambos poseen un apreciable grado de peculiaridades: un sentido del realismo mordaz pero sin caer en la fría insensibilidad, así como, en general, un humor tan desafiante como estoico, no dejan de ser tan humanos y emocionales como cualquier adolescente. Y lo mejor de todo es que son piezas que encajan en armonía, por más que ella intente por no estrechar más su vínculo con ese chico que ya en el primer segundo siente en su fuero interno que no será otro como los demás. Eso sí, ambos poseen sus notables diferencias.
El lector comprobará que Hazel ha vivido toda su enfermedad evitando estrechar relaciones con otras personas, considerando más que bastante el daño devastador que admite ella misma que causará a sus padres el día inesperado y potencial en que su enfermedad le de un revés y la haga pasar por caja (perdonad por este doble sentido que puede dar a un sutil toque de humor negro, seguramente los protagonistas de esta obra les habría gustado dada la forma de ser de ambos). Pero sus reglas autoimpuestas no serán tan férreas e inamovibles como pactase en un principio.
Gus camina sin arrepentimientos y aprovechando la vida que aún dispone. Este joven, que admite ser un gran aficionado a las metáforas, desde sus primeras líneas reconoce que su mayor miedo es el olvido, lo cual no le resta valor a la hora de abrazar los sentimientos que no tardarán en removerse en su pecho al conocer a Hazel en su primera reunión con el grupo de apoyo. Ambos se apoyarán mucho en el otro, y más a medida que la historia avanza, dándoles momentos adversos que encarar, junto a otros más regocijantes, lidiando entre la flaqueza y la fortaleza.
Son pocos los personajes que aparecen en la trama, ya que ésta se centra en Hazel y Gus. Por un lado tenemos los padres de ella, tan castigados en cuerpo y alma por el padecimiento de su amada hija pero que por ello no se dejan socavar la moral, apoyándola siempre llenos de toda la actitud positiva posible a pesar de que la preocupación y el temor anide en el rincón más profundo de sus almas ante la idea de que puedan perderla en cualquier momento. Igualmente están los padres de Gus, los cuales me resultaron los típicos padres amables convencionales y un poco cortados por el mismo patrón que los de Hazel.
Isaac también acude a las reuniones de apoyo, siendo en su caso la afección en los ojos. Es un buen amigo de Gus, además de quien convenció a este último para que empezara a acudir al grupo de apoyo. Es posiblemente ese amigo leal que adorarás y que al mismo tiempo desearías propinarle más de una colleja (con cariño). A medida que avanza en la historia se convierte en un personaje con un grado de relevancia mayor de lo que cabría esperar al comienzo. Disfruté leyendo a Isaac casi tanto como a Hazel y a Gus, y eso ya es decir bastante.
 Kaitlyn es una vieja amiga de Hazel con la que mantiene un ocasional contacto. Es una chica bastante corriente, y es evidente que vive con la normalidad propia de una adolescente como suele ser cada hija de vecino. Su participación es bien medida por el autor, aunque quizás podría haberse explotado un como más a esta joven dentro de la trama.
Hay algunos personajes secundarios más con relevancia en Bajo la Misma Estrella, aunque mentarlos siquiera conllevaría a cierto grado de spoiler. Nada más añadir que uno en concreto es muy crucial en la historia de Hazel y Gus.

En general, la novela está bien medida entre lo bueno y entrañable de la relación que se fragua entre un chico y una chica, incluso en mitad de la enfermedad que conlleva el lado más crudo y agrio que nos ofrece, ambos tan complementarios entre sí. Los giros en el argumento y el como los personajes encaran los acontecimientos a los que son arrastrados me agradaron por completo.
Sobre su final, con toda sinceridad, me gustó mucho a pesar de la tristeza imposible de ignorar incluso con todo lo entrañable que sentí que desbordan sus últimos capítulos. Creo que este ha sido el primer libro que puede llevarse el mérito no sólo de robarme un par de lágrimas, sino que me robe una sonrisa al mismo tiempo en los últimos momentos antes de cerrar sus páginas.

Bajo la Misma Estrella cuenta con una adaptación cinematográfica, de la cual haré una breve mención de elogio, pues creo que es de las más acertadas y fieles de toda la literatura pasada al celuloide; algo que agradece cualquier aficionado a la lectura, en particular para los que han convertido esta obra de John Green en una de las predilectas de sus estanterías.

Conclusión: Divertida, realista, tierna y cruda. Una historia de amor juvenil y el peso pernicioso del cáncer, la cual deja patente que, a pesar de las reservas que pueda causar a priori dicha combinación, pueden casar bien ambos extremos tan opuestos para crear esta obra que (además de concienciarnos más del tema del cáncer) da la importancia del ahora y crear infinitos de sentimientos en un solo segundo. Bajo la Misma Estrella dejará sin duda su impronta en ti, así que no dudes en adentrarte en sus páginas… “¿Vale?”


Mi valoración global: 5/5

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