viernes, 12 de diciembre de 2014

Crítica personal: Laura y el Misterio de la Isla de las Gaviotas

Título: Laura y el Misterio de la Isla de las Gaviotas
Autores: Javier Holgado y Carlos Vila
Editado en España por: Plaza Janes

Sinopsis:

Tras una boda desastrosa, la joven Laura Lebrel se prepara para la luna de miel. Pero cuando su madre le confiesa que se ha equivocado con la reserva del viaje, no le queda más remedio que aceptar la propuesta de su marido, Jacobo, y pasar unos días en un acogedor balneario recién inaugurado en una pequeña isla del Cantábrico.
Cuando los primeros huéspedes llegan al hotel, una violenta tormenta los deja incomunicados. Ninguno de ellos sabe que el objetivo de la directora va más allá de rehacer una vida marcada por la tragedia en este lugar aislado; también pretende averiguar el motivo por el que esa misteriosa isla aparece en sus pesadillas, una y otra vez, desde hace años. Todas las visiones giran en torno a una mujer, un faro y un crimen del pasado… O tal vez de un futuro inmediato.
Laura y Jacobo jamás olvidarán su viaje de novios, aunque por motivos muy diferentes de los que ellos imaginan.
Porque el hotel esconde un horrible secreto del pasado.
Porque ninguno de los huéspedes ha llegado allí por casualidad.
Porque nada en la Isla de las Gaviotas es lo que parece.

Crítica personal (puede haber spoilers):

La extraña muerte de una ornitóloga en 1984. Veinte años más tarde, una joven empresaria hostelera, tras un nefasto fracaso en sus actividades, consigue de manera fortuita remontar un nuevo negocio en forma de hotel-balneario… Ambos hechos distantes en el tiempo están unidos por un único espacio: La Isla de las Gaviotas, conocida así por los lugareños de esa región cantabra.
Un hombre recién salido de prisión con su vida personal en una precaria cuerda floja; una experta en arte versada en conseguir suculentas obras con las que comerciar posteriormente sin reparar en los medios, incluyendo la seducción; el candidato favorito a la alcaldía de Madrid, considerado un hombre intachable por más que le pese a su opositor en las inminentes elecciones; una mujer que se ve recibiendo un revés de la misma suerte que la llevó a casarse con uno de los empresarios más poderosos de Madrid, cuando indaga en las infidelidades de las que ella es víctima, viéndose ante la necesidad de agarrarse a toda posibilidad para evitar que se disipe esa nube de prosperidad que creía segura bajo sus pies; un experto en temas paranormales que, entre programa y programa, realiza tareas para particulares que creen sentir presencias del más allá en sus casas; y un cocinero cuyas ganas de vivir se consumen ante lo poco que logra levantar cabeza, considerando demasiado a fondo la posibilidad de cortar todo por lo sano… Personas muy distintas en todo, piezas que a simple vista no encajarían de ninguna manera, pero cuyos destinos les guiará a un mismo lugar: La Isla de las Gaviotas, tan plagada de estas aves, con su viejo faro testigo de un suceso atroz y un balneario que abrirá sus puertas pronto.
Y por último, Laura y Jacobo, jóvenes inspectores de policía cuya relación empezó en sus años de instrucción en la academia, van a contraer matrimonio; ambos tan llenos de ilusiones pero destinados a un desastre de nupcias de principio a fin, la cual podría incluso costarles sus aspiraciones profesionales en el cuerpo. Y para mayor inri, Maribel, la madre de Laura, encargada de las reservas de la luna de miel de la pareja, mete la para del todo para no brindarles ese típico e idílico viaje de novios al Caribe para acabar yendo a un destino muy distinto: al nuevo balneario en la Isla de las Gaviotas… Laura no será consciente de lo inolvidable que será ese primer viaje de su matrimonio, porque no sólo se verá salpicada por un crimen presente y los ecos de otro misterio veinte años atrás, sino también habrá algo siniestro e infame que parece concienzudamente enterrado más atrás en el tiempo…
Todos estos factores se mezclarán para dar vida a un misterio digno de sondar si se sabe disfrutar de este tipo de intriga policiaca.

Para quienes conozcan (y disfruten con) la serie de televisión Los Misterios de Laura, creo que esta novela podría considerarse una lectura obligada de la que no se arrepentirán. Si no la conocías o sí pero no te animaste, quizás sea el momento de brindarle el beneficio de la duda siempre que te interese un poco por lo menos su temática (y quizás te espolee a conocer la serie).
Podría considerarse este libro como una especie de “precuela”, la cual brindará mucha información extra a quienes han visualizado las tres temporadas que consta la serie a día de hoy, donde puede explicarnos algunos pequeños detalles de sus protagonistas. Sin embargo, y antes de que se arrepientan los que sean nuevos en los casos de la inspectora Lebrel del Bosque, está escrito de tal forma que no aporte verdaderos spoilers a los espectadores potenciales. En este aspecto los autores han sabido hacer un trabajo excelente y delicado.
Nos complementa algo más del pasado de Laura, diez años atrás con respecto al capítulo piloto de la serie. Y así, de algún modo, este caso se convierte en un punto de encuentro de las encrucijadas de todo el elenco principal, que más tarde seguirán una misma profesión por un mismo rumbo, a la par que nos adentra en un caso que no tiene el menor desperdicio.

Los autores son los propios guionistas de la serie, por tanto nos encontramos con unos narradores que la conocen “al dedillo” y que podría considerarse mucho más oficial que otras obras narrativas basadas en series o películas que, incluso respaldas por la palabra “oficial”, no son escritas por sus creadores. Y el trabajo que Holgado y Vila han realizado codo con codo es digno de alabanza, porque no sólo consigue ambientar la mente del lector con la pericia con la que influye al espectador en la serie, sino que son capaces de hacer sentir al lector ya familiarizado con ésta como si se estuviese visualizando un capítulo, aunque puede que con más intensidad y profundidad aún si cabe que en cualquiera de estos. Puede que hable influenciado como fan incondicional de la serie, pero leyendo a Laura, Jacobo, e incluso la escasa participación de Maribel, me era demasiado fácil escuchar y ver en acción en mi cabeza a María Pujalte, Fernando Guillén-Cuervo, Beatriz Carvajal y demás actores que dan vida en la pequeña pantalla al elenco habitual. En definitiva, una escritura clara pero profunda circundada del suficiente atractivo para no soltar sus páginas tan fácilmente.
Pero más allá de la seriedad que implica crímenes como el asesinato, de encontrarte circundado personas que podría ser un infame asesino pero incapaz de descubrir a priori quién es, o de la tensión que supone todo lo que viven en el oficio de sus protagonistas, el humor inteligente (apartado del surrealista más propio de comedias) también ha sido importado de la televisión a las líneas. Antes de iniciar esta lectura, consideré que serían menos certeras las situaciones que nos roba una sonrisa, tan propias de la serie, que leyéndolas produjeran el mismo resultado que los actores y las cámaras eran capaces; y para mi grata sorpresa, mi equivoqué al respecto. Porque ha pesar de su naturaleza policíaca, Laura y el Misterio de la Isla de las Gaviotas transmite la naturaleza propia de las tres temporadas emitidas hasta la fecha, incluso en este aspecto.

En esta historia (la cual está dividida en distintas partes: el prólogo, acontecido veinte años atrás; una primera parte titulada Los Invitados, que nos adentra en la que será la dueña del balneario en la Isla de las Gaviotas, incluidos Laura y Jacobo con su caótica boda; una segunda parte, titulada como el lugar donde se desarrolla los acontecimientos principales de la novela, agrupándose a su vez los capítulos en cuatro días; y finalmente un Epílogo en el que se zanca finalmente este misterio y lo que ocurre después) nos encontramos dos grupos de personajes bien definidos, como ocurre con la serie. Por un lado, los que tienen el deber de esclarecer el misterio, esta vez de una manera caprichosamente fortuita; por otro, el asesino de rigor y los demás que forman parte de esta intriga, que por lógica se convierten de manera potencial tanto en sospechosos como en siguientes víctimas.
Aunque más joven, Laura no dista respecto a su “presente”. Una mujer que se puede tachar fácilmente de simplona, de carácter sencillo, víctima habitual de su gula, con magnetismo a las situaciones comprometidas y una maruja adicta a la telenovela Desheredada. Pero a pesar de estas singularidades que por lógica la harían, a ojos ajenos, alguien imposible de pertenecer al cuerpo nacional de policía capaz de meter entre rejas al menos sutil de los asesinos, el lector descubrirá, como en la serie, todo lo que la convierte en una inspectora infalible. Dotes de observación, mente ágil, o una resolución que puede llegar a ser tan temeraria como exitosa, son a penas algunas de las que posee que le permitirían codearse con Holmes, Poirot o Colombo con la cabeza bien alta (algo que de todos modos debería hacer, dada a su estatura más bien baja). Quizás un aspecto que se sonda un poco más a fondo en esta novela respecto a la serie es su amor por Jacobo, maximizado por la ilusión de esa nueva etapa de sus vidas ahora en común y el futuro más allá del “sí, quiero”.
Aquí el marido de la inspectora Lebrel es un hombre que trata (y con todo el éxito posible) las situaciones complicadas con todo el temple que puede llegar a explotar, intentando tenerlas bajo control dentro de sus capacidades. Entregado a su deber policial con la misma devoción que vuelca a su ahora esposa, a la cual trata de infundirle todo el optimismo del que es capaz, en especial tras el desastre de boda que viven. En cambio, su relación con Martín se basa en la cordialidad a base de esfuerzo. Jacobo es, para muchos, alguien potencial para dirigir una comisaría en un futuro cercano… siempre que la adversidad no trunque esta aspiración.
Si Laura es el cerebro, Martín en cambio tira más al cuerpo. Atractivo y conocedor sobrado de esta virtud, la cual exprime bien a la hora de cortejar a toda mujer de buen ver; sin ser consciente, por más que la protagonista le advierte, de los problemas que puede arrastrarle su afán de seducción con el sexo opuesto, y más si son relacionadas con los casos en los que se embarca. No tan brillante como la protagonista que da nombre a la serie, pero igual de volcado y apasionado en su oficio y dispuesto a la acción y a la investigación como el que más. Lo más peculiar de Martín es su relación con Laura, una amistad muy cerrada y cómplice, sobre todo cuando trabajan en equipo; y esto no ayuda a reducir esas asperezas que mantiene con Jacobo.
Veremos también a otras caras conocidas de la serie, como la madre y la hermana menor de Laura, siendo la primera un personaje tan singular como su primogénita. Pero sin duda, a destacar el papel que aquí juegan Lydia y Cuevas, quienes conoceremos también parte de sus vidas diez años atrás; ambos aportan su soporte a la trama, complementándola, de manera muy propicia teniendo en cuenta su peso casi secundario en la serie de televisión. Dos personas tan diferentes, ella siempre impoluta, formal, seria y profesional en extremo; él casi tan patoso como Laura y todo un Frisi experto en informática… una combinación peligrosa y arriesgada que llegará a sorprender.
Entre tantos implicados en el caso (y no sólo los que hacen acto de presencia en la Isla de las Gaviotas), con personas tan dispares para formar un grupo bastante variopinto, yo haría mención de Emilia. Por un lado, una traición de su socio y la ruina de su negocio; y por otro, extraños sueños y visiones sobre una isla plagada de gaviotas que llevan acosando su mente desde hace mucho tiempo atrás. Pero a pesar de ello, resulta una mujer con encanto y carisma dentro de su carácter humilde y cordial. Jamás pensó que encontraría aquella isla que ve con detalle en su mente sin haber estado nunca allí, y que decida retomar su actividad empresarial en aquel lugar tan perturbador para ella; casi resultando una polilla que se afana en lanzarse al fuego por una inexplicable atracción que, bien encaminado a este símil, puede llegar a resultar fatal… y no sólo para ella misma. El lector deberá prestarle mucha atención.
Y ese fugaz personaje que es Susana, la ornitóloga asesinada en los ochenta en aquella isla. Aunque participativamente sólo la vemos en el prólogo, será una figura importante y sutilmente mentada por el atroz crimen del que fue eje y que no se borra del todo del recuerdo de los lugareños. Y a medida que se aproxima el desenlace será, a todas luces, sumamente relevante.

La historia, en general, está bastante bien, intrigante hasta prácticamente el final, con giros inesperados, siendo una lectura más atractiva de lo que pueda llegar a impresionar sus más de quinientas páginas. Aunque la trama llega a desarrollarse desde distintas perspectivas (siendo el eje principal lo que ocurre en la Isla de las Gaviotas), todo prosigue con armonía a medida que los velos de misterios van cayendo para esclarecer el quid de todas las cuestiones.
Su desenlace, aunque bastante bueno y a la altura de la serie, no terminó de contentarme al cien por cien; pues me encontré con pequeños detalles que, por un lado, rozan a mi parecer el calificativo de estrambótico, y por otro, algún detalle que lleva a la incoherencia con respecto a la serie. Pero aún así, este caso raya sobradamente mis elevadas expectativas.

Conclusión: Una precuela para los fans de la serie, o una oportunidad distinta de conocer esta última a través de la narrativa. Los autores/guionistas han concebido una novela a la altura de todos los aspectos de una bien entretenida producción llena de enigmas, investigación policial, acción y el oportuno toque de humor. El que posiblemente sea el primer gran caso de la inspectora Laura Lebrel del Bosque nos muestra que esta peculiar defensora real de la ley ya apuntaba alto sin vanaglorias ni pretensiones. ¿Tienes ganas de descubrir que pasa con la Isla de las Gaviotas?

Mi valoración global: 4,5/5



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